SUBITO REVEZ
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por ruby-23.
Una tarde, cuando el trabajo estaba tranquilo en el almacén de telas, Zafiro platicaba con su compañera Iskra respecto al pedido que tenían que recibir, el lote de tela tenía un retraso y varios clientes ya estaban molestos, necesitaban sus pedidos.
Detrás de ellas Alanís y Samanta platicaban pero Alanís solo tirando indirectas a Zafiro.
– Huy sí, soy súper responsable ¿qué no se nota? – En tono burlón.
La otra chica solo le decía ya cállate deja de molestarla.
Zafiro trato de ignorarla pero hoy precisamente no estaba de humor para soportar sus tonterías, así que se abalanzo sobre Alanís estampándola contra la pared, sujetándola del cuello de la blusa en un arranque de furia.
– ¿¡Cuál es tu maldito problema!? Siempre estas con habladas, si tienes algo en mi contra ¿¡por qué rayos no me lo dices de frente!? No tienes que andar ladrando a mi espalda.
¿Qué, te faltan las agallas para decir las cosas de frente? Como deben hacerse las cosas.
Alanís no podía reaccionar, estaba aterrada por la mirada de Zafiro, tan llena de furia como si la quisiera exterminar.
, Iskra tomo por el hombro izquierdo a Zafiro para detenerla.
– ¡basta Zafiro, es suficiente! Le estás haciendo daño.
Al escuchar estas palabras reaccionó abriendo desorbitadamente los ojos y parpadeando sorprendida de lo que hizo, cayendo en la realidad se aparto bruscamente dejándola libre, Alanís se desplomo pesadamente tomándose la garganta.
Justo en ese momento llegaba Samanta con el encargado de esa área.
– ¿Qué está pasando aquí? – Inquirió molesto y asustado por la escena.
– Nada cof, cof… no se preocupe.
– Atino a decir Alanís para la sorpresa de todos.
– Como nada si va Samanta corriendo a mi oficina diciéndome que se están peleando ustedes dos y te encuentro tosiendo ahí tirada.
Las quiero a ambas en mi oficina ¡ahora!
Zafiro vio con desprecio a Alanís de camino a la oficina.
Una vez ahí el encargado cruzando los dedos de las manos sobre el escritorio, las veía fijamente.
– Y bien, escucho ¿qué rayos está pasando con ustedes? he escuchado que tienen problemas entre ustedes pero esto es demasiado no puedo permitir un comportamiento así dentro de estas instalaciones.
Si tienen algún problema será mejor que lo resuelvan fuera o me veré en la necesidad de prescindir de ambas.
Zafiro con una increíble frialdad y serenidad comenzó a hablar.
– Yo no tengo nada en su contra, es ella la que esta tirándome indirectas cada que nos vemos realmente no se que se trae, ni siquiera le dirijo la palabra para no llegar a esto, pero realmente llego el momento en que me arto.
Sé que no debí reaccionar de esta manera pero dado que ignorarla no funciono se me salió de control.
Realmente no entiendo porque insiste en tener una forma de ser tan irracional para conmigo tal parece que a pesar de ser una adulta no ha dejado los años de secundario, sigue comportando como una escuincla babosa que no sabe cómo se afronta la vida adulta.
–Volteando a verla.
– Por si no lo sabes esos años ya pasaron y debes comportarte de tu edad, si tienes algo que decir se dice de frente y viendo a la gente a los ojos, no ladrando por la espalda.
¡Ya madura! ¿¿Qué es lo que quieres??
Alanís no dijo nada solo escuchaba con la mirada baja o viendo a otro lado, no atinaba a pronunciar palabra.
Zafiro se volteo ignorándola y con un suspiro dijo.
– Va… lo sabia eres una cobarde, buena para jorobar pero cuando te encaran no dices nada.
El encargo se dirigió a Alanís.
– Y bien, ¿qué pasa contigo? ¿por qué le tiras indirectas a Zafiro? No creas que no me doy cuenta de la realidad, ella nunca te había respondido, no la justifico pero la entiendo es tanta la insistencia que tienes de molestarla que era obvio que llegara un día en que no iba a estar de aguante.
Como dice ella, no fue la manera más adecuada de reaccionar pero todo tiene un límite y tú llegaste al suyo.
Constantemente la hostigas ¿Qué tienes en su contra?
– No tengo nada, no me fije que la molestaba tanto, no se repetirá… se lo aseguro.
– Espero que sea así de lo contrario tendré que descansarte o si me obligas hasta a prescindir de tu trabajo, no me gustan las peleas en mi área de trabajo, Zafiro no es una persona problemática pero tú lograste sacar hoy lo peor de ella, así que o te controlas o ya sabes que ocurrirá.
En cuanto a ti Zafiro no justifico para nada tu reacción pero entiendo que si alguien te fastidia tanto llega un punto en que dices basta y hoy fue ese día.
Sí esto se vuelve a repetir tendré que descansarte ¿me entiendes verdad? Se pueden retirar y espero por su bien que no se repita.
Zafiro respiro profundamente viendo a su jefe.
– Por mi parte, yo nisiquiera tomo en cuenta a esta mujer pero si sigue con lo mismo no le aseguro mucho, y aceptare las consecuencias.
Se levanto y se marcho no sin antes ver de reojo y con frialdad a la molesta mujer, cerró la puerta tras de sí sin mayor preocupación.
Alanís seguía en esa actitud sumisa, levanto la mirada para articular levemente.
– Lamento mi actitud no se volverá a repetir señor.
– Al salir de la oficina en su mente se preguntaba- [Por qué tengo esta maldita insistencia de molestarla si ella no me hace nada, es mas ni siquiera me toma en cuenta, para ella no existo a pesar de todos mis intentos por hacerme notar] – Al pensar esto se le cristalizaron un poco los ojos.
Zafiro regreso a sus actividades normales olvidando el desagradable incidente, pasaron las horas y cuando se encontraba en una zona aislada del almacén de esponjas haciendo el chequeo de lo que se necesitaba, de entre las sombras una figura delgada se asomaba viéndola sigilosamente.
A pesar de ello se hacía sentir su presencia dado que no era la primera vez que ocurría, en ocasiones anteriores se sentía esa presencia clavándole la mirada a Zafiro, pero en esta ocasión esa presencia se sentía con un halo de nostalgia o melancolía.
Al incorporar la mirara Zafiro pudo vislumbrar como aquella sombra se escondía tras uno de los anaqueles, sigilosamente se fue acercando sin que aquella sombra se percatara hasta que fue demasiado tarde para poder huir, se trataba de Alanís que había quedado atrapada entre la pared y el anaquel.
– ¿Qué haces aquí Alanís? Ahora hasta espía eres.
– Le veía con frialdad.
– No, yo solo… no es lo que piensas… – Desvió la mirada temerosa.
Se notaba nerviosa ante aquella chica que le acorralaba contra la pared, no tenía escape, Zafiro le sujeta por las muñecas colocándolas a los costados a la altura de la de la cabeza de Alanís.
Zafiro acerco lentamente su rostro al de ella mirándola como una fiera que tiene acorralada a su presa.
Alanís tenía en su cabeza la imagen de hace un momento cuando en un arrebato de ira Zafiro casi la estrangula.
– Y bien ¿qué hacías aquí escondida…? ¿qué es lo que pretendes? –Se acercaba más y más hasta que sus labios casi se rozaban.
– Y bien no me vas a contestar qué es lo que pretendes al estar acechándome de ese modo.
El ambiente se sentía extraño, Zafiro aspiraba el perfume floral que era inconfundible de Alanís, ella a su vez sentía que su corazón se salía por los latidos frenéticos.
Zafiro rozo con suavidad sus labios con los de Alanís preguntando nuevamente con un tono de voz bastante tranquilo como un susurro.
– Dime Alanís ¿Por qué me odias?
Zafiro Bajo su rostro aspirando por debajo de la oreja, llenando sus pulmones de ese perfume floral.
