Mi vecina del octavo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola, me llamo Lucia, tengo 28 años y este es mi primer relato. Conoci esta pagina hace unos meses y desde entonces siempre he pensado en contaros algo que me sucedio durante los apagones del verano pasado.
Yo habia discutido con mi marido por una tonteria y, ademas, en parte habia sido culpa mia, asi que decidi darle una sorpresita: Me compre un modelito muy sexy de ropa interior, me puse ligas con encaje y me arregle por la mañana, antes de ir al trabajo: Llevaba una blusa de seda rosa y una falda estrecha que me llegaba algo mas arriba de las rodillas. Y es que en el mundo de la publicidad, que es mi profesion, la imagen es muy importante, por eso mismo me habia alisado el pelo.
Habia visto ese corte a Rachel, en la serie Friendo, y como todo el mundo me decia que soy muy parecida a ella, fui a la peluqueria y me lo hice. Podia decirse que estaba muy contenta con el resultado. Me sentia sensual, femenina y tremendamente guapa, dispuesta a hacer disfrutar a mi recien estrenado marido. El siempre me dice que le pone cuando voy de ejecutiva cachonda.
Cuando sali del trabajo, entre en el coche, puse el manos libres y le llame. Eran las doce de la noche, yo habia salido muy tarde de trabajar porque era viernes y estabamos cerrando las ultimas campañas, algo que pasaba todos los fines de semana, sobre todo en verano cuando parte de la plantilla esta de vacaciones. Le dije que me tenia que quedar toda la noche trabajando porque queria presentarme por sorpresa y pasar una noche de sexo desenfrenado.
Tuvimos una conversacion al mismo tiempo apasionada, obscena y sensual que hizo que me recorrieran escalofrios por el cuerpo y que el encaje de mis braguitas se humedeciera, empapandome las ingles. Mi respiracion era agitada y no veia el momento de cruzar la puerta de casa para que me lo hiciera en la mesa del salon. El sexo telefonico siempre me ha excitado mucho y si no hubiera sido porque queria llegar a casa lo antes posible, hubiera abierto las piernas sobre el volante y me hubiera masturbado hasta que me hubiera quedado afonica de gemir.
Una vecina mia entro junto a mi: Era mi vecina de abajo, del octavo. Vivimos en una torre de apartamentos no muy centrica, la verdad, pero donde todo es moderno y aseptico. Esa era mi vecinita lesbiana, ¿como se llamaba? Lluvia, uno de esos nombres que se pusieron de moda en los 80. Antes vivia con una chica, pero hacia un par de meses que se habia ido. A veces la veia desde mi terraza, a Lluvia, tumbada en topless en una hamaca, con sus pezoncitos duros apuntando hacia mi. Vaya, me estaba poniendo cachondisima, necesitaba sexo ya.
Entramos en el ascensor, un habitaculo realmente enorme, de dos metros de lado. Una de esas cosas absurdas de los edificios modernos. Ella debia de venir de tomar unas copas, porque llevaba una minifalda de esas muy, muy cortas, con volantes, que se pusieron de moda hace un par de años, de color blanco; llevaba tambien una camiseta de tirantes por la que se transparentaban sus pechos. Aunque se que somos de la misma edad, yo parecia mucho mayor. Que recuerdos, cuando yo podia salir los fines de semana vestida como una adolescente y no tenia que achicharrarme con aquellas medias… que esperaba poder quitarme pronto.
Inicie una conversacion de ascensor porque nos quedaban ocho largos pisos:
– Hola
– Hola, ¿vienes de trabajar a estar horas?
– Si, ojala pudiera salir, pero este trabajo me absorbe – ella se rio.
– Por eso yo prefiero los masajes – era masajista, y de pronto me la imagine pasando sus manos por cuerpos semidesnudos. Estaba muy caliente. – nadie va a darse un masaje a las once de la noche.
Al llegar al septimo, el ascensor hizo un ruido raro y se paro: No te preocupes, calma, Lucia…
– Oh, Dios, ¿que ha pasado?
– Tranquila, tiene frenos y cierres de seguridad, se votaron en junta el invierno pasado – la tranquilice – Mierda, me he dejado el movil en la oficina…
– A mi no me mires, ni siquiera tengo – hippy estupida, no tener un movil hoy en dia…
– ¿Te esperan en tu casa?
