Mi primera vez con Cloe
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Les mentiré acerca de mi nombre, pero no sobre nada más. Digamos que me llamo Dalila, soy latina y vivo en los Estados Unidos.
En mi país, antes de venir a vivir aquí, era música. Tenía una banda bastante exitosa donde yo cantaba y componía y también tocaba la guitarra. En mi banda habían dos chicos más, un pianista y un percusionista, y otra chica que llamaremos Cloe, era la bajista. Cuando empecé a tocar con mi banda yo tenía 28 años y el resto de los chicos eran todos 6 años menores que yo. Tuvimos química desde el inicio, especialmente Cloe y yo. Yo estaba casada desde mis 23 y siempre había sido fiel a mi esposo. Con él (creía yo hasta ese momento) podía hacer cualquier cosa, teníamos sexo increíble, él era capaz de hacerme venir varias veces en una sola sesión.
Pero en el momento de esta unión musical, ya ambos estábamos un poco aburridos de nuestra rutinaria vida, y yo había comenzado a considerar la idea del divorcio. Mi esposo Eduardo y yo teníamos también un trabajo musical en común y eso me aguantaba mucho de dejarlo, además de que a pesar de la rutina le tenía mucho cariño pues es un hombre de muy buenos sentimientos. En ese tiempo mi banda y yo comenzamos a grabar en un estudio nuestro primer disco. Prácticamente vivíamos allí, estuvimos más de un mes encerrados en aquel lugar componiendo y arreglando y haciendo las grabaciones a veces no nos acostábamos a dormir en dos días, a veces muy cansados nos íbamos a las camas muy tarde en la madrugada, o nos dormíamos donde estuviéramos, en un sofá, en una silla, en el suelo, trabajábamos mucho. Una noche de mucho trabajo el equipo se fue a dormir al rededor de las 2 de la madrugada y Cloe y yo nos quedamos arreglando las cosas que ella había grabado esa noche, así estuvimos como una hora y media más en que yo en algún momento me dormí muy profundo en el sofá que estaba frente a la computadora central.
El aire acondicionado del estudio estaba un poco fuerte esa noche pues había mucho calor afuera, y recuerdo haber tenido mucho frío, hasta que de pronto sentí un cuerpo tibio apretándose contra el mío bajo mi manta. Los delgados brazos de Cloe me abrazaron y su cuerpo hizo un esfuerzo por colarse en el sofá donde yo dormía. La dejé hacer; jamás en mi vida había tocado a otra mujer, no puedo decir que no lo deseara, en más de una ocasión había tenido fantasías donde hacia de todo tipo de cosas pero con otra chica en vez de con un hombre. En más de una ocasión me encontré a mi misma masturbandome frente a la pantalla de mi laptop con una peli porno y la parte que más cachonda me ponía siempre era cuando dos mujeres se tocaban. Sin embargo nunca me plantee la pregunta de si yo soy homosexual o no, los hombres me gustan demasiado, y no hay nada en este mundo como el sentimiento de estar siendo cogida por un macho que sabe lo que hace… Pero sentía curiosidad mientras Cloe pasaba sus manos por mi cuerpo y yo sentía que todo mi ser temblaba de susto y excitación y también ella temblaba. Su manito chiquita se escurrió entre mis ropas y levantó mis bragas y llego hasta mi caliente sexo y empezó a acariciarme. Hasta ese instante yo estaba de espaldas a ella y no respondía a sus caricias más que con un continuo temblor.
Cuando ella puso su manos en mi concha yo se la agarré y por un segundo se quedó tranquila, entonces me volteé hacia ella para hacérselo más fácil y la dejé que me tocara todo lo que quisiera. No podía tener un orgasmo. Lo inusual de la situación; pues nunca espere algo así, más el hecho de que el resto de los músicos estaban allí cerca y podían escuchar algo, no me dejaban concentrarme en mi orgasmo, aunque se sentía absolutamente delicioso como sus dedos se metían en mi vagina y se movían a mi clítoris. Mi bollo estaba muy mojado y ella decía palabras, muy bajito en mi oído: desde que te conocí siempre me masturbo pensando en ti, el otro día cuando tomamos el metro y me estabas contando sobre como te gusta que te singuen, me mojé toda allí mismo, no te lo dije pero tuve que disimular para bajarme, tenía un charco de mi leche en la falda cuando me bajé, y tuve que decirle a mi novio que era sudor… Si, Cloe y yo conversábamos de todo eso, teníamos tremenda confianza y nos contábamos como nos gustaba templarnos a nuestros novios, o lo que habíamos hecho antes de conocernos con otros chicos, pero ella nunca me dijo que me hallaba muy sexy, o nada de lo que me estaba contando ahora. Me hacia sentir bien, 5 años de matrimonio… a veces me deprimía pensando que ya no le era atractiva a nadie. Y esta chica 6 años menor que yo me deseaba, tanto que se mojaba pensando en mi, o se atrevía a hacer algo como esto, a riesgo de que yo no le correspondiera o armase un escándalo.
Cloe no es más alta que yo, que mido 1.58; sí tiene la piel muy blanca y algunas pecas en la nariz y en la espalda, su pelo es rubio y ondulado, ojos oscuros, café como los míos, es delgada pero con hermosas caderas y un buen culo, sus teticas no son muy grandes pero se ven redondas y con pezones turgentes, a todos los chicos les gusta Cloe. Yo en ese momento no era tan delgada como ahora, tampoco estaba gorda pero para medir 1,58; pesar 130 libras digamos que no es bueno. Claro que mi culo y mis tetas siempre han sido llamativos, y a pesar de estar flaca siempre he tenido los muslos y los brazos gorditos, mi piel es trigueña y mi pelo y mis ojos son oscuros. En ese tiempo, en cambio, como decía antes, yo no me sentía muy bien físicamente, había caído en una desidia y no cuidaba mi alimentación o hacia ejercicio; pero sin embargo algo llamaba la atención de esta muchacha que tocaba con frescura ya, aunque sin dejar de temblar, toda mi chocha que se mojaba cada vez más.
