Herencias y maldiciones 14
La saga de relatos de sexo intergeneracional que está próxima a su fin.
– Es una hermosa bebé. – Informó el médico a Sonia y Adriana luego de la ecografía, la alegría de las dos mujeres no se puede describir. – Quiero llamarla Valentina. – Dijo Sonia. – Me parece bien, se llamará Valentina. – Acordó Adriana.
Terminado el noveno mes nació Valentina, una hermosa bebé, Sonia, la mamá, Adriana y Julieta estaban contentas de la hermosa bebé.
Nueve años después
Sonia pasa una situación muy compleja, Adriana, la mujer con quién compartió su vida fue asesinada en un atraco, Julieta se fue con su padre a estudiar al extranjero y quedaba ella, sola con Valentina, una niña hermosa con cabello castaño, ojos café claro, mirada inocente y una bella sonrisa, típicas de su infancia, bonitas piernas, debido a que practicaba atletismo en su colegio. Sonia, como debía mantener el ritmo de vida, trabajaba como empleada en la casa de una familia adinerada, ella tenía a Valentina en un programa de transporte donde la recogían en su casa y la llevaban al colegio y viceversa, ahí en medio de esa rutina, conocería a Nubia, la conductora del colectivo de la escuela, una mujer de 36 años, alta, morena, cabello negro, ojos castaño oscuro, figura contorneada, senos medianos, brazos y piernas fuertes, abdomen plano y trasero contorneado, el día que vió por primera vez a Valentina, Nubia tuvo una sensación rara, se sentía atraída por la niña, tal fue así que le dejaba el puesto que quedaba al lado de ella, y aunque había un docente acompañando el recorrido, Valentina era la última en ser dejada en casa y la primera en ser recogida, mientras iban en el viaje, Nubia hablaba mucho con Valentina, ganándose su confianza y descubrió que ella se quedaba sola en la casa, ya que su madre, Sonia trabajaba hasta tarde en la casa de sus patrones. Nubia planeaba el momento preciso para poder estar a solas con Valentina, hasta que un día, Nubia decidió hacer su jugada que fue de la siguiente manera:
Un día muy caluroso, salía Valentina de estudiar e iba en el recorrido hasta su casa, todos se bajaron y de última quedó Valentina con Nubia, ésta última le dijo: – Oye Valentina, no me gusta decirte esto pero el día de hoy ha Sido muy caluroso y tengo mucha sed, será que me puedes regalar agua apenas llegue a tu casa? – Claro Nubia, ni más faltaba.
Llegaron a la casa, y Valentina le dijo a Nubia: – Si quieres baja y entra que te tengo el agua. Nubia, al ver la oportunidad, se bajó, aseguró el vehículo e ingresó a la casa, cerrando la puerta dicho sea de paso, Valentina le pasó el vaso de agua a Nubia, quien lo bebió de un solo trago, la casa donde vivían era pequeña, así que para pasar de la habitación al baño había que pasar por la sala, Valentina le dijo a Nubia: – Nubia, me puedes acompañar otro ratito mientras me baño y almuerzo? – Claro valen con mucho gusto gracias por el agua, me puedo quitar mi blusa un momento? Hace mucho calor. – Claro que sí, no hay problema. Nubia, al quitarse su blusa, mostró un cuerpo moreno, unos senos cubiertos por un brasier rosa que la niña veía y sonreía. Luego de la ducha, Valentina, se colocó una pijama rosadita, y almorzando le comentaba a Nubia: – Oye Nubia, estás muy bonita, quisiera ser así de bonita como tú de grande. – No te preocupes valen, eres una niña muy hermosa y cuando crezcas vas a ser una mujer muy hermosa. Pero que calor que tengo me puedo quitar el pantalón? – Si claro Nubia. Nubia se quitó el pantalón mostrando un hilo dental rosa, que resaltaba sobre su cuerpo moreno, un trasero bien torneado y unas piernas firmes, Valentina miraba con curiosidad y gran sorpresa el cuerpo de una mujer adulta semidesnuda. Nubia, al notar como la miraba Valentina se excitó, la niña terminó de almorzar y Nubia le propuso: – Valen, que te parece si vamos a tu habitación y nos ponemos más cómodas? – Si claro Nubia, con eso descansas conmigo. Ya en la habitación de Valentina, Nubia se quitó el