– No, vivo sola.
– A mi no me esperan hasta mañana. – en nuestro bloque casi todo el mundo estaba de vacaciones, y los que no eran parejas con niños y un par de oficinas ya cerradas. – Si nadie sale esta noche y coge el ascensor, hasta mañana no nos van a sacar, porque tiene ese estupido cierre de seguridad. – le explique para que se hiciera a la idea.
– Pero no puede caerse, ¿verdad?
– No
– Entonces me da igual – “Claro” pense “como tu no tienes a nadie esperando para follarte…” Se sento en el suelo y yo hice lo mismo.
La excitacion, el calor y el aburrimiento hicieron que mi mente divagara: Que guapa y voluptuosa era mi vecina, con esos pechos tan grandes y esas caderas. Ademas, su melena pelirroja, rizada, y sus ojos verdes la hacian muy especial a la vista. Estaba tan caliente… La mire fijamente sin importarme lo que pensara. Desde mi perspectiva veia el interior de uno de sus muslos y la falda era tan corta que podia entrever su sexo, esa chica no llevaba braguitas y eso me excito mucho mas que toda la conversacion telefonica con mi marido. Una vez mas me contuve para no meterme la mano bajo la falda para acariciarme… El ascensor hizo otro ruido raro y se movio. Lluvia dio un respingo y se acerco a mi, agarrandome un brazo.
– Lo siento – dijo, pero a mi el contacto de sus manos largas y finas me hizo estremecer. Mi excitacion aumentaba y no tenia nada ni nadie con que satisfacerme. Notaba las braguitas tan mojadas… Mis jugos se escapaban en tales cantidades que pense que pronto gotearian sobre el suelo. Para mi sorpresa, Lluvia acerco su rostro a mi oido y susurro – Por favor, tapate el liguero con la falda, porque lo veo desde aqui y me pone a cien – su aliento en el cuello me gustaba, asi que cerre los ojos y deje que siguiera hablando – ¿Sabes que te pareces a Rachel, de Friends, con esa ropa tan elegante y esa melena lisa? Cada vez que miro el liguero mi chochito – lo dijo con esas palabras y me hizo enloquecer – se empapa y siento deseos de quitartelo con los dientes – Gemi, extasiada de placer.
Entonces ella se puso a cuatro patas como una gatita morbosa de labios gruesos y mojados de saliva y me beso muy cerca de la boca – Hace dos meses que Irene se fue y estoy tan sola… No tengo a nadie que me haga el amor, y yo lo deseo tanto… ¿A que nunca has estado con una chica? – me pregunto, apoyandose sobre mis rodillas de tal forma que atrapaba sin remedio. El calor que su sexo irradiaba traspasaba la falda y mi blusa, asi que yo lo notaba en el ombligo.
– No… – musite con voz ronca. Entonces se levanto la falda y me mostro sus vellos pubicos rojos como el fuego pero tan depilados que solo quedaba una rayita fina. Yo nunca habia visto uno tan depilado y la toque para sentir su suavidad. Incluso la fina linea de pelillos era suave. Ella aparto mi mano y metio la suya. Empezo a masturbarse alli, sobre mi, mientras yo la veia arquearse hacia atras y jadear. Su dedito se movia freneticamente por sus humedos labios vaginales, acariciaban y movian su clitoris y en un par de momentos se introdujeron en su vagina, que era como un tunel estrecho y resbaladizo. Yo necesitaba sentirlo asi, por eso empece a acariciarme por encima de las braguitas empapadas. Fue Lluvia quien se encargo de bajarmelas, al tiempo que me abria de piernas, abriendose ella aun mas. La veia a ella jadeando sobre mi y me veia a mi misma en el espejo, colorada y despeinada.
Me acaricie con la palma de la mano, como me gusta hacerlo cuando estoy sola, mientras Lluvia, con la otra mano, me penetraba hondamente, con mucha intensidad, hasta que tuvo tres dedos dentro de mi chochito rubio y cubierto de pelo. Nos corrimos a la vez, gimiendo a gritos.
