Aleida Mini Ninfomanita I.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sexigaleno.
Me permito describir a la autora de esta saga, ella es una chica de 21 años, morenita de cuerpo grueso y de facciones muy bonitas, ojos cafés, cabellera a media espalda, de estatura de 1.
55 cm y de un peso de 60 kg, buen busto 34 c, caderas amplias y cintura de 65 cm, buenas piernas macizas y unas pompas de 102 cms, en pocas palabras bien nalgoncita o carnudita como quieran imaginársela, su cola es uno de los atractivos, para nosotros los hombres.
Corría el año de 1995 cuando nació esta bella princesita en el seno familiar de una familia de clase media baja económicamente, sus padres no planearon en ese tiempo la llegada inesperada de Aleida, ya que pasaría a ser la tercera y por ende la menor de otros dos hermanos, la bebé en ese tiempo fue creciendo al grado de ir al pre-escolar era muy hiperactiva, jugaba más con niños que con niñas, se subía al columpio, a la resbaladilla y juegos bruscos que tenía a su edad, sin querer y por su edad no tenía cuidado y mostraba sus calzoncitos de niña, sin querer, se sentaba casi siempre abriendo las piernitas y lógicamente era vista por los varoncitos de su edad, pero eso no le incomodaba, es más ni cuenta se daba que mostraba sin querer sus interiores, y así fue que llegada la fecha de la navidad y los reyes magos, y a la escuelita donde asistía, les fue donada una cantidad de enseres didácticos, para el aprendizaje de los menores y también unos juguetes de acuerdo a esa edad y algunos montables, entre estos un gusano de plástico denominado Gucci, al cual montaban y hacía movimientos de arriba y hacia abajo, bueno ese animal inanimado lo utilizó una ocasión y al estarse meciendo rosando y tallando su partecita infantil, sintió la necesidad de hacer de la pipí, ya que así decía a esa edad, cuando quería orinar, de regreso del baño volvió a montar a Gucci y así se estuvo meciendo un buen rato.
Hasta que sintió como si le diera cosquillas su cosita, pero más se daba a mecerse, bueno pues llegó el momento en que ya no lo hacía, sino que se movía para atrás y para adelante rosándose en el asiento de plástico del juguete, el cual parecía una pequeña montura para caballo, su respiración era agitada y su carita coloradita, sudando por el ejercicio que realizaba, en eso por un momento se quedó quieta, para sentir como si se orinara, pero ella ya había ido unos minutos antes al baño, se levantó por delante el vestidito y se tocó su pequeña gordita por encima de su calzón y vio que no era orín el que había botado, se asustó y dejo ese juguete y se fue a corretear al patio con los demás niños, pero a los pocos minutos regresó, para volverse a montar y mecerse en eso volvió a sentir esas extrañas sensaciones, que no se explicaba a su edad, ¿porque sentía eso?, cuando de pronto un pequeño gemidito se le escapó por su boquita y se abrazó al cuello del juguete, así estuvo abrazada sin que nadie se diera cuenta de que la chiquitina se daba satisfacción ese día.
Ya de regreso a su casa, se fue al baño, pero sentía que su pantaletita estaba muy húmeda del puente del mismo, pero no se explicaba el motivo, sólo sentía un cosquilleo muy agradable y se sobaba su conchita con su mano, y así fueron pasando los días, pero no le comentaba nada a nadie, ni a su madre, ni a su educadora de lo que sentía ella, pidió a sus padres le compraran un juguete de esos, ya que según ella le gustaba mucho y quería uno para ella y que lo tuviera en su casa, el cual con ciertos sacrificios de sus padres se lo compraron y ella emocionada, después de sus deberes escolares, se iba al cuarto que compartía con sus hermanos y ahí sola en la intimidad de esa habitación, daba rienda suelta a esas sensaciones extrañas y terminaba siempre mojada de su entrepierna, hasta que una ocasión se daba a restregar tan fuerte en el asiento del juguete, que un gemido fuerte se le escapo y fue escuchado por su madre, la cual se apersonó para ver que le había pasado, pero Aleida estaba casi desmayada encima del juguete abierta de piernas quietecita como esperando a que pasara esa sensación de cosquilleo que le agradaba, le pregunto su madre que, ¿Qué le había pasado?, en ese instante le dijo que sentía algo raro en su conchita, entonces la revisó su madre y notó un líquido transparente y babosito que emanaba de la pequeña cuevita de Aleida, le cambió el calzón y ahí quedo todo sin más explicaciones.
Pero ya la madre había notado de unas semanas antes, que los interiores de Aleida siempre estaban mojados, pero no comprendía el porqué de esas humedades, sólo veía que la chiquilla amanecía ojerosa, desganada, sin ganas de ir a la escuela, y casi no comía, le compro vitaminas, para ver si el desgano que tenía se le quitaba, pero todo paso por alto, ya que la señora no comprendía que Aleida, ya había comenzado a descubrir el placer de autosatisfacerse sexualmente a esa tierna edad, sin que nadie se diera cuenta, hasta que llegó a la primaria ya con 8 años cumplidos y ahí se comenzó a llevar otra rutina que no era la misma que en el kínder, ya que las tareas la empezaron a ametrallarla, y pues poco tiempo le brindaba a su juguete de placer, sólo los fines de semana, pero aun así ella sentía la necesidad de tocarse, de frotarse de recargar su conchita en algo sólido, que le diera satisfacción, pero no sabía cómo darse otra alternativa que no fuera su juguete de placer.
C o n t i n u a r á .
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