Jovenes Principiantes
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Ya faltaba poco para las 4:00 de la tarde, el clima estaba un poco frío pero a la vez agradable, me encontraba acostada en la cama de mi gran y querida amiga Kristi mientras hablábamos cosas sin importancia, solo para pasar el rato como solíamos hacer todas las tardes.
A mis 16 años era una joven bastante madura pero no podía evitar las locuras y desenfreno de la adolescencia, a mi corta edad tenía un cuerpo muy pronunciado y atractivo a la vista de muchos, una chica no muy alta, cabellera larga, curvas pronunciadas y unos pechos bastante tentadores. Kristi no se quedaba atrás, aquellas largas piernas que combinaban en perfecta armonía con sus exuberantes caderas y hermoso busto, sin dejar atrás sus labios provocadores que hacían juego con sus ojos miel y rizos castaños.
– ¿Qué opinas de experimentar? – preguntó ella, dejándome un poco sorprendida.
– ¿A qué te refieres?
– No te hagas… ¿nunca has sentido esa curiosidad?
Aunque estaba desconcertada por la conversación, sabía a lo que se refería, aquella curiosidad inevitable, placer prohibido que atrae… experimentar con una mujer. Siempre había tenido esa curiosidad, la intriga de conocer y explorar el cuerpo de una mujer.
– La verdad es que sí, pero no he tenido la oportunidad – dije sin dejar de mirarla a los ojos.
– ¿Te atreverías a intentarlo?, es decir, ¿conmigo?
Esas últimas palabras me helaron por completo, nunca imagine una situación parecida pero aun así no pude evitar caer rendida ante esa mirada pícara y coqueta con un toque de inocencia que me llamaba. Sin pronunciar una palabra, me incorpore y lentamente me acerque a ella que estaba sentada en el borde de la cama, acaricie su rostro, sentí su respiración agitada a medida que me acercaba hasta posar mis labios sobre los suyos. Calidez y suavidad fue lo que percibí en ese beso tan lleno de ternura y pasión al mismo tiempo. Sentí un hormigueo seguido por un inmenso calor que subía a medida que su manos acariciaba mi espalda mientras la otra jugueteaba con mi cabello, me aleje por un instante pero bastó con mirarla a los ojos una vez más para sumergirnos por segunda vez en un profundo beso mientras nuestras manos inexpertas recorrían aquellas formas sintiendo la textura tan diferente.
Mientras mis labios recorrían su cuello podía escuchar suspiros de placer, yo estaba extasiada, totalmente poseída por aquel nuevo sabor, su piel tan suave y su delicada silueta. Lentamente fui explorando un poco más, me dispuse a bajar la cremallera de su abrigo que dejaba al descubierto su hermoso busto, me dedique a besar sus hombros desnudos, ella mantenía los ojos cerrados mientras se mordía los labios, la recosté en la cama y la despoje por completo del abrigo, por unos segundos me detuve a admirar aquel paisaje que tenía ante mis ojos, un paisaje que empezaba en aquellos redondos y firmes senos que se extendía por su vientre plano llegando a su ombligo adornado por un coqueto zarcillo, esa piel blanca tan suave y excitante. Me di a la tarea de recorrer su cuerpo con mis labios, sentí la calidez de su pecho mientras lo dibujaba con caricias y besos, podía sentir mi sexo humedecer mientras sus manos comenzaban a desvestirme y a acariciar de la misma manera en que yo lo hacía, como tratando de explicarme lo que ella estaba sintiendo. Entre suspiros, besos y caricias perdimos la noción de lo que nos rodeaba, el tiempo se detuvo, mis manos empezaron a desabotonar su pantalón corto, con mucha delicadeza lo deslice hacia abajo dejando ver un lindo bikini rosa, acaricie la parte interna de sus muslos y acaricie su sexo húmedo por encima de la tela… un gemido.
– Quítamelo
– ¿Estás segura?
– Más que nunca
Obedeciendo a sus palabras y totalmente hipnotizada por el placer, quite aquella prenda para encontrarme con el sexo de mi amiga, totalmente húmedo, mis ojos se deleitaron por un instante ante aquella vista, sin pensarlo me abalance sobre aquel fruto prohibido, su aroma me hechizo y su sabor me hizo enloquecer. A medida que escuchaba los gemidos descontrolados de Kristi mi lengua exploraba cada rincón de aquel sexo palpitante y delicioso, que de solo pensar cuantos lo deseaban mientras yo lo disfrutaba al máximo aumentaba mi excitación dando como resultado que mi mano comenzara a juguetear de manera descontrolada con mi clítoris lo que causaba un temblor y un inmenso placer. Las manos de Kristi acariciaban mi cabello al momento en que me percate que sus gemidos aumentaban, sus músculos se tensaban, su respiración se aceleró mientras apretaba mi rostro contra su sexo y fue cuando soltó un último grito de placer acompañado de aquel jugo tan exquisito que saboreaba por primera vez del cual disfrute hasta que no pude más.
Cegada por la excitación no me percate de los movimientos de Kristi quien se incorporó antes de lo esperado… solo sentí su lengua juguetear, explorar, saborear y más que nada disfrutar de mi sexo palpitante a punto de explotar, sus movimientos eran descontrolados, sus manos aruñaban mis muslos mientras yo gritaba de placer, cerraba los ojos y mordía los labios debido a esa nueva sensación tan prohibida pero a la vez tan excitante que me hacía volar. No pude contenerme más, sentí mi cuerpo entumecer y aquella sensación tan inexplicable recorrer mi cuerpo, con sacudidas y un alto gemido llegue al orgasmo mientras mi amiga evitaba que la menor cantidad de mi líquido se desperdiciara. Rendidas y tiradas en la cama después de aquel encuentro, permanecimos en silencio y nuestros cuerpos desnudos, exhaustos y brillantes debido al sudor se encontraban el uno alado del otro.
– Gracias amor, espero se repita – me dijo mientras se acomodaba y recostaba en mi pecho.
Sin decir nada, bese su frente y la abrace. Permanecimos inmóviles por unos minutos, nos levantamos a ducharnos y ya faltaba poco para las 7:00 de la noche y me disponía a irme, me despedí con un apasionado beso y empecé a caminar.
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