– Oh, cariño, sigue, asi, por favor… Cuanto lo echaba de menos, tocame… Voy a correrme…
– Correte conmigo, por favor, ¡ah, Dios!, un poco mas, ya casi esta, ya llego… – Ella respiro entre relajada y aliviada, pero yo deseaba mas, mucho mas.
Me abalance sobre ella besandola el cuello y las orejas, mientras ella me agarraba del pelo. Nos desnudamos, desparramando la ropa por el ascensor, pero ella insistio en que me dejara puestas las medias con el liguero. Su cuerpo, semejante al de alguna diosa del placer, se mostro ante mi en todo su esplendor. Nuestros besos eran tan fuertes que casi nos mordiamos los labios, mientras yo le abria las piernas de golpe para meter un dedo, por primera vez, en el sexo de otra chica. El de Lluvia era calido y humedo, acogedor para mis deditos. Su humedad me empapaba la mano. Me la lleve a la boca. Su flujo era tan dulce que desee con todas mis fuerzas beber sus nectares.
Nos colocamos en un 69 comodamente, y entonces agradeci que el ascensor fuera tan grande como el recibidor de mi casa. Nunca habia visto el sexo de una chica de cerca. Era precioso, como una flor abierta especialmente para mi, sus cuatro labios tan tiernos. Recorri sus pelitos con la lengua y luego la bese en los labios como si la besara en la boca. Ella se estremecio. Empece a lamer su clitoris y a meter la lengua por todas partes, deseosa de probarlo todo… Cuando ella hizo lo mismo tuve un orgasmo inmediatamente, pero me prepare para tener otro, porque ella no parecia dispuesta a parar. Sorbio mis jugos con delicia mientras me lamia y chupaba con sus labios gruesos y sensuales.
Metio y saco rapidamente un dedo, y cuando lo tuvo mojado de flujo, empezo a introducirlo suavemente en mi culito hasta que tuvo dos dedos dentro. Eso me volvio totalmente loca y tuve otro orgasmo tan fuerte que le di un pequeño mordisco con el que ella grito de placer y dolor. Yo no era tan buena con la lengua, asi que me empujo contra el suelo boca arriba, y utilizo mis pechos y mis pezones erectos para masturbarse, mientras yo misma me acariciaba, anhelando con todo mi corazon otro orgasmo.
– Oh, vamos, meteme dos dedos mientras te tocas… se que te estas tocando… Mas fuerte, asi…
– Ah… ya estoy, ya, ya, YA… – nunca me habia corrido tantas veces seguidas – ¡Follame! – grite, fuera de mi – ¡hazmelo! Hazme el amor.
Unimos nuestros sexos palpitantes dos veces mas. Cuando se acercaba el amanecer, alli afuera, Lluvia me deleito poniendose a cuatro patas y dejando que me masturbara restregandome contra su culito duro… El riesgo de que algun vecino accionara de nuevo el ascensor, que se habia parado como medida de seguridad, y nos encontrara desnudas, empapadas en sudor y jadeando, hizo que el ultimo orgasmo fuera brutal. Despues nos vestimos y esperamos en silencio hasta que abrio un bombero al que un vecino habia llamado, viendo que no sabia accionar de nuevo el ascensor.
El ambiente estaba tan cargado de sexo y del olor de nuestros fluidos que al bombero se le dilataron las pupilas y entre sus piernas empezo a levantarse algo que prometia ser grande. Con esta nueva excitacion corri a mi casa para, esta vez si, que mi marido me follara.
Desde entonces, al menos una vez al mes bajo a pedirle algo a mi querida vecinita Lluvia, para disfrutar de todos los juguetitos sexuales que tiene en su armario y, sabiendo que mi marido esta a pocos metros, alcanzo orgasmos sin limite (hasta el sexo con mi marido ha mejorado sustancialmente).
En los primeros dias de sol se ha vuelto a tumbar en topless y yo la he visto mientras tendia mi modelito de encaje, solo que esta vez ella ha querido dedicarme un magnifico espectaculo, metiendo su manita descaradamente bajo el tanga del biquini.
Desde hace un par de meses tiene una novia bajita, morena, muy guapa, aunque sigue viendose conmigo. El otro dia me ofrecio hacer un trio y yo, fuera de control, acepte. Pero esa es una historia que os contare otro dia.
Autor: Anonimo
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