LA PEQUEÑA ACTRIZ PORNO
me puso de espaldas sobre el sillón y me subió las piernas en alto, se colocó en medio y me la clavo en la vagina.
LO QUE HICE PARA QUEDARME CON LA PEQUEÑA ACTRIZ PORNO
A la mañana siguiente y después de haber pasado la noche con la pequeña niña, desperté y ella al parecer se había marchado pues ya no estaba a mi lado, toqué mi pubis y olí mi mano, aún se sentía su olor junto al mío, era lo único que me había quedado de ella. Me levanté de la cama, fui a buscarla al baño y no estaba, a lo así apareció la morocha que me dijo: Si buscas a la niña, ya se marchó, una mujer vino por ella muy temprano y se la llevó. Me quedé muy ansiosa después de eso.
Días después queriendo saber algo de ella le pregunte al director si pronto filmaría con la niña, me dijo que no, me recordó que videos como ése se filman muy poco, insistí preguntando si sabía dónde puedo buscarla y para deshacerme de mí me dijo que hablara con el productor. Acudí a él, después de andar suplicándole todo el día, tuve que dejar que el muy pervertido metiera todos sus dedos en mi ano para que me diera el teléfono de la mujer que la tenía. Hablé con ella, le dije que era de la productora y que quería filmar con la niña. Le pedí que nos viéramos, me dio su dirección y quedamos para el día siguiente.
Con la esperanza de llegar a un acuerdo con la mujer pensé en juntar todos mis ahorros e ir a ofrecérselos a cambio de la niña. A la mañana siguiente, me fui muy temprano al banco, retiré todo lo que tenía en mi cuenta y me dirigí a la cita. La casa era muy bonita, tenía un pequeño jardín en la entrada, muy bien cuidado. La mujer que me abrió ya era madura, vestía recatadamente y era de buenos modales. Una vez acomodadas en su sala empezamos la negociación; como ella suponía que iba para quedar sobre una filmación con la niña empezó a hablar de precios de acuerdo a lo que la pequeña hacía, pero sin titubear le hice saber que mi intención era llevármela y que estaba dispuesta a pagar por ello, hasta le mostré el fajo de billetes que había traído, la mujer se negó rotundamente y hasta me pidió que me vaya, pero yo estaba convencida que no podía salir de ahí sin la niña, así que le hice saber que estaba dispuesta a todo, incluso a conseguir una cifra más alta.
La discusión se puso incómoda obviamente, pero finalmente la mujer me condujo al despacho. Ahí, un hombre más joven, guapo y bien vestido estaba tras el escritorio, al que se le acercó y quiso explicarle mi pretensión, el sujeto la corto y le dijo que había estado escuchando toda la conversación, el hombre tenía unos labios muy sensuales y una voz que cautivaba. Me hizo saber que no tenía ninguna intensión en ceder a la niña y que mi dinero no le interesaba, yo insistí cuantas veces fue necesario, le ofrecí incluso ocupar el lugar de la niña y trabajar para él, fue tanta mi insistencia y convicción que el hombre perdió la compostura y acercándose me dijo que solo la dejaría ir si estaba dispuesta a hacer realidad una de sus fantasías sexuales y me lo dijo mirándome de pies a cabeza con esa su mirada seductora, exhalando su aliento en mi rostro. Me puse nerviosa en frente de él, mis pezones empezaron a despuntar. Obviamente accedí.
Entonces él le pidió a la mujer que lleve a la niña al salón de juegos, ella sin decir una palabra, algo apenada salió del despacho. Y él me invito a pasar por una puerta trasera dentro del mismo despacho, pensé encontrarme con un salón de juegos pero parecía más bien una pequeña sala bien amoblada y acogedora, me sorprendió encontrar en ella: una cama King muy elegante de la cual colgaban esposas a los cuatro extremos, vi mejor alrededor, y en los estantes había variedad de consoladores, bolas chinas y otros juguetes sexuales como una muñeca sexual lista para usar, me asustó ver colgada en una de las paredes un látigo, pero el sujeto ya se estaba quitando la chaqueta y la corbata, yo lo miré sin extrañeza pues era uno más de los hombres que veía quitarse la ropa delante de mí, sin embargo y casi por costumbre, porque acostumbraba hacerlo en las filmaciones, pasé una mano encima de mi vagina, él me miró y me dijo que la niña ya sabía que hacer solo que yo tenía que estar dispuesta a todo, asentí moviendo la cabeza, en seguida me pidió que me desnudara y se sacó los zapatos; en eso entró por otra puerta la mujer con la niña, al verme se puso muy contenta y sonrió, yo también estaba muy feliz de verla, acercó a la niña donde estábamos y le hizo un toque en el hombro a lo que la niña contesto mirándola y moviendo la cabeza afirmativamente, luego la mujer se fue.