– Qué bien huele tu perfume… mmm… dime ¿Por qué me odias tanto?
– Yo… yo no te odio… – Su voz sonaba temblorosa.
Zafiro bajo un poco más su rostro a la base del cuello susurrándole
– Mmm no me odias, entonces solo te caigo mal…
– Tam… tampoco es eso…
Nuevamente deslizo su rostro a la parte baja del oído dejándole sentir su aliento con un susurro.
– Eso es confuso para mí…
Alanís empezaba a sentir que un escalofrió recorría su cuerpo por la manera en la que estaba actuando Zafiro, con cada palabra podía sentir su aliento cálido recorrerle desde su cuello hasta el oído provocando que su piel se estremeciera.
– ¿Qué… qué es lo que pretendes… haciendo esto…?
Zafiro por su parte continúo aspirando el perfume, recorrió su rostro por debajo de la barbilla de Alanís rozando su nariz en esa parte y cerrando los ojos.
– mmm no pretendo nada… simplemente tu perfume es delicioso y deseo aspirar esa esencia hasta inundar mis pulmones con esas flores.
– No te burles de mí… -Trataba de guardar la compostura.
– Eso jamás… soy sincera me encanta tu perfume… – Dejo salir un suspiro.
– Es delicioso tu aroma.
– No tiene nada de especial… basta…
– No… – Suspiro.
Deslizo su cabeza al otro lado del cuello rosando su mejilla con aquella piel delicada, hasta quedar mejilla con mejilla para decirle suavemente al oído.
– si no me odias y tampoco te caigo mal ¿entonces qué es?
– yo… yo no lo sé… – La veía de reojo.
– jejeje que niña eres, como es eso posible… mmm que suave es tu piel…
Para este momento las manos de Alanís estaban libres de su prisión, Zafiro deslizo sus manos hasta la cintura de su compañera, sujetándola con firmeza provocándole un estremecimiento al sentirse cada vez más cercanas.
– Para Zafiro… para… por favor.
– Imploraba, con nerviosismo.
– Parar… ¿A qué te refieres?.
no estoy haciéndote nada solo aspiro tu perfume y siento tu suave piel…
– Sabes a qué me refiero… por favor basta…
– Me encanta el tono de tu voz en este momento… daría lo que fuera por oírte así mas seguido…
Sin percatarse inconscientemente, Alanís llevo sus manos a la nuca de Zafiro sujetándola con firmeza.
Sus piernas empezaban a flaquear.
– Bien, ¿qué quieres parar Alanís…? – La veía de una forma sensual.
– Zafiro… yo…- Suspiro.
Zafiro continuaba con su juego apenas si le rozaba la piel del cuello mientras aspiraba y soltaba suspiros inundada por la fragancia del perfume.
Alanís por su parte cerrando los ojos alzaba la cabeza para permitirle el libre paso por su cuello, mientras sus dedos se entrelazaban en el cabello de zafiro.
Ella se retira lentamente, tomo las manos de Alanís, se las acercó a los labios besándoselas con ternura.
Le bajo las manos acercando nuevamente su rostro hasta quedar boca con boca sin tocarse totalmente, Alanís levanta ligeramente esperando un beso pero Zafiro solo roza sus labios para después darle un beso esquimal.
Sin más se retira dejando a la chica totalmente deseosa de un beso que jamás llego, al abrir los ojos ve como Zafiro se retira de ahí perdiéndose entre los estantes.
Esta acción resultaba simplemente abrumadora para Alanís, que no sabía a qué venía este comportamiento y al mismo tiempo provocaba que su cuerpo se sintiera febril.
Se dirigió al baño para refrescarse un poco, al verse al espejo sus mejillas estaban ruborizadas, con la respiración agitada y el corazón aun acelerado, pasaron algunos minutos antes de salir ya mas repuesta.
El día continuo pero por alguna razón su concentración no estaba en el trabajo sino en ese momento que cada que regresaba a su mente provocaba el deseo de tener el cuerpo de zafiro junto al suyo, aquellos pensamientos ruborizaban furiosamente su rostro y al mismo tiempo la desconcertaban; cómo era posible que por aquellos roces se desataran tantas emociones, tantos deseos febriles y apasionados.
Al fin aceptaba porque insistía tanto en hostigar a Zafiro, no era desagrado lo que sentía sino una atracción mal enfocada, no consentía el admitir que desde el primer momento que vio a Zafiro se enamoro perdidamente de ella; al no saber cómo reaccionar ante sus sentimientos inconscientemente empezó una relación destructiva.
Sumida en sus pensamientos no se dio cuenta que Samanta estaba al lado suyo observándola con curiosidad.
– ¿Qué te ocurre? estas muy callada y absorta en tus pensamientos ¿acaso volviste a pelear con Zafiro?
Reacciono al escuchar el nombre de Zafiro, saliendo de su aturdimiento.
– No para nada Samanta, estoy bien, solo reflexionaba eso es todo.
A veces me sumo en mis pensamientos y se me olvida quien está a mí alrededor.
– Ya veo, se ve que te impresiono mucho lo que paso hoy con Zafiro, nunca te había visto así y a ella tampoco por lo general es una persona bastante tranquila y hoy parecía una bestia llena de odio, el verle el rostro tan lleno de ira hacia ti me asusto muchísimo por eso corrí a buscar al encargado, pensé por un momento que te mataría y tuve miedo de intervenir directamente pensé que a mí también me golpearía.
– Como crees algo así- Sonrió levemente- Ella tuvo razón al comportarse de esa forma yo me pase lo admito y creo que necesitaba que me pusieran en mi lugar, no sé que me pasaba pero ya no será así; no voy a meterme más con ella no quiero que me corran o me mate.
– Sonrió ligueramente.
– ¡Hay Dios! No digas eso ni de broma, aunque admito que a mí también me desconcierta tu forma de actuar con ella, con el resto de las personas eres completamente distinta pero cuando la vez empiezas con indirectas y esa actitud tan hostil, no justifico a Zafiro, pero realmente si me hicieras eso a mi yo le hubiera dicho al encargado hace mucho para que te controlara, sin embargo ella aguantaba y aguantaba todo ignorándote hasta que le colmaste el plato.
La reacción que tuvo me asusto, era como ver a otra persona tan alejada de la personalidad de aquella Zafiro tranquila y pasiva.
– Sabes, el encargado me dijo algo parecido, no es una persona problemática pero yo saque lo peor de ella y esa jamás fue mi intención.
– Se le rozaron los ojos ante aquellas palabras- Ella no tiene la culpa de nada, fui yo quien provoco todo esto soy una persona horrible.
Comenzó a sollozar, se llevo las manos a la cara para ocultar aquellas lagrimas llenas de tristeza, por su culpa habían conocido a la Zafiro iracunda y ella sentía que quedaba como una mala persona ante los demás.
Samanta le acerco un pañuelo desechable.
– Vamos no te pongas así, no es para tanto solo fuimos 3 personas las que presenciamos esa desagradable escena, estoy segura que no saldrá de nosotros, no te preocupes por eso, pero si deberías dejar de molestarla.
Firmar el tratado de paz es lo mejor, no quisiera que una escena así se repitiera frente a más personas, fue desagradable y aterradora.
Alanís sonrió ligeramente y se despidió de Samanta.
Cuando estuvo en su casa ya más tranquila su cabeza no paraba de mostrarle la mirada iracunda de Zafiro, realmente estaba trastornada por esa expresión que jamás espero ver.
De repente las escenas en su mente cambiaron viéndose envuelta en las sutiles caricias que trastrocaron todos sus sentidos.
Aquella dulce sensación recorría su cuerpo, la estremecía y deseaba revivirlo; con sus dedos rozo sus labios soltando un suspiro entrecerrando los ojos.
