Flora invita a su amiga Gilda un fin de semana (2)
Flora invita a su amiga Gilda un fin de semana a su casa (el sábado tras la siesta).
Flora invita a su amiga Gilda un fin de semana (2)
Flora invita a su amiga Gilda un fin de semana a su casa (el sábado tras la siesta)
Una vez despertaron de su plácida siesta, cómodamente se quedaron charlando en la cama, rememorando anécdotas con las que rieron, emocionaron y hasta se excitaron de nuevo…, en esa situación se encontraban… y por ese motivo… Gilda se incorporó un poco sobre su amiga para darle un beso en la boca tras introducir su mano detrás de su cabeza, a la altura de la nuca, para poder acceder bien a los labios de Flora, tras un tórrido beso apasionado pero suave… comenzó a besarla por toda la cara, alcanzando los ojos, bajando por las mejillas y…
– Como lo prometido es deuda, amiga Flora, te voy a alegrar un poco más la tarde, eso que me hiciste por teléfono, que tan bien me hizo sentir, ahora lo vas a sentir en vivo…
Mientras le decía con voz de mimosa esas palabras, continuaba bajando con sus labios besándola y su lengua saboreándola paseando por el cuello, sintiendo como los pezones le crecían y se le endurecían, se los comía dándole pequeños bocados, deambulando con su lengua sobre ellos sintiendo que estaban al límite, igual que su propia vagina, que sentía como se mojaba totalmente, Flora ansiaba que Gilda terminara de bajar para por fin “ser su postre” y ella disfrutarlo, también sentía su vagina que estaba a punto de convertirse en un imparable tsunami de placer.
Tuzo, que empezó a rondar cerca, levantaba la cabeza de vez en cuando, para ver qué se cocía entre su amante amita y su amiga.
– Mmmm, Gilda… no pares mi amor… que forma de castigarme más deliciosa… mmm… -en esos momentos se abría de piernas en noventa grados-.
– ¿Siii? ¿Te gusta? Porque… a mi… me encantó… -y le daba otro lengüetazo, esta vez en el ombligo- que me lo hicieras… por teléfono… aunque fuera solamente con tu lengua… y en mi vagina… y sus alrededores…
En ese momento, Flora, agarraría su cabeza y la posicionaría a la altura de su clítoris para hacer que se lo comiese con ansiedad, pero su paciencia pudo más y se dejó hacer…
– Mmmm, siii… sigue mi buena amigaaa…, hacía tiempo que no sentía una boca humana comerme de esa manera… ooohhh, y menos una lengua… la tuya… es tan especial… ooohhh… que ricooo… mmm…
A estas alturas del deleite que le estaba dando a Flora, Gilda, se medio incorporó en la cama, con la cabeza colocada sobre el cuerpo de su amiga y las rodillas plantadas sobre la cama, en posición “perruna” de a cuatro, y en esa postura, le comenzaba a pasar sus propios pezones sobre sus rodillas, gozando ella misma con esas leves caricias en su sensible piel.
Al mismo tiempo Tuzo seguía con sus observaciones, y pensaría que Gilda iba a bajarse de la cama, cuando empezó a sacar la lengua preparándose para cuando fuera llamado.
Quiso dejar para el final lo mejor de su postre y el de Flora, así que se saltó la parte del depilado pubis que estaba a punto de comerse y mientras dejaba que su lengua tonteara por los muslos de su compañera y sentía cómo se estremecía al ver como se le erizaban los pelos de la piel, sintió un peso a la altura de sus pies, era Tuzo, que había apoyado sus patas delanteras entre las piernas de Gilda, dispuesto a formar parte del juego que habían iniciado las dos chicas.
– (Uauuu, que susto me ha dado Tuzo, pensé que me caía, sólo está curioseando) -pensó Gilda, aún sin saber lo que se le venía encima.
Continuó con su lengua sintiendo los vellos de los muslos totalmente erectos y seguía subiendo, ya con la intención de no parar hasta el destino final de su propósito, el de dar auténtico placer a su mejor amiga, cuando…
– Ooohhh, Flora… Tuzo… acaba de pasar su lengua entre mis muslos… qué cosa más rasposa… ¿me morderá?
