El pene de mi madre
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por chinadoll.
Me encontraba sentada en el sofá, descansando, con la tele encendida pero mirando por el gran ventanal de mi salón, cuyas cortinas estaban abiertas de par en par permitiendome ver lo que hay fuera, y permitiendo a su vez, mirar hacia adentro a los que se encuentran al otro lado del cristal.
Baje mis manos, casi por instinto, al interior de mi pantalon.
Noté que estaba mojada y no quise desaprovechar la ocasión.
A sabiendas de que mi padre tiene el portatil lleno de películas pornográficas, sin dudar un segundo lo abrí y empecé a indagar.
Solo por el hecho de estar hurgando en el ordenador de mi padre, cada vez me mojaba más, apretando cada vez más fuerte mi clítoris casi con la mano entera.
Finalmente encontré la carpeta donde tiene guardadas las películas y empecé a abriendo una, donde aparecían dos chicas masturbandose con un mismo consolador de dos puntas.
No había visto nunca tal cosa por lo que el video tenia toda mi atención y mi mano cada vez estaba más empapada.
De la excitación, cada vez sentía más necesidad de sentirme llena, de notar algo dentro de mí contra lo que apretar las paredes estrechas de mi vagina.
Por aquellos entonces no tenía aún ningún juguete sexual con el que saciar aquella necesidad tan imminente así que decidí husmear en los cajones de la habitación de mi madre.
En uno de ellos encontré un enorme pene rosa de plástico, yo sabía que aquello era demasiado grande para mi virginal y estrecha vagina pero aun así decidí llevarmelo conmigo al comedor.
Ya de vuelta en el sofá continué mirando el video paseando el gran pene de plastico por los alrededores de mi clitoris, ejerciendo una gran presion sobre el.
La vibración de éste me estaba haciendo mojarme muchisimo más.
Me percaté que en el balcon de enfrente había alguien tendiendo la ropa y lejos de cortarme el rollo, me excité todavía más.
Llegó el momento y decidí que tenía que introducir aquella enorme polla dentro de mi.
Abrí todavia más las piernas y encontrado el punto, hice presión para qur entrase, sentía dolor y sentía que aquello no entraba.
No desistí y el dolor iba en aumento, los labios que protegen mi clítoris tambien parecian intentar entrar dentro de mi vagina, arrastrados por el tamaño descomunal de aquel pene.
A la par qur crecía el dolor, parecía que tambien crecía el placer así que continué intentandolo hasta que llegó un punto en que, sin haberlo podido introducir, empecé a sentir espasmos y un calor immenso saliendo de mi cuerpo se concentraba en el punto de union entre aquel pene y mi diminuto coño.
Me corrí, a gritos, las piernas me fallaban u acabé abierta de piernas sentada en el suelo, jadeando y alucinando por que me acababa de correr gracias al amante secreto de mi madre.
Me volví a poner los pantalones y despues de limpiar de mis fluidos el pene de mi madre, lo dejé tal y como lo había encontrado.
Tiempo más tarde, volví en busca de aquel instrumento de placer, y ya no lo tenía.
Para mi sorpresa encontré uno nuevo, más pequeño, con el cual me follo con bastante frecuencia.
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