WENDY Y LOS 20 000 PESOS (FINAL)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Como recordarán en mis anteriores relatos, tuve un extraño viaje por el mundo lésbico en su más insana expresión, mi aventura con Rosa, la horrenda mujer que intentó chantajearme y sometió a terribles vejaciones, empezó a hacerme cuestionar si en realidad yo era una verdadera lesbiana, y no quiero confundirles, no me sentía orgullosa de eso ni de nada que hubiera hecho hasta entonces, pero la dura experiencia con Rosa comenzó a alejarme de la idea que yo tenía de ese extraño mundo, a decir verdad me asustó un poco, era el principio del fin, pude sentirlo cuando cierto día se apareció por ahí y sin previo a aviso Gerardo, el maldito interno que me había condenado a la ignominia y a quien yo culpaba en parte por mi desafortunado destino, se presentó cínicamente en casa de doña Laura y me pidió arreglar las cosas, me pidió perdón y en el colmo del descaro tuvo la calma de pedirme que lo intentáramos de nuevo, mi reacción fue menos violenta de lo que yo imaginé, yo misma estaba sorprendida de mi sangre fría, lógicamente lo mandé al demonio, pero lo hice de una forma tranquila y calculada, le expliqué que nada era posible entre él y yo porque ya no había nada que pudiera darle o desear de él, asimismo le dije que ya estaba en una relación (lo cual era relativamente cierto) y que era feliz así
Se marchó muy triste para no volver jamás pero algo dentro de mí se removió con su presencia, me di cuenta que aunque mantenía una relación carnal con otra mujer, la verdad eso no contaba como una relación de pareja, yo no amaba a Wendy en el sentido romántico y seguro que ella tampoco a mí, todo era puramente mecánico y sexual, nada más, pero Wendy no estaba mentalmente capacitada para ser una pareja, me di cuenta que yo extrañaba eso, una persona con la que compartir sueños, miedos, cariño, además de solo el sexo, y Wendy nunca podría darme eso, tal vez me precipité en mi decisión de ser lesbiana porque no podía considerar a Wendy como una mujer en el estricto sentido de la palabra, pues la pobre ni siquiera podía hablar, mentalmente era solo un ser humano muy disminuido, no había afecto en lo que tenía con ella, no había abrazos, no había caricias, regalos, detalles, palabras dulces, y no podía culparla por no poder proporcionármelo, obviamente los encuentros sexuales con ella fueron muchísimos, nos llegamos a coger hasta 5 veces en un solo día, pero no me llenaban en ningún sentido, poco a poco dejaron de calentarme y después de casi un año de vivir en esa casa, empezaron a cansarme, yo era la amante de Wendy, pero ella no era mi amante, claro que amaba a Wendy pero no como se ama a una pareja, seguía teniendo sexo con ella pero solo porque me necesitaba, porque la hacía feliz, esa pobre criatura me necesitaba y merecía ser feliz aunque yo no lo fuera, pero Wendy no estaba capacitada para satisfacerme, con ella ni siquiera tenía la necesidad de fingir orgasmos, Rosa me había adentrado al mundo de los dildos, así que para no quedarme a medias cuando tenía sexo con Wendy, compré un pene de plástico y se lo ponía a Wendy adaptado con un arnés, la acostaba en la cama y yo me montaba encima de ella y me autopenetraba hasta alcanzar orgasmos nada satisfactorios, cualquier psicólogo podrá decir que esa situación no es para nada sana, descubrí que Wendy me aburría después de lo intenso que fue con la puta enana perversa, mal que bien, ella había logrado acelerar mi libido de una forma salvaje e inesperada removiendo un lado mío sumamente obscuro y desconocido, y de repente, yo requería algo medianamente sucio, así que empecé a orinar a Wendy y dejar que ella me orinara, pero no había caso, hasta eso me hizo sentir mal, sentía que estaba abusando de una indefensa, y que esas prácticas no tenían sentido al carecer esa intención perversa por parte de Wendy, su discapacidad limitaba muchas cosas en el aspecto sexual, la pobrecita solo hacía lo que le enseñaba y reía a carcajadas al sentir el contacto con mi chis
