Mi primera experiencia lésbica
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Todo comenzó hace más de 10 años. Tendría unos 14 ó 15 años, y mi mejor amiga siempre estaba hablando de lo mucho que se divertía mastubándose, aunque yo no se de que me sorprendía ya que siempe ha sido en el tema del sexo más adelantada que yo.
Una tarde, mientras mi mejor amiga se cambiaba, siempre lo hacía delante de mí, sentí una cosa muy extraña en mi entrepierna, y me extrañó mucho, ya que a nunca me habían llamado la atención las chicas. Cuando la ví desnuda delante de mí noté como mi entepierna se humedecía y eso en el fondo me gustó. Y creo que mi amiga se dió cuenta, porque sentí en en ella como me miraba con deseo y eso me puso más cachonda. Estabamos las 2 solas en su casa, sus padres estaban en el pueblo, y empezamos a ver vídeos lésbicos, y eso nos encendió más aún. Recuerdo que yo tenía los ojos como platos, viendo como aquellas mujeres se comían sus coños, y se masturbaban las unas a las otras, y de repente ella, empezó a hacerme cosquillas en el cuello, eso he de reconocer que me pone muy cachonda.
Conforme se iba calentando la cosa, empezamos a besarnos con deseo, ella, me acariciaba mis pequeños pechos y sentía como mis pezones se endurecían con cada caricía. Luego, yo, empecé a acariciarle su coñito, despacito, y podía sentir su humedad en mis dedos. No podíamos dejar de besarnos, ni de jugar con nuestros cuerpos. Empezó a comerme el coño, y de solo sentir su lengua dentro de mí, cada vez me estremecía más y más, y hubo un instante que me corrí en su boca, pero dejó esa corrida a medias, ya que cuando más excitada estaba sacó de su cajón un pequeño vibrador y me lo introdujo hasta que me corrí, varias veces seguidas por cierto, ahí fue cuando descubrí que soy multiorgásmica.
Luego, empecé yo a jugar con ella, y entre el calor de la habitación, los vídeos que teníamos de fondo, empecé a masturbarla frenéticamente con mis dedos y su vibrador mientras sus gemidos me ponían más y mas cachonda y me pedía por favor que no dejara de jugar con ella. Y no lo hice, estuve jugando hasta que su cuerpo se arqueó depués de un inenso orgasmo y así sucesivamente, y nuestros gemidos se entremezclaban con los de los vídeos
Cuando acabamos, nos quedamos mirándonos, como preguntándonos que había pasado. Todo se quedó en esa habitación y nunca más volvimos hablar del tema. Pero esa experiencia nos unió más que nunca.
Anónimo
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