Viviendo con Paola.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Gatita.P.
Todo comenzó cuando me mude con Paola, eramos amigas desde los 11 años, habíamos estudiado toda la secundaria y preparatoria juntas.
En su cumpleaños 18 su novio le facilito el conseguir un departamento y unos meses después fui a vivir con ella, por problemas en mi vida personal.
Paola es una morena, mide 1,56, senos medianos pero realmente firmes, pezones pequeños y no tan oscuros, vientre plano pero no es exactamente delgada, tiene carne para agarrar como dicen, trasero intermedio, tiene cara de niña, labios pequeños y una sonrisa muy bonita, ojos oscuros y cabello negro, lacio y largo, es abiertamente bisexual, me lo confeso cuando teníamos 14 años.
Por mi parte mido 1.
49, blanca, pálida realmente hahaha.
Senos pequeños, pezones pequeños y rosados, de huesos anchos, caderas grandes, trasero prominente en aquella época, creo que tengo una cara algo angelical pero también de "adicta al sexo" o eso me han dicho, labios pequeños pero no finos, ojos pardos y rasgados, cabello hasta corto y oscuro, lacio, soy pansexual.
Yo estaba acostumbrada a ver salir mujeres o hombres de la habitación de Paola, ella siempre ha sido muy activa sexualmente y sus despechos los sobrellevaba con sexo.
Todo iba a lo cotidiano, iba al trabajo temprano y regresaba a eso de las 4 de la tarde.
Un día de semana, decidí no ir a trabajar dado a las lluvias, Paola se encontraba en su habitación porque no había tenido clases aquel día, estábamos acostumbradas a estar en ropa interior por el departamento, esa tarde, fui a su habitación a buscar su laptop para terminar de leer un libro que tenía descargado ahí, ella estaba tumbada boca abajo usándola, recuerdo que tenía una tanga blanca y estaba sin camisa y brassier, me acosté con ella a charlar un rato hasta que la desocupará, antes ya la había visto desnuda pero nunca la miré con morbo, pero ese día sí, no sé si se debía a que últimamente no había tenido sexo o que había estado ciega todos los otros meses.
Paola es una chica con humor negro, siempre hace bromas sobre el sexo y le gusta hablar de él libremente.
Y ese día no fue la excepción.
Mientras yo esperaba que terminará de revisar sus redes sociales, hizo uno de sus ya conocidos comentarios.
– ¿Quieres ver porno conmigo?
Soy una persona que se sonroja fácilmente.
– Deja ya de bromear con eso Paola, no es gracioso, termina lo que estas haciendo y damela.
– ¡Venga! Sólo veremos sexo, deja de ser tan santa.
– No estoy siendo santa, ya deja de joder y damela.
Recuerdo que Paola comenzó a reír y siguió unos minutos más en sus redes, cuando cerro las ventanas de sus redes sociales, abrió otra pestaña y puso "babosas.
com", yo juré que era una broma pero no me fui, la miré por un momento y ella levanto una de sus pobladas cejas:
– Si te dan ganas de masturbarte lo puedes hacer, no te tocaré.
– Eres tan fastidiosa.
Puso un vídeo sobre una secretaria y su jefe, él le comía la vagina y le daba nalgadas, no iba ni la mitad del vídeo y yo ya estaba mojada, dudaba si tocarme o no, Paola ya había puesto entre sus piernas una de sus almohadas y se estaba moviendo.
– ¡Vamos Ale! Diviertete, estas siendo tan aburrida.
– No estoy a gusto.
Paola volteó a mirarme y seguid le puso pausa al vídeo, quedo en una escena donde el chico penetraba duramente a la castaña.
– ¿Por qué no estas a gusto? Somos amigas, nos hemos visto desnudas, casi que me has visto tener sexo, ¿Cuál es el problema?
– Algo es el Exhibicionismo, otra cosa es masturbarse al lado de tu mejor amiga.
-Eres una aburrida, ¿Te ayudo?
– ¿De qué estas hablando? ¿Ayuda con qué?