– ¿Qué fue eso? ¿Por qué me sedujo al descubrirme espiándola? después de que casi me mata ¿por qué me hizo esos roces? ¿Por qué no reaccionó violentamente…? ahora que lo pienso… ¿por qué la estaba espiando otra vez? ¿qué es lo que me hace perseguirla tanto? – Mira hacia el espejo del tocador observándose directamente a los ojos.
– Para que le doy más rodeos, se perfectamente porque siempre la estoy espiando, estoy enamorada de ella y fue por ese idiota amor que paso todo esto… creo que debería renunciar… este trabajo me está afectando… no, no es el trabajo es ella, ya no consiento estar más a su lado, se que lo que paso hoy solo fue para burlarse de mí.
Estábamos solas nadie podía decir nada y solo se burlo de mi, se desquito por todas la veces que le he hecho quedar mal ante los demás o por las veces que me he burlado de ella.
Sin poderlo evitar unas lagrimas surcaron sus mejillas, aquel pensamiento llenaba su corazón de una angustia terrible, el saberse odiada y burlada por la persona que ella amaba la destrozaba completamente.
Pero que podía hacer ella había provocado esto, si tan solo no hubiese hecho todo lo que hizo otra cosa seria pero desafortunadamente no podía cambiar el pasado.
Se metió a la ducha por inercia como si su cuerpo se moviera solo, su mente no estaba presente.
Puso la cabeza bajo el chorro de agua caliente, quería que con el agua se fueran todas sus dudas, sus demonios internos que en ese momento comenzaban a atormentarla más y más.
Salió de la ducha, se recostó aun con ese sentimiento de tristeza en el corazón y dedico su último pensamiento a Zafiro antes de perderse en el sueño.
A la mañana siguiente no tuvo las fuerzas para levantarse, nunca en su vida se había sentido tan mal, tan deprimida al grado de no quererse levantar; solo quería pasar el día en la cama.
Miles de pensamientos la flagelaban sin descanso.
En el trabajo solo los más allegados se preguntaron el porqué de su ausencia.
Samanta en el descanso aprovecho para llamarle a su casa y saber el porqué de su ausencia.
En la casa de Alanís el teléfono sonaba insistente, con desgano se levanto a contestar.
– Si, diga.
– Alanís, ¡gracias a Dios! ¿cómo estás? ¿Por qué no viniste a trabajar, te sientes enferma?
– Si, lamento haberte preocupado, amanecí un poco indispuesta, espero estar mejor mañana, no te preocupes, no es nada serio pero preferí descansar.
– Mmm, no me convences pero está bien, nos vemos mañana, descansa.
– Gracias, te prometo estar mejor mañana.
Adiós.
– Adiós, descansa.
Zafiro alcanzo a escuchar la conversación, sin decir nada a la hora de salir fue a la casa de Alanís.
Toco el timbre insistentemente pero nadie abría, aun así no se daba por vencida sabía que estaba allí.
Alanís al ver de quien se trataba corrió al baño a refrescarse el rostro y lavarse los dientes, no quería que la viera en tan mal estado, ya más presentable abrió la puerta.
– Zafiro ¿qué haces aquí?
– Vine a visitarte, supe que estabas enferma ¿qué tienes?
– Nada serio solo un pequeño malestar.
Pero dónde están mis modales pasa, siéntate.
– Gracias.
– ¿Quieres algo de beber?
– No, gracias ¿ya fuiste al médico a que te chequen?
– No, no es para tanto, voy a estar bien pronto.
-Quiso sonreír pero le dolía demasiado el corazón para fingir ante la persona que tanto amaba.
Zafiro se le acercó para tomarle la temperatura y la presión.
– Mmm, parece que tu presión está un poco alterada y estas fría, deberías recostarte, dime ¿ya comiste algo o has estado en cama todo el día?
– He, como supiste que he estado en cama.
– Sencillo tu cabello esta enmarañado parece que te acabas de levantar
Ante aquella afirmación se sonrojo, y quiso peinar su cabello con los dedos.
Zafiro le tomo la mano dulcemente entre sus manos.
– No te preocupes, déjalo así, si te sientes tan mal recuéstate ¿tienes fruta? te hará bien comer algo ligero, aunque te sientas mal no debes estar en ayunas.
– ¿Por qué estas siendo amable conmigo? después de cómo me he portado contigo todo este tiempo.
– Porque no tengo nada en tu contra y extrañe a mi cuchillito de palo dándome lata hoy.
Aquellas palabras le hicieron esbozar una pequeña sonrisa a Alanís.
– Esto significa que aunque no sea la persona más grata ¿te importo?
– Claro que si tontuela.
-Suspiro- Me disculpo yo también por mi comportamiento se que fui muy ruda y después muy desconcertante, así no vamos a solucionar nada, realmente necesitamos hablar… ¿Por qué insistes tanto en que nuestra relación sea tan mala? He visto como eres con otras personas y también estoy consciente de que me has ayudado en varias ocasiones, claro sin que supuestamente yo me entere, pero al fin de cuentas me he enterado de como en ocasiones te has desvivido por ayudarme créeme que no te entiendo me desconcierta mas tu actitud.
Alanís no sabía que decir al sentirse descubierta, era verdad ella había ayudado a Zafiro en varias ocasiones con algunos problemas en el trabajo.
Zafiro se fue acercando más para tomar sus manos entre las suyas, acariciándolas suavemente se las beso.
Alanís estaba completamente ruborizada su corazón latía tan rápido que parecía que saldría de su pecho.
– Basta Zafiro no continúes… por favor basta.
[Dios mi cuerpo se estremece completamente con solo este roce.
]
Zafiro toma con ambas manos el rostro de Alanís acariciándole suavemente, posa sus labios en los de su compañera, primero fue quedo casi imperceptible, cuando la sintió más segura junto perfectamente sus labios dejando que se tocaran por primera vez, acostumbrándose en tan solo unos segundos a esa sensación, Alanís respondiendo de forma positiva.
Se dejó llevar por el dulce contacto y sin darse cuenta, se estaban besando más profundamente.
Comenzaron a separarse, Zafiro lucia tranquila muy distinta de Alanís, con su respiración acelerada y los labios ansiosos por el beso.
– ¿Eso porqué fue? planeas burlarte de mí ahora.
–Le vio interrogante.
– No… solo quise hacerlo, sentir esos labios que tanto me han molestado.
Hoy quise saborearlos en vez de recibir insultos de ellos, realmente tienes unos labios suaves y dulces.
– Es la segunda vez que actúas de esta manera…
– Lo sé… – Suspiro.
– independientemente de cómo te portas cuando estamos juntas, también está la parte de ti que es amable y se preocupa mucho por los demás; dejando a un lado esa parte que realmente odio de ti esta la contraparte, esa parte que solo muestras a otras personas y te empeñas en ocultarme pero aun así la he llegado a amar y desear tanto.
– Sonrió.
– Lo admito tengo algo de masoquista, sin embargo en lugar de hablarlo yo también me comporte como una niña y .
Alanís la silencio con el dedo índice.
– Ya no digas más… ambas tenemos parte de la culpa sin embargo yo tengo más, si desde un principio hubiera admitido que siento algo por ti en vez de estar actuando de esa manera tan horrible no habría llegado hasta este grado.
– Vamos dejemos de culparnos… te parece si empezamos de nuevo… quiero que nos llevemos bien ¿Qué opinas? ¿Hacemos una tregua?
– Yo también deseo empezar de nuevo ya no quiero desperdiciar el tiempo en estupideces, ahora que conozco tus sentimientos y veo que aceptas los míos deseo que estemos bien.
Debo confesarte que es la primera vez que me ocurre algo así, nunca me había sentido atraída por una mujer; fue muy perturbador pero ahora ya me siento mejor.
– Para mí también es la primera vez que paso por algo así, pero estoy dispuesta a intentarlo.
Aunque por ahora será mejor que me retire para dejarte descansar.
– No te vayas aun… ¿Te gustaría quedarte a comer conmigo?
– Estas segura, no deseas mejor recostarte.
