Dolor de concha (01)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Horny.
Debido a mis continuos viajes pasaba practicamente la mitad del mes fuera de Bogota, mi ciudad de residencia y por consiguiente la relacion con mi esposo se fue enfriando hasta llegar a un punto en que discutiamos los pocos dias que pasaba yo en casa, todo esto agravado por el hecho de que el viajaba tambien por cuestiones de trabajo y en ocasiones pasaban semanas enteras sin que pudieramos vernos. Esto entre otras cosas fue el que me empujo a tener un amante, sin buscarlo, forzada por las normales necesidades fisicas que el cuerpo pide, por el deseo de un roce, una mirada lasciva, un encuentro apasionado pero fugaz. Todo eso producia en mi sensaciones que creia olvidadas, que solo recordaba haber sentido al inicio de mis anteriores relaciones amorosas, cuando todo era novedad.
A ese amante, Diego, protagonista de anteriores relatos como "La Mecedora" y "Mi primera vez por el culo" entre otros, llevaba semanas sin verlo, despues del incidente relatado en "La ultima vez con Diego". Mi cuerpo pedia a gritos algo de accion.
Estaba en mi apartamento en Bogota, a eso de las 6 de la tarde, mi hijo en casa de los abuelos maternos donde solia pasar la noche de vez en cuando, mi esposo en viaje de trabajo por una ciudad caribeña, llegaria al dia siguiente en la mañana.
Me encontraba frente al computador chateando con un hombre que decia tener 30 años, de Argentina. Tratamos de tener cibersexo… pero me aburri, necesitaba algo mas que eso aquel dia que sin saber porque mi libido habia alcanzado enormes proporciones. Asi que desconecte mi equipo y me dirigi a la alcoba. Me dispuse a tomar una ducha, liberando mi cuerpo de la bata de seda, el sosten que sofocaba mi pecho y una tanga minuscula de las que me gusta usar, color negro. Abri la llave del agua caliente y tras comprobar la temperatura me meti a deleitarme con uno de mis placeres favoritos el cual consiste en lavar mis zonas intimas con un gel especial con el cual me gusta consentirme. Tome un poco en mis manos procediendo a continuacion a frotarlo por toda mi concha y raja.
La sensacion del gel frio con el agua caliente es deliciosa y mas si se aprovecha para acariciar la concha, el clitoris y el culo a conciencia en todas las formas posibles, circular, de arriba hacia abajo y viceversa y metiendo furtivamente uno o dos deditos por mis deseosos orificios.
Logre correrme por mi cuenta gracias a mis manos y a la deliciosa y lubricante sensacion del gel. Ese orgasmo reparador hizo que me sintiera un poco mejor, pero la fiesta aun comenzaba, deseaba mas y tenia toda la noche para mi sola, para tener una pequeña fiesta privada.
Despues de masajear mi piel con un jabon exfoliante con olor a frutas citricas y de secarme suavemente me fui para mi cama acompañada de mi botellita de aceite, gran compañera de mis rituales de autosatisfaccion. Puse algo de musica relajante y como toda luz prendi un par de velas blancas para mejorar aun mas el ambiente en el cual queria envolverme para mi propio placer.
Me acoste bocarriba sobre un par de cojines y mis sabanas favoritas, unas blancas de satin, un material muy sensual para hacer el amor, impregnada ya totalmente en mi aceite favorito, completamente brillante, con el cabello humedo, agitada y deseosa de obtener todo el placer posible.
El que estuviera sola no me iba a detener en mis propositos, asi que tome una botellita de crema, de forma convenientemente circular y de unos 25 cm. de longitud. Impregne la punta en mis fluidos vaginales y me la introduje lentamente para disfrutar la penetracion de aquel objeto que a pesar de ser un intruso, un desconocido, bien servia para mis propositos. Con la otra mano acariciaba mi clitoris, ya salido de su capucha, duro y erecto, como un pequeño pene dispuesto a recibir todas mis caricias.