Entonces yo también me atreví, poco a poco baje mi mano hasta sus panties, y la deslicé suavemente hasta su perillita diminuta. Mientras llevaba mi mano hasta allí, me di cuenta de que al ser tan delgada era todo muy chiquito, yo estaba acostumbrada a mi sexo carnoso y gordito que mi esposo siempre me decía que era el más lindo que había visto que parecía una boquita bembona… En fin que sentir algo tan delgado y delicado me hizo ir con más cuidado. Si todo esto estuviera pasando ahora yo sabría exactamente que hacer para hacerla venir en pocos minutos, pero aquella era mi primera vez tocando a una mujer. Con mi dedo del medio masajeaba su clítoris y con el anular y el índice abría sus labios para poder mover mejor mi dedo, quería saber si estaba mojada así que junté los 3 dedos y los deslicé por su raja para abajo hasta que sentí la entrada de la vagina y estaba todo aquello mojadisimo así que empujé los tres dedos adentro de su hueco, ella hizo un movimiento con su cuerpo como alejándose de mis dedos, pensé que la había dolido y esas fueron las primeras palabras dichas por mi desde que aquello comenzó, yo le dije: te dolió? Y ella me respondió: no, pero me sorprendiste, perra. Aquello me puso a mil, creo que se me salió todo el líquido de mi cuerpo cuando me llamó perra! Empece a mover mis dedos, de la vagina al clítoris alternando, me encantaba la forma en que respiraba entrecortadamente, tibio, se me había olvidado ese temblor que uno tiene la primera vez que se acuesta con alguien que le gusta de verdad.
Comencé a hacerlo más rápido y ella empezó a jadear y entonces yo comencé a acordarme de los vídeos porno de sitios lésbicos que yo había visto y de cuanto siempre había querido sentir los pezones de otra mujer en mis dedos, pero mi otra mano andaba muy lejos y yo no quería hacer ruido, así que acerque mi boca a su blusa y mordí, primero suave y después a medida que aumentaba el ritmo en que mis dedos se metían en su hueco y subían a su perilla yo mordía cada vez más duro, ella se estaba poniendo un poco ruidosa, yo no hacia ningún ruido ya, estaba concentrada en ella aunque apretaba las paredes de mi vagina continuamente como queriendo que algo se metiera ahí y me llenara. Pero en ese momento, por las escaleras bajó el percusionista que iba para la cocina o para el baño, y tuvimos que parar y disimular y hacer como que estábamos dormidas. Cuando finalmente el muchacho volvió ya casi estaba saliendo el sol, nosotras no habíamos movido un músculo desde que él pasó pues supongo que ambas teníamos miedo de que nos hubiera escuchado y estuviera esperando a que lo retomáramos. Ella me dijo: te viniste? Yo le respondí que no, y ella me dijo, yo tampoco.
Posterior a eso siguieron muchos días de trabajo, Cloe tenía un novio, que no era mi amigo pero me caía bien, así que yo hable con ella y le dije que a mi no me gustaban las mujeres y que su novio era mi conocido y yo no quería hacerle eso a él, y que ademas, yo ni siquiera sabía que me había sucedido esa noche que por favor no lo contáramos ni lo volviéramos a intentar. En esa conversación ella me contó que desde el principio yo le había gustado mucho y que aún le gustaría, pero que no me preocupara que más allá de convertirme en objeto de su excitación cuando se masturbara o estuviera con su novio, de ahí no iba a pasar y que podíamos seguir siendo amigas.
Eso me gusto mucho de ella y en efecto seguimos siendo amigas, incluso mejor que antes pues ambas sabíamos un secreto de la otra, un secreto íntimo y difícil de aceptar por el resto de los que no entienden de esto. Ella siempre me comentaba cuando le gustaba alguien, hembra o varón, el único novio que había tenido en su vida era Johny y la única experiencia sexual fuera de él había sido conmigo y había estado inconclusa. Ella no tardó en encontrar una chica preciosa que le enseñó muchas cosas y la persuadió de dejar a John. En ese tiempo también, Eduardo y yo ya estábamos en las últimas en medio del divorcio y Cloe y yo seguíamos apoyando nos mutuamente. Yo alquilé un apto nuevo en las afueras de la ciudad y antes de terminar con John, ella le decía que estaba en mi casa ensayando, pero en realidad yo la cubría para que ella fuera a encontrarse con Alicia, su nuevo amor. En todos esos meses Cloe y yo nunca estuvimos otra vez. Alrededor de Julio, pleno verano y 6 meses después de irme de casa de Eduardo, encontré un novio nuevo.
Este chico se llamaba digamos que Samuel, 4 años menor que yo, pero más diestro en la cama que ninguno de los novios que tuve antes de mi ex esposo o mi esposo, o los que han venido después. Con Samuel descubrí el sexo en todas las maneras sucias, sexies, alarmantes, dolorosas, ricas, raras… Y que ya contaré en próximas publicaciones, muy pronto empezamos a hablar de incluir a una chica algún día, y yo pensaba en Cloe cada vez que nos venía la idea a la cabeza pero nunca le dije nada a él, quería estar segura de que ella querría, pero hacia casi un año de aquel episodio, y ella estaba bien con Alicia…
Esa noche, llame a Cloe: quieres venir a tomarte un vinito con nosotros?
Continuara.
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