– … Bueno ya que nos estamos abriendo y sincerando… amm… debo confesarte que no quería verte hoy… después de lo ocurrido ayer quería poner mi cabeza en orden, me sentía muy culpable y deprimida… frustrada… vaya me sentía como dicen en una montaña rusa de malestares.
– …
– Pero me alegra muchísimo que vinieras, y ahora más porque logramos hacer las paces.
– Le sonrió.
– Me siento muy feliz de por fin tirar mi mascara y poder ser yo misma.
– Me alegra oír eso, ya era hora de hacer una tregua.
Bueno y que propones para comer.
– … En realidad no tengo nada preparado pero podemos hacer lo que quieras.
– Ok, te acompaño a la cocina veamos que podemos preparar.
– Sígueme.
Ambas chicas se fueron a la cocina Alanís abrió el refrigerador mostrándole a su amiga de lo que disponía.
Zafiro tomo un brócoli, queso, de la alacena tomo espagueti y otros ingredientes.
Le pidió a su compañera que pusiera a hervir el fideo y un poco de agua para hervir un poco la verdura, mientras ella cortaba en trozos el brócoli.
En poco tiempo tenían una pasta con brócoli y salsa de queso listo para servirse.
– Que rico.
Nunca había pensado en una pasta así.
– Es algo sencillo y rápido, que bueno que te gusta.
– ¡Claro! Además es agradable tenerte de compañía.
– Este ambiente tan ameno es confortable.
– Ríe divertida.
– ¿Qué ocurre?
– Solo me imaginaba la cara de todos si nos vieran de esta manera.
Más de uno estaría completamente en shock.
– Si tienes razón, es algo que los desconcertaría demasiado.
Terminaron de comer, arreglaron la cocina y lavaron los trastes.
Zafiro se despidió con un beso en la mejilla.
Por fin se respiraba calma después de la terrible tormenta que las acecho por largo tiempo.
Alanís estaba muy contenta, todo lo que había vivido apenas unas horas atrás le parecían el fugaz recuerdo de una pesadilla.
Al día siguiente todo trascurrió de lo más normal, a excepción de que Alanís y Zafiro no pelearon en lo mas mínimo, se trataban de lo más cordial como si fueran las mejores amigas provocando que varios se alegraran y otros realmente ni se lo creyeran.
La que si no pudo contener la curiosidad era Samanta en un momento libre que tuvieron quiso saciar su curiosidad.
– Bien ¿que se traen ustedes dos?
– ¿A quienes te refieres?
– No te hagas, sabes perfecto que me refiero a ti y a Zafiro.
El día de hoy están tan cambiadas que no lo creo es como si nunca se hubieran llevado mal, ese trato tan cordial que ahora tienen es tan extraño… Sencillamente no me lo creo.
– Jajajajajaja ¿tan malo es?
– Si, digo no.
¡Ah! es que apenas antier parecían estar en una guerra sin cuartel y hoy es un cambio de 180º es increíble.
– Solo diré que nos sirvió la conversación que sostuvimos con el encargado, es todo.
Decidimos hacer borrón y cuenta nueva para evitar problemas gratis.
– Bueno “gratis” precisamente no lo creo, pero si me alegra mucho que las dos tengan esa tregua y espero que así permanezcan.
Era desagradable verte adoptar la actitud de hostil cuando no había una razón lógica para hacerlo.
– Lo sé, ya ni me lo recuerdes.
Esa mujer ha muerto, me sirvió mucho pensar el día de ayer y llegue a la feliz conclusión que no hare eso nunca más.
De ahora en adelante intentare llevar una relación de lo más normal con Zafiro.
– Vendito Dios.
Ya era hora de que te iluminara.
– Jajajajaja vamos no es para tanto.
– Que gusto me da verte tan animada.
No sé a qué santo darle las gracias por este milagro.
– Vaya si que eres exagerada.
Ambas chicas terminaron su conversación y se fueron a seguir sus labores.
Las semanas corrían y con ellas se desvanecía aquel mal recuerdo de las constantes hostilidades de Alanís.
La relación entre las dos chicas se hacía más solida y fuerte, dándose la oportunidad de descubrir que compartían más cosas en común de las que se pudieran imaginar, tenían aun algunos desacuerdos pero eran cosas mínimas.
Cierto día llego una carga de hule espuma que tenía ya un par de días de retraso, Alanís fue personalmente a recibir la carga para darle entrada y posteriormente distribuirlo de acurdo a los pedidos que ya había pendientes.
Al momento de llegan con el encargado de la mercancía se topo con la sorpresa que era un chico nuevo y aun mas que era un compañero de escuela.
– ¿Oscar?
– Sí, ¿Cómo sabes mi nombre? – Se le quedo viendo fijamente.
– ¡Pero qué sorpresa tan agradable, Alanís!
– Sí, ha pasado mucho tiempo.
Tenía mis dudas pero casi no has cambiado, mira las vueltas que da la vida nunca pensé que te volvería a ver después de que te fuiste de aquí con tus padres.
– Hace poco regrese y buscando trabajo encontré este de chofer y cargador.
– Me da gusto por ti.
Así que contigo me voy a pelear cuando no me lleguen a tiempo los pedidos.
– Sonrió.
– Disculpa son cuestiones fuera de mi control pero intentare darles a todos el mejor servicio.
– Se le queda viendo embelesado.
– … ¿Ocurre algo?
– Es que después de tantos años, me resulta increíble volverte a ver.
Estás muy hermosa.
– Gracias, pero elogiarme no servirá para ganar puntos.
– Vamos lo digo enserio.
Estas realmente bellísima, te han sentado de maravilla los años.
Me gustaría invitarte a salir.
¿Qué dices?
Oscar se la acerco tomándole de la mano, Alanís notoriamente inquieta se soltó inmediatamente, en ese momento iba pasando Zafiro con Iskra, El semblante de Zafiro cambio de una sonrisa a una seriedad total al observar al chico cuando le tomo la mano a Alanís y le pedía que saliera con él, sin pensarlo se encamino en dirección a ellos pero Iskra se percato de la actitud que adoptaba su amiga y la jalo pidiéndole que se apuraran que tenían que programar la salida de pedido que tenían que entregar, quería evitar una escena de celos innecesaria.
Zafiro acepto con una mueca de fastidio.
Alanís no se había percatado de aquel incidente, él chico frente a ella seguía esperando la respuesta.
– Oscar, sabes que me simpatizas y agradezco tus halagos pero en este momento tengo ya una relación y a mi pareja no creo que le haga mucha gracia que salga con alguien que claramente quiere algo más que una simple amistad, como me lo dejas ver.
– Vaya, no pensé que estuvieras con alguien.
Lo siento me deje llevar por la emoción de verte.
Siempre me gustaste mucho y ahora que te vi mis sentimientos salieron sin pensarlo.
– Entiendo, pero por favor si realmente te importo no vuelvas a tomarte esas confianzas conmigo no quiero que mi pareja te vea y se moleste.
– Ha pero él trabaja aquí.
– Sí, por eso te agradeceré que nuestra relación no sea más allá de compañeros ¿De acuerdo?
– Es una pena para mi saberlo…, no me mal interpretes me da gusto que estés con alguien a quien quieres pero mataste mi última esperanza de conquistarte.
¿Y llevas mucho tiempo con él?
– De tratarnos si llevamos mucho tiempo, pero de andar apenas algunos meses pero le amo mucho y lo que menos deseo es tener problemas por malos entendidos.
– Comprendo.
Bien me limitare a entregarte las cosas y darme el gusto de verte.
– Gracias.
Una vez recibida la mercancía, la pasaron a bodega ahí Alanís estaba checando los metros para hacer la entrega del pedido que tenían retrasado, se encontraba sumida en sus cuentas tanto que nunca se percato de unos pasos que se acercaban por detrás hasta que sintió que unos brazos la rodeaban por la espalda y le besaron el cuello.
Alanís brinco por la sorpresa volteando bruscamente.
