Herencias y maldiciones 20
Pasaron 20 años y Valentina ya es una mujer, y aunque es lesbiana pasa a ser la dominante, Sonia por su parte termina heredando una gran fortuna .
El final narrado por Valentina
Hace 20 años que estoy en mi vida sexual, realmente no sabré decir si mi mamá sabía o no pero voy a contar un cierre que necesitaba saber y es mi historia con Nubia, ella se volvió a acercar a mi, yo pues le ponía cuidado y todo pero no llegábamos a nada, y la verdad después de lo que pasó con Andrea y la francesa, no quería ya nada con Nubia, ese diciembre, ella intentó seducirme, lo que no supo fué que ya no quería nada, me armé de valor y se lo dije, ella no tuvo más remedio que irse y no volvió más, mientras tanto yo seguía en el colegio haciendo mis deberes y las cosas bien para que mamá no sospechara nada de lo que hacía, y sí, era la puta de Andrea, quien no solo tenía sexo con ella sino que también con sus tantas parejas, hasta que ya ella y yo nos aburrimos y nos dejamos de ver.
Ahora narra Sonia.
Me encantaba Luisa, su inocencia y su inteligencia, ahora estaba pervirtiendo a una niña desde sus 6 años, no hallaba lugar para seguirle haciendo de todo, pero el señor Orlando, ya estaba enfermo y no había quien aparte de su hija que se hiciera cargo, tal fue así que al redactar el testamento rezó lo siguiente: «mi fortuna y mis empresas serán de mi bella Luisa, pero como en su edad no puede asumir esas responsabilidades, la señora Sonia será su tutora legal y por lo tanto administradora de su fortuna hasta que ella sea mayor de edad y pueda tomar decisiones legales por si misma». Muere el señor Orlando, y pues tengo una mezcla de emociones, alegría y tristeza pero no tanto por el dinero, sino que puedo poseer a la niña hasta su mayoría de edad, pueda que de ahí salga de su vida, pero hasta entonces habré de aprovechar. Cierto día, cuando acabó el duelo, empecé a tener una cierta estrategia con ella, hacía mis quehaceres totalmente desnuda, quería que se acostumbrara a mi cuerpo, Luisa, cada vez que me veía quedaba impactada, con mis senos grandes, brazos algo fuertes y mi vagina velluda, nunca me la quise depilar porque tenía ese morbo de ver a una niña comiendosela y que se le vea vello como si fuera bigote, me excitaba demasiado, cuando llegaba la noche, me entrenaba en el gimnasio de su papá, lo hacía con licra y top puestos, para asegurarme de sudar lo suficiente, luego cuando ella estaba en su cuarto yo entraba y cerraba la puerta, ella sabía el juego que teníamos y solita se desnudaba, a sus 6 años era un deleite, yo también me desnudaba y hacía que comerse mi vagina fuera un premio, por ejemplo esa noche para podersela comer tenía que dejarse follar con mis dedos, al principio le dolía mucho pero igual lo aguantaba, después le chupaba la colita, me encantaba, luego, tenía que lamer mis axilas, pasar su lengua por mis tetas, y ya finalmente, tendría su premio, una vagina sin depilar, las primeras veces no se adaptaba, ya está noche, metía su lengüita se veía hermosa, ahora quería hacer algo más bizarro, aprovechaba que la tenía arrodillada y le puse mi culo en su cara, ella solo me hacía caso de sobarmelo, luego lo abrí para dejarle mi ano a su Merced, ella sacó la lengua y fue haciéndolo, que rico era tener una lengua de una niña de 6 años, luego agarre su cabeza y la pegué más a mi cola, ella lamía mi amor, era hermoso, luego la jale de su cabello y su cara la pegué a mi vagina, ella lamía con cierta devoción, yo estaba feliz, porque tenía sometida a una riquilla niña, hasta que tuve mi orgasmo, la niña seguía lamiendo y terminaba con signos de corrida en su cara, todas esas cosas las hicimos hasta que ella cumplió sus 18, y de agradecimiento por mi servicio en la casa, me regaló su casa y ella se quedó con los negocios, viví también se fue a los 18, quedé sola pero pude seguir con uno de los negocios que me vendió Luisa y estoy bien.
