Una deliciosa experiencia con Paula
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Karla_patito.
En junio tuve que irme a Guanajuato para reunirme con la ejecutiva de ventas de esa ciudad.
Llegué al aeropuerto sobre las 9:15 de la noche. Allí estaba Paula, era una chica muy atractiva, un poco más alta que yo nada más, y tenía unos labios que de ser ciertos los rumores que había que era lesbiana, los imaginé por un momento posados en mi sexo y me hizo comenzar a mojar mis braguitas.
Del aeropuerto nos trasladamos a la oficina. Saludé al resto de compañeros que había allí y nos dirigimos al privado de Paula. Ella no apartaba su mirada de mí. Yo llevaba un vestido de color blanco que me llegaba a la altura de las rodillas, tenía una abertura lateral, un escote en forma de V (el cual había subido mis bubis considerablemente), atado al cuello, y con media espalda al aire. Llevaba unos zapatos de tacón blancos que realzaban aún más mis piernas que, como es mi costumbre, enfundaba en unas delicadas medias blancas.
Comenzamos a intercambiar opiniones sobre la reunión que teníamos que preparar. Pasaron menos de dos horas, durante las cuales, las miradas, mordisqueo de labios y suspiros no pararon de darse en la persona de Paula. La muy perra se estaba poniendo caliente mirándome, imaginando lo que podría hacer con mis tetas, con mis labios, con mis manos, con mi sexo. Un sexo que a cada segundo que pasaba deseaba más ser lamido por esos labios carnosos que tenía Paula. Mi vientre comenzaba a inquietarse
Paula iba vestida con un pantalón blanco muy apretado, el cual le hacía marcar el hachazo que tenía entre las piernas. Por cómo se notaba deduje que tenía que tener una buena y jugosa vagina, unos buenos labios.
Arriba vestía una blusa blanca, semitransparente, que dejaba entrever un brassiere de media copa que hacía que la mitad de sus pechos sobresalieran. Estaba buenísima, la verdad.
Hacia las 10:45 de la noche nos quedamos las dos solas en la oficina.
Estábamos sentadas en una mesa redonda, discutiendo sobre la reunión. Me dijo que le apetecía descansar un rato y relajarse. Para ello, subió sus piernas a la mesa y las abrió.
"Karlita, ponte cómoda si quieres". Me miró con cara de deseo, de lujuria. No paraba de mordisquear un lápiz que tenía metido en su boca. Una boca que yo ahora estaba imaginando posada sobre mis pechos.
Yo me levanté de mi silla, me fui hacia donde estaba ella, le retiré sus piernas de la mesa y me senté yo en ella. Me subí mi vestido hasta la cintura, quedando vestida de cintura para abajo con unas braguitas de color visón transparente. Le abrí mis piernas. Y le dije:
– "Paula, hace tiempo que no estoy con una mujer, pero tú estás demasiado buena y demasiado caliente y creo que me encantará revivir buenos momentos con una mujer".
Paula se puso en pie y se acercó a mí. Se despojó de su blusa y de su brassiere de media copa, quedando sus maravillosas bubis al aire. Llevó sus manos hasta mi cuello y desabrochó mi vestido. Lo dejó caer y todo mi vestido se concentró en mi cintura. Comenzó a rodear mis pezones que estaban erectos con sus dedos. Yo cogí una de sus manos y me la llevé hasta mi boca. Tomé uno de sus dedos y lo lamí de arriba abajo impregnándolo con mi saliva, para luego bajarlo de nuevo hasta mis pechos y que los rodeara con ese dedo mojado.
Paula se acercó a mí, apretó sus pechos contra los míos, sus pezones erizados con los míos. Sacó su lengua y la deslizó por mis labios….mmm…increíble el tacto de su lengua, húmeda y caliente a la vez.
Mi vientre palpitaba con más fuerza, notaba como mi vagina se contraía. La muy cabrona me estaba poniendo muy mojada. Mientras ella mordía mis labios yo tocaba con mis manos su trasero, un trasero suave y firme.