– ¡Zafiro! Por Dios que susto me diste.
– ¿susto? ¿Pues a quien esperabas?
– A nadie.
Por eso me asustaste, tengo que sacar la relación de hule espuma para enviarla a los clientes y estaba tan concentrada que ni siquiera te escuche llegar.
– Mmm ya veo.
– Beso.
– No, Zafiro aquí no por favor…
– Tenía ganas de sentirte cerca… – Beso.
– … Vamos no seas mala… déjame terminar…
– No te estoy deteniendo las manos puedes seguir revisando tus cuentas… – Beso.
– ….
Zafiro…
Los besos en el cuello eran una de sus debilidades, no podía concentrarse y Zafiro lo sabía perfectamente, se giro entre los brazos de su captora, dejando a un lado sus hojas y lápiz.
Deslizo sus manos sobre el pecho de su novia.
– ¿Tanto me extrañabas que no esperaste a que llegara la hora de salida?
– Eso y el hecho de ver que ese sujeto te tomaba de la mano y te pedía una cita.
– ¿…?
– Me inundaron los celos, quería poner en su lugar a ese tipo pero Iskra me jalo para seguir con el trabajo.
– Ya veo.
– Deslizo sus manos hasta abrazarse de su cuello.
– Bueno mi vida, si te hubiera dejado Iskra un poco más habrías visto que yo lo puse en su lugar, dejándole claro que solo tengo ojos para ti.
– ¿No me mientes…? – Le beso apasionadamente.
– … haa no… te amo solo a ti… – Le devolvió el beso con la misma pasión con la que lo recibió.
– ¿Ahora me crees?
– Mmm aun tengo dudas déjame preguntarle a tu cuerpo.
Deslizo su mano derecha hasta los botones de la blusa que traía su novia, y con mucha habilidad los comenzó a desabotonar hasta la altura del sostén mientras le besaba con pasión.
Dejo esos labios carnosos continuando con besos en el cuello hasta llegar al ceno izquierdo que se asomaba de entre la blusa y el sostén.
Metió su mano derecha por debajo de la blusa para acariciarle el hombro y la espalda, al tiempo que recorría con besos ese ceno turgente, Alanís solo podía suspirar con los ojos cerrados disfrutando y entregándose a esos besos, olvidando por completo el lugar donde estaban.
De repente Zafiro bajo un poco más el sostén casi asomando la aureola de aquel suave seno, comenzó a succionarlo entre besos y pequeñas mordidas provocándole un intenso escalofrió en la espalda a su novia.
Fue tal la reacción que no pudo callar varios gemidos.
Zafiro disfrutaba de cada reacción de aquel cuerpo que se entregaba a sus caricias, le subió nuevamente el sostén y regreso entre besos por donde había llegado hasta robarle otro beso ya más tranquilo a su novia.
– Le pregunte a tu cuerpo y me alegra ver que eres honesta.
– Beso.
– Zafiro… que cruel eres… – Le veía con ojos suplicantes por más.
– Me voy más tranquila, continuaremos en casa… hasta entonces mi cielo.
– Le volvió a besar.
– Sí mi vida.
Zafiro se marcho.
Por el camino se topo con Samanta, solo se vieron sin ningún intercambio de palabras, al llegar al sitio donde estaba Alanís se percato del estado en que se encontraba su blusa y no solo eso, en su ceno se podían ver algunos círculos pequeños enrojecidos.
Alanís se acomodaba la blusa y al alzar la vista se encontró con el rostro atónito de su amiga.
– ¿Alanís…?
– Samanta… – Se giro para terminar de componerse la ropa.
– No me digas que esas marcas en tu pecho… te las hizo Zafiro.
– Yo… bueno… – No la podía ver a la cara, sentía que estaba completamente roja de vergüenza.
– Jamás me lo abría imaginado.
Bueno ni en un millón de años me espere que ustedes estuvieran en este tipo de relación.
– Vamos Samanta no sigas.
– Perdona pero es la verdad, pero que apasionada resulto ser Zafiro mira que dejarte esas marcas, menos mal que es en un lugar discreto.
– …
– Bueno solo deberían de esperar a estar en privado, alguien podría descubrirlas y tendrían problemas tortolitas.
Aunque si soy yo les daría tiempo para que terminaran, pero no creo que los demás actúen igual.
– No, hacemos este tipo de cosas en el trabajo… es solo que hoy Zafiro se descontrolo.
– Guau así la traes, que no puede esperar a que estén en privado.
Si que la traes perdidamente atrapada a tus redes.
Aunque… debo decir que mentí hace un rato si me sospechaba algo entre ustedes.
– Ríe divertida.
– Solo que me encanto tu reacción al ser descubierta, por eso hice tanto drama.
– … ¿te los sospechabas? Pero si hemos sido muy discretas con nuestra relación.
– No del todo, hay ademanes o gestos que no se pueden ocultar.
– ¿Cómo cuales?
– Bueno a veces cuando nos la cruzamos por el camino ustedes se ven de una manera distinta, la mirada de Zafiro por ejemplo, te ve tan profundamente que parece que no hay nadie más caminando por ahí.
Cuando pasa a tu lado tú la vez de reojo y dejas oír un suspiro muy leve.
En otras ocasiones cuando ella o tú se dan cosas he notado como se rozan las manos discretamente.
Un día estaban ustedes retiradas, según donde no las vieran y ella te convidaba fruta dándotela en la boca.
Ese día confirme que algo más que una amistad estaba surgiendo entre ustedes.
Zafiro te acaricio el rostro según limpiándote de un poco de jugo que escurrió y tú entrecerraste los ojos, no paso nada mas pero casi estoy segura que Zafiro quería besarte, se le veían las ganas pero se contuvo.
– … Para ser sincera… en realidad llevamos ya varios meses de estar juntas.
Y eso que dices fue de la semana pasada, no imagine que estuviera nadie cerca, creí que estábamos en privado.
– Linda aquí es difícil estar en privado, alguno las puede ver eso te lo aseguro.
Debo de admitir que no pensé que ya fueran una pareja como tal, pensé que estaban en los previos pero… me dices que ya llevan meses.
Pero apenas hace 3 meses se traían de pleito, bueno tú te la traías de pleito… Pensándolo bien un día después de que tu faltante ustedes dos empezaron a tratarse muy distinto.
– Desde ese día que mencionas nosotras estamos juntas.
– Se nota apenada.
– ¡Así que eso ocurrió! por eso hicieron las paces.
Fue un salto tremendo del odio al amor el que diste tú.
– Es verdad.
– Y si han sido tan discretas ¿Por qué hoy se puso tan apasionada Zafiro?
– Por celos…
– ¿Celos?
– Si, hoy el chico que trajo el cargamento hace un momento era mi compañero en secundaria.
Me pidió que saliera con él pensado que yo estaba soltera y para mi mala suerte solo esa parte escucho Zafiro porque Iskra la llamo, así que no pudo ver el momento en que le deje en claro a Oscar que yo ya tengo pareja.
Zafiro vino hace un momento a pedirme cuentas al respecto y presa de los celos me comenzó a besar y bueno ya viste como termino su escena de celos.
– Eso no me lo esperaba de ella, se ve tan tranquila pero contigo es otra cosa.
No me quiero imaginar en la intimidad de la alcoba.
– No lo sé, nunca hemos llegado tan lejos.
– En serio, bueno amiga pues agárrate porque si así es con un previo lo que te espera será intenso.
– Basta Samanta, es vergonzoso.
– Jajajajaja está bien, ya vamos a cambiar de tema.
Necesitamos darnos prisa con las entregas.
– Sí.
Ambas chicas terminaron todos sus pendientes, en otro lado estaban Iskra y Zafiro terminando unos muestrarios de tela que les habían encargado.
– Zafiro podemos hablar.
– Si, ¿Qué sucede te vez muy seria?
– Hace un momento me di cuenta de cómo te pusiste cuando viste a Alanís con ese hombre.