Rosa fue una sombra tenebrosa en mi vida, me demostró cuan horrendo puede ser el cuerpo de una mujer y me quitó las ganas de seguir experimentando o de intentar involucrarme con otra mujer, aun me dolían las quemaduras de cigarrillo en mi pezón y en mi ano, de verdad que algo se rompe en tu mente y en tu espíritu cuando defecas en la boca de otra persona, o te obligan a pasearte desnuda por la cuadra de tu calle a las 2 de la mañana, y lo hice porque no tenía opción, Rosa me tenía totalmente dominada, nunca me lo confesó pero me sometió a esas humillaciones por sus celos a Wendy, odiaba tener que compartirme con ella y supongo que me torturaría cada vez mas peor hasta que finalmente yo aceptara irme con Rosa en forma definitiva, que se pudra, la voy a odiar por el resto de mis días por todo lo que me hizo, y más me odiaba a mi misma porque a pesar de que yo no aceptaba sus porquerías, sus ultrajes siempre terminaban provocándome orgasmos, entendí a medias por qué pensaba yo ser lesbiana y no sentir atracción por las mujeres, eran las humillaciones lo que me calentaba, ser vejada me excitaba, a ese fetiche sexual se le conoce como bondage y en ese entonces yo no tenía ni idea, tal vez muy en el fondo las cosas que Rosa me hizo no me habían resultado tan desagradables después de todo, ¿acaso terminaron gustándome? Decidí no reflexionar mas en ese asunto, no pienso repetir nada de lo que hicimos en esos días, pero no puedo evitar mojarme con ciertos… recuerdos, es todo lo que diré al respecto…
Y lo digo claramente porque sí afectó mi autoestima de manera terrible, tanto que la idea del suicidio comenzó a rondar mi cabeza, fue en esas circunstancias que conocí a Jorge, un bellísimo joven diseñador gráfico, mi tipo de hombre, era guapísimo, lindo y detallista, me enamoré inmediatamente de él y me hice su novia, Gerardo me había destruido es cierto, pero Jorge me hizo sentir que valía la pena darle una 2da oportunidad al amor y darme una 2da oportunidad a mí misma, entendí entonces que no era lesbiana, era bisexual y nada de lo que hiciera por el resto de mi vida iba a quitarme ese título, pudiera no volver a acostarme con otra mujer nunca en mi vida pero yo sería bisexual para siempre por todo lo que ya había hecho, y no tardé mucho en acostarme con esa lindura de hombre, fue divino, por primera vez en más de un año hacía realmente el amor, no tenía solo sexo, fue tierno, vigoroso y generoso al mismo tiempo, nada que ver con la demencia de aquella puta enana loca y flatulenta o con la torpeza monótona mecánica y sin delicadeza de Wendy, Jorge tenía un cuerpazo ya que acudía regularmente al gym, su pene no era tan grande como el dildo que usaba, pero nunca jamás en la vida (lo digo para las chicas heterosexuales obviamente) un dildo va a poder sustituir la calidez y vida de un pene verdadero, lo hicimos en su departamento, empezó chupándome los pezones y yo le chupé los suyos, nos besamos a morir, me practicó el cunnilingus y que Dios me perdone por mencionar esto, pero en eso no le llegaba a Rosa ni a los talones tengo que admitirlo, Rosa me trabajaba el clítoris con ahínco y verdadera maestría pero mi bello Jorge no tenía mucha idea el pobre, al menos en ese momento, me decepcionó un poco cuando no quiso chuparme el culo (Rosa podía dar clases en eso lo admito), pero entendí que estaba con una persona totalmente diferente, por mi parte reconozco que estaba fuera de práctica, pero le hice la felación lo mejor que pude y le chupé los huevos y el ano, y a diferencia de Rosa, no me dio nada de asco cuando se lo practiqué, pero pude darme cuenta que aquello le desconcertó bastante, parecía no estar acostumbrado a esa práctica, no se lo pregunté pero intuí que ninguna mujer le había chupado el culo antes, decidí bajarle a mi ímpetu sexual porque percibí que se estaba asustando y cohibiendo ante mi sapiencia sexual, dejé que él tomara nuevamente el control, así que me abrí de piernas y me penetró con firmeza, empezó a bombear con buen ritmo hasta que sentí que iba a eyacular, le pedí que se retirara y terminó directo en mi vientre, así terminaba mi primera relación sexual con un hombre después de haber vivido la demencial aventura lésbica
