La masturbación de reinaloba
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Soy una chica de 22 años, con poca experiencia sexual, pero con unas ganas tremendas de hacer disfrutar. Soy rubia pelirroja de ojos verdes, me sobran unos quilitos, 10 mas o menos, y me encanta fantasear y sentirme dominada por un par de hombres negros.
Aquella noche me acosté y me acordé de ti. Recordé aquellas noches de locura, en las que disfrutábamos tanto el uno del otro… Desee que estuvieras en la cama conmigo y deslicé mi mano sobre mi coño, apreté poco a poco cada vez mas fuerte. Me imaginé tu calor y tu mano recorriendo mis pechos y apretujandolos.
Me acaricié el pezón, que estaba duro ya. Al pellizcarlo sentí un pinchazo orgásmico en mi clítoris. Deseaba tener tu cabeza sobre mi pecho, y que tus dientes fueran los que estuvieran mordiendo mi pezón, quería sentir tu aliento en mis tetas mientras jugueteabas con ellas.
Metí mi mano dentro del tanga, y deslicé mi dedo entre los labios, acariciando el clítoris, haciendo pequeños circulos. Mis caderas empezaron a moverse solas, con espasmos parecía que pedian ansiosas sentir tu polla sobre mi.
Cogí el consolador, bendito consolador. Me estiré en la cama, me abrí completamente de piernas y juguetee con el consolador en la entrada de mi coño.
Moví la punta vibrante de arriba a abajo varias veces, introduciendo la punta un poquito, cada vez que llegaba al agujero.
Me lo metí de golpe, imaginé que estabas encima de mi, con tus brazos en mi cabeza, mirandome y follandome como a una guarra, haciendome gemir de placer.
Queria otra polla en mi boca, a la vez. Me encanta chupar, lamer, juguetear, mordisquear… me encanta el semen, sentirlo caliente en mi boca y tragarmelo luego. Me metí dos dedos en la boca, para simular que chupaba una polla. Recuerdo que tuve conversaciones telefónicas sexuales en las que lo hacia, y ahora cuando lo hago me pongo a mil.
Comencé a follarme al consolador con una mano y a chuparme la otra.
Necesitaba sentirme dominada, un hombre que recorriera mi cuerpo con sus manos, y no quisiera apartar su polla de mi. Me imaginé que ahí estaba mi hombre, moreno y grandullón, agarrandome la cabeza y metiendome la polla sin descanso.
– Puta, zorra, muévete…quiero correrme dentro de ti… – esas palabras resonaban en mi cabeza, volviendome loca.
Mis gemidos eran cada vez mas altos y mi respiración mas acelerada. Metía y sacaba el consolador dentro y fuera de mi, cada vez mas rápido y moviéndolo en circulos grandes cuando estaba dentro. Iba a correrme ya, saqué la mano de mi boca y la lleve hasta el coño también. Mientras con una mano jugaba con el consolador, con la otra me tocaba el clítoris, dándole golpecitos y frotandolo rápido. No aguanté mucho mas, me corrí.
Seguía metiendo y sacando el consolador dentro de mi, pero esta vez mas lento, es placentero seguir haciendolo y volver a repetir.
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