La masajista ( cap. 1)
Una escapada a la playa y el servicio de una masajista te pueden llevar a situaciones ricamente inesperadas .
La masajista ( 1 )
Como habíamos quedado, me despedí con un mensaje en el whatsapp al salir de casa, mi marido viajaría a la convención cuando terminara de la oficina. Yo junto a mi amiga Tina nos dirigíamos a la costa, mi coche estaba preparado en el garaje, el aire acondicionado bien fresco, y solo unas dos horas de viaje.
La chica de la casa me había preparado parte de la maleta, le había pedido que pusiera varios bikini y conjuntos de baño, ropa de lino blanca y unos conjuntos más sexy para la noche de camisetas y falda, un short de raso negro y algún top, la lencería la elegí yo misma junto a algunos juguetes de uso personal.
Pasé por casa de Tina, su marido nos despidió desde el jardín, él no era consciente que su querida esposa se iba a pasar dos días y dos noches follando con su amante, un chico de origen latino con el cual mantenía una relación desde hace unos meses, al que mantenía económicamente, y yo les servía de tapadera para su encuentros.
Llegamos al hotel, se trata de unas villas individuales con una camarera de habitación permanente, un jardín y piscina privada, antes de llegar al hotel nos esperaba el amante de Tina, nos instalamos y cada una en una villa, ellos parece que tenían mucha prisa por entrar, Tina se despidió con un “Hasta luego” y guiñando un ojo y sonriendo entraron en la villa junto a la mía.
Uno de mis placeres en estos viajes es tomar el sol y que me den un masaje, pedí en recepción que me enviaran un masajista, mientras me desvestía, la camarera de habitación me ayudó a colocar parte de la maleta, después la despedí hasta nueva orden, no necesitaba a nadie por allí, quería estar sola, y me instalé en la piscina en una tumbona, aunque totalmente privada, decidí usar solo las braguitas del bikini, me puse crema bronceadora, el solo gesto de aplicarla sobre mi cuerpo me excitó, me cogí el iPad y me puse a mirar las redes sociales, después miré chicos guapos con cuerpos fantásticos, musculosos o llenos de aceite, comencé a acariciarme, el sol estaba alterando mi cuerpo, los pezones con solo ponerme el aceite solar se habían puesto duros, las paginas me acabaron llevando a lugares llenos de chicas y chicos, todos guapísimos, con cuerpos lindos, sentí ganas de hacerle el amor a unos o a otros, me acabó saliendo una página de citas, mientras miraba a las chicas, lo lindas que eran o lo que cobraban por la visita mi mente no paraba de preguntarme. ¿Y si llamara a una chica e hiciera una sesión lésbica?.
Ajena a todo, de pronto escuché una voz de mujer a mi espalda, “Hola soy Francis, y soy la masajista que ha pedido”, se excusó diciendo que había estado llamando y al no recibir respuesta se había permitido entrar, yo le dije que me disculpara, que no había oído la llamada, dejé el iPad en una mesita y se quedó la página de las chicas escort abierta, ella fue discreta, pero la vio perfectamente, me invitó que pasara a la cama de masajes, me dijo que si me mantenía desnuda o quería que me pusiera una toalla cubriéndome, le contesté que lo que ella prefiriera, dijo que cuanto más desnuda mejor, de esa forma podía llegar a todos mis músculos, por lo cual sin pensarlo me saqué las braguitas del bikini y me quedé boca abajo totalmente desnuda.
Comenzó por el cuello y bajando por la espalda, me dijo que estaba muy tensa que debía relajarme, yo le contesté que de eso se tenía que encargar ella, de dejarme bien relajada, sus manos me excitaban, sentía como me tocaba con firmeza, comenzamos a hablar de cosas triviales hasta que fuimos dirigiendo la conversación a un tono mas caliente, me pidió que me pusiera hacia arriba, sus manos frotaban y trabajaban mis brazos, y mis piernas, yo deje abrir un poco las piernas, permitiendo que sus manos llegaran a mis caras internas de los muslos, ella me aplicaba el aceite, le pregunté si le hacia este tipo de masaje a su pareja , ella me contestó que no tenía pareja en estos momentos, al tiempo que hundía su mano entre mis muslos, su mano pasó tocando los labios de mi coño, yo apreté los muslo es intente retenerla, pero el aceite hizo que no pudiera retenerla, me sonrió, se acercó y me besó en los labios, sentí como un escalofrío que me recorrió todo el cuerpo.