La vida en la casa de doña Laura se tornó de veras complicada, Jorge realmente me interesaba y no podía dedicarle el tiempo que deseaba por atender a Wendy, la situación empezó a pasarme factura y a sobrepasarme, ya casi no estaba de humor para tocar a Wendy o que me tocara a mí, y las relaciones con ella se volvieron insoportables, yo quería estar con Jorge, pero tampoco podía abandonar a mi Wendy así como así, yo me debía a ella, ella dependía de mi, amaba a Wendy y me preocupaba por ella, Jorge llegó a plantearme el vivir juntos y yo lo quería, pero Wendy seguía dependiendo de mi así que tuve que negarme de momento, cuando él me preguntaba la razón, le daba verdades a medias, como dije, la situación empezó a salirse de control, Jorge como era natural exigía mas tiempo de mi parte hacia él, empezó a cuestionarme y a interesarse más en mi labor en esa casa y empezó a sospechar de una situación rara cuando yo me negaba rotundamente a recibirlo ahí y le tenía prohibido que se acercara a la colonia siquiera, peleamos por eso en un par de ocasiones, aunque nos reconciliamos y lo hacíamos con sexo, ese mismo día que me acosté con Jorge, me cogí con Wendy en la noche, sentía que se acercaba el final así que me quedé con mi gorda a dormir, le abrí mis piernas y la puse a que me mamara el coño y yo le chupé su teta hasta que se quedo dormida mi bebé, reflexioné, yo los amaba a los dos pero a cada uno de forma diferente, amaba a Jorge y me importaba lo que llegara a pensar de mí, me sentí sucia, baja y poca cosa, me sentí verdaderamente indigna de él, Jorge no merecía esto, era cierto que Rosa me había convertido en una piltrafa, pero por primera vez desde que todo había empezado, me sentía realmente mal conmigo misma, por 1era vez sentía una gran culpa y un gran remordimiento por mi conducta, sentí vergüenza por todo lo que había hecho, por ser el objeto sexual de una retrasada mental y por haber permitido que una lesbiana horrible y apestosa me humillara, me usara y me hubiera convertido en una perra mala, fue similar a lo que sentí cuando le oculté la verdad a mi padre convaleciente de su salud
Lo medité por días, hasta que finalmente me decidí, el dinero ya no podía retenerme porque ya había tenido suficiente, era hora de partir, no sería malagradecida con doña Laura y no me iría así como así ni de un día para otro, se lo comunicaría y me quedaría un mes más con Wendy para darle tiempo de encontrar a alguien que me sustituyera, quizá yo misma pudiera hacerlo pensé, sabía que Wendy me necesitaba siempre pero yo no me quedaría atada a las necesidades de una discapacitada por el resto de mis días, doña Laura lo entendería y si no, no le quedaría mas remedio, pero Jorge había venido a cambiar mi perspectiva de la vida, pasé mucho tiempo sacrificándome que se me había olvidado disfrutar mi propia vida, era tiempo de ocuparme solo de mi, pero la vida es cruel e irónica, yo pensaba abandonar a Wendy y sería ella la que terminó dejándome a mi…
Fue un sábado cuando Wendy y yo hicimos el amor por última vez, la acosté y la volteé boca abajo y le lamí su ano dulcemente, lo hice despacio y sin prisas como a ella le gustaba, lo confieso, Rosa me había vuelto aficionada a lamer culos y me enseñó a hacerlo como una experta, y desde entonces lo hago siempre que puedo, después le mamé las tetas, descubrí que un finísimo y casi insignificante liquido salió de su pezón derecho, me senté en su cara y dejé que me mordiera la vagina, ya no lo hacía tan fuerte pero igual dolía, me puse el dildo que usábamos y la penetré por largo rato, a Wendy le gustaba mucho eso, finalmente le chupé la concha y percibí algo que me puso sobre alerta, Wendy estaba sumamente chapeada, y su vagina tenía un sabor sumamente extraño, eyaculó muy rápido pero esta vez no se quedó dormida, la vieja enfermera surgió en mi y le tomé la presión, la tenía muy alta aunque no tenía fiebre, le di una pastilla y un analgésico y se quedó dormida, al día siguiente Wendy ya no despertó, tenía el pulso muy débil, llamamos inmediatamente a una ambulancia que la trasladó a un hospital pero poco pudieron hacer, una hora después Wendy dejaba de existir, la autopsia posterior nos confirmó que Wendy había sufrido un fulminante aneurisma del cual no pudo recuperarse
