La prima madura de mi amigo
Un día en la casa de mi amigo conocí a su prima cuarentona, la cuál cargaba con un buen culo.
Esta es la historia de como dure un tiempo cogiendo con la prima de mi amigo.
Comenzó una tarde cuando pase a visitar a mi mejor amigo, yo era muy asiduo a visitar el lugar y era como de la familia, recuerdo que esa vez estaba de visita una persona muy peculiar, su prima Ivette. Llegué y saludé con educación ella se encontraba sentada por lo cual no le tome tanta importancia, sin embargo algo en ella llamaba mi atención. En ese lapso intercambiamos miradas, pero pues aún así yo permanecía indiferente y pensaba, es imposible que una mujer así me pele. Después de un rato se levantó pues ya tenía que irse y en ese momento pude contemplarla, era alta con unas caderas anchas, piernas bien formadas y un culo de diosa, que hacía juego con su pantalón el cual marcaba bien rico su panocha, quedé impactado y quizá noto mi mirada encuerado su figura, ya que al despedirse de mi, me sonrió muy pícaramente y al darme la espalda pude ver en mejor ángulo su culote.
Pasaron días y el morbo por saber de ella me gano, empecé a buscarla por redes sociales y logré contactarla. Al principio de la charla sentía que le era algo indiferente, hasta que después de volvernos a ver en otro evento familiar de mi amigo pudimos entablar mejor la conversación. Me contó que era separada, madre de tres hijos, a lo cual su figura no los notaba, de 40 años. Intercambiamos números y ya ahí fue cuando las cosas comenzaron a subir de tono.
Comenzamos a platicar y entre broma y picardía le dije que era una mujer sexy y que desde esa primera vez que la vi no podía dejar de pensar en su cuerpo. A lo que ella me respondió que si había notado como la escanie esa primera vez que la vi, y que también me había movido un poco demás las nalgas adrede, para que disfrutará la vista (lo cual también note) pero que lo que atrajo su atención de mi fue esa mirada de deseo, mirada que hacía mucho nadie le había mostrado.
Eso me calentó y empezamos a intercambiar cosas cachondas y excitantes, que le gustaba que no e incluso que ropa interior usaba. Fantasee más cuando dijo que usaba tangas y al pensarla así empinada mi verga estaba a mil, la situación subió de tono cuando me mandó su primer nude, estaba ella en tanga color blanco, empinada mostrando su gran culo el cual era majestuoso un culo redondo, bien formado, sus nalgas lisas que hacían juego con las curvas de sus piernas y cadera. En seguida me llegó otra foto, pero está vez estaba de frente con sus pechos descubiertos, aunque no eran muy grandes tenían un tamaño perfecto, pezones grandes y marcados que cualquiera quisiera mamar, y debajo de su ombligo, una panocha gorda y rasurada, que deja a ver sus labios mayores y menores, cruzándose entre pliegues, deseosos de que alguien los tomase. Por mi parte no pude contenerme más y le mandé un vídeo de mi verga Jalandomela, lo que provocó en ella una gran excitación, ya que su siguiente foto, era maravillosa.
Era su panocha completamente abierta, voluptuosa, en el cual podía contemplar todas sus partes, su entrada y su pequeño clítoris, sumando a eso una lubricación blanquecina rodeando toda su concha, deseosa de verga o de unas buenas mamadas, mi excitación al ver eso fue tal que le mandé el vídeo masturbándome y sacándome la leche, a lo cual tmn ella m mandó el suyo propio frotándose con la almohada, estábamos a mil los dos, y con esos videos pudimos complacernos, aunque fuera a lo lejos, deseosos de querer experimentar más, las siguientes noches fueron así, teniendo sexo cibernético a la distancia, aún no había espacio para algo más y sentír nuestras carnes, pero en los días posteriores eso cambiaria y pudimos contemplarnos y vernos después.
CONTINUARA…
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