Mi entrada a este mundo de excitación 1.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por katswag26.
Tengo 18 años y mi nombre es Kate, soy de Colombia, costeña, por cosas del destino; el tipo de cuerpo que tengo es más un castigo que bendición, soy talla 38 en brasear.
Toda la vida me toco comprar jeans y shorts de tallas grandes, por mi gran cintura y mi gran trasero.
Mis ojos son color miel, cabello algo rubio y más o menos blanca.
De pequeña siempre fui un poco gordita, alegra y risueña, mi primer gran encuentro con el sexo fue alrededor de mis 7 años.
Yo vivía con mi prima mayor, mi madre, mi padre y mi hermano menor.
En ese tiempo, recién la gente tenía computadoras e Internet.
Mi prima, Carolina, acostumbraba a quedarse hasta tarde en el gran computador de mesa.
Al compartir cuarto con ella, me preocupaba que mi madre la regañara y bajaba a buscarla.
Siempre notaba su nerviosismo al verme a las 2 am llamándola a dormir.
Una noche, se me dio por bajar a hurtadillas y descubrir que tanto hacía por las madrugadas.
Recuerdo muy bien que esa noche, yo estaba un poco intranquila, estaba lloviendo, y mi fiel compañera no estaba para arrullarme, decidí emprender en su búsqueda, baje las escaleras con pasos suaves y el impacto fue muy grande, al encontrar a dos mujeres rubias y hombre moreno, concentrados en su faena y la vez, mi prima, con sus ojos fijos en la pantalla, donde se observaba como el hombre penetraba a una de las chicas fuertemente, y a la otra le daba sexo oral.
En ese momento, emití un ruido que hizo que mi prima se diera cuenta de mi presencia, se volteó hacia mí, yo me encontraba atemorizada por la situación, creí que me regañaría, o algo parecido.
Pero al contrario; me señalo la silla a su lado, como invitación a sentarme.
El vídeo porno transcurría normalmente, yo estaba estupefacta con lo que veía, sentía dentro de mí una fiebre incesante y como necesitaba hacer presión con mis piernas sintiendo un poco de alivio a ese calor que me embargaba.
Siempre fui inteligente, y al tiro entendí que eso era algo que no debía saber, algo que no debería ver.
Pero me gustaba, mucho, me fascino como sentía que palpitaba mi vientre y mis pequeños pezones se endurecían causando que el roce con mi pequeña pijama me diera un poco de placer.
Ahora que lo recuerdo, entendía que lo que me causaba ese calor no era precisamente el gran pene del actor moreno, si no las rosadas vaginas de esas rubias, me encantaban sus caras, sus movimientos, la manera en que gemían.
Estaba ensimismada en todas las nuevas sensaciones que experimenté, que no fue hasta después de un rato que me di cuenta que mi prima hacia movimientos extraños con su brazo, y me di cuenta que estaba tocando su vagina, y dos de sus dedos se introducían en su cuerpo.
Por inercia moví mis piernas, y sentí como mi sexo se encontraba pegajoso, me sentí aún más extraña.
Pero mi prima, solo cerró sus ojos, me encanto, su cuerpo se tensó, y tuve unas intensas ganas de tocar yo igual.
Ahora entiendo que tuvo su orgasmos, porque minutos después, termino el vídeo, y al igual que inició todo, sin una palabra, así termino mi espectáculo.
Ella cerró la ventana que contenía el vídeo, se puso su ropa interior, que no había notado que no tenía y se fue a dormir.
Al quedarme sola, mi primera acción fue tocar mi sexo, y descubrí que un líquido baboso, me inundaba, quería más.
En esa auto-exploración, descubrí que al pasar mis pequeños dedos por un punto en específico me producía mucho placer.
Y empecé a frotar suavemente sintiendo como el calor se concentraba solo en mi vientre bajo, como la excitación me hacía imaginar que la que me tocaba era la rubia del vídeo y no mi pequeña mano.
Escuche como Carolina susurraba que me fuera dormir, me espanté, y quite mi mano de mi sexo.
Todo esto lo hice sobre mi pequeña panty, y se me escurría el líquido por mi grueso muslo de niña.
Camine hacia las escaleras que me conducía a mi cuarto, siempre a hurtadillas.
Esa fue la primera vez que viví con mucha fascinación y a mi corta edad, la esplendidez de la masturbación.
Es corto, pero es solo el inicio de muchos relatos que tengo por contar.
La próxima contaré como el día de mis octavo cumpleaños, deje que mis primos me masturbaran y mis tios mayores me vieran sin ropa.
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