Cuando ya tuve mi objeto falico bien adentro de mi, unos 20 cm. de modo que quedara por fuera lo suficiente como para manipularlo comence a sacarlo y meterlo de forma suave y constante sin detenerme y sin dejar de acariciar mi clitoris, amparada y protegida por saberme sola, para dar rienda suelta a los mas alocados pensamientos y fantasias. Cuando estas sola puedes imaginar que estas con alguien mas, con alguien a quien tu desees mucho, con alguien con quien quisieras estar. En ese momento un hombre ocupaba mi mente… un hombre solo visto en fotos estaba espiritualmente conmigo, sobre mi, penetrandome con su recuerdo, con sus palabras… un hombre llamado Cesar al cual deseaba mucho y no podia tener, dueño en aquel instante de mis mas ardientes fantasias…
En ese momento llego mi esposo el cual habia adelantado su viaje, mientras yo seguia en mis pensamientos y manipulaciones, completamente ajena a la interrupcion que inevitablemente ocurriria minutos despues. Con su acostumbrado silencio, entro casi sin hacer ruido, dejo sus cosas en el estudio y se dirigio a la habitacion lentamente. La luz tenue y la puerta entreabierta lo detuvieron justo ahi donde las velas proyectaban en la pared la imagen de una mujer, de su esposa, haciendo algo hasta ahora desconocido para el, que nunca la habia visto introduciendose ningun tipo de objeto.
Era un hombre tradicional en el sexo, pero que deseaba a su mujer con locura, a una mujer a la cual llevaba semanas enteras sin tocar.
Parado ahi en la puerta sin atreverse a entrar e interrumpir ese privado momento se dedico a mirar simplemente, a deleitarse con tan hermoso espectaculo, su mujer con el rostro contraido, los ojos cerrados, introduciendose un objeto por su sexo, acariciando freneticamente su clitoris, pellizcando ocasionalmente sus pezones… era algo digno de verse.
La exitacion pudo mas y lentamente y sin hacer ruido saco su verga y comenzo a pajearse ahi parado como un tonto que no atinaba a abrir esa puerta y abalanzarse de una vez por todas sobre su esposa, sobre su cama; mas no queria interrumpir tan sagrado momento de intimidad y placer que el no le habia podido proporcionar en mucho tiempo.
El continuo meneandosela hasta que los gemidos de ambos se mezclaron en la estancia; eran pequeños gemidos de placer contenidos durante los dias que llevabamos sin sentirnos.
Yo no lo escuchaba pues no solo lo musica callaba sus gemidos sino que estaba tan concentrada en lo que estaba haciendo que no tenia cabeza para nada mas. El anhelado momento estaba de nuevo cerca y me detuve un momento para reponerme y prolongar el instante placentero previo al orgasmo. Una oleada de calor me invadio, no podia resistirlo un momento mas asi que acelere de nuevo mis caricias hasta que por fin explote estremeciendome de pies a cabeza, con el corazon agitado.
Al otro lado de la puerta, mi esposo viendo que yo ya estaba cerca apuro el delicioso momento y se apoyo contra la pared para no caerse cuando de su pija salieron chorros enormes de leche contenida por demasiado tiempo.
No contento con esto el se dedico a mirarme un rato mas, para admirar la blancura de mi cuerpo, mis anchas caderas, mis ojos cerrados, una sonrisa de satisfaccion dibujada en mi rostro y todo mi cuerpo relajado por el agradable momento.
El mientras tanto limpiaba sus manos llenas de semen con el pantalon. Su verga continuaba erecta pidiendo mas, con ganas de introducirse en mi cueva y no salirse nunca mas.
Asi lo vi yo cuando irrumpio la habitacion dandome un susto de muerte; vestido pero con la verga totalmente tiesa saliendo del pantalon, con la cara descompuesta de quien se habia visto rechazado e ignorado por largo tiempo y con tremendas ganas de abalanzarse sobre mi y no precisamente para abrazarme…
CONTINUARA…
Autor: Horny (escritora@colombia.com)
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