Herencias y maldiciones 18
Sonia cambia de empleo, y también de amante.
Narra ahora Sonia.
Mi hija entra de vacaciones al colegio, yo seguí trabajando en casa de los Rosales hasta que cierto día me llamaron y me comentaron: -Sonia, ya sé que es muy difícil para nosotros tomar ciertas decisiones pero en este caso debemos vender la casa porque en otro país tenemos una oportunidad, se que vas a estar triste y Maricela también pero, no te preocupes, si quieres puedes ir hoy mismo a la casa de mi gran amigo Orlando él está buscando una persona para trabajar, toma esta es la dirección y hoy te transfiero la liquidación. – Ay señor que pena y muchísimas gracias por todo. Luego mientras estaban terminando de alistar las cosas aproveché un momento y me despedí de Maricela con un beso.
Luego me dirigí a la dirección que me había dado mi ex patrón, quedé sorprendida una mansión más grande y casi sola, un señor alto salió y me preguntó: – Sonia Martínez? – Si señor – Mucho gusto Orlando Murcia ésta es mi casa sigue. Ya adentro me fue explicando mis funciones, don Orlando es un señor viudo me contaba, tiene una hija llamada Luisa, tiene 6 años, cabello castaño claro, ojos café mirada inocente piel mestiza muy hermosa, mi misión era cuidarla y cuidar también de la casa, que por la escuela no me preocupara ya que tiene su recorrido. Luisa me miraba con una sonrisa de aprobación, y esa sonrisa me excitó, luego de tener las instrucciones claras, me entretuve un rato contemplando la casa hasta que don Orlando me dijo: – ayy que pena Sonia, pero me tengo que ir viajo en plan negocios regreso en unos tres días más o menos. – Bueno señor.
Quedaba sola en la tarde con Luisa, revisaba la limpieza de la casa y comencé a hacer mis deberes, luego fisgoneaba la habitación de Luisa, la cual veía hacer tareas como una nena inocente, no podía creer esto pero tenía ganas de poseerla, pero seguí en mis deberes, tenía que pensar que iba a hacer con Valentina ya que Nubia se había ido y no podía cuidarmela, aunque de vez en cuando sería buena idea traerla acá pero por ahora no me atrevo a esa confianza, aunque se me hace raro, mi hija me dice que está bien que no hay problema que trabaje tranquila que ella está en casa y hace sus tareas, le ha ido muy bien en el Cole así que no puse problema.
Esa noche no pude dormir pensando en esa niñita y el pensar en ella me excitaba no podía creer que una mujer de 29 años que era yo se podría fijar en una niña de 6 y más para la parte sexual, eso era extraño pero fascinante para mí. Al día siguiente, me dirigí a mi nuevo trabajo, no sin antes dejarle todo listo a Valentina para que vaya a su escuela, me fuí a mi nuevo trabajo, y también al llegar a la casa del señor Orlando, su hija estaba lista para ir al colegio, esa jardinera y las coletas de cabello me tenían loca. La niña se iba al colegio y seguí mi jornada normal, haciendo el aseo y el almuerzo para las dos para Luisa y para mí, luego me dispuse a descansar mientras llegaba ella.
Cuando Luisa llegó, nos dispusimos a almorzar y mientras Luisa hacía sus tareas mientras yo hacía unas últimas tareas de la casa. Más tarde, Luisa me miraba trabajar, yo de reojo la miraba, y entonces empezaba a mover mi cola, aprovechando que estaba arrodillada limpiando, lograba ver a Luisa con la boca abierta mirándome pero me hacía la que no sabía y seguía en mi función, cuando me levanté la ví – Luisa ahh me asustaste. – Lo siento señora Sonia. – Ahh no me digas señora dime solo Sonia y no hay problema ya terminaste tus tareas? – Si señora claro, solo te decía que me voy a bañar. – Ahh bueno.
La niña iba al baño, yo disimuladamente me fuí detrás de ella y mientras ella estaba en la bañera, yo la observaba, verla desnuda, con unas tetitas muy bonitas y una colita hermosa, y delgadita, sabía que tenía que tenerla.
Ya después del baño, ella se puso una pijama muy bonito, y me dijo: – Sonia, podemos jugar? – Si claro.
Jugábamos a cosquillas y corre corre luego, ya en la habitación de la niña decidimos acostarnos en la cama y me comenzó a hablar: – Sonia, sabes eres buena conmigo y también muy bonita y me pones mucha atención. – Luisa, también eres una niña muy bonita y muy inteligente. Después de eso, abracé a la niña y comencé a acariciar sus mejillas, ella me miraba con esa inocencia que me hizo excitar, luego le propuse: – hace mucho calor, porqué no nos quitamos la ropa? – me da penita pero como solo estás tú entonces si. Ella se quitó la pijama y Vi a esa niña muy hermosa y más que todo su vagina bien pequeña y linda, luego procedí a desnudarme, mis tetas salieron, y al quitarme mi pantalón y mis calzones, Luisa saltó sus ojos y quedó con la boca abierta y más cuando vió mi vagina peluda, nos volvimos a acostar, y luego pegamos nuestros cuerpos, mis senos rozaban su cabeza y yo con mis manos acariciaba sus piernas, ella en su inocencia se dejaba hacer, luego le di la vuelta y la besé en la boca, luego fuí bajando a su barriguita y terminé en su vaginita, mientras yo besaba esa bella flor, decidí mirarla y ella estaba boquiabierta, no decía nada solo contemplaba cuando le chupaba esa vaginita, al rato ella me preguntó: – Puedo hacerte lo mismo? – Si claro. Luego puse su mano en mi selva, ella acariciaba mi pelaje, no salía de su asombro, luego la coloqué boca arriba en la cama, me fui acomodando de rodillas y puse mi vagina a la altura de su carita. – Saca la lengua. Luisa empezó a lamer mis vellos, luego fui tomando su cabeza para hundirla más hasta que llegue a mi clítoris, la niña lamía, su lengüita era pequeña y torpe pero me excitaba, al mirar hacia abajo y ver a esa niña pequeña e inocente comiéndose mi vagina mi excitación subió al mil y empecé a mover mi pelvis, le pegué más su cara a mi vagina, se le veía vello mío encima de su nariz y su mirada me encendía más, gemía tanto que sentí mi orgasmo venir y agarré con más fuerza la cabeza de Luisa y la aseguré a mi vagina, sentía que se me iba el alma en ese orgasmo hasta que me relajé y me acosté al lado de la niña. Luego al verla, tenía rastros de mi corrida en su boquita, su mirada seguía siendo inocente pero con esa corrida era irreal.
Llegó la noche, llamé a Valentina a preguntarle si estaba bien, me dijo que sí, le dije que iba a ir por ropa a la casa, todavía me suena sospechosa su actitud pero bueno, voy, saco mi ropa y duermo esta noche en casa con Luisa.
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