Mi hermana Mayor.. por Adriana.
Relato 100% Real. Mi hermana mayor me invita a su cama, y me enseña cómo tocarme. .
Soy Adriana. Tengo 45 años y no hace mucho recordé lo que paso a relatar. Según mi Psicóloga, solemos bloquear acciones. Ésta fue una de ellas. Eran tiempos de muchos tabúes. Sin internet, sin películas condicionadas, sin amigas a quiénes preguntarles cosas de