Dejó de besar mis labios para recorrer mi cuello, un beso tras otro, notaba su excitación, y ella notaba la mía, mi respiración, mis gemidos… todo mi cuerpo se estaba estremeciendo. Mis manos seguían en su trasero, tocándolo, acariciándolo, decidí meter mis dedos por debajo de su tanga, la zorra de Paula emitió un leve gemido, mis dedos se desplazaron ahora hasta su sexo. Dios como estaba mojada, muy mojada!!. Deseaba mojar mi boca con esos flujos que había desprendido su vagina por la excitación. Ella llegó hasta mi oído y me dijo:"Karlita, quiero comerte toda!! Quiero hacerte venir, quiero ver como gritas, como te retuerces…!!"
Me tumbó en la mesa con mis piernas abiertas. Comenzó a morder mis pezones, a pellizcarlos, a decirme que me iba a hacer gozar como nunca. Se apartó, tomo la silla y se sentó en ella. Mi sexo estaba a la altura de su cara, listo para ser mamado. Comenzó a besar mis muslos, justo en la liga de mis medias, a morderlos, yo no podía más, necesitaba ver su boca en mi sexo.
– "Paula no seas cabrona y mama de una puta vez. No puedo aguantar más. Quiero terminar en tu boca".
– "Y lo harás zorrita. Te vendrás en mi boca y luego yo terminaré en la tuya.
Comencé a respirar como si faltara el aire, estaba excitada, tocaba mis pechos con brusquedad, así que sin más, la tomé de ese pelo rizado y posé su cabeza contra mi hermosa vagina.
Ella se apartó y me pidió que me tranquilizara. Abrió mis labios de par en par con sus manos y deslizó su lengua por cada pliegue de mi vagina….mmmmmmmm……como me puso aquello, jadeaba más y más…..allí estaba Paula, lamiéndome, bebiéndose mi néctar, mientras yo disfrutaba como una loca. Su lengua se adentró en mi vagina y empezó a recorrerla con ella. Paula era una experta, de eso no había duda. Arqueaba su lengua dentro de mí, la sacaba y me daba unos lametazos increíblemente buenos, oh, cielooooss!!
Se apartó de nuevo y metió uno de sus dedos dentro de mí. Metía y sacaba. Le pedí que me dejara lubricar su dedo con mi boca. Lo hice. Mi flujo estaba exquisito, sabía a lujuria, a la lujuria que una mujer estaba provocando en mí. Paula se puso en pie y yo me senté de nuevo en la mesa.
Tomé sus bubis como una posesa y comencé a besarlas, a succionarlas, a pellizcar sus pezones con mis dientes, mientras a la misma vez, bajé una de mis manos hasta su sexo y le metí de una sola vez uno de mis dedos. Exquisito gemido emitió. Estaba muy excitada. Ella también deseaba que yo me comiera su sexo… y yo lo deseaba también.
– "Karlita vamos a ponernos en el suelo y hagamos un 69. Gozaremos mucho".
Paula se recostó en el suelo y yo me coloqué encima de ella. Mi vientre se quedó a la altura de su boca y yo comencé a bajar mi cabeza para ir hasta el suyo. Lo abrí con mis manos y comencé a frotar con mi lengua el clítoris de Paula. Ella también lo hacía. Allí estábamos las dos, moviendo nuestras lenguas frenéticamente para hacernos gozar. Paula estaba empapada de sus fluidos y de mi saliva, al igual que el mío. Las lamidas cada vez se hicieron más intensas, de vez en cuando levantábamos las cabezas y apartábamos las bocas para jadear. Paula me pegaba nalgadas y me decía que no separara mi cabeza, ni siquiera para gemir, era una delicia!!!.
Comencé a mover mi lengua en círculos más y más deprisa, ella también lo hacía, estaba más y más excitada, yo notaba como me bajaba algo, como bajaba una corrida que me iba hacer derretirme de placer. Notaba como ella estaba a punto, succionaba con más fuerza, hasta que ambas nos venimos como nunca antes. Un manantial de flujo invadió mi boca…mmmmmm….que bien sabia el flujo de Paula, estaba delicioso. Le di los últimos lametones mientras su orgasmo daba los últimos espasmos. Quería lamer hasta la última. Una vez que recuperé el aliento, me levanté y ambas comenzamos a besarnos, a intercambiar ese néctar maravilloso.