– …
– Tú y yo somos casi como hermanas y se perfecto que ustedes están saliendo dese hace mucho de hecho me di cuenta al día siguiente de que Alanís faltara.
Tú eres un libro abierto para mí.
– ¿Es enserio? Nunca espere que fuera tan obvia.
– Para el resto de las personas tal vez no pero para mí sí, te conozco mejor de lo que crees.
El punto es que a pesar de que ustedes dos estén saliendo y tengas un arranque de celos debes aprender a controlarte y no llegar a hacer una escena de celos en lugares inapropiados.
Si tienes algo que aclarar con ella debe ser en la intimidad de su casa, lejos de miradas de curiosos y entrometidos.
– ¿Así que me jalaste a propósito?
– Sí, no iba a permitir que hicieras escenas frente a todos, te repito eso debes reservarlo para un lugar privado e intimo.
– … Comprendo tu punto pero me sentí muy molesta cuando lo vi tomándose esas confianzas con mi Alanís.
– Lo sé, pero sabes perfecto que tienes que controlarte y debes tener un autocontrol aun mayor para no ceder ante tus instintos y casi poseerla en pleno trabajo.
– Se veía sumamente seria al hablar.
– ¿….
? ¿No me digas que nos estabas viendo?
– Desde luego que las vi, cuando te me perdiste de vista fui en tu búsqueda temía que hicieras una locura, y para mi mala suerte cuando te encontré estabas devorándola sin tomar en cuenta que si las encuentran en esa situación podrían ser sancionadas e incluso hasta despedidas.
Sabes perfectamente cuales son las políticas de la empresa.
¿Qué harán si las dos quedan despedidas? ¿no pensante en esas consecuencias cierto?
– Yo… soy tan estúpida, estaba cegada por los celos… la amo tanto que no pensé en las consecuencias de mis actos.
– Todos te tienen en el concepto de tranquila, pacifica; que no rompes ni un plato, pero yo sé quién eres realmente.
Tus sentimientos llegan a ser increíblemente intensos y apasionados.
Si tanto la amas debes pensar también en su bienestar y no solo en tu orgullo herido.
Ella te ama demasiado lo sé perfecto, ella es en parte como tú, no puede callar lo que sus ojos gritan a todo volumen y sería incapaz de faltarte.
– Demonios Iskra como es posible que seas tan observadora y yo no.
– Porque yo no estoy embriagada de amor y deseo como tú, y veo las cosas con la cabeza fría.
Te amo muchísimo, para mi eres mi hermana menor aunque no seamos de sangre, y siempre que he podido te he ayudado hablándote con sensatez para que no cometas errores graves, es por eso que no quiero que arruines no solo tu mundo si no el de la persona que amas por no saber actuar con prudencia.
– Iskra… una vez más estoy en deuda contigo… eres la mejor hermana que alguien pudiera tener.
Eres severa y no temes decir las cosas sin tapujos cuando algo anda mal y eso realmente lo aprecio.
– De nada.
– Le brindo una sonrisa dulce al ver que su “hermana” ya tomaba conciencia de lo que había hecho.
– Te repito que lo hago porque te amo.
Y bueno a decir verdad me agrada mucho Alanís para cuñada, a pesar de todo lo que paso cuando se conocieron, se que ella es una buena chica, que solo estaba algo confundida.
– Muy cierto, pero eso ya paso.
Ahora todo estará bien.
Te prometo usar más la cabeza antes que las viseras.
– Me alegra oír eso.
– Le abrazo con mucha fuerza.
– Que gusto que no seas una sesuda.
– Vamos Iskra sabes que soy algo sesuda pero tú eres la voz de mi razón.
También te amo mucho.
Alanís entraba en ese preciso momento, alcanzando a oír cuando Zafiro le decía a Iskra que la amaba, no pudo contener las lagrimas al sentir que su corazón se rompía.
– ¡¡Por qué me haces esto Zafiro!!
– Alanís – Se separo de su “hermana”.
– Espera no es lo que piensas.
– ¡que no es lo que pienso! ¡escuche claramente cuando le decías “también te amo mucho” y estaban abrazadas! – Gruesas lagrimas surcaban por su rostro.
– Basta Alanís, – La encaro Iskra.
– Es verdad lo que escuchaste, ella y yo nos amamos.
– ¡Y tienes el descaro de decírmelo! – Su mirada era de reproche.
– Sí, porque el amor no solo es de pareja, también se puede llegar a amar a un hermano o hermana.
– ¿hermano o hermana? ¿A qué viene eso?
– Seré más clara.
Zafiro me ama porque soy su hermana mayor.
– ¿Queeé? ¡Zafiro nunca me dijiste que tenias una media hermana! – La vio con los ojos granes interrogantes.
– A decir verdad no es mi hermana por ningún lazo de sangre, pero desde muy pequeñas ella siempre estuvo al pendiente de mí y llegamos a querernos como hermanas.
Siempre ha sido así.
Cuando tú entraste ella me decía algo que me hizo reflexionar y por eso le estaba agradeciendo.
– Así es Alanís.
– Sonrió.
– Sabes linda tú también eres muy sensible por algo se llevan tan bien ustedes dos.
– ¿…?
– Linda.
–Sonrió divertida por la cara de confusión que tenía Alanís.
– Se supone que ustedes son amigas ¿no es así? entonces ¿Por qué te pones en ese estado por algo como lo que oíste? cualquiera diría que estas celosa.
Y Zafiro siendo tu “amiga” se pone a darte explicaciones, eso es interesante.
– Yo…- Se puso nerviosa, no sabía que decir.
– Yo es que…
– Vamos Iskra no le hagas eso, sabes perfecto que no me agrada que juegues así con las personas.
– Lo lamento, pero su rostro se me hizo tan adorable que no lo pude evitar.
– Mi cielo, es hora de hacerlo oficial así que ella es tu “cuñada” y no tienes razón para ponerte celosa de nuestra familia.
– ¡¡Zafiro!!
– Vamos mi cielo, ella lo ha sabido todo sin necesidad de que le dijera nada… creo que no se puede ocultar cuando dos personas se aman.
Y ella tiene un sentido de observación impresionante.
Sin decir nada se percato de nuestro romance.
– Limpiaba las lágrimas de su novia con dulzura.
– Por Dios… que vergonzosa situación… Iskra lamento mi actitud, creo que debo pensar más lo que hago, pero los celos y la decepción me carcomieron…
– Linda no eres la única que tiene ese tipo de reacciones, pero debes cuidar mucho de no dejarte llevar por tus emociones o te meterás en muchos problemas.
– Sonrió.
– A ver sécate esas lágrimas y vamos todas a ponernos a trabajar.
La reunión familiar termino.
Las tres terminaron los muestrarios a tiempo pese al retraso, el día por fin término sin más situaciones intensas emocionalmente hablando.
Más tarde en casa de Alanís, zafiro terminaba de preparar la cena mientras su novia terminaba de ducharse, ella ya había salido de la ducha así que se daba prisa con un refrigerio ligero para cenar.
– Haaa, que bien me sentó la ducha.
– Me alegra que ya estés mejor, mi cielo ten, espero te guste.
– Le extendió un tazón con la cena.
– Mmm que rico te quedo el coctel de frutas… Zafiro… realmente estoy avergonzada por lo que paso en el trabajo pero al verlas en esa situación realmente sentí que el mundo se me venia encima al pensar que me eras infiel.
– Mi cielo, tenías toda la razón de sentirte mal, si yo hubiera presenciado una escena así, también hubiera reaccionado, pero no como tú, yo hubiera hecho todo una tormenta… Sabes, Iskra me estaba haciendo ver que debo controlar mis emociones.
Recuerdas que te dije que me jalo cuando estabas con aquel tipo, ella lo hizo porque se dio cuenta de que iba dispuesta a hacer una escena de celos y cuando fui a buscarte y te hice todas esas cosas pervertidas ella también lo quería impedir, pero no lo logro.
