Mi jefa me pide un masaje y le dí más que eso.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Soy Adela, tengo 27 años, soy 100% lesbiana.
Trabajo como asistente o secretaria en una agencia de seguros de autos.
Vivo en Bogotá Colombia.
La historia que les escribo es demasiado real.
Ya llevo 2 años trabajando en esta compañía, he tenido un buen desempeño por tal motivo de auxiliar me ascendieron a asistente de una de las gerentes.
Ella es una señora muy hermosa, elegante y con glamour.
Tiene 44 años, es casada y tiene dos hijos, se llama Ofelia.
He sido muy respetuosa con mis superiores y compañeros de trabajos, creo que a nadie le importa mi condición sexual, de hecho soy lesbiana muy femenina.
Desde octubre de 2016 me han asignado a trabajar con mi nueva jefa, anteriormente dije su nombre, la relación laboral es buena, ella me ha tomado mucha confianza, últimamente la he escuchado discutir por celular con su esposo y se queja mucho por la falta de atención que él le brinda, me ha contado que cree que él tiene una amante, hasta me pregunta si ella me parece fea y yo le respondo que es muy bella y que cualquier persona de puede fijar en ella, y de hecho es verdad a pesar de tener más de 40 años está muy bien.
He estado compartiendo mucho con ella, y lo que les voy a narrar pasó sin planearlo y ambas lo hemos disfrutado.
Yo actualmente no tengo pareja,tal vez se debe a la falta de tiempo, pero si estoy conversando con una chica que conocí en una discoteca y me ha simpatizado, siempre me llama a eso de mediodía que ya estoy en mi hora de receso laboral, cierto día me ha llamado y aún en la oficina estaba mi jefa, mi celular es de esos que tienen eco y se puede oír la voz de la otra persona si no se baja el volumen, creo que ella escuchó algo de ese eco, pero no le dió importancia, lo cierto es que desde regrese por la tarde la encontré seria y muy poco comunicativa, tal vez podría ser por discusión con su esposo o qué sé yo.
Pasaron dos semanas desde ese día y me dijo que si podíamos quedarnos a medio día laborando si yo no tenía compromisos de almorzar con alguien y así podíamos adelantar un poco de trabajo que estaba acumulado, me pidió ordenar almuerzos a domicilio y después de almorzar me dijo que si muy amablemente podía hacerle un pequeño masaje en sus hombros que estaba algo tensionada, procedí a sacar de mi bolso un poco de crema de cuerpo para que fuera más suave el deslizarse mis manos por sus hombros, le pedí que se corriera un poco la blusa, pero ella se la quitó toda quedando en brazier.
Me sonroje, qué hermoso se veían sus pechos, comencé con mi masaje sobre sus hombros y parte de la espalda, y sentía como su respiración se volvía más rápida, y dejé volar mi imaginación, sin querer comencé a tocar sus pechos por encima del brazier, al reaccionar le pedí disculpas, y solo me dijo, sigue no pares.
No se que me hizo sentir en ese momento y seguí tocando sus senos, pero desabroché su brazier y podía tocar sus pezones ella suspiraba cada vez más rápido y le susurré al oído, “ Jefa, desea hacer algo más”? Su única respuesta fue pararse de la silla, dejó caer su brazier, cerró sus ojos y comprendí que estaba deseosa por lo que pudiera hacer con ella.
Me quite mi blusa y mi brazier, la abracé y comencé a besarla tan rico, que me había mojado solo con ese beso, yo, tocaba su cuerpo con la punta de mis dedos y lentamente fui desabrochando su pantalón, bajé a sus senos y los comencé a chupar delicadamente, ella sólo puso sus manos en mi cabeza y me permitió hacer lo que deseara, metí su pezón izquierdo en mi boca, con demasiada ternura lo chupaba, sus uñas se enterraron en mi espalda mientras yo iba lamiendo su abdomen.
La tumbé en el escritorio y terminé de quitar su pantalón, jugaba con mi lengua en su ombligo, y lentamente la despoje de su interior, que bello su sexo, depilado, se veía deseoso, pasé uno de mis dedos por su raja, estaba súper mojada, despacito fui ubicando mi lengua en su rajita y de arriba hacia abajo comencé a lamerla, ella abrió sus piernas permitiéndome mejor el desplazamiento de mi lengua por su deliciosa vagina.
Lamia, con delicadeza y después con algo de salvajismo, metía dos de mis dedos en su interior, y ella apretaba mi cabeza con sus piernas, y con sus manos arañaba mi espalda, comencé mis movimientos más rápido y ella gemía más fuerte, hasta que me dió todos sus jugos vaginales.
Subí hasta su boca y le dí a probar sus propios jugos en un beso apasionado que nos dimos.
Nos vestimos y no cruzamos en el resto de la tarde palabra sobre lo sucedido.
Desde ese día lo hemos vuelto a hacer en mi apartamento, ahora es mutuo el hacernos sentir bien ambas, pues me hace sentir lo mismo que yo a ella con las caricias que nos damos, tanto así que nos compramos un starpon para disfrutar más de nuestros encuentros.
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