Paola tenía aquella manía de arquear mucho su ceja izquierda, yo me encontraba ya sentada con las piernas cruzadas y ella se puso de rodillas en la cama, obviamente sabía que me iba a besar, lo quería, raramente quería experimentar un poco con ella.
No espere a que Paola terminará de cortar la distancia entre nosotras, la bese, no fue un beso tierno, lleno de amor o esas cosas, fue desesperado, ella rápidamente se sitúo encima de mí, comenzamos a besarnos con más desesperación, ella tocaba mis pequeños senos por encima de la camisa que llevaba como pijama, y yo me limitaba a ser tocada, ella fue hacía mi cuello mientras con sus frías manos tocaba mis pechos por debajo de la camisa, solté un pequeño jadeo al sentir el frío en mis pezones, ella rió, sí, Paola es demasiado picará.
Seguí permitiendo que me tocará, jalaba un poco mis pezones, mordía mis labios, apretaba fuerte mis senos, y yo me limitaba a jadear.
-Ale, juega conmigo, es aburrido así.
Con esas palabras salí de la burbuja en la que estaba, y puse manos a la obra.
Capturé sus labios en un beso, le daba pequeñas mordidas, lleve mis manos a sus nalgas y las apretaba, las separaba, le daba pequeñas nalgadas y ella comenzó a moverse sobre mí.
-Quiero que me comas ahí.
Su voz sonaba aterciopelada, me excitaba aún más.
Sonreí, y esperé a que se tumbará en la cama.
Ella lo hizo y se abrió de piernas, me posé entre ellas y jugué un poco con mi dedo sobre su rajita por encima de sus bragas, ella tenía la piel de gallina en sus piernas.
Comencé a besar sus muslos, besé su vagina por encima de sus bragas, ya estaba húmeda, y su olor me encendía más.
Quite su braga e hice que la lamiera.
– ¿Sabes bien?
– Date el viste bueno tú.
Dicho eso regrese a su vagina, le abrí suficientemente las piernas, comencé a acariciar sus labios, su entrada, busqué su clítoris, hinchado y rojo, recuerdo haber lamido mis labios, miré su vagina por unos segundos, con mis dedos comencé a tocarla desde la entrada hasta el clítoris, Paola solo jadeaba, estaba tan mojada, lleve mis dedos a mi boca y sabía realmente bien, sonreí y comencé a darle lamidas a su vagina.
– ¡Ahh! Que rico.
Sus jadeos y gemidos sólo me alentaban a seguir, alce la vista a ella y estaba pellizcando sus pezones, con los ojos cerrados.
Tome su clítoris entre mis labios y le di golpecitos con mi lengua.
– Sí.
Así.
Comeme la cuquita.
Sus gemidos iban aumentando de volumen.
Seguí con los golpecitos y comencé a jugar con mi dedo índice de mi mano derecha en su ano, lo tocaba por encima, le daba roces en círculos y ella se retorcía.
– ¿Te gusta cómo te como tu cuquita?
– Me encanta.
¡SIgue nojoda! Quiero más.
Volví a llevar mi lengua a su clítoris, di varias lamidas más y luego tome su clítoris entre mis labios y lo jale gentilmente.
– ¡Ay.
Que ricooo"
Paola comenzó a subir más su tono de voz mientras gemía, proseguí dandole placer con mi lengua, dos de mis dedos de la mano izquierda comenzaron a bombear su vagina, ella se retorcía y gemía sin parar.
– Más.
Dame más.
Comemela todaaa.
Sí.
Así mami.
El morbo me iba ganando, así que introducí mi dedo índice en su ano, sólo el principio, ella dio un grito ahogado y comenzó a mover las caderas en busca de más, seguí así hasta que se corrió, lamí hasta la última gota de sus fluidos.
Al terminar con ella, nos comenzamos a besar nuevamente, ella se posiciono sobre mí y comenzó a tocarme por encima de mis bragas.
Tocaron el timbre, no queríamos parar, insistieron y paramos.
Nos vestimos y yo fui a la cocina, ella abrió y era su hermano mayor, se quedo un buen rato y yo me encerré en mi habitación.
Esa tarde me masturbe pensando en todo lo que había pasado, casi me corro.
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