hace 4 meses
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por goplay.
Los marineros de allí no podían evitar soltar suspiros al verla pasar, era una chica muy deslumbrante con un sensual caminar, no era la primera vez que la veían pasar por allí cada vez que ese gigantesco barco llegaba a la ciudad siempre se le veía por la ciudad era la única chica que se le veía pasar por la ciudad hacia las compras y luego largas filas de víveres y artículos para el aseo subían continuamente al barco.
Buenos días señorita, lo mismo de siempre?
Si, Gerardo muchas gracias (siempre con una sonrisa seductora)
Corría la mañana y los encargos ya estaban casi listos; cuando la chica de suave caminar y sonrisa seductora se dirige hacia el centro de la ciudad como cada vez que llegaba al puerto; una vez cruzaba la calle principal numerosas personas se asomaban a saludar a su querida y adorada visitante.
Luego al pasar por la iglesia, saludar al párroco de ella sale en dirección al barrio viejo, un barrio bohemio, tranquilo, lleno de música y mucha alegría, cruza el barrio y al final de la calle entró a un café, miro alrededor del lugar y al final de la estancia estaba ella, su onesama tan deslumbrante como siempre sus ojos color miel eran tan penetrantes, su boca era tan perfecta que invitaba a ser besada; la contemplaba mientras se dirigía a su encuentro; ella lucia despreocupada, relajada jugando con la servilleta que estaba en su mesa mientras esperaba.
Estas hermosa como siempre (atino a decir el ángel vestido de blanco)
Dios mió cuanto tiempo!!(con una gran sonrisa en su rostro se para a su encuentro)
Un abrazo efusivo se vio en la joven pareja, unas caricias, unas lagrimas, era un cúmulo de emociones para ellas ya que llevaban mucho tiempo sin verse. El par de chicas toman asiento tomadas de la mano, ordenan un café y empiezan a hablar de lo que había pasado entre ellas y en como son sus vidas ahora.
Ahora sos la presidenta del colegio, que maravilla!! (Sonriendo)
Si, fui elegida el semestre pasado (algo sonrojada)
Pues felicitaciones (se levanta toma la cara de la otra chica y le da un beso en sus labios) te lo mereces (casi en susurros)
Conmovida por ese beso le corresponde a su oneesama, se abrazan y se quedan así un buen rato, l agente de su alrededor sabían quienes eran, era común ver ese tipo de afectos en ese lugar así que nadie dijo nada solo algunos atinaban a sonreír.
Han estado de gira verdad?
Si aun lo estamos mañana os iremos a primera si no hay alguna clase de contratiempos
Contratiempos dices (sonríe divertida) o sea que (mirándola seductoramente) podría secuestrarte no?
Mmm si (sonríe) pero debes devolverme a las 9 del siguiente día vale? (le guiña el ojo)
Lo tendré presente, vamos a comer algo vale? Te llevare aun restaurante muy bonito.
Ok (dice sonriendo su pequeña hermana)
Saliendo de ese café, tomadas de la mano se dirigen alegremente rumbo al centro de la ciudad, el ambiente era muy alegre, los niños se veían correr, los ancianos se veían en las calles sentados en sus humildes butacas recordándoles a sus nietos quienes se sentaban a su alrededor a escucharles sobre que hacían cuando solían ser jóvenes, las calles a esa hora del día era muy transitadas a lo lejos se oían los pitos de los autos; unas cuadras mas adelante estaba su destino un lujoso restaurante, al entrar todos las recibieron como si fuesen unas verdaderas celebridades, y era lógico no era común ver a una chica de uniforme blanco por la ciudad y menos acompañada por la hija de alguien de familia tan prestigiosa como la Grimaldi.
Sigan señoritas su mesa ya esta lista (les dice su mozo mientras la conduce a través de las otras mesas)
El lugar estaba casi vació a esa hora, les daba tiempo al par de jóvenes de hablar sin preocuparse por su vecino, al sentarse escogieron las sillas contra la pared mientras hablaban sus manos expresaban otro tipo de lenguaje, sus dedos inquietos recorrían y redescubrían cada centímetro de piel que tenia a su paso, los suspiros inundaban el ambiente, la sección en la que estaban se llenaba de caricias y leves gemidos, una mano profanaba la intimidad de la chica de uniforme blanco.
