"Hermanas" con derechos
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola a todos y todas, soy nueva en este foro. En realidad no tanto, más bien es la primera vez que me animo a publicar; ya había leído con anterioridad muchas buenas historias y yo tengo algunas que quisiera compartir con ustedes. En esta ocasión les cuento ésta, que fue un paso muy importante que me orilló a la bisexualidad como tal. Es 100% real y me pasó cuando era más joven. Espero que les guste.
Para empezar quiero platicarles un poco sobre mí. Soy una mujer chaparrita (1.56 m), de cabello oscuro y alborotado, algo rellenita, de grandes pechos y caderas, con un culo bastante bien marcado para no hacer ejercicio. Sin embargo, mi exterior refleja mucho una apariencia de chica empollona, o como dicen acá, "matada". De lentes, siempre vistiendo demasiado tomboy, introvertida, tímida, con excelentes notas y ningún historial académico que dijera que era una mala alumna en la escuela. Pues sí, así era yo, y me atrevo a decir que aún lo sigo siendo.
Esta historia se desarrolla en Preparatoria, cuando yo tenía aproximadamente unos 16 años. Nunca he sido una persona muy sociable porque me da mucha pena empezar una conversación, soy bastante torpe y me cuesta mucho hacer amigos. Cuando yo ingresé a la Preparatoria pensé que me iba a quedar sola, y conocí a una chica llamada Liliana de mi misma edad. Liliana es un poco menos rellenita que yo pero tiene una carita muy linda. Debo confesarles que yo comencé a hablarle porque ella era mucho más tímida que yo, y me animé porque miré en sus libretas de apuntes que hacía dibujos en ellas como yo lo hacía en ese entonces. Lo más curioso es que ella asistiría a mismo grupo y con el tiempo, descubrimos que compartíamos muchas cosas en común como los apellidos, los gustos, aficiones, pasatiempos, etcétera. Ella comenzó a bromear diciendo que "éramos hermanas por cosas del destino", y como a mí me gustó la idea, le seguía el juego, y así entramos en confianza.
Ella siempre me esperaba en la entrada de la escuela para poder subir juntas al salón de clases. Cierto día cuando iba llegando, me dijo que habría una convención de manga y anime (temas de los cuales yo era super fanática y ella también) y que habría una competencia de disfraces, y que si no quería intentarlo pues el premio era una buena cantidad de dinero. Yo estaba indecisa porque nunca en mi vida me había disfrazado y mucho menos frente a tanta gente, pero la vi tan segura que decidí dejar que ella decidiera por ambas. Finalmente nos apuntó en el concurso y me comentó que los trajes serían de "colegialas", que con eso seguro ganaríamos. Yo estaba reacia a ponerme falda, pero ella me dijo que no me preocupara, y que al día siguiente la acompañara a ver si tenían esos trajes en la tienda de disfraces.
Así pues al día siguiente saliendo de clases salimos y la acompañé a ver los dichosos trajes. El dependiente de la tienda era un chico aproximadamente dos o tres años más grande que nosotros, y a leguas se podía ver que era un pajero en potencia. Liliana comenzó a buscar los trajes y encontró uno, me lo puso en la mano y me dijo "prúebatelo a ver qué tal te va". Cuando me metí al probador, no podía cerrarme el broche del escote y mis tetas resaltaban más de lo usual. Yo no estaba acostumbrada a usar escotes tan pronunciados así que decidí salir para que Liliana me ayudara a abrocharlo. Cuando salí, ella me miró fijamente y me miró el escote. Su cara se iluminó por completo y pude ver un brillo de perversión en sus ojos. Me jaló fuera del probador y le llamó al encargado. Yo sentía que estaba roja de la vergüenza porque él también me miraba con ojos de calentura, y por más que intentaba cubrir los brazos, las tetas salían más. Supongo que Liliana vio una oportunidad para sacar provecho de la situación, porque se colocó detrás de mí y agarrándome las tetas sobre la blusa, le dijo:
-Nos vamos a llevar este, pero tienes que hacernos descuento porque la blusa le queda muy chica.
Y diciendo esto comenzó a mover sus manos suavemente, masajeando mis tetas y apretándolas de vez en cuando para que el chico pudiera darse su festín. Yo me moría al no saber qué pasaba pero una sensación rara me invadió. Era como si no quisiera que me tocara más, pero sus manos eran muy delicadas y me estaba poniendo nerviosa. Ella las siguió moviendo y le dijo al encargado que queríamos los disfraces porque éramos pareja y tendríamos una buena noche ese día. No sé cómo le habrá lavado la cabeza al tipo que al final sí nos hizo un descuento, ¡increíble de ver!
