una mujer te busca…
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mi nombre es Mery tengo 23 años y vivo en Buenos Aires, en el Barrio de Flores, cabello castaño largo hasta cola, ojos verdes, buenas tetas y muy buena cola…
Sonia es la mujer que vive en la cuadra de la casa de mi abuela, ella tiene muy buen cuerpo, hay que tener en claro que ella està por los 60 años.
Suele estar en la puerta de su casa y al pasar me saluda con un: –Hola linda, o sino a veces me saluda dicièndome: -¡Còmo me gustan tus tetas!, la verdad Sonia es una mujer que es lesbiana de la primera ola.
Ella enfrentò a su familia y decidiò vivir su vida como ella lo soñò.
Hace un par de dìas una amiga de mi abu me contò que una mujer madura te està buscando, mi intuición no me fallò esa mujer era Sonia, ella habìa dicho que yo le gustaba muchìsimo, y que le gustarìa invitarme a su casa, pero que no lo hacìa por miedo a mi rechazo.
A lo que le dije a la amiga que ella como quien no quiere la cosa le aconsejara pararme y decirmelo de frente, lo que si le dije a la amiga de mi abu, con la condiciòn de que no se lo dijera a Sonia, era que a mi ella también me atrae mucho.
La cosa es que a los dos dìas Sonia me para cuando volvìa del profesorado y me invitò para ese sàbado a cenar en su casa, bueno la cosa es que aceptè con la condiciòn de que me encargaba del postre.
Llegò el sàbado me vestì muy sexy, y asì me fuì a la casa de Sonia.
Lleguè y ella me abre la puerta, estaba muy linda con un vestido de seda a la altura de la rodilla, nos damos un beso en la mejilla, yo rocè la comisura de sus labios, eso la sorprendiò, dejè el postre sobre la mesa y nos besamos, fuè un beso suave, dulce.
La cena transcurriò entre miradas y risitas còmplices, sentì el piè de Sonia rozarme por debajo de la mesa, abrì mis piernas y sus dedos entraron en contacto con mi ropa interior, ella se levanta, me toma la mano y me levanta, me lleva de la mano hasta un sillòn muy grande que tiene en su living, alli nos sentamos y empezamos con besos y caricias, lentamente me saca y le saco la ropa, tiene un cuerpo bàrbaro, se mantiene a fuerza de dieta y gimnasia.
Sus besos hacen un camino desde mi cuello hasta mis tetas, las saborea, muerde suavemente mis pezones, yo acaricio su cabeza que sigue bajando por mi cuerpo, mientras que su lengua va chupando de todo a su paso.
Llega a mi clítoris, li conchita estaba super mojada, sentìa esa lengua dàndome placer y no hacìa màs que gemir y pedirle màs.
Mi lengua también hizo lo suyo comenzò en su boca, besàndola, jugando con su lengua sintiendo el sabor de mi cremita, llegar a sus tetas fuè genial, que tetas por dios, sus pezones estaban como piedras, los chupaba, ella se calentaba màs y màs cuando ademàs de chuparle las tetas le acariciaba su conchita, mi lengua ya separa los labios de su conchita, su clítoris se pone duro, mi lengua se abre paso y cada vez que mi lengua juega ella arquea su cuerpo hasta que no puede màs y tiene un orgasmo.
Vamos a su cama ella quiere pasar la noche conmigo, y yo quiero despertarme en sus brazos.
Estoy acostada y ella se sienta cerca mìo, me incorporo ella hace un movimiento colocàndo sus piernas entrelazadas con las mìas, de modo tal que nuestras conchitas se rocen entre sì, que sensación hermosa sentirla hùmeda, sentir sus caricias, el roce es por momentos suave y por momentos salvaje, llegò un momento en que mos empezamos a agitar, jadear, decirnos cosas muy pero muy calientes.
Ella està dàndome todo, y yo recibo ese todo.
Me plantè ante mis padres y decidì asumir lo que me pasa con Sonia, ella es la mujer que quiero para mì.
Desde hace tiempo ya vivimos una hermosa historia.
Ella es todo para mì, al igual que yo para ella.
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