Herencias y maldiciones 11
La vida de Sonia cuando conoce a su pareja permanente y forma su familia.
Sonia cumplió los 18 años, decidió salir de casa, conseguir un trabajo y ser independiente, logra entrar como aseadora a una escuela, consigue una habitación cerca a su lugar de trabajo, lo cual le permite sostenerse, tiene unas jornadas extensas en las cuales sale tarde en la noche. Habían dos noches en la semana que no se aburría, ya que esos días entrenaba el equipo infantil femenino de baloncesto de la escuela, para no aburrirse, Sonia se sentaba en las gradas de la cancha a observar entrenar a las niñas, a Sonia le causaba mucha curiosidad pero sobre todo excitación ver a esas niñas con sus esqueletos, pantalonetas y tenis corriendo y jugando, y más la excitaba cuando ya terminaba el entrenamiento dónde las veía sudadas, Sonia ahí salía más tarde porque debía quedarse hasta que a la última niña la recogieran sus padres. A Sonia le llamó la atención una niña, ella siempre salía tarde, es más hasta la entrenadora se iba y la niña quedaba, Sonia, quien no aguantó la curiosidad se acercó y empezó a hablar con la niña: – Hola, tus papás se demoran todavía? – Hola, si, pero solo tengo a mi mami, mi papi se fué de casa y no volvió y solo vivo con mi mami, ella está saliendo del trabajo. – Ahh me imagino que le toca trabajar mucho, y cómo te llamas? – Me llamo Julieta. – Ahh que lindo nombre, me llamo Sonia, y te voy a acompañar hasta que venga tu mami. – Gracias señora Sonia. – Tranquila, dime Sonia y tú cuántos años tienes? – Tengo 9 años. – ahh ya estás grande y estás bonita también. – Gracias Sonia. – y que tal el colegio? – Bien me gusta mucho las matemáticas y me va muy bien, tengo muchas amigas y tú por qué estás aquí ahora? – Es mi trabajo, tengo que dejar todo limpio y soy la que cierro el colegio, así que hasta que tu mami no te recoja no me puedo ir. -Ahh te toca trabajar mucho igual que a mi mami, ella es enfermera y llega muy cansada y casi no me dedica tiempo, a veces me toca quedarme en la escuela después de clases. – Te entiendo chiquita, así me tocó en el colegio, ahh pero mira ahí llegó tu mami. Después de cruzar miradas con la enfermera y saludarse, Sonia también se excitó al ver a la mamá de Julieta una mujer alta de cabello negro, piel blanca, ojos castaño, y aunque llevaba en su cara el reflejo del cansancio se veía hermosa, Sonia para sí pensó: Qué me está pasando? La mamá y la hija me gustan, quisiera tenerlas a las dos, que carajo? Ya cuando se fueron, Sonia cerró la escuela y se fué a su casa a dormir. Con los días, Sonia entabló una amistad con la mamá de Julieta, supo que se llama Adriana, tiene 28 años y es enfermera, divorciada y es la única hija que tiene, para sus turnos de noche tenía contratada una niñera para que le cuide a Julieta.
Cierto día, Adriana llegó terminando la tarde, a la escuela a buscar a Sonia, Sonia, al ver a Adriana preocupada preguntó: – qué te pasa Adriana? Estás bien? Cómo está Julieta? – Sonia, mi niña está bien no te preocupes, lo que pasa es que esta noche tengo turno y la Nana renunció y se fué por eso te buscaba, si no había algún problema en que esta noche me cuidabas la niña. Para Sonia fue glorioso escuchar esa propuesta, la cual sin dudar dijo: – Claro que sí, no te preocupes, trae a la niña cuando salgas de camino y yo cuando salga la llevo a dónde vivo. – Tranquila, no te preocupes, si quieres puedes quedarte en mi casa para que cuides a la niña, allá hay todo lo que ella necesita y también lo que necesites, te dejo lo del taxi y después cuadramos. – Ayy Adriana me da pena. – Tranquila es lo menos que puedo hacer gracias por ayudarme. – Tranquila. Y así quedó el tema; por la noche, Sonia, ya con Julieta, después de cerrar el colegio, pasaron primero por la habitación donde vive ella, para sacar su ropa de dormir y su uniforme para mañana ir a trabajar, en el camino, Sonia pensaba morbosamente en la niña, pero también en la mamá de ella, Sonia se sentía atraída por las dos, pero tenía el trabajo más difícil que era la niña.