Saliendo de ahí, Liliana me dijo que necesitábamos probarnos los trajes y que fuéramos a su casa porque su mamá y su hermana no estaban, y podríamos aprovechar para ensayar. Dado que a mi madre nunca le cayó bien Liliana, tuve que aceptar su "generosa" oferta. Así pues llegamos a la casa y me dijo que subiera a su cuarto y comenzara a bañarme mientras ella buscaba unas toallas. Yo, entre confundida y asustada, subí a bañarme. Me desnudé y dejé mis cosas en su cama, y desde la cocina me indicó cuál era la llave caliente y cual era la llave fría. Cuando entré al baño, entibié el agua y dejé que cayera por mis hombros. Estaba muy confundida. no sabía por qué había hecho eso, y de vuelta a casa no me dio explicaciones ni me dejó preguntarle nada. En eso estaba yo cuando escuché que abrió la puerta y se acercó al baño. Pensé que entraría a dejarme las toallas y se iría, esperando su turno para bañarse. De repente, sentí que con sus manos comenzaba a acariciar mis nalgas, y me exalté. Me giré para saber qué estaba pensando y me la topé de frente, sonriendo.
-¡Liliana! ¿Qué haces aquí? Vete para afuera, estoy bañándome.
-Tranquila hermanita-me respondió,-las hermanas se bañan juntas, ¿o no?
Entonces tomó mi mano y la dirigió contra uno de sus pechos. Yo no supe cómo reaccionar, y cuando quise apartarla para que me dejara bañar, me besó. Creo que fue uno de los besos más excitantes y tiernos que jamás me hayan dado. Sentí su lengua que buscaba con desesperación la mía, pero yo aún estaba renuente a devolverle el gesto. Comencé a forcejear con ella y cada vez que la tiraba hacia atrás, ella tomaba velocidad y se impulsaba para apretarme una teta o rozar sus dedos contra mis labios vaginales. Cada vez que hacía esto yo bajaba la guardia y ella se acercaba más y más.
-Yo sé que te gusto también, sino no hubieras dejado que te acariciara las gomas-me dijo.
Sentí que las piernas me temblaban, y como ya no podía levantarme, me deslizé hacia el piso del baño. Ella se inclinó hacia mí y con su rodilla comenzó a frotar mis labios nuevamente. Sentí un calor en el estómago muy inquietante, era como si fuera a despegar ya mismo de ahí, pero no me movía, y la sensación aumentaba conforme ella se iba acercando. El agua de la regadera aún caía sobre nuestros cuerpos desnudos. Ella acercó su cara a la mía, y finalmente le correspondí el beso. Comenzamos a besarnos y a acariciarnos mientras que ella apretaba mis tetas, una a la vez. Cuando terminó de besarme, pasó su lengua por mi húmedo cuello y bajó hasta mi teta izquierda, y jugueteó con su lengua un poco, haciéndome enloquecer. Se sentía tan bien, pero era muy extraño porque ¡era mi mejor amiga! Con la punta de sus dedos comenzó a presionar un poco mi pezón, y fue como si hubiera presionado un botón que me hizo cosquillear hasta la médula espinal.
-Yo voy a hacerte sentir genial, apuesto que esto no te lo hacían ni en la secundaria-dijo mientras comenzaba a succionar mi pezón. La verdad yo seguía siendo virgen, vaya, ni siquiera sabía cómo masturbarme, pero decidí no decirle nada porque la vi demasiado comprometida con esa meta. Siguió lengüeteando y jugando con mis tetas y se sentía tan delicioso que me dejé llevar, y comencé a emitir gemidos de placer cerrando mis ojos. Sentí que ella se acercó a mi entrepierna y delicadamente metió su mano en mi sexo, puso dos dedos cerca de mi clítoris y poco a poco fue frotándolos. Yo enloquecí, jamás en mi vida había tocado mi clítoris y ahora ella estaba ahí, como si siempre hubiera sabido dónde tenía que tocarme para que yo vibrara de placer. En estos momentos comencé a retorcerme porque era una sensación nueva para mí, y no sabía las consecuencias que traería, si me orinaría o defecaría ahí mismo, eso fue lo primero que pensé. Liliana debió notarlo porque paró por un momento, y sacando sus dedos me los mostró y me dijo:
-Mira hermanita, ya estás toda mojada, ¡eres una pervertida!
Me sentí tan sucia en ese momento que me giré como pude para que ella no pudiera verme más. No sabía si dentro de mi inconsciente de placer había hecho algo de lo que pudiera arrepentirme. Sentí que ella se puso de pie y el agua de la regadera se fue acabando poco a poco. Cuando volví a mirarla, vi que tenía en sus manos una regadera pequeña de teléfono, de esas que se conectan a la regadera fija y que puedes mover al gusto. Su cara reflejaba que lo estaba gozando, y yo no sabía si eso era bueno o malo. Sólo presentí lo que veía y quería que lo hiciera ya.
