Mi alumnita y yo
Todos esperan que las maestras seamos guias para nuestros alumnos, pero yo me lo tomé muy enserio..
Amo mi trabajo, enseñar todo lo que se es algo que me apasiona y a pesar de que puede ser frustrante o dificultoso algunas veces, lo cierto es que podría hacerlo toda mi vida. Siempre he sabido ganarme a mis estudiantes, sin ser una gruñona amargada, pero tampoco una maestra barco, como suelen decir, más bien un término medio, dura y exigente cuando es necesario, pero también busco conectar con cada uno de ellos, elaborando actividades recreativas y de convivencia en las que todos aprendamos juntos.
Trabajo en una secundaria, dando clases de matemáticas y todos me conocen como la maestra Ximena. Llevo 6 años dando clases y a mis 30 me ocurrió la experiencia que menos hubiera pensado al decidir esta profesión como estilo de vida.
Vivo sola en un departamento, ya que termine con mi novio hace poco, algo que me dolió bastante, dado que teniamos 4 años de relación y él solo decidió darse un tiempo para pensar, pero en otras mujeres, porque 1 mes después de irse lo encontré con una chica de forma muy cariñosa, lo cual empeoró mi estado de ánimo. No me considero una supermodelo, pero estoy bastante bien, piel clara, cabello castaño oscuro a la altura del hombro, ojos verdes, mido 1.65 m y mis medidas son 32B-24-32, además, soy divertida y ocurrente, no me explico que fue lo que sucedió.
Durante mi duelo las semanas siguientes, mis alumnos notaron mi decaimiento, por lo cual me organizaron una pequeña sorpresa llevando pastel y un adorno de flores muy hermoso con la intención de sacarme una sonrisa, teniendo éxito en su misión. Después me enteré que todo fue organizado por Liz, una chica de primer año que demostró ser muy buena para mi clase y para todo en realidad.
Pensé en agradecerle personalmente, así que al día siguiente le pedí que se quedara al terminar la clase.
Liz: Ocurre algo maestra? – preguntó nerviosa
Ximena: Nada malo pequeña, solo quería agradecerte por lo de ayer, fue un detalle muy lindo.
Liz: Fue un gusto maestra, la verdad es que no me gusta verla triste.
Ximena: Gracias, eres un amor. Aprovechando que estás aquí, tambien me gustaria felicitarte, tuviste un 9 en la última evaluación.
Liz: Gracias, pero a mi me hubiera gustado sacar 10.
Ximena: Bueno, yo con gusto puedo ayudarte con las dudas que tengas.
Liz: Enserio?
Ximena: Claro, ¿Qué te parece si nos juntamos mañana aquí en el salon?
Liz: Si, muchas gracias.
Ximena: No hay de que, nos vemos mañana – dije levantándome de mi silla y ella me imito.
Liz: Nos vemos maestra – dijo dándome un beso pausado en la mejilla al que no di importancia.
Todo transcurrió con normalidad hasta el final de las clases al día siguiente. Espere a que todos, menos Liz, salieran del aula.
Ximena: Estás lista?
Liz: Sí – asintió enérgicamente.
Durante 20 minutos me dediqué a preguntar y resolver las dudas que tuviera sobre la clase, por lo visto no requería de mucha ayuda, solo algunos detalles.
Ximena: Excelente, lo haces muy bien. Pero te noto algo distraída, estás bien?
Liz: Estoy bien, es solo que… – dudo.
Ximena: Qué ocurre?
Liz: Es solo que, esta muy cerca y me pongo nerviosa.
Ximena: Disculpame, te incomoda? – dije algo confundida y apartandome un poco de su persona.
Liz: ¡No! está bien, de hecho me gusta tenerla cerca, solo que nunca la había tenido tan cerca. – se puso colorada y se mordió el labio.
Ximena: Gracias – dije dubitativa y desconcertada.
Liz: Es solo que usted es muy guapa y no puedo dejar de verla, por eso me distraigo a veces en clase.
Ximena: Oh – carraspeé – gracias Liz, me halagas pero no está bien pensar de esa forma con una maestra.
Liz: Ya lo se, pero no puedo evitarlo – dijo acercándose mas a mi.
Ximena: ¡Creo que es todo por hoy! – dije presurosa, para cortar con dicha situación – cuidate Liz, nos vemos mañana.