Le dije: – "Paula, aún tengo muchas ganas de ti, vamos a tu casa. Te tengo que hacer tocar las estrellas con las manos".
Paula y yo salimos de la oficina apresuradas. Estábamos ansiosas por llegar a su departamento y una vez allí, dar rienda suelta a nuestra imaginación.
Su Depa era muy acogedor. Nada más llegar me invitó a ir a la ducha con ella. Y así fue.
Nos dirigimos hacia el cuarto de baño, íbamos andando juntas, besándonos, sobándonos las tetas, las nalgas… Una vez allí Paula abrió la ducha y el agua comenzó a salir.
Comenzamos a desnudarnos apresuradamente. Estábamos ansiosas por gozar.
Nos metimos en la regadera, ambas de pie. Paula comenzó a mojarme con la regadera telescópica, el agua estaba muy caliente, al igual que las dos. Sacamos nuestras lenguas, empezamos a enredarlas, a mojarnos los labios de agua y saliva, a morderlos. Paula apretó mi cuerpo contra el suyo y de nuevo pude sentir esas bubis bien firmes contra las mías. Las tomé con una de mis manos y comencé a morderlas, a asfixiarme en ellas, mientras que la otra mano la deslicé poco a poco hasta su sexo. Estaba hinchado y duro…mmmmm….menuda cosita tenía Paula.
Me pidió que me sentara en un reborde que tenía la bañera. Así lo hice. Me senté, con mis piernas bien abiertas. Ella se arrodilló en la bañera y me contempló, comenzó a darme pequeños golpecitos con sus dedos, mientras yo no paraba de acariciar su cuerpo mojado por el agua. Con la regadera en mano y con un chorro bastante pronunciado lo situó a la altura de mi cosita, en mi clítoris. El chorro de agua comenzó a pegar con fuerza. Agua hirviendo que estaba haciendo que mis entrañas palpitaran. Comencé a jadear, a decirle a Paula que quería hacerle el amor, me dijo que sí, pero que antes quería lavar mi cuerpo.
Tomó la esponja, vertió gel sobre ella y comenzó a frotar mi cuerpo. Mis hombros, mis brazos, mis pechos, mis piernas……..Paula era una experta con las mujeres y yo se lo estaba agradeciendo enormemente. Situó la esponja en mi cosita y comenzó a frotarla con ella……mi clítoris estaba disfrutando mucho, palpitaba sin parar. Luego situó la esponja en mi trasero y comenzó a frotar de nuevo mientras me decía que me iba a hacer gozar como loca a través de mi clítoris y de mi cosita, que me iba a dejar afónica de tanto gemir……..
Yo me dispuse a enjabonarla también a ella, con tacto, con delicadeza, ella emitía leves gemidos, me tocaba mis tetas mientras yo la tocaba a ella con la esponja. Nos enjuagamos y secamos mutuamente con una toalla.
Me llevó hasta su cuarto. Me dijo que me iba a poseer y que para ello me iba a atar a su cama. "Paula, ¿cómo me vas a hacer eso? No podré soportarlo. No podré ver cómo te aprovechas de mi cuerpo y sin poder hacer nada al respecto". Paula me dijo: "Cállate de una vez y goza. Goza de mi cuerpo, de mis manos, de mi boca."
Me tiró en la cama y me ató a la cabecera de forja con mis propias medias. Allí estaba yo, abierta, atada de manos, completamente desnuda a la merced de la niña más caliente que he conocido.
Una vez atada, comenzó a jugar con mi boca, a morder mis labios y a decirme que eso mismo iba a hacer con mi cosita.
Lamió mi cuello, mis orejas, apretaba mis tetas con sus manos y tiraba de mis pezones. Mi cara pedía que quería gozar más, daba igual cómo. Paula bajó sus manos hasta mi vagina. Deslizó uno de sus dedos y se lo llevó hasta su boca. "Karlita, estás muy caliente, pero aun tienes mucho por disfrutar". La niña sabía que con esas palabras me excitaba y me mojaba aún más.
Se puso de rodillas encima de mí, con su vagina a la altura de mi cabeza. Allí la tenía. Toda para mí. Para lamerla y beber de ella. De unos labios preciosos, enormes y que desprendía unos flujos que sabían a auténtica gloria. Comencé a atrapar entre mis dientes sus labios, esos labios enormes y rosados…ella acariciaba mi pelo, me miraba, le encantaba ver cómo le succionaba. Con la punta de mi lengua le acaricié su clítoris…..sabía muy bien, estaba muy mojado, ella se movía mientras mi lengua se deslizaba por su deliciosa cosita…..me fascinaba Paula. De nuevo se levantó y se dispuso a ponerse frente a mí.
Metió uno de sus dedos y comenzó a moverlo como si de una verga se tratara. "¿Te gusta verdad Karlita? ¿Desearías que fuera una verga?". "Si paula, necesito algo que complete el placer que me das, algo que saque todo de mi". Se levantó de la cama y se acercó a la cómoda que tenía en el cuarto. Yo me estaba retorciendo, estaba muy caliente y no podía utilizar mis manos para darme placer mientras Paula buscaba alguno de sus juguetitos. Después de revolver un poco en la cómoda sacó un consolador de aspecto gelatinoso.
Abrió mis piernas lo más que pudo, situó aquella verga gelatinosa en su boca y comenzó a mamarla. "Paula, no seas cabrona y métela ya de una vez o voy a reventar". "tranquilízate Karlita, la estoy lubricando para que se deslice bien… aunque pensándolo bien… creo que no necesitas lubricación, estás muy dilatada, y bastante húmeda ya".
Colocó la polla en la entrada de mi vagina y comenzó a meterla y a sacarla, a la vez que con su otra mano sobaba mis tetas. Mis gemidos se hacían más fuertes y ella no paraba de repetirme que quería cogerme bien con ese juguetito. Quería llenar ese juguetito con mis flujos para luego poder metérsela yo a ella.
Paula paró durante unos instantes. Dejó la el dildo metido en mi vagina y me desató. A continuación se levantó, caminó hacia la cómoda y subió una de sus piernas en ella, comenzó a menear su cuerpo, dejando a mi vista el agujero de su húmeda y caliente vagina.
Saqué el consolador de mí, tenía una inmensa cantidad de flujo. Me entraron unas ganas terribles de comenzar a chuparlo pero decidí dejarlo para Paula.
Me acerqué hasta ella, le sobe las bubis, su clítoris, su vagina… estaba ya bien mojadita. le introduje el consolador poco a poco… mmmmmm… como entraba… Paula gemía, volcaba su cabeza hacia atrás y sacaba su lengua para buscar la mía. Comencé a recorrer su cuerpo con mi lengua mientras le daba placer con el consolador… dentro y fuera, una vez detrás de otra, cada vez con más intensidad.
Paula estaba muy excitada, su piel estaba roja, estaba sudando, necesitaba explotar de una vez, así que me pidió que la dejara recostarse en la cama. Así fue, se tiró en ella y me pidió que me sentara de rodillas encima de ella. Su clítoris quedó pegado al mío. Paula me dijo: "ahora muévete Karlita, quiero que nuestros clítoris se froten mutuamente, para que nos podamos venir juntas y nuestros flujos se mezclen con nuestro orgasmo".
Comencé a moverme muy deprisa. Paula pellizcaba mis pezones, su cara era la de una posesa al igual que la mía, ambas jadeábamos con más fuerza, yo me movía más y más encima de ella, mis entrañas palpitaba cada vez más, intensamente, al igual que el suyo, estábamos a punto, a punto de explotar la una encima de la otra, me metí mis dedos en mi boca y comencé a chuparlos mientras me movía, notaba que mi interior se estremecía al igual que el de ella.
Allí estábamos la dos, explotando de placer, jadeando, dando los últimos suspiros. Todo ello para después hacer un rico 69, para dar los últimos besitos a la vagina, besitos suaves y tiernos. Después de hacerlo, de saborearlo, de degustarlo, Paula me dijo que había mejorado por mucho su mejor experiencia, pero que le debía otro polvo como ese.
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