– ¿…?
– Mi amor no quiero que por esas emociones desenfrenadas nos hagamos daño o nos quedemos sin empleo.
Debemos pensar con la cabeza no con las viseras de lo contrario solo haremos más grande un problema sin importancia o daremos pie a malos entendidos.
Sera mejor esperar a estar en privado para arreglar todo lo que nos incomoda y así podremos dejar que se enfríen los ánimos para hablar con calma de la situación.
Deseo más que nada estar bien contigo, te amo demasiado y quiero pasar lo que me resta de vida a tu lado pero si no logramos superar esa parte desconfiada o celosa no llegaremos muy lejos.
– Lo entiendo perfecto, y estoy de acuerdo.
Yo también te amo mucho y deseo que llevemos una vida estable.
Como me dijiste una vez debo comportarme de mi edad y no como una escuincla.
– Discúlpame por eso, estaba muy molesta en ese momento y dije muchas cosas que no sentía realmente.
– No, está bien.
Tenias razón a veces hago eso, me dejo llevar demasiado y reacciono sin pensar como lo que paso hoy.
Ambas tuvimos nuestro momento de celos, yo reaccione como una adolescente llorona y gritona y tú casi me haces el amor en el trabajo con tal de ver que aun era tuya.
– Me alegra que al final todo se resolvió.
– Se le quedo viendo.
– Mi cielo eres tan bella, sabes lo adorable que luce tu rostro justo ahora.
– Se le acerco dándole un suave beso.
– Zafiro… – Le correspondió al beso, profundizándolo.
Ambas se abrazaron y acariciaron, Zafiro condujo a su novia directo al sofá dejándola debajo para poderla besar y acariciar con más facilidad.
Soltó la cinta que sostenía la bata de baño dejando ver la ropa interior de su novia, por unos minutos se quedo contemplando aquel bello cuadro.
– No tienes idea cuantas veces en el trabajo desee, recorrerte y estar así contigo.
– Le beso con dulzura.
– Pero ya estamos en casa, ahora puedes recorrer mi piel con libertad.
– Lo sé, pero no me refiero a este tiempo que hemos estado juntas, me refiero a tiempo atrás.
– Agarro un mechón de cabello aspirando el aroma del shampoo.
– ¿Cómo?
– Te veía pasar, dejando la estela de tu perfume, cerraba los ojos inundando mis sentidos he imaginándote desnuda en mi cama estremeciéndote por mis caricias y besos mientras soltabas sexys gemidos.
– … Zafiro… ¿cómo es posible que desearas eso siendo yo una molestia constante?
– Porque sabía que en el fondo eras distinta, deseaba con todo mí ser tener a esa Alanís entre mis brazos no solo como una sombra que me observaba constantemente.
– Le mordió ligeramente el labio inferior entre un beso más pasional.
– Haa… ¿lo supiste todo el tiempo?
– Es difícil que ocultes tu presencia cuándo tu mirada me recorría de esa manera tan penetrante.
En varias ocasiones tu sola mira me estremecía tanto que estuve a punto de acorralarte más de una vez y saciar el deseo de comerme tu boca con besos intensos, pero haciendo acorde de todo mi aplomo me detenía.
– Le beso apasionadamente mientras sus manos acariciaban ese suave cuerpo.
– … haa tus manos están algo frías…
– Pronto se calentaran… – Le brindo una tierna mirada.
– El día que te sentí observándome con esa aura de tristeza todo mi enojo se esfumo, quise consolarte disculparme, no quería que estuvieras triste.
Te ocultaste al pensar que te había descubierto.
En ese momento aproveche para acercarme y al tenerte cerca mis instintos se apoderaron de mi, el perfume que usas solo lo he olido contigo y al mezclarse con tu escancia hacen una droga imposible de resistir.
Al sentir tu piel me excite tanto…, se sentía tan bien que no creí poder parar.
Observaba todas tus reacciones, la cercanía que teníamos me permitía sentir como se estremecía tu cuerpo; mientras tus dedos se entrelazaban en mi cabello y mis manos estrechaban tu cintura deseaba gritar “Te amo y quiero hacerte el amor ahora mismo, olvidémonos del mundo entero”.
Por Dios fue la primera vez que me sentí en el cielo.
En ese instante me ofreciste tu boca, te iba a tomar… sin embargo no lo hice me conforme con un sutil beso esquimal.
– Le da un beso esquimal.
– Fuiste tan desconcertante, pensé que me agredirías cuando me descubriste pero en lugar de eso jugaste conmigo, y me dejaste excitada.
Yo también anhelaba que me besaras, tu aliento recorría mi piel, era tan cálido.
Ahhh! Mis piernas flaquearon pero tus manos en mi cintura me dieron la oportunidad de sostenerme de ti.
Si en ese momento me hubieras hecho el amor me hubiera encantado.
Yo estaba ansiosa por tus besos pero solo besaste mis manos y mi nariz para después marcharte.
Todo eso fue tan confuso que pensé que te burlabas de mí.
– Nunca me burlaría de ti de ese modo, solo que me vi obligada a contenerme hasta estar segura de que realmente me amabas.
Como te dije aquella vez dejando de lado tu parte molesta me enamoro tu lado alegre, entregado, responsable, bueno tienes muchas virtudes que no compartías conmigo y eso me molestaba.
Me moría de celos cuando eras así con el resto del mundo menos conmigo, sabía que me amabas pero también pensaba que tal vez era mi vanidad deseando que me amaras y que esa fuera la razón por la que eras de esa forma.
Precisamente una actitud infantil.
– Logramos brincar esa brecha sin embargo aun tenemos mucho por recorrer y tenemos demasiado que aprender.
– Le beso tiernamente.
– Se que lo lograremos a pesar de las dificultades que nos ponga la vida.
– Sí, mi cielo.
– Le acaricia el rostro.
– Soy tan feliz a tu lado y te amo tanto…
– Y yo a ti…
Las manos de Zafiro recorrían suavemente el cuerpo bajo ella, soltó el broche del sostén que tenía cautivos a esos hermosos senos, los acaricio recorriéndolos por completo, su novia le tomo las manos para tratar de calentarlas, aun seguían frías, Zafiro dejo sus manos quietas mientras se calentaban un poco le comenzó a besar bajando por el cuello entre los senos cálidos, Alanís suspiro profundamente por la sensación que provocaba en ella esos besos.
Zafiro le tomo las manos halándolas alrededor de su cuello, de ese modo tenia libertar de acariciar, besar y morder suavemente eso senos que ahora se sentían más firmes, recorría con pequeñas succiones alrededor de la aureola, al tiempo que deslizaba su mano derecha por sobre el vientre de su novia, bajando ligeramente las pantis blancas sin llegar a descubrir por completo esa área.
El cuerpo de Alanís se estremecía producto de las intensas oleadas de placer que experimentaba.
Los pezones duros de Alanís eran demasiado tentadores para dejarlos sin tocar, Zafiro deslizo las yemas de los dedos sutilmente de arriba abajo estimulándolos aun mas, provocando un escalofrió en la espalda de su amante.
Ya era suficiente de caricias llego la hora de probar, deslizando su lengua por la aureola en espiral hasta llegar al pezón, le succiono apenas rozando su labios con ese pezón duro, subiendo y bajando dejándole sentir su cálido aliento.
Saboreando con tranquilidad de cada uno.
Alanís se estremecía, y gemía mientras sus manos acariciaban la espalda de su amante.
Zafiro disfrutaba cada uno de los sonidos que salían de la boca de su novia, era la mejor música que pudiera escuchar, Se aparto un poco admirando el suave carmín que enmarcaba las mejillas de su amante, junto con esa respiración agitada que subía y bajaba rítmicamente eso senos palpitantes.
– Mi cielo esta noche quiero llegar hasta el final… déjame devórate completamente y saborear cada rincón de tu cuerpo.
