Sorpresa mañanera
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Eran las 9 de la mañana y sonó el timbre de mi departamento. Era una vecina joven con la que una vez sola había hablado, pero que era evidente que congeniabamos. Ella es morena, con un cuerpo esplendoroso, de 26 años de mi altura, 1,65, profesional. Yo tengo 31 y me dedico al estudio de teatro.
Entró con una sonrisa traviesa y con mucha desenvoltura, traía un camiseta fina que mostraba que no tenía sostén y una minifalda ceñida, con tacones altos. Evidentemente venía buscando una guerra total. Yo, sola en casa, tenía una camiseta larga y una tanga, con sandalias taco bajo, también sin sosten.
De entrda me dice:
– Vengo a charlar contigo, porque veo que podemos ser amigas-
– Encantada, le contesté, ya te aprecio bastante. No sólo quiero aprecio, te lo digo de entrada porque se que eres igual que yo, deseo todo de tí. Me he dado cuenta como me miras y que te gusta el amor entre chicas.
– Me tomas tan de sorpresa, pero sí, me gustan las mujeres.
– Ni tu marido ni el mío están en casa hasta la tarde, la mañana es nuestra.
Estiró sus manos y tomó las mías, yo me entregué de inmediato, no tenía sentido resistirme a lo que había soñado hacer con ella desde que la conocí.
Los besos comenzaron tiernos, pero en segundos habrían quemado el Titanic. Nos fuimos desnudando de la poca ropa que llevábamos y desnudas nos contemplamos con arrobo, las dos. Realmente no se como llegamos a la cama, todavía revuelta y tibia, pero ya estaba Lilí sobre mí, recorriendo mi cuerpo morosa pero firmemente con sus labios y su lengua, sus largas uñas marcaban mi espalda y de su boca salían palabras que me enloquecían.
Chupó, mordió, acarició mis tetas mientras yo oía mis propios gemidos que lanzaba sin darme cuenta. Bajó por mi vientre, mi ombligo fue una importante parada, mis recortados pelos del Monte de Venus fueron un motivo de juego, su agresiva pero dulce lengua abrió mis labios vaginales llevándome al delirio. Sus labios se poderaron de mi clítoris, de los labios menores que sorbieron, mordisquearon hasta el cansanció. Yo sentía el conocido calor en mis riñones, la conocida tensión en mi baja espalda, sabía que el orgasmo no tardaría en explotar, pero Lili me lo hizo más difícil, su lengua atravesó el perineo y se introdujo sin ceremonias en mi culo, después de abrirme las nalgas.
En ese momento no pude más. Un verdadero estertor sacudió mi cuerpo y mi alma, Me arquee en un espasmo delicioso y tuve un orgasmo que no olvidaré jamás. Milagroso que una joven con poco tiempo de casada y aspecto tan angelical supiera como enloquecer a otra mujer.
Ese primer orgasmo mío (me gusta decir acabada), esa primera acabada fue el motivo de iniciar un encuentro sexual inolvidable. Nos retorcimos en esa cama buscando cada milímetro de nuestros cuerpos, sedientos de mujer, los 69 se repetían, los dedos penetraban en nuestros culos en forma repetida, los mordiscos en los pezones iban dejando marcas que no lograríamos disimular, nuestras lenguas penetraban nuestras conchas y nuestros culos sin ningún pudor ni sutileza. Nos habíamos lanzado a una batalla si inhibiciones. Nada marcaba ningún límite, nos susurrábamos sucias y morbosas palabras que nos decían de nuestra impía relación. Nos cruzamos en un feroz encuentro de sexos cruzando nuestras piernas en tijera rozando nuestros sexos mientras nos besábamos y mamábamos los pechos mutuamente. Se que tuve repetidos orgasmos y que Lili acabó varias veces.
De su bolso sacó un falo con arnés y me cojió y me culeó hasta dejarme exánime. Ya casi era medio día, me dijo vamos al baño, cuando entramos comenzó a besarme y me ordenó acuéstate en el suelo, docilmente lo hice y se acuclilló sobre mi cara, imaginen lo que hizo, baño mi cara, mi boca con su maravillosa orina de mujer caliente y joven. En un momento abrí la boca y saboree ese líquido que me convertía en su amante, en su mujer en su esclava.
Desde entonces, lo repetimos cuando podemos. Debo aclarar que nuestros maridos saben de nuestra bisexualidad y no intervienen en nuestro amor.
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