brasier, mostrando unos senos con aureola café y bien pitonados, Valentina abrió sus ojos al verlos. – Te sorprende verlas así? – La verdad si, están grandes. – Quieres tocarlas? – Me da pena. – Tranquila, lo puedes hacer pero esto queda entre las dos vale? Nadie lo puede saber. – Si señora. Y la niña tímidamente fue acercando su mano a uno de los senos de la mujer, Nubia empezaba a respirar pesadamente, luego decía: – Déjame ver las tuyas. – Son pequeñas. – No importa. Y Valentina se quitó la blusa de su pijama, mostrando dos limoncitos, los cuales Nubia empezó a manosear, después llevada por la pasión empezó a chuparlos, luego pasó a su cuello, dónde le hizo un chupón para dejarle la marca, a la niña le parecía extraño esto, pero lo disfrutaba, a la par, Nubia besaba la espalda de Valentina y recorría hasta llegar a su colita, la cual empezó a besarla, morderla y pasarle lengua, la niña tenía sensaciones encontradas, miedo y repulsión, pero que era acompañada por la curiosidad, luego Nubia, mientras se adentraba en la cola de Valentina hasta encontrarle el ano, con uno de sus dedos fue masajeandole la vaginita, la flor que conservaba si virginidad, ese masaje era lo que hizo que Valentina se entregara completamente al capricho salvaje de Nubia, quien pasaba su lengua por el ano y a su vez, pasaba un dedo por su vagina, se sentía en las nubes la niña, llegó un momento en que no pudo aguantar más y tuvo un orgasmo. – Ayy Nubia, nunca había sentido eso. – Te gustó? – Si. Luego Nubia agarró la cara de Valentina y le estampó un beso lleno de lujuria salvaje, pasando su lengua por dentro de la boca de la niña, Valentina, dejándose llevar, baja hasta los senos de Nubia, y aunque no son grandes, casi no caben en la boca de Valentina, ella seguía chupando sus senos con emoción. Después Nubia se puso de pie y le dijo a Valentina: – valen, quiero que me quites el hilo con tus dientes. – Así?. Y la niña tomó con los dientes el hilo, y aunque lo bajaba con torpeza, eso incrementó la excitación de Nubia, quien finalmente, después de quitarse el hilo, mostró una vagina con abundante vello, casi morada, Valentina arrodillada la veía y se sentía hipnotizada, el olor a sudor por el peso del día combinado con el líquido vaginal que emanaba por la excitación de Nubia, también era atractivos para Valentina, quien, llevada de la curiosidad, pasó su lengua de manera torpe por la vagina de Nubia, esto la elevó a las nubes, tanto así que Nubia se sentó en la cama con las piernas abiertas, Valentina, llevada por lo que veía, sentía y olía, seguía lamiendo la vagina de Nubia, Nubia cerraba sus ojos y gemía de la excitación, de vez en cuando los abría y miraba hacia abajo, y al ver la carita inocente de Valentina, chupando su vagina, pasándole el vello muy cerca de la nariz, eso la excitó mucho más, y le subió sus piernas en la espalda de la niña para sentirse más cómoda, luego cogía sus cabellos y aprisionaba su cabeza más a la vagina, y hacia movimientos pélvicos cada vez más rápidos. – Ohh si valen, me encanta esto como me la chupas cómetela que es toda tuya ohh si ohh si. También se escuchaba el ruido de las chupadas de Valentina a la vagina de Nubia. – Dale cómetela toda bebé vamos ohh si oh sí oh sí ohh ohh ohh ahhhhhhjjjjjjjjjjaaaa. Nubia tuvo su orgasmo en la boca de la niña, cuando la observó se le estaba formando un pequeño bigote blanco, lo cual daba la señal de un gran orgasmo, Valentina, siguió chupando hasta que dejó limpia la vagina de Nubia. – Muchísimas gracias valen, estuvo delicioso te gustó? – Si Nubia, me encantó, si quieres puedes venir más seguido a tomar agua. – Jejeje gracias valen, me tengo que ir, pórtate juiciosa y ya sabes, no le cuentes a nadie. – está bien. Luego Nubia se vistió, salió de la casa, se subió a su van y se fue, Valentina aún no podía creer lo que pasó.
Se viene el final de esta historia, el último capítulo se sabrá cómo sigue el romance de Valentina y Nubia y como se cierra el ciclo de la maldición
ookla