Liz: Nos vemos maestra – dijo algo angustiada.
Liz es una niña extremadamente linda, con carita de ángel, parecía no matar ni a una mosca, pero estaba por enterarme que su inocencia era muy poca comparada a lo que imaginaba.
No sabia como reaccionar ante esta nueva situación, pero honestamente, no me imaginé que pudiera pasar de una simple admiración hacia una profesora, que equivocada estaba.
La vi tomar su mochila y girar hacia la puerta, pero cometí el error de relajarme un poco y giró rápidamente a darme un beso en los labios, tan fugaz que no pude reaccionar y solo pude ver como salía corriendo del salón, dejándome incrédula y muy confundida.
El resto del día y la noche, no pude sacar ese escenario de mi cabeza, me sentía como una depravada al permitir que una niña de 12 años actuara así conmigo. Pero lo peor estaba por venir, pues desperté a las 3:00 am, agitada, sudando y muy mojada debido a mi sueño, un sueño que inexplicablemente trataba sobre mi besando y tocando a Liz mientras ella gemía y también me tocaba. ¿Qué me ocurría? a mi no me gustan las mujeres y menos las niñas, no soy una pervertida, es mi alumna Santo Dios.
Incluso ir a la escuela me daba vergüenza, no entendía lo que me pasaba. Trate de evitar el contacto visual, verbal y físico con Liz, pues quería darle a entender que no estaba interesada y no darle más cuerda al asunto. Sin embargo, no podía ignorarla del todo y cuando las actividades de la clase lo requerían podía sentir la tensión y el nerviosismo entre ambas, por lo que me apresuraba a alejarme.
Fue un mes después de soñar cada vez más intenso con los besos, caricias y cosas mas, que todo se salió de control. Era viernes y yo me encontraba calificando unos trabajos en el aula cuando escucho su voz.
Liz: Hola maestra – Dijo algo tímida – ¿Puedo pasar?
Ximena: Claro, adelante – Dije pensativa.
Liz: Lo lamento – dijo cabizbaja.
Ximena: ¿Por qué? – pero creí ya saberlo.
Liz: Por haberla besado sin su permiso. Es que, u…usted…me…me gusta mucho – dijo tartamudeando por los nervios – pero no quería molestarla u ofenderla, solo me deje llevar. Y me pone triste que ya no me vea como antes.
Ximena: Cariño, mírame – me acerque a ella y levanté su barbilla – no me enfade, solo me tomaste por sorpresa y no es malo que te sientas así, solo inapropiado, pues soy tu maestra, además soy mucho mayor que tu – decia mientras acariciaba su rostro.
Definitivamente me estaba volviendo loca, pues por alguna razón comencé a tener las ganas de besarla, intercalando mi mirada entre sus brillantes ojos y sus carnosos labios. Nos mantuvimos en silencio durante algunos segundos hasta que pregunte.
Ximena: ¿Te gustaria besarme de nuevo?
Liz: Ahh… qué?… enserio?… pero dijo que es inapropiado y… – la interrumpí con mi dedo sobre sus labios.
Ximena: ¿Quieres?
Liz: Sí – dijo con voz queda y asintiendo lentamente.
Luchando internamente, diciendome que estaba muy mal lo que hacía, decidí dar rienda suelta a mis deseos más profundos y me acerque para besarla en la boca. Comenzó lento, tierno, la sentía nerviosa pero decidida, y yo me encontraba igual. Profundizamos conforme avanzaban los minutos, llegando a introducir mi lengua en su boca y ella en la mía, era muy excitante y poco a poco mi vagina se humedeció, incluso comenzamos un vaivén con nuestras caderas lo que aumentaba el morbo del momento.
De pronto un pensamiento me devolvió a la realidad y rompí la conección. Y si nos encontraba alguien? que haría? sería un desastre.
Ximena: Qué te parece si nos vamos a otro lugar?, para no meternos en problemas.
Liz asintió y me miró con una gran sonrisa, como si estuviera soñando. Incluso me pregunté si no era yo la que estaba soñando otra vez, pero confirme que todo era real después de pellizcar mi mano y seguir igual.
