He soñado contigo.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Abro los ojos y lo primero que hago es mirar mi teléfono móvil con la esperanza de encontrar un mensaje tuyo.
Un simple “Buenos días” que me alegre el día.
Efectivamente, me has hablado.
Sin saber el por qué, siento la necesidad de comprobar con mis propias manos lo que ha causado en mí el sueño que, minutos antes, estaba viviendo.
Inconscientemente mis dedos comienzan a jugar en mi sexo.
Mi respiración se acelera.
Mi cuerpo se retuerce.
Mis pezones se erizan.
Y gemidos salen de mi interior, pero de pronto, noto una vibración.
Es mi móvil.
¡He recibido un mensaje! Eres tú.
“Estoy sola en mi casa, ¿me traes el desayuno a la cama?”, decía en él.
Automáticamente me levanto de la cama.
Me ducho, me visto y salgo en mi coche rumbo a tu habitación.
Conduzco.
No puedo terminar de creer que el momento que tanto tiempo he deseado, se vaya a hacer realidad.
Mi corazón se acelera.
He de confesar que el simple hecho de pensar lo que está apunto de pasar, me tiene loca.
Cachonda.
Estoy por fuera de su casa.
Antes de bajarme del coche, le escribo un mensaje.
“Tengo ganas de ti, ¿me abres la puerta?”.
Segundos.
Segundos fue lo que tardó en abrir la puerta.
Ambas nos miramos y sonreímos.
Me agarró de la mano y sin formular una palabra, tiró de mí hacia el interior de la casa.
Cerró la puerta, me empujó contra la pared y agarrándome del cuello con una mano, me miró a los labios y dijo “no sabes las ganas que tenía de que llegase este momento”.
No me dio tiempo a responder y, tras pasar un dedo por mi labio inferior, se acerca a mi boca y me besa.
Fue un beso con deseo, con ganas.
Muchas ganas.
Me encantó.
Tenía tantas ansias de sentir sus labios juntos a los míos, que no quería que terminase.
Nuestras manos comenzaron a deslizarse por nuestros cuerpos.
Las respiraciones se aceleraban.
Tras un tirón, por su parte, en mi pelo, me separa de ella y vuelve a cogerme de la mano para subir las escaleras.
Una vez dentro de su habitación, cierra la puerta y me pone contra ella.
Vuelve a besar mis labios, pero esta vez para hacer escala en mi cuello.
Me muerde.
Eriza toda mi piel.
Me desespero.
No veo la hora de tenerla desnuda encima de mí.
La cojo por el cuello y la beso con pasión.
Le muerdo su labio inferior y me acerco a su oreja.
Susurrando le digo que me muero de ganas por sentir su sexo junto al mío, y dando un mordisco, me separo de su cuerpo para retirarle su camiseta.
Me vuelvo loca.
Tiene unos senos preciosos.
Sin poder evitarlo, le miro a los ojos, sonrío y paso mi lengua por su pezón derecho mientras con la otra mano, estimulo su pecho izquierdo.
Muevo la lengua con rapidez, hasta hacerle desesperar.
Me agarra por el pelo y tira de mí hacia arriba, besándome de nuevo en la boca.
Me quita la camisa con rapidez y me pide que me deshaga del resto de mi vestuario.
Observándome mientras lo hago, comienza ella a deshacerse de la suya.
Una vez ambas estamos desvestidas, nos miramos y sonreímos.
Me paso la lengua por mis labios mientras la observo y sin poder evitarlo me muerdo el labio inferior.
Me acerco a ella y la beso.
Lo hago con suavidad, mientras nuestras manos acarician nuestros cuerpos.
Siento como ambas nos erizamos al sentirnos.
Comienzo a sentir los latidos de mi corazón en mi sexo.
La tumbo en la cama y comienzo a moverme sobre ella, dejando que nuestros sexos se rocen.
Siento su humedad en mí.
Me agarra el culo, me araña la espalda, me tira del pelo, me muerde.
Los gemidos se empiezan a escuchar.
Me pide que no pare, que me siga moviendo sobre ella.
Me desespera el sentir lo lubricada que está.
El deseo de tener su sexo en mi boca.
Paro.
Paro de moverme y bajo.
Paso mi lengua de abajo a arriba.
Me encanta.
Me encanta su sabor.
Juego con su clítoris, con rapidez.
Introduzco mi lengua en su interior.
No puedo más.
Necesito penetrarla.
Sentirme dentro de sí.
Sin parar de practicar el sexo oral, la penetro.
Despacio, pero con fuerza.
Aumento la velocidad.
Muevo mis dedos dentro de su vagina sin parar.
Grita.
Grito.
Tenía tantas ganas de sentirla, que llego al orgasmo tan sólo con tocarla.
Entre arañazos, apretones, mordiscos y gemidos, me dice que va a llegar.
Sus piernas tiemblan.
Se corre.
Llega al orgasmo y lo hace en mi boca.
Me gira quedando ella encima de mí, y tras pasar sus dedos por mi sexo y notar lo lubricada que estoy, abre mis piernas y baja.
Gimo, grito.
Me encanta como me lo hace.
Le tiro del pelo, le aprieto, me muerdo a mí misma del placer, y cuando menos me lo espero, me penetra.
Tiene el movimiento perfecto en sus dedos, en sus manos.
Mis piernas tiemblan, y tras unos minutos de total placer, llego al orgasmo.
Entre suspiros, abrazos, caricias y besos, estamos follando otra vez.
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