El hombre finalmente se sacó el pantalón delante de nosotras y la camisa también, traía un bóxer blanco del cual sobresalía un espectacular bulto, lo que me hizo suponer que estaba bien dotado. Pero grande fue mi sorpresa cuando al bajarse esa prenda dejó al descubierto un pañal, sí, un pañal rectangular que cubría por completo su polla, el cual se fue abajo junto a su ropa interior, yo quedé algo confundida y miré a la niña, al parecer para ella eso era normal, bueno al final no debía importarme, total que podía ser uno de sus fetiches.
En su defensa debo decir que su verga era maravillosa: se veía suave y esponjosa, bien formada, la piel cubría la cabecita dejando ver una orificio radiante y por debajo unas bolas lisas que ni colgaban ni se apretaban entre las piernas, la boca me salivaba, pero él prefirió que la niña empezara, se la arrimó y ella con toda confianza y mirándolo sonriente tomó su verga entre los labios, empezó a chuparle la cabecita y yo veía con mucha calentura entre las piernas, como esa cabecita iba saliendo de su capullo a medida que esa pequeña boquita se lo chupaba, luego él me acercó a su verga y entonces sin dudarlo, empecé a chuparla del tronco.
Juntas aparecimos chupándosela por los costados, cada vez se ponía más dura, se ensanchaba y el sabor de su piel era delicioso, bien recta sin ninguna arruga ni protuberancia, estaba bien rica al igual que los labios de mi niñita, con quien alternaba en chuparle por los lados y la cabecita. Al llegar a la puntita empezó a soltar un poco de pis, chorros cortos, finos, nada molestos, se orinaba en nuestras bocas, la niña parecía ya estar acostumbrada pues no soltaba esa verga y seguía chupando y lamiendo sin descanso, a lo que yo me sume, y a pesar del pis, que no era seguido sino intermitente, terminamos por darle unas buenas chupadas.
Y ni qué decir de sus testículos, agarré su verga y le di unas buenas sacudidas mientras hundía mi boca en una de esas fabulosas pelotas, la sentí pesada y dura, su piel firme era tan agradable que me la chupé hasta que ese testículo encajara en mi boca y a la par la niña le estaba comiendo la otra bola, fue tan sabroso y lo disfrutamos tanto los tres que él empezaba a explotar de placer, seguramente sintiendo sus dos pelotas en nuestras bocas y mi mano dándole unas intensas jaladas a su verga.
Ya no se si al final mi mano estaba húmeda por su pre semen o por sus meadas, lo cierto es que hasta de eso estaba disfrutando, mis tetas estaban tiesa, mis pezones a flor de piel y llevé la mano hasta la pequeña vagina de la niña, se la empecé a acariciar, cosa que le gustó mucho pues volvió a sonreír y se meneaba de tal manera que se frotaba con mi mano. Me volví a meter esa verga en la boca y le di unas cuantas mamadas más, él tomó a la niña por la cadera y la volteo, su cálido culito quedó casi en frente de mí, la acomodó con la piernas abiertas y condujo su tiesa verga entre las piernas de la infante, la metió por debajo de sus nalguitas y la niña al recibirla solo se hizo hacia adelante, yo me quedé muy cerca y solo podía ver como esa endurecida verga, enérgicamente se hundía entre las piernas de la niña y volvía a aparecer levemente, poco a poco fue agarrando ritmo, la niña ni gemía ni se quejaba solo balanceaba el cuerpo y cerraba los ojos, por lo que no puedo asegurar ni que le doliera, ni que lo estaba disfrutando, a lo así esa verga salió y la punta apareció encima de la nalguita, él me tomó de la nuca y me acercó para que la tomara con la boca, me la metí adentro, sentí el sabor de su orín pero a la vez percibí el delicioso saborcito de mi niña.
Chupé levemente esa puntita luego él la volvió a introducir en la niña, hizo que se perdiera ahí abajo y no acabó de darle hasta quedar satisfecho. Luego me tocaba a mí, me puso de espaldas sobre el sillón y me subió las piernas en alto, se colocó en medio y me la clavo en la vagina, la niña apareció por uno de mis costados y veía de muy cerca como me estaba penetrando, no sé si eso me hizo excitar o lo bien que me la encajaba, me llenaba a cabalidad, salía y entraba haciéndome sentir su portentosa presencia en toda mi entrada, sujetaba mis piernas arriba y tenía mi vagina totalmente expuesta no solo a sus vistas sino a la niña que miraba muy satisfecha como me estaban follando.