Viviana y su presente narra Viviana
Al cumplir mis 18 años, decidí emprender mi camino sola, aunque tengo espacio en la casa de mamá la verdad quiero alejarla de mis temas especialmente los sexuales, al pasar el tiempo entendí que no estaba para aprender sino también para enseñar a otras lo que aprendí, ahora a mis 29 vivo mi vida muy bien, me gradué de docente y me especialice en educación primaria, luego fui contratada por un colegio exclusivo de la ciudad, dónde la gran mayoría de alumnos eran hijos de personas millonarias, así que la mayoría de niños iban a ser malcriados.
Empezaba mi primer día de clases y me asignaron el grado segundo de primaria, veía un alumnado difícil, pero entre todos los alumnos me llamó la atención una niña, era trigueña, de cabello castaño claro, ojos verdes, buenos cachetitos pero sin exagerar y la mirada que tenía parecía consentida, al llamar a lista me di cuenta que se llama Karen, tiene 6 años, es rellenita, pero muy linda, también me impresionó lo consentida que la tenían no era malcriada sino consentida y eso despertaba mi lado sensible y salvaje ya que eso me excitaba, yo por mi parte, pues he Sido una mujer luchadora y fuerte pero a la vez refinada, voy con frecuencia al gimnasio y se ve en mi buena cola, buen abdomen y senos firmes. Karen no presentaba tareas y perdía las evaluaciones, era mi oportunidad, hablé con sus padres y les inventé que tenía un plan académico que estaba desarrollando para niñas que tenían problemas como Karen, pero que el programa consistía en dejarme la niña durante vacaciones, los padres no lo dudaron y aceptaron el programa.
Ya en vacaciones, sus padres dejaron a Karen en mi casa, no tenía ningún programa solo conseguí tener a Karen para mi.
– Hola Karencita como estás? – Hola profe bien muchas gracias. Escuchar esa voz consentida de la niña me prendió. Le expliqué matemáticas, ciencias y español que eran las que tenía el problema, le puse unos ejercicios y me retiré del estudio dejándola a ella sola, mientras tanto yo me cambié y me puse una pijama de una pieza ceñida a mi cuerpo, se me marcaban mis pitones.
Entré así al estudio, y Karen al verme quedó impactada y atinó a decirme: – Profe, estás bonita. – Gracias Karencita, pero vamos a revisar. Luego en la revisión más me acerqué a ella, puse mis tetas en su cuello, le explicaba pero en modo accidente le tocaba las tetitas, sentir ese cuerpito más me mojaba, tanto así que llegó un momento donde decidí ser sincera y empecé a decirle: – Mira Karencita, de verdad estás muy mal, pero pues no quiero que te quedes. – No profe, me sentiría muy mal. – Tranquila, solo hay una forma de hacerlo. Serás mía y harás todo lo que yo te diga y te dejaras hacer lo que yo quiera, si lo haces, te aseguro que pasarás, si no pues….. – No profe, claro que sí.
Ya con la aprobación de la niña, procedí a manosearla, a besarla con lujuria total, ella no lo sabía pero iba a tener sexo con su profe. La hice desnudar completamente y su vaginita, rojita y cerradita me prendía más, luego me fui directamente a su vagina y la empecé a chupar, ella me miraba con su boquita abierta y respiración pesada, ya Karen estaba en mi cama, iniciando en el sexo con tan solo 6 años, luego me quité mi pijama, ella se sonrojó al ver mis senos firmes de aureola café, abdomen plano, una buena cola y una vagina con un vello formando un triángulo, en ese momento, sentandome en una silla, hice arrodillar a Karen, quien me miraba con esa mirada consentida y al hacerle abrir su boca, pude hacer que mi vagina tocara sus labios y su lengua, ver esa imagen, de ella mirándome mientras me come mi vagina es algo irreal, pero lo aproveché y empecé a mover mi pelvis y no solo eso, empecé a gemir y a gritar : – ohh si, sigue chupando perrita, como me encanta que seas mi perrita, chupala toda, cómetela toda, ohh. Se le veía el vello púbico mío en dirección a su nariz, me encantó la imagen y fui gimiendo más fuerte hasta que llegué a mi orgasmo.
Después de eso, nos fuimos a dormir y así todas las noches del «programa» me dedicaba a satisfacerme sexualmente a través de una niña.
Luego de esto, Karen logró un buen promedio, pero a mí me quedó gustando y de ahí en adelante, sexo ni me ha de faltar por la cantidad de niñas que deben «ingresar» al programa que yo inventé.
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