Onee-( pronunciaba la chica al sentir que le arrancaban otro gemido)
Shh no digas nada, déjate llevar…(mordía su labio inferior al ver la cara de gozo de su compañera)
Su mano se posaba sobre la intimidad de la otra chica, la falda estaba mas arriba de lo normal, se notaba su nerviosismo, su rápido respirar; la mirada de su onee-sama se veía mas lujuriosa que siempre su mirada dominaba a cualquiera, sus dedos cada vez profanaban mas la intimidad de su pequeña onee-chan, recorrían por muchos caminos pero siempre llegan a su destino, numerosas corrientes de sensaciones pasaban por la cabeza de la pequeña colegiala, lo suspiros por parte de esta se hacían sonar, sus piernas no paraban de abrirse y cerrarse, sus manos agarraban su silla para no caerse y también para detenerse para no tirarse a su hermana mayor como en los viejos tiempos.
Ba-basta..no puedo mas(decía sofocada)
Eh? No quieres que tu hermana mayor te consienta (decía con mirada de inocencia)
Etto..yo..(Jadeaba mas y mas y solo atinaba a balbucear palabras sin sentido)
El ambiente se caldeaba mas cuando fueron interrumpidas con un inoportuno visitante, un mozo de no mas de 25 años de complexión atlética y bellos ojos lucia muy elegante en ese traje, se le notaba en su pantalón que hace mucho las estaba viendo detrás de las cortinas; su nerviosismo y sus ganas de desahogarse estaban a punto de vencerle pero su sentido del deber hizo que reaccionara.
Pe-perdón, a-aquí esta su pedido (con una sonrisa cómplice)
Muchas gracias guapo (sonriendo maliciosamente la causante de tantas reacciones en el ambiente), veo que te has divertido eh?
One-…(sus palabras fueron detenidas por un beso de su hermana mayor)
Shhh…no digas nada…(sonriéndole sin quitar sus dedos) muchas gracias joven(dirigiéndose al chico) ahora sabrás que no podes pasar gente a esta sala me entendes (guiñándole el ojo y con mirada seductora) te lo encargo…
Esta bien (sonriéndole mas por vergüenza que por complicidad) lo que usted ordene señorita Grimaldi. (haciendo un paso hacia atrás y retirándose de la sala)
Un suspiro suena al momento que el chico sale, la pequeña estalla en un delicioso orgasmo, no pudo contenerlo mas, su rostro sonrojado le hacia gracia a su hermana mayor quien complacida retira sus manos de su fuente de placer pese a la mirada suplicante de su pequeña herma de que no la retirara lo hizo sin mas.
Comemos?(sonriendo le dice a una no muy convencida acompañante)
Eh..si será lo mejor(aun respirando rápido y agitada por lo acontecido empieza a comer)
La mirada de satisfacción invadía la cara de su oneesama quien había deseado eso desde que se graduó del colegio, recordando viejos tiempos a costa de su bella acompañante quien en silencio comía tratando de organizar sus pensamientos; una vez terminado su almuerzo se quedaron hablando de todo un poco.
Vamos?
Si (respondió la confundida presidenta del colegio quien lucia indefensa al lado de la que algún día fue su oneesama en el colegio y que aun se querían muchísimo)
Un viento calido las recibió a la salida del restaurante acompañado de unos frágiles rayos del sol que hacían de esta la escena mas maravillosa, la vida de la calle seguía su curso sin dejar que este inesperado viento truncara sus tareas cotidianas; las chicas tomaron camino rumbo al parque que quedaba a unas cuantas cuadras de allí, era un hermoso lugar, grande y muy colorido, vivía lleno de gente ya que se usaba como lugar exclusivo para almorzar y pasarlo bien así que no era difícil ver a un niño jugar con su perro o ver a las jóvenes madres pasear con sus bebes, se veían jóvenes parejas expresando su amor en el; la joven presidenta no se terminaba de recuperar por lo acontecido en el restaurante, sus pensamientos la atacaban, numerosas imágenes, sus besos, sus caricias, la transportaban a unos meses atrás cuando juntas en una noche de tormenta juntaron sus labios por primera vez…
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