Luego de darme muy duro y de dejar chorreando de pis mi vagina, la sacó y la puso encima, la niña se agachó a tomar esa verga con la boca, se la chupo muy bien, deseaba que sintiera el sabor de mis fluidos vaginales aparte del pis de aquel hombre, la niña chupo con muchas ganas, luego ella misma me la volvió a enterrar en la vagina y el siguió dándome con todas sus fuerzas, me encantaba ser poseída por esa verga. Gemí del puro gusto.
Después de eso soltó mis piernas y yo me fui de rodillas al piso, como lo tenía en frente me vine con todo mi peso sobre su formidable pecho y él contuvo mi peso, me tomó de la cara y me miró, pensé que me iba a plantar un beso, pero se dirigió directo a mis pechos y se los comió de a uno, era un maestro con su boca, me mamo los pezones hasta hacerme estremecer, sabia lamer y chupar como un diablo, mi vientre era su infierno, me perdí entre sus lamidas y sus manoseos en mi vagina. Y ni que decir con lo que hacía con su boca en la concha.
Se separó de mi cuerpo y a manera de tomarse un descanso me unió a la niña y nos pidió, con su cálida voz, que nos uniéramos en un beso y en un manoseo de vaginas. Y así lo hicimos, yo me acerqué a besarla, lo hicimos muy cariñosas, nuestros labios sonaban al juntarse, era uno de esos besos interminables y en lo que duraba metí mi mano entre sus piernitas y me encargué de su sexo, se lo rocé con cariño, desde atrás hasta adelante, a la vez pretendía limpiarle de las meadas que le había dado, ella por su parte extendió sus brazos por mis costados hasta intentar tomarme de las nalgas, pero no abarcaba lo suficiente así que intento mejor poner sus manos en mis tetas, las amasaba muy delicioso, entre sus dedos escapaban mis endurecidos pezones, luego le di el gusto de que pasara su boquita por ellos, cosa que me dio mucho placer y finalmente le metí levemente mi dedo del medio en la conchita.
Pero el espectáculo para él se había acabado. Nos pidió que nos pusiéramos sobre el sillón de espaldas, y que obviamente le abriéramos nuestras piernas. Nos comió las vaginas, como siempre, empezó con la niña, metió su cabeza entre sus piernitas de tal manera que en sus hombros descansaban los pequeños muslos, tobillos y pies colgaban hacia su espalda. Y le chupaba de tal manera que la pequeña estaba en las nubes, delirante, con la mirada perdida y la boquita medio abierta lanzando suaves gemidos mientras él le estaba lamiendo y chupando la vaginita como un vicioso, mientras más se hundía en su conchita más gemía la niña y temblaba, mi vagina se mojaba de tan solo imaginar lo que estaba sintiendo con esa boca entre sus piernitas, hasta que la soltó. Mientras la niña aún no volvía de su éxtasis salió de entre sus piernitas y se puso entre las mías.
Estaba ansiosa por recibirlo, él se acomodó de la misma manera que lo hizo entre las piernas de la niña y yo ya estaba muy húmeda sintiendo un rico cosquilleo en mi zona íntima. Luego sentí un lametazo que me erizó, volvió o recorrer mi vagina con su lengua esta vez separando mis labios vaginales para llegar más adentro, dios mío, ahora era yo la que quería mearse en esa boca, me estaba humedeciendo como una posesa y el me hacía lamida tras lamida, no paró hasta que mi concha floreció y se entregó por completo a sus chupadas y lamidas, me chupaba el hueco como un experto y luego ascendía con una rica lamida hasta mi clítoris y lo tomaba en sus labios para chuparlo y lamerlo, eso me hacía resoplar y gemir muy duro, repetía la operación una y otra vez, a veces lo sentía venir desde mi ano o muy cerca de ahí, a veces se detenía a medio camino para sujetar mis labios vaginales entre sus labios y chuparlos jalándome levemente, yo muy contenta le entregaba toda mi vagina, le dejaba hacer lo que quisiera porque cada cosa que hacía me llenaba de un placer absoluto, estaba perdida entre sus lamidas y de repente, sentí como metió sus manos a mi culo, se dio el gusto de agarrarme las nalgas con ambas manos mientras recorría el interior de mis labios vaginales con su lengua, me hacía gritar de placer, era una animal devorando mi vagina, luego, cuando se puso más intenso lamió el interior de mis labios vaginales en circulo y salió jalándome los labios vaginales, con eso, me hizo gritar de placer y cerrar mis piernas alrededor de su cabeza. Y así me hacía acabar por primera vez. Uf fue tan intenso que cuando volví en sí, la niña estaba a mi lado viéndome llegar al orgasmo y se unió a mi placer con un largo beso.
Si quieres leer completo éste lujurioso relato escríbeme a mi correo: [email protected]
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