– Nooo… para… nadaaa… -cuando le dijo eso se puso más caliente aún al imaginar que Tuzo se iba a follar a su amiga sin el consentimiento de ninguna de las dos-, déjalo… hacer… y sigue con lo tuyo… que me está dando muchísimo placer… hermosa…
Tras finalizar sus palabras Tuzo volvió a pasar la lengua por los muslos de Gilda, que pensaba que mientras sólo fuera la lengua, no había peligro. Y así se encontraban en esos momentos, disfrutando los tres de lo que más les gustaba, Gilda, que se estaba poniendo por momentos más caliente con tan tremenda lengua, separó más sus piernas y… como consecuencia… se le abrieron los labios vaginales… permitiendo a Tuzo, que como pudo, se incorporó sobremanera, que metiera su lengua en todo el corazón de su vagina, haciendo llegar su lengua a lugares insospechados para ella, las lamidas de Tuzo la hicieron temblar de puro gusto, y al mismo tiempo ella hizo lo mismo en el chochito de Flora, siempre abriendo los labios con sus dedos, para deleitarse del interior de tan sensual parte que todavía tenía restos de lo que allí había soltado Tuzo unas horas antes…
– Floraaa… que gusto tan descomunal… -y se tuvo que echar hacia delante- me acaba de dar Tuzo… ufff… al penetrarme con su lengua hasta lo más hondo que nadie ha llegado por mis adentros… -a pesar del orgasmo, todavía se dejaba lamer por tan áspera lengua, que cada vez le gustaba más, sobre todo cuando era el clítoris el que saboreaba con su puntita.
– Me alegro… que sientas lo mismo… que estoy a punto de sentir yo en breves momentos…, tú también sabes hacer un buen trabajo… con tu lengua… aaaahhhh… dentro de mis entrañas…, sacándome los jugos con los que Tuzo me… había dejado llena… oooohhhh… hace un rato, y comiéndote mi clítoris que estaba ansioso de tan rico masaje.
En esos momentos dio un pequeño gritito de placer, y mientras agarraba la cabeza de su amiga para que no se moviera de tan rico lugar, obtuvo un orgasmo portentoso de esos que te piden un ratito de sueño tras el placer tan grande alcanzado.
Y mientras empezaba de nuevo a pasar la lengua por el chochito de su amiga, que tanto le gustaba lamer, con la intención de volver a darle otro orgasmo similar…
– Ooohhh… que agusto está comiéndose mi clítoris… ufff, que me voy a venir de nuevooo, qué razón tenías, amiga mía… gracias por invitarme a pasármelo de fábula.
Y de nuevo, Gilda tuvo otro orgasmo con la lengua que le pasaba Tuzo por su clítoris, por lo que se relajó un poco más y se dejó caer con las piernas totalmente abiertas, mientras se quedaba medio dormida con la cabeza en la entrepierna de Flora. Tenía los ojos a medio cerrar cuando de nuevo sintió la cama como moverse, y es que Tuzo se había subido al lecho, no tenía el consentimiento de nadie para realizar tal acción, pero viendo lo que se cocía y a la altura que estaban todos…, Tuzo también dejaba asomar su pequeña salchicha rojiza y chorreante… pues había tomado tal decisión por su cuenta y riesgo… así que una vez lamido el chochito de Gilda, que tan bien se había dejado hacer y conociendo lo caliente que la tenía, pues, tras el último orgasmo se le veía que no podía reprimir el involuntario movimiento muscular de abrírseles y cerrárseles los labios de puro gusto, se puso tras ella y trató sin conseguirlo a las primeras veces, de penetrar a su nueva aliada de los juegos sexuales con hembras humanas… con el consiguiente grito de Gilda…
– ¡¡¡Nooo!!! No será un perro el que me desvirgue, para nada del mundo quiero que sea un chucho el que me deje sin honra… ¡¡¡fuera Tuzo!!!