Llegamos a mi auto, volteando en todas direcciones para asegurar que nadie nos viera y comenzamos el camino a mi departamento, los nervios me vuelven loca, no dejo de verla y pensar en lo que haré con esa niña hermosa. LLegamos en silencio y subimos por las escaleras al segundo piso donde yo vivo. Me mantuve detrás viendo sus formadas piernas y hermosas nalgas contonearse, llegando a lamer mis labios de lo exquisito que era todo esto.
Entramos al apartamento, cerré la puerta con llave y nos quedamos mirando unos segundos hasta que no pude soportarlo mas y me lance a besarla, acariciarla, ella respondió muy bien a todo lo que le hacía. Llegamos a mi cuarto entre besos, risas y tropezones. Ya no pensaba en otra cosa, solo en que la haría mía y lo disfrutaria al maximo.
Empecé a quitarle el uniforme, besando su cuello, hombros, su piel es tan suave y me deleitaba con la imagen frente a mi, un cuerpo pequeño pero hermoso y bien proporcionado que comenzaba a desarrollarse con prisa para su edad.
No soporte mas y la recoste en la cama, me quite mi ropa quedando igualmente desnuda, notando su mirada de asombro y deseo sobre mi cuerpo. En poco tiempo junte nuestros cuerpo, frote, acaricie, bese desde su boca y seguí bajando lentamente por sus tetitas, abdomen, muslos, monte de venus en donde comenzaban a crecer algunos bellos, y finalmente comencé a lamer su vagina, un manjar, con un sabor agridulce.
La sentía temblar cada que succionaba y frotaba su clítoris con mi lengua, recorrí toda su zona, incluso metí un dedo en su vagina, después dos y tres. Ella no se quejó, solo gemía y me decía «más, más» de forma ahogada y entrecortada, verla desde abajo tan excitada y disfrutando fue todo un deleite. Aumente el ritmo de la estimulación y apretaba uno de sus pechos con la mano desocupada, así me mantuve durante 5 minutos aproximadamente cuando sentí que tembló de forma incontrolable y sus gemidos parecían sollozos, arqueo su espalda y me lleno la boca de líquido, lo cual me hizo tener un pequeño orgasmo de solo hacerla gozar.
La deje descansa entre mimos y apapachos, incluso le daba pecho como si fuera una bebe, eso me excito aun mas, si es que era posible. Después fue ella la que dijo «me toca». Se agacho y me puso boca abajo, abriendo todo lo que podía mis piernas y comenzó a lamerme desde atrás y honestamente no pensé que supiera lo que hacía, pues me sorprendió su habilidad con la que me daba placer, lamiendo desde mi clítoris hasta mi ano y luego frotando el primero con los dedos para proseguir a meter su lengua en mis dos cavidades, y yo no hacia mas que gemir y retorcerme. Finalmente, usó su otra mano para meter dos dedos en mi vagina y otro en mi ano, eso me tomó por sorpresa pero fue lo que remato y me provoco un orgamo muy fuerte.
Mientras me calmaba, ella volvió a lamer para saborear mi corrida y despues me gire para besarnos un rato mas. Para finalizar con ese primer encuentro nos cruzamos de piernas y nos frotamos su vagina y clítoris contra los míos, todo estaba muy húmedo. Nunca me sentí tan excitada como ahora, ningún hombre me había dado tanto placer como lo estaba haciendo esta niña de 12 años en estos momentos. Durante 10 minutos mi cabeza no dejo de dar vueltas y sentir un placer único que me llevó a un orgasmo compartido que duró casi una eternidad, o eso me pareció.
La lleve a su casa y las cosas continuaron relativamente normal, los encuentros se repitieron por lo menos una vez por semana durante los 2 años mas que ella estuvo en secundaria. Fue cuando casi nos atrapan besandonos en la escuela que decidí que se había vuelto demasiado peligroso todo ese asunto y lo terminé, claro que lloramos y nos despedimos como corresponde. Además, poco antes de terminar el último año me ofrecieron una plaza en otra escuela al otro lado del país, que me convino bastante y acepte. Allí conocí a otra maestra nueva de 26 años llamada Sofía que me enamoró y hemos estado juntas desde entonces. Y para qué negarlo, ambas compartimos el mismo gusto pervertido por nuestras alumnitas.
Mmm que relato más morboso. Yo siendo profe tengo mis sospechas sobre algunas maestras que le gustan los nenes y las nenas. Es bastante comun
Ahhhhh!!! que relato tan ddelicioso me vine bien rico!!