-Eres una degenerada, y por estar mojada yo te voy a limpiar toda-me dijo apuntando la regadera en mi vagina. Volvió a agacharse y colocó la regadera frente a mis labios, abriéndolos. Yo estaba a la expectativa, pero comenzaba a impacientarme. ¡Sólo estaba jugando conmigo! ¡Hazlo ya! Y de repente sentí que abrió lentamente la llave y el agua a presión bañó por completo mi clítoris y mis labios. ¡Uff! ¡Qué sensación! De verdad, si pueden comprar una de esas háganlo, se siente increíble. Sentía cada una de las vibraciones en todos los nervios, incluso eché la cabeza hacia atrás y comencé a gemir desaforadamente. Ella comenzó a chupar mis tetas de nuevo y la sensación se elevó exageradamente. Movía la regadera con cuidado y sentía que vibraba dentro de mí, y aunque la sensación de calentura me bloqueaba, sabía que la quería dentro mía aún. De repente, Liliana apagó la regadera y la hizo a un lado. Me tomó de la cara y comenzó a besarme excitada. Yo le devolví el beso, esta vez con ganas de hacerle de todo, y tomó mi mano y la puso debajo de sus labios vaginales.
-Mira hermanita, yo también estoy mojadita, ¡pero es por tu culpa! Vamos a tener que limpiarnos juntas como una familia feliz.
Se apartó un poco y se abrió de piernas. Cruzó su pierna izquierda en mi vientre y quedamos en posición de tijera. Yo sabía qué era lo que quería pero no sabía cómo hacerlo, y me quedé paralizada de los nervios, no quería echarlo a perder. A estas alturas, Liliana ya estaba super excitada y se pegó junto a mí, haciendo que nuestros clítoris chocaran abruptamente. Al principio me espanté porque no esperaba que fuera tan rápido, pero ella comenzó a menear su cadera tan sensualmente contra mi pubis que empecé a sentir ese calor especial de nuevo. Como aún no sabía qué le gustaba a ella, dejé que ella me fuera guiando. Liliana se acercó más a mí y comenzó a mover su cadera más profundamente, rozando los labios en un baile sexy en el que las dos saldríamos ganando. Mientras se movía comencé a aprender el paso en el que lo hacía e intenté moverme, y cuando comencé a hacerlo ella paró y empezó a darle más lento.
-Ah sí hermanita, tú también lo quieres, ¿verdad? No sabes cuántas veces me masturbé pensando en esto hermanita, ¡pero tú no querías! ¡Qué mala eres! Oh sí, dale más fuerte hermanita, más profundo, ¡no pares!
Cada vez que volvía a hablar rugía desesperadamente y su voz se perdía entre los gemidos y la temperatura que iba subiendo. Conforme yo le daba más rápido, empecé a sentir la sensación maravillosa del calambre definitivo, del orgasmo clitorial. Fui más y más rápido y ella seguía el paso, y se pegó mucho más a mi pubis y abrazó una de mis piernas para que la sensación fuera más potente. Con el vaivén de nuestras caderas y el bamboleo de nuestros coños empezaron a brotar fluidos y la cosa fue más en serio. Finalmente, yo terminé antes que ella, supongo que por mi inexperiencia. Me corcoveé bruscamente y caí rendida en el suelo. Sentía que se me había dormido todo y la vista la tenía nublada, pero había valido la pena. Es una sensación que hasta ahora no he podido repetirla de nuevo. Yo estaba rendida, pero ella estaba en medio del clímax, así que tomó nuevamente la regadera de teléfono y la abrió a la máxima potencia, lo que hizo que finalmente acabara. Cuando pude alzarme un poco, ella estaba tendida en el piso del baño, con las piernas semiabiertas. Su vagina chorreaba líquido transparente por todos lados, y brincaba como si tuviera espasmos. Al parecer también había sido placentero para ella.
Así nos quedamos alrededor de una media hora, cuando me levanté como pude a recoger mis cosas. La ayudé a incorporarse y me abrazó.
-Gracias de verdad, perdón por haberte forzado.
-No te preocupes, me gustó mucho.
Me dio un beso en la mejilla y fue a cambiarse junto conmigo al cuarto. Estuvimos un tiempo más juntas y finalmente regresé a mi casa, y mi mamá nunca se enteró de nada (hasta la fecha). Seguíamos teniendo encuentros que espero más adelante les pueda contar, y viví una etapa sexual muy linda con ella. Hace aproximadamente 6 años dejamos de hablarnos, pero me enteré que tiene un novio ahora. Sabe que yo checo su twitter aunque no me lo dice directamente, y sé que ella me extraña porque siempre pone indirectas muy claras referidas hacia mí. Yo la extraño, pero si ella es feliz ahora, eso es lo que importa.
Muchas gracias por leer mi historia, espero que les haya gustado y si fue así, próximamente estaré compartiendo más con ustedes.
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