Tal fue el grito que dio, que Flora se despertó de su medio sueño y Tuzo bajó de la cama de un salto, dedicándose a continuación a lamerse el pene, que ya tenía casi la mitad del mismo a disposición de cualquiera que le quisiera chupar…
– Anda, no seas tonta, y déjate hacer, que nunca tendrás un placer sin igual -le dijo Flora con toda la parsimonia del mundo, sabiendo bien de lo que hablaba.
– Me dejaré hacer, siempre que seas tu la que ayudes a Tuzo a penetrarme analmente -y le volvió a besar en la boca-, ya te dije que no me dejaré follar por nadie que no sea la persona que yo más quiera del mundo, o… qué sé yo, -ya estaba impacientándose- anda… quiero que me penetre por el culito, ayúdale, después te cuento…
Así que bajaron de la cama, tomó un poco de mermelada que le aplicó por el agujerito anal, bastante experimentado algunas decenas de veces por los decenas de amigos sodomitas (por deseo suyo) que tenía, y aprovechando la situación y curiosa que era Flora, en una de las pasadas… puso el dedo en posición, y lentamente le fue penetrando por tan pequeño lugar, obteniendo su dueña de nuevo el placer que le gustaba lograr con tan dulce acción, aunque esta vez, no iba a sentir como el “porculero” que se la ventilaba le iba a dejar sus restos seminales y calientes en su interior.
– Mmmm, con qué cariño… y delicia me metes el dedo…, querida amiga, ¿sabes el placer que se consigue de esta manera… con la seguridad de que así no te quedas embazarada? -Flora no sabía nada de sexo anal… todavía… era algo que le faltaba por apreciar.
Durante el masaje anal que le estaba dando a Gilda, metiendo y sacando el dedo del interior de su amiga… de nuevo comenzaba a mojarse, pensando en el interior de su ano siendo rellenado por uno de los dedos de Gilda.
Cuando observó que ya se había relajado Gilda, a la misma vez que le decía que ya no podía esperar más, llamó a Tuzo, y sucedió lo siguiente:
– Gilda, te pediría por favor, que si no quieres que Tuzo te haga polvo tu virginidad, te tapases tu vagina con la mano, mientras yo le ayudo a aplicar su pollita en el interior de tu culito bien lleno de mermelada -con estas palabras y dándole un pequeño beso y un lengüetazo en su agujero negro, animó a su amiga a lo que le deparaba el momento.
Tomó a Tuzo, que lo tumbó en el suelo, y empezó a mamarle la polla, que realmente no le hacía mucha falta, puesto que asomaba casi en su totalidad fuera de su funda, pero quería sentir los primeros cálidos chorros de su constante e interminable corrida, una vez saboreada por unos segundos dicho miembro duro y venoso, lo animó a incorporarse y a colocar sus patas delanteras alrededor de la cintura de su amiga, que, preparada con la mano en la vagina, esperaba el inminente ataque perruno y…
– Es un poco torpe ¿no te parece? -Tuzo no terminaba de atinar en el conducto anal de Gilda, que se reía nerviosa mientras decía eso sintiendo los intentos del animal por poseerla.
– Espera…, ten paciencia…, que todavía noto… que se le está poniendo un poco más dura…, tú solo relaja tu esfínter…ooohhh… y verás cuando te atraviese… no te asustes… -esto se lo comunicaba mientras que con una mano sujetaba la polla de su mascota en dirección al empalagoso culito de su amiga, y con la otra mano conseguía un poco de más satisfacción, metiéndose un par de dedos dentro de sí misma por la acción que estaba realizando.
De pronto, los gemidos se hacían más y más acelerados en la boca de Flora, y sin esperarlo Gilda, sintió la punta del perro que empezaba a penetrar en su interior…
– Oooohhh, esto está más caliente… que lo que nunca jamás me… había metidooo, ufff, que ricooo, mmm… siii… asíii -estaba sintiendo ya toda la polla del perro embistiéndola rápidamente, ningún ser humano se había movido de esa manera dentro de su culo, ni nadie le había hecho sentir tanto gusto corriéndose con la asiduidad con la que lo estaba haciendo Tuzo, que no cesaba de derramar chorritos y más chorritos de su placer en el interior anal.
