Las dos calientes, de la ducha a la cama
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Sandra.
Estaba agotada física y sexualmente, notaba como mi cuerpo palpitaba, mi piel estaba empapada por frías gotas de sudor que recorrían mi cuerpo.
La luz del fuego de la chimenea hacia brillar nuestros cuerpos sudorosos. Veía como los pechos de Imma subían y bajaban al respirar. Su cuerpo se arqueaba de placer abrazándose al mío.
Sus labios me besaron dulcemente y me ayudó a incorporarme, yo quería quedarme tumbada, descansando, pero insistió y me deje llevar.
De las manos fuimos subiendo las escaleras que llevaban a los cuartos, mis piernas casí no podían subir los escalones del esfuerzo que habían hecho.
Entramos en su cuarto, de dimensiones era mayor que el mío y tenía una gran cama de matrimonio en el centro llena de almohadones. Imma me dirigió hacia el cuarto de baño que unía las dos habitaciones y empezó a manipular los mandos de la ducha hasta conseguir una temperatura agradable.
Se metío dentro de la ducha y dejo que el agua recorriese todo su cuerpo, extendiendo la mano me invitó a que le acompañase, una ducha me vendría bien para relajarme.
Entré con ella, la ducha no era muy grande y nuestros cuerpos se tocaban, ella se puso a mi espaldas y podía notar sus pechos rozarme.
Eche la cabeza hacia atrás notando como el agua caía sobre mi cabeza, mientras Imma me abrazaba y besaba mi cuello.
Al apretarme hacia ella notaba el fino vello de su pubis en mi culo, Imma había cogido una esponja e iba pasándola por mi cuerpo.
El jabón recorría mi cuerpo, pasaba por mis pechos y bajaba hasta mis piernas. Imma ronroneaba como una gatita mientras me acariciaba suavemente.
-Tienes un cuerpo divino Sandra
-No seas mala Imma, quiero descansar, no puedo seguir a este ritmo.
-Pero si solo te estoy dando un masaje, mira que bueno es, mis manos enjabonandote, seguro que te gusta, cariño.
No podía decir que no era cierto, me tocaba muy bien, pero estaba exhausta, sabía que no podía aguantar otra sesión como la anterior.
Decidí que si ella estaba caliente podía darle gusto a ella sin cansarme tanto. Me giré e invertí nuestras posiciones ahora Imma estaba de espaldas a mi y yo le daba los masajes. Apague la ducha para estar más cómodas y le abrazé por la espada.
Imma es algo más pequeña que yo así que su cabeza al echarse atrás quedaba entre mis pechos, yo le tocaba sus hombros, su cuello, sus brazos, al tocarle sus pechos los notaba duros, sobre todo los pezones.
-¿Tienes frio?
-Mmmhhh No, al contrario, estoy muy caliente, sigue, lo haces muy bien Fui bajando las manos recorriendo su cintura hasta sus caderas, su culo era duro y moreno, nuestros cuerpos contrastaban, yo soy muy pálida y ella es más morena y según veía le gustaba tomar el sol sin bikini.
Estaba disfrutando, me gustaba como reaccionaba con mis caricias, quizas no fuese tan excitante como sentir sus caricias pero me sentía muy bien al ver las reacciones de su cuerpo.
-Salgamos de aquí –le dije- estaremos más cómodas fuera.
-Mhhh, de acuerdo.
Salimos de la ducha y nos secamos un poco con las toallas, Imma salió corriendo hacia la habitación y se tiró a la cama.
-Ven Sandra, te estoy esperando.
Esta Imma era totalmente nueva para mi, se mostraba ante mí totalmente desinhibida con su cuerpo esplendoroso y lleno de sensualidad. Estaba tumbada encima de la cama, las piernas ligeramente cruzadas e invitándome a acompañarla.
Me acerqué lentamente, la toalla quedó en el suelo, me puse como una perra sobre ella, mis labios buscaban su boca mientras mis manos sujetaban sus brazos para evitar sus caricias, solo quería darle placer.
Mi boca se movía con ansia por su boca, su cuello, mordía su barbilla, sus labios… bajaba lentamente hacia sus pechos, ahí me recree con deleite.
-Que bien lo haces Sandrita, sigue. Chupame los pezones, son para ti.
Yo no le respondía con palabras, pero mi lengua se movía de un pezón a otro, succionaba con mi boca. Le solté los brazos para tocar esos pechos que tanto me gustaban.
-Mhhh, que rico Sandrita, que rico Mis manos seguían bajando hasta hallar la entrada de su sexo, estaba humedo, y yo sabía que no era por la ducha.
-Mhhh deja que te toque Sandrita, quiero hacerlo.
-No, esta vez todo es para ti, cariño.
Deje los pechos y descendí de la cama, ahora tenía ante mi todo su coño, abierta de piernas, tumbada en la cama y yo de rodillas ante ella.
Un escalofrío recorrío mi espalda al acercarme hacia ella y sentir ese dulce olor.
Mi lengua fue acariciando lentamente todo su coño mientras notaba como sus piernas se tensaban.
-Mmhh Sandrita, sigue que lo haces muy bien.
Quería ver de nuevo como se corría ante mi cara, mis movimientos fueron acelerándose más y más al levantar la vista veía como ella se tocaba los pechos, la cara reflejaba placer y las mejillas estaban sonrojadas por la excitación.
-No seas mala, Sandra quiero hacerte lo mismo.
-Deja que te de placer Imma, dejate llevar Solo se oía sus gemidos y el ruido que hacía yo al sorber sus jugos y pasar mi lengua. Me estaba encantando ese sabor y no podía parar hasta llenarme la boca de ese zumo.
Con mis dedos recorría su clítoris, lo tenía muy abultado y rojo por el continuo roce.
La mandibula empezaba a dolerme por la postura cuando noté que sus gemidos crecían de intensidad y sus piernas se tensaban levantando el culo de la cama.
Entonces note como con un gemido su coño empezó a llenarse aun más de jugos, estos tenían un sabor más intenso, más fuerte, era maravilloso.
-Mmmhh, me viene, me viene, ¿Lo notas? Bébetelo Sandra, es para ti Y si que lo notaba, lo sentía recorrer mis mejillas y sus muslos, cálido y salado. En ese momento tuve ganas de que ella hiciese lo mismo conmigo.
Imma estuvo unos ratos tensa, notaba como sus músculos estaban a cien, luego se dejo caer sobre la cama. Yo deje de tocarla y me tumbe junto a ella acariciándola suavemente mientras nos tapábamos con el edredón para dormir juntas.
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