Francis continuó con el masaje, ahora se aplicaba en mis tetas, jugaba con mis pezones, y dándome un último beso me dijo que el tiempo había acabado, yo le dije que la contrataba por otras dos hora, pero se excusó diciendo que tenía otra cita con otros clientes.
Antes de irse me dejó una tarjeta con su móvil y dirección,.
“Si quieres puedes pasar por casa esta noche y terminamos allí”, intenté besarla de nuevo pero me evitó y sonriendo se despidió diciendo:
“Espero que la señora haya quedado satisfecha con el servicio, no dude en comunicar cualquier anomalía con la recepción”, y se marchó.
Me dejó así, relajada y caliente, me fui a mi bolsa y saqué “mi compañero de viaje”, un juguete a pilas que no tarde en introducirme y dejar que me sacara todo lo que me había provocado la muy puta, la muy guarra, la muy linda, la muy deseada y así hasta que no pude resistir mas y me vino un orgasmo largo y placentero.
Busqué en el iPad la dirección que me había dejado en la tarjeta, resultaba ser un lugar a las afueras del pueblo, unas casas separadas entre dunas y muy cerca de la playa.
Sonó el teléfono, era mi marido, ya estaba en el aeropuerto, su vuelo saldría en una hora, me preguntó cómo habíamos hecho el viaje, también preguntó por Tina, le tuve que mentir diciendo que se encontraba en el baño, y que ahora íbamos a bajar a la playa a comer, realmente así iba a ocurrir. Después de despedirnos y desearnos felices días llamé a Tina, parece que ya estaba más relajada, la conocía bien solo por su voz sabía que había tenido una buena sección de sexo, su amante según me contaba ella, era muy activo, y le gustaba tratarla como a una puta, y eso a ella le excitaba aún más, en ocasiones la ataba a la cama o la castigaba, tenían un juego completo de accesorios que acostumbraba a usar. Nos vimos en el restaurant de la playa, ella llegó con una sonrisa de oreja a oreja, con su cuerpo lindo en bikini amarillo y envuelto en en pareo le dije: “No hay que preguntar cómo te ha ido”, ella se rió mirando a su amante, me preguntó qué tal a mí?, le dije la verdad, que había pasado una masajista por la villa a darme un masaje.
Noté que Tina apretaba sus labios con una sonrisa mientas sentía como una descarga, discretamente abrió la parte de abajo del pareo, y vi que bajo la braguita del bikini tenía algo, se trataba de un juguete que su amante controlaba y lo hacía vibrar a su antojo a través de una App del móvil, así la tuvo durante todos comida, entre risas y situaciones comprometidas cuando se acercaba el camarero o algún cliente del restaurante.
Tomamos algo ligero, aperitivos y ensalada, un vino muy frio y un rico postre, ella me dijo que estaba agotada que se querían retirar a descansar, yo lo entendí, le esperaba otra sección de sexo, se que después me haría el relato con todo tipo de detalles.
Me desvestí y me dejé caer en la cama totalmente desnuda, cogí la tarjeta, la miré, dudé si llamar, pero me pudo el deseo, maqué el número, al otro lado del auricular escuché la voz de Francis, sin saludarme dijo: “Creía que no te ibas a atrever”, y antes de que yo pudiera articular palabra ella dijo: “Te quiero aquí a las 9, no me gusta esperar, no traigas ropa interior y quiero que vengas con vestido, espero que no me decepciones”, seguidamente colgó.
Me dejó boquiabierta, pero aún más inquieta y excitada, no había traído ningún vestido, pensé en acercarme al pueblo y buscar una boutique donde comprar, pero recordé que había incluido en la maleta una camiseta de tirantes color negro, que en ocasiones podía alargar y aunque resultaba algo corto podía pasar por vestido, la probé junto a unas sandalias negras cogidas al tobillo, me miré al espejo y sonreí, eso era lo que necesitaba, en algunas ocasiones en casa había fantaseado con ponerlo así, tenía que tener cuidado, al salir del hotel, era demasiado corto, pensé en ponerme un tanga, pero ella me había ordenado que nada de ropa interior, esta bien, después en el coche puedo quitarlas.
Faltaba una hora, la distancia era relativamente corta, tan solo en quince minutos podía estar en su casa, me puse el pelo bien mojado y peinado hacia atrás, me maquillé y usé un carmín bien rojo para mis labios, mientras andaba por el baño desnuda solo con los tacones pensé y así lo hice, me saqué varios selfies, después se los mostraría a Tina, ella seguro que también me tenia algo reservado, el tiempo estaba volando, salí de la Villa, un chico del hotel se quedó mirándome con cara de deseo, salí del complejo y sin saber como, me despisté de la carretera que me debía llevar, el tiempo pasaba y veía que llegaría tarde, por fin encontré el camino, eso si con algo más de cinco minutos de retraso, aparqué, me coloqué bien el vestido y llamé a la puerta, ella abrió con un pantalón blanco de algodón y un top de tirantes también en blanco, solo recuerdo que se le trasparentaban los pezones, me invitó a pasar.