En ese intervalo, Flora, que era la que estaba en esta ocasión apoyada con la espalda en la pared, estaba a punto de llegar a su propio orgasmo con sus dedos, que no entraban más en su interior, porque su mano se lo impedía, de manera frenética salían y entraba en su chochito alcanzando un placer apoteósico al sentir vibrar a su amiga que también hacía lo mismo mientras era penetrada por Tuzo hasta las trancas.
Llegó un momento que de pasar al rápido movimiento sodomita que estaba sintiendo Gilda, acabó con un movimiento cero por parte de Tuzo:
– Ooohhh, que me estoy corriendo… de nuevo… con mis dedos… mientras siento la polla de esta bendita bestia en mi culo, ooohhh, que placer, de veras que no es lo mismo… que te folle un amigo humano a que te lo haga un perro como Tuzo, es un auténtico experto, -mientras decía esto, se corría de nuevo en sus manos, por los furiosos meneos que se autoproporcionaba.
Lo que no sabía era que Tuzo se había detenido ya que había conseguido el objetivo de todos los perros, penetrar hasta el fondo a su hembra y dejar crecer su bola, quedando con el nudo dentro de su compañera, sólo sentía que imparables chorros la estaban llenando su ya porculizado ano, y sabía que cuando se bajara Tuzo iba a salir de tan recóndito lugar, grandes chorros de líquido seminal mezclados con no seminal.
Flora si que sabía bien lo que estaba ocurriendo, puesto que ella había sentido en varias ocasiones el grosor de la bola que poseía Tuzo, y descansando como estaba de su último orgasmo preguntó con picardía y malicia:
– ¿Te sientes cómoda Gilda? ¿No te duele nada? ¿Estás totalmente llena?
A lo que Gilda respondió:
– Mmmm… quiero quedarme así de por vida, que cosa más rica, como siento sus chorritos… caer dentro de mi culo, pero… ¿estará así durante mucho tiempo? Me gustaría descansar un poco tumbada en la cama, siempre que hago sexo anal, cuando acabamos nos tumbamos allá donde estemos, pero Tuzo, parece que no quiere sacármelo de ahí, estará agustito, jajaja -y se reía, pero todavía no sabía nada aunque ya se lo había visto hacer cuando penetró a Flora, pero pensaba que con ella no había pasado…
Flora llamó a “su amante”, Tuzo, que tan atento como siempre, lo único que pudo hacer es pasar una pata trasera por la espalda de Gilda y quedarse pegado a ella, mientras se le bajaba la hinchazón de la base de su polla, y dando un tirón, hizo sentir a Gilda lo que debían sentir todas las perras y hasta Flora había sentido también, un pequeño dolor como si le estuvieran extirpando alguna parte de su cuerpo pero en vivo.
– ¡¡¡Aaahhh!!! Locaaa… no lo llames… ¿qué ha pasado? ¿No consigue salir de mi? Era un decir, eso de que me gustaría que se quedase así de por vida… ufff qué dolor más grande ¿qué pasará ahora?
– No tengas miedo, -le calmaba Flora- deben pasar unos minutos antes de que se le baje la bola, es que sin darte cuenta te ha penetrado de tal manera y eras tan feliz, que no has sentido como le crecía la bola en tu interior, pasa a todos los perros, lo hacen para que no se escape ni un solo “bichito” de los que en un futuro si fueras perra, se convertirían en cachorritos de su raza.
Así en posición de culo con culo estuvieron un rato, sintiendo también los tirones, que daba Tuzo por salirse, y el consiguiente dolor, hasta que por fin, al bajársele la hinchazón, se liberaron, entonces, todo quedó en calma, Gilda se acariciaba su conducto anal, que quedó un poco abierto del rato que estuvo con tan grueso miembro invadido, y sentía como le salían los restos de todo lo que le había echado sin parar su también “amante animal”.
Y estando así, se le acercó Flora para ver el castigado culito de su amiga, y para calmarle, le pasó la lengua, que incluso también la invadió por dentro, sintiendo Gilda un poco de paz por las caricias que le estaba dando su amiga…
Y pasaron toda la tarde “sodomita” a la que se habían dedicado, volvieron a descansar para afrontar la noche… que ya estaba cerca…
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