Luego de llegar a la casa de Adriana, antes que todo, Sonia le preparó una buena comida a Julieta, la niña comía con gusto y le comentaba: – Sonia, haces una comida muy rica, cocinas mucho mejor que mi otra Nana. – Gracias chiquita, puedo usar el baño? Es para bañarme. – Si claro, es más puedo bañarme contigo? Yo me baño con mi mami todos los días. Esta afirmación calentó aún más a Sonia, quien dijo: – No está bien que lo hagamos nosotras, te voy a complacer pero nada de decirle a nadie, ni siquiera a tu mami vale? – Si señora. Luego en el acto, se desnudaron las dos, Julieta tenía unos senitos incipientes, cabello largo, castaño claro y piel clara, una mirada inocente, vaginita rosadita y sin vello y una bonita cola, a Sonia le daba más morbo verla, y empezaba a humedecerse, Sonia por su parte tenía unos senos relativamente grandes, paraditos, pezón café, ojos verdes, cabello castaño, piernas delgadas, brazos con algo de músculo por el trapero, y sobre todo una vagina con buen vello, mientras se bañaban la niña le preguntó a Sonia: – Oye Sonia, mi mami también tiene pelo allá abajo al igual que tú, por qué yo no tengo? – Ayy pequeña, lo que pasa es que te falta crecer eres muy niña, cuando crezcas poco a poco te vas a dar cuenta que te puede salir. Sonia enjabonaba a la niña, mientras masajeaba el jabón, ella pasaba también disimuladamente la mano en la vagina de la niña, la niña respingo un poquito, pero no decía nada. – Ahora te toca a tí. – La niña empezó a jabonar la espalda y las nalgas de Sonia, pasando por las piernas, luego pasó la mano por el lado de la vagina, de repente empezó a juguetear con los vellos, Sonia la miraba y emitió un gemido suave, luego sin querer pasó la mano por la vagina, la niña la sintió pegajosa y preguntó: – Sonia, que te sale de allí, eso pegajoso? – Lo quieres probar? – No lo sé, me da asquito. – Atrévete dale. La niña pasó uno de sus deditos por la boca, al sentir ese sabor se chupó el resto de los dedos y dijo: – Está delicioso. – Ya terminamos de bañarnos salgamos y vamos a tu habitación. Luego en la habitación, la niña le dijo a Sonia : – Sonia, me gustó eso que chupé en el baño, sabe riquísimo, quiero más que tengo que hacer? – Ayy Julieta, te voy a complacer pero solo no le vayas a decir a tu mami ni a nadie entendido, o si no no te puedo volver a dar ni siquiera podría verte. – Está bien, lo prometo no le diré a nadie. Dicho esto, Sonia se quedó desnuda, se sentó en la silla de la habitación y le dijo a la niña: – No pases tu manito, sale más rico si te agachas y con tu lengüita lames directamente de aquí. La niña, sin dudarlo, se agachó y sacó la lengua, lamía torpemente la vagina de Sonia, pero Sonia al mirar esa niña con esa carita inocente, formandosele un bigote mientras lamía su vagina, empezó a gemir, la niña encontró tan delicioso el manjar de la vagina de Sonia que no se despegó de ahí, dejó de lamer para chupar, sonia gemía y hasta gritaba, mientras agarraba del cabello a Julieta y hundía más su cabeza en la vagina, los movimientos pélvicos de Sonia eran cada vez más rápidos. – Ohh Julieta sigue chupando, me encanta como me la chupas sacamela todita dale sigue chupando ohh si ohh si ohh si. Y en un movimiento más rápido, pegó la cabeza de la niña a su vagina en su contracción y tuvo su orgasmo, la niña con la contracción de Sonia sintió un chorro salir de esa vagina que chupaba, la niña se tomó todo con desesperación y no dejó nada ahí, cuando se levantó, Sonia vio a la niña untada de su corrida, un líquido blanco en la comisura de su labio, pero sonreía. – Gracias Sonia, estuvo delicioso. – No hay de que Julieta, pero hay que dormir porque mañana tienes escuela. -Si señora. Luego, Julieta y Sonia durmieron hasta el otro día que tenían escuela. En el próximo relato contaré cómo terminó Sonia viviendo con Adriana y Julieta y la hija de Sonia….
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!