Intenté disculparme mientras se acercó un bonito braco en color ceniza, ella le dijo: atrás Kim, después se dirigió a mi: Llegas tarde, y seguidamente me dio un azote en el culo que estaba medio desnudo, yo lo interpreté como una broma, pero nada de eso, me dolió porque lo hizo como castigo, al llevar la camiseta a modo de vestido tan corta, solo tuvo que tirar de ella para arriba, y…
Se me había olvidado quitar el tanga:
“Ya te dije que no me gusta la ropa interior” y van dos errores.
lo agarró y lo subió con fuerza, lo delgado que resulta hizo que se me clavara en el coño, me hacía daño, me estaba castigando, me dolía, por delante y por atrás, seguía torturándome , yo le pedí que parara, y con una fuerza inesperado lo rompió, lo hizo una bola y me lo metió en la boca diciendo:
“Se hace lo que yo te ordene, puta”.
Se me saltaron las lagrimas, quise sacarme el tanga de la boca y ella me lo prohibió,
“Has venido voluntariamente, vas a pagar por la visita, ahora no llores o te tendré que dar unos azotes”
Ahora se mostraba más cercana a mi, sin dejar de ser la ama, me indicó que sacara de mi boca el tanga, se lo entregué, después me invitó a sentarme en un sofá y me ofreció tomar una copa, le pedí agua por favor, mientras la preparaba intenté bajar mi vestido ya que lo tenía casi en la cintura y con su cabeza indicó que no, se acercó kim, lo acaricie, tenia el pelo brillante, de un color casi plateado,
Mejor que te saques el vestido si no quieres llegar al hotel desnuda o envuelta en una sábana. Me levanté y lo saqué por la cabeza, hice intención de quitarme las sandalias, pero me ordenó que las dejara puestas, aun no sé como conseguí conducir con ellas, eran de un tacón mas alto que lo que uso habitualmente. Me quedé totalmente desnuda, me cogió de los pezones e hizo que me pusiera en pie, me dolía, estaba claro que ella había asumido su papel de mistress y si no la obedecía acabaría sintiendo dolor, yo con los tacones resultaba de la misma altura que ella, acercó su cara a la mía, creía que me iba a besar, pero fue para decirme: “Eres una vulgar puta que has venido a darme placer, y yo obtengo el placer castigándote”.
Fui a beber del agua que me había traído y me retiró el vaso, y lo dejó caer sobre mi pelo diciendo: “Yo soy la que da el permiso para todo”, seguidamente me llevé un azote en el culo, realmente este no me dolió, solo lo justo para excitarme, metió sus manos entre mi pelo mojado e hizo que me arrodillara, en mi mente me preparé para meter mi cara entre sus pierna, pero no esperaba lo que iba a ocurrir, Kim metió su hocico entre mis muslos, yo hice intención de retirarme y de nuevo me llevé otro azote, este con la correa de cuero del perro, este si me dolió, de nuevo ella llevó al perro a mis muslos y mi culo, sentía la trufa húmeda, sentía asco, pero el perro comenzó a pasar su lengua entre mis muslos, yo los mantenía cerrados, no estaba preparada para eso, tampoco quería que Francis percibiera que yo me negaba, seguro que me hubiera castigado, cuando el perro quiso montar sobre mi ella lo cogió del collar y lo retiró, diciendo: “Eso después”.
Yo que pensaba que iba a pasar una tarde con masajes eróticos me encontraba siendo tratada de la forma mas sucia y humillada, no sabia si dejarlo todo y salir por la puerta, pero había algo que me incitaba a quedarme.
ella se me ofreció con las piernas abierta, se había quitado el pantalón y ella si llevaba un slip de hombre, me agarró del pelo e hizo que metiera mi cara entre sus piernas sentía el olor de su coño, estaba caliente y húmedo, un olor fuerte, deje su slip blanco manchado de carmín, ella sentía placer con verse en el espejo con la ropa blanca manchada de rojo, lo apartó y ahora mi boca esta en contacto con sus labios, me obligaba la cabeza contra ello, casi no podía chupar, se estaba excitando mucho y se volvió violenta, mientras hacia esto sentí un azote con la correa de piel sobre mi trasero mientras me llamaba perra, así de rodillas me colocó un collar al cuello, seguro que era de su perro aunque, imagino que solo lo usaba para “sus amigas”, enganchó una cadena y me hizo andar por la habitación de rodillas, de nuevo Kim quería montarme, esta vez fue el quien se llevó un azote con el cuero, me sentí mas tranquila, ahora solo podría centrarme en atenderla a ella.