Disculpen que no de detalles de lo que pasó después pero es muy doloroso para mi, cuando mi niña murió, murió también una parte de mi, ya no quiero atormentarme con eso, pero ahora entendía por qué después de que Wendy tenía un orgasmo caía fulminada en un sueño profundo, dios mío, solo faltaba que yo la hubiera matado, doña Laura jamás me culpó de nada, a pesar de su aparente fragilidad, era una mujer ruda, no la vi llorar, estaba muy demacrada pero se mantenía firme, cuando la abracé me dijo: “gracias por todo lo que hiciste por mi nieta, la hiciste enormemente feliz en sus últimos momentos de vida y gracias a ti, experimentó lo que no hubiese podido nunca… dios te bendiga…”
Karen la bella prima favorita de Wendy, estaba devastada y yo la consolé lo mejor que pude, según me confesó, Wendy estaba condenada desde que nació, generalmente los down, presentan por cuestiones genéticas un innumerable mundo de padecimientos fisiológicos, el doctor que regularmente atendía a Wendy le daba pocas esperanzas y se sorprendía que wendy durase tanto tiempo, yo nuevamente fallé como enfermera porque seguramente hubo muchas señales de que algo no andaba bien pero no supe verlas o darle la importancia que requerían, en fin, con el corazón hecho pedazos, abandoné esa casa que fue mi hogar durante un año y jamás regresé, al año que murió Wendy, supe que doña Laura también había fallecido, dios la bendiga
Yo me casé con Jorge y jamás le conté lo que había vivido en esa casa, regresé a Querétaro y recibí ayuda psicológica por varios meses y finalmente encontré trabajo en la enfermería de una escuela, en ocasiones hago labor voluntaria en centros para niños discapacitados, con síndrome de down o con cáncer, organizándoles viajes, fiestas, visitas al zoológico o al cine, en fin.
no me pregunten por qué lo hago pues ya se lo imaginarán, no me he vuelto a acostar con otra mujer pero no lo descarto, no piensen mal, platicando con mi marido en una ocasión, surgió el tema y me dio a entender que no le molestaría que él y yo hiciéramos un trío con otra mujer, falta ver si hablaba en serio, lo bien aprendido nunca se olvida, y aunque no me interesó mas el lesbianismo, sí me volví feminista a ultranza, evité a toda costa los videos pornos de lesbianas y no porque me causaran algún conflicto, si no porque me parecían irreales y degradantes, las verdaderas relaciones lésbicas no son tan coreografiadas, son más duras, mas bestiales, más crudas y menos rosas y “musicales”, la mayoría de las mujeres del mundo real distan mucho de ser las bellas modelos de esas películas pornos, las mujeres reales son gordas, sin tetas, o con tetas caídas, llenas de estrías o varices, con lonjitas, peludas, en fin, ése es el mundo real, y no las historias ridículas que nos presentan esas falsas películas, que fatuas y banales me parecen ciertas cosas después de haber vivido lo que viví, también de repente mi marido y yo usamos una que otra correa o máscara de látex
A veces Rosa aparece en mis pesadillas: estoy acostada y dormida tranquilamente en mi cama, de pronto siento que alguien muerde mi vagina, levanto las sabanas para ver de quien se trata y surge de debajo la cabeza prieta y chimuela de Rosa, despierto agitada y asustada, Wendy por su parte aparece en mis sueños, estamos sentadas tranquilamente en un jardín, no hacemos nada sexual, ella juega con su muñeca preferida y yo le digo que ya es tarde, que debemos regresar a casa, ella se levanta y me sigue, en eso despierto y a veces me pongo a llorar, esta es la parte de la historia a la que no quería llegar
Con este ultimo relato me despido y les agradezco que se hayan tomado la molestia de leer mi terrible historia, no es una linda historia lo sé, está llena de fracasos y actos reprobables, no dejen que nada les impida ser feliz, cuídense y hasta pronto
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