– … hazlo…
Había anhelado tanto escuchar esas palabras, a pesar de llevar varios meses juntas no habían pasado de los previos porque Alanís no se sentía preparada.
Zafiro espero pacientemente por un sí.
El permiso por fin fue dado, se incorporo y tomo entre sus brazos el cuerpo de su amante llevándola a la alcoba, la sentó sobre la cama, arrodillada ante esa cama deslizo sus manos sobre los muslos de su novia, recostó su cabeza sobre ellos, mientras sus manos continuaron su camino hasta posarse sobre las nalgas bajo la bata de baño.
Zafiro alzó la cabeza mirando esos hermosos ojos miel que destellaban deseos, gritando continua.
Se puso de pie quitándole por fin la bata de baño y el sujetador.
Alanís se recostó, a lo largo de la cama, Zafiro se subió en medio de las piernas de su novia las flexiono un poco, quería seguir acariciándolas mientras besaba ese vientre agitado, con sus manos deslizo las bragas blancas acariciando las piernas en el trayecto.
Por fin estaba completamente desnuda Alanís, tendida sobre la cama.
Zafiro se inclino hasta llegarle al oído.
– Ahora desnúdame tú.
Te pertenezco hazme lo que desees…
La joven chica se sonrojo aun mas, al ver la mirada lujuriosa de la que era presa.
Se incorporo llevando sus manos al vientre de su novia, las deslizo en forma ascendente hasta quitarle la prenda que le cubría.
Zafiro no traía ningún sostén, sus senos brincaron al ser sacados de aquella blusa de tirantes.
Alanís se acerca besando y acariciándole los senos, suaves y más grandes que los suyos, con una aureola un poco más oscura que la de ella, sin pensarlo mucho se llevo los pezones duros a la boca, chupándolos con avidez y dándole pequeños mordiscos.
Zafiro cerró los ojos soltando un fuerte gemido.
Le sujeto de los hombros mirándola fijamente.
– Que niña tan traviesa, esas mordidas hicieron que me lubricara bastante.
– Tus senos son tan esponjosos que no resistir comerlos.
Son como un rico bombón.
– Mmm y me encanto.
Cómeme todo lo que desees todo lo que ves te pertenece solo a ti.
– Extiende tus piernas déjame sacarte las bragas.
Zafiro obedeció estirando sus piernas, Alanís le saco las bragas notando que efectivamente había mucho flujo transparente que había humedecido la ropa interior.
Se acerco a su novia abrasándosele, rozando sus senos desnudos.
Las manos de zafiro le recorrieron la espalda llegando a las nalgas, comenzó a masajearlas con caricias que le recorrían toda la zona.
La joven chica se estremeció por el contacto.
En un movimiento ágil puso de espaldas a su novia permitiéndole seguir disfrutando de sus pezones; con una mano le acariciaba ahí, mientras que la otra bajaba hasta llegar a la vagina lubricada, solo le acariciaba por encima sin llega más lejos.
Zafiro sintió una descarga eléctrica en todo el cuerpo soltando nuevamente otro fuerte gemido.
Alanís sentía placer en la posición de dominante.
Sus dedos ya no estaban conformes con solo rozar el pubis y los labios vaginales, de a poco fue abriendo los labios hundiendo los dedos hasta alcanzar el clítoris.
Con movimientos de arriba abajo provocaban en el cuerpo de Zafiro un constante placer y estremecimiento.
Ambas disfrutaban de la respuesta de sus cuerpos pero Alanís quería mas, sus dedos dejaron el clítoris deslizándose hasta la estrecha entrada de su amante, comenzó a descender con besos deteniéndose en el vientre, sus dedos comenzaron a entrar, primero dos entraban y salían rítmicamente, Zafiro se retorcía sobre la cama subiendo y bajando la cadera, Alanís le acaricio el clítoris dibujando círculos sobre él.
Zafiro no pudo más un espasmo intenso recorrió todo su cuerpo acompañado de un fuerte orgasmo que la hizo soltar un hondo gemido.
Cuando las oleadas orgásmicas terminaron su cuerpo yacía agitado y sudado, Alanís sonrió, le observaba llena de satisfacción al haber sido ella la que provocara que su amante quedara tan agotada con ese orgasmo.
Zafiro, ya más repuesta se sentó dándole un profundo beso a su novia.
– Eso fue realmente delicioso… déjame devolverte el favor.
– … regálame un orgasmo así de intenso como lo sentirte tú.
– Le decía mientras cerraba el espacio entre ellas.
– Uno… mmm con tan poco te conformas… mi cielo quiero regalarte más de uno.
– Su mirada y su voz eran muy lascivos.
Lentamente la fue llevando hasta recostarla.
Entre besos, mordiscos y caricias por todo el cuerpo, disfrutando cada rincón que pudiera ser explorado.
Se situó a la altura de su vientre descendiendo con suaves mordidas.
Ahí entre las piernas de su amante tenia la más increíble vista, le abrió un poco más las piernas sujetándolas con ambas manos.
– Que linda vista… tengo ganas de explorarte más a fondo…
– Zafiro… – Le veía atenta a cada movimiento.
Zafiro pego su rostro a uno de los muslos internos que sujetaba, restregándose como un pequeño gato, cerró los ojos disfrutando la sensación.
Abrió los ojos de a poco, brindándole una sonrisa picara a su compañera se volteo dándole un beso húmedo, descendiendo entre besos llego a la área del pubis ahí se detuvo, soltó uno el muslo opuesto al que había besado, con la mano libre se dirigió a la vulva masajeando el área con toda la delicadeza posible, sus movimientos se comenzaron a hacer mas rápidos provocando que aquella zona se hinchara, Alanís comenzó a sentir un calor naciéndole desde el pubis inundando todo su cuerpo de a poco.
Los gemidos y jadeos de Alanís inundaban la alcoba, era delicioso ese movimiento que la excitaba sobremanera.
Los dedos de Zafiro continuaron hundiéndose entre el manantial húmedo, usando esos jugos para deslizarse mejor sobre el clítoris que para ese momento ya estaba hinchado, durito y palpitante.
Los dedos seguían jugando sobre el clítoris rodeándolo, frotándolo directamente; con los dedos índice y medio abrió los labios exteriores masajeándolos de arriba abajo dejándole ver esa intimidad oculta.
Alanís era presa de las sensaciones más maravillosas, su cuerpo febril y sus caderas que subían y bajaban lo demostraban; esos dedos juguetones dejaron el clítoris para hundirse en la pequeña abertura palpitante, la sensación húmeda y cálida le hizo hundir los dos dedos dentro, moviéndolos de un lado a otro, entrando y saliendo, intercalando las oscilaciones con movimientos circulares.
El placer que experimentaba la joven chica era tan intenso que ya no podía articular ninguna palabra solo salían de su boca fuetes gemidos y jadeos.
Zafiro recorrió sus labios con la punta de la lengua saboreando la excitante escena.
Comenzó a intercalar entre penetraciones y masajes al clítoris, eso era demasiado para el cuerpo sensible de su novia llevándola al clímax total con un intenso orgasmo que la hizo convulsionarse.
Ahí yacía la joven con la respiración entrecortada y el cuerpo perlado de sudor, por unos segundos permaneció en ese estado con la mirada extraviada, Zafiro detuvo todo movimiento permitiendo que las fuerzas le regresaran al cuerpo tendido de su novia.
– Llegue al cielo… jamás había… experimentado algo… tan intenso… – Decía esto con la respiración agitada.
– Me llena de satisfacción ver cuanto lo disfrutaste… mi cielo… déjame saborear el cristalino jugo de tu vagina, su olor es delicioso déjame probarlo.
– Pero… me da vergüenza que hagas eso.
– Se sentía pudorosa ante la petición de su amante.
– Déjame probarte… te prometo que si no te gusta no te lo volveré a pedir.
– ….
– Ya no hubo respuesta, solo asintió con la cabeza.
Con el permiso taciturno hundió su rostro entre las p
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