Me llevó hacia la cama, tiró de mi, indicándome que subiera, y así lo hice, me puso a cuatro sobre la cama, aún con las sandalias, y comenzó a tocarme entre las piernas, su mano acariciaba mi coño, sus dedos hacían como introducirse por mi culo, yo lo apretaba, ella me susurraba a oído, “tranquila perrita”, después metió su cara y noté su lengua caliente y húmeda limpiar mi coño hasta introducirse, fue una sensación de placer cálido, la primera de la noche, ahora si estaba comenzando a relajarme, me volteo y abierta de piernas me comió, me devoró completamente, su lengua era suave y cálida o se convertía en dura cuando tocaba el clítoris, aún con el collar y la cadena, así abierta de piernas, me tenía a su antojo, tocaba suavemente mis pezones, ¿como podía ser que hace cuarenta minutos me recibiera como un monstruo perverso y ahora sea la más dulce y deliciosa amante?.
Sus manos no paraban, ahora no le costó demasiado llevarme al cielo, un orgasmo que no pude contener, me mantuvo tensa hasta que mis músculos se relajaron, me besó, me acarició sin dejar de tocarme, yo estaba muy sensible, quería llorar, pero ella de nuevo comenzó a tocarme, y tan solo en tres o cuatro minutos llegó siguiente, no recordaba desde mis años en la universidad tener dos orgasmos tan seguidos.
Sus labios besaron los míos, besaron mis ojos, mi cuello, mis tetas, sus dedos como de seda acariciaban mi cuerpo, había olvidado que aún llevaba el collar y la cadena, ahora me hacía sentir bien ser su perrita, ella era la ama, algunas veces dura y otras cariñosa, se desnudó por completo, y pude ver un cuerpo bello de color moreno, sus tetas perfectas, los pezones oscuros, y el pelo más bien rizado y oscuro, su pubis rasurado, solo un poco de vello negro, y un pequeño tatuaje cerca de la cadera, no me había fijado hasta ahora como era su boca, y su sonrisa, la besé.
Abrió un cajón y sacó un juguete, no imaginaría que me iba a sacar otro orgasmo, solo fue cuestión de cinco minutos, lo mojaba con su boca, lo introdujo por todos los lugares posibles, me lo dejó bien metido y montó sobre mi, me hizo el amor como si fuera un hombre, empujando con sus caderas, cogiéndose de mi culo para unirse más a mi, ella estaba teniendo un orgasmo, lo notaba, sentía su cuerpo sudar, y eso me excitaba, aceleró los movimientos y sentí como se mojaba mi cuerpo, sus orgasmos son húmedos de los que te inundan, ya no pude resistir más y abrazada a ella llegó el tercero, expulsé el juguete y nos quedamos así, sin hablar, besándonos.
¡Vamos!, se levantó y me dijo de ir a tomar un baño al mar, solo estaba a cincuenta metros, se oían las olas, había una bonita luna, me ofreció unas chanclas y un short con un top, quiso quitarme la cadena y el collar, pero me resistí, caminamos por un camino entre dunas, ella llevaba un bikini, yo solo había admitido las chanclas y la correa al cuello, no quería dejar de ser su perrita.
Nos sumergimos en un mar tranquilo, en la lejanía había un grupo de chicas y chicos cantando y riendo junto a una fogata, En la arena de la playa volvimos a hacer el amor, después me soltó el collar y me dijo: “Eres libre”.
cuando estaba amaneciendo mi coche entraba por la puerta del hotel dirección a la cama, el guarda de seguridad de la recepción me saludó como si hubiera visto llegar una náufraga.
Fin capítulo 1
Mr encanto. Esperando el segundo
En breve, gracias, espero que te guste, un beso
Hermoso relato
me encanto<3
Muchas gracias, me alegra que te guste, ya tienes disponible el cap. 2, y como primicia para ti, el cap. final está en marcha. Un beso
Quiero saludar primero, expresar mis felicitaciones y sobre todo gracias por la forma de escribir dejar que mi mente vuele por está historia…. bendiciones
Disculpa la tardanza, muchas gracias por tu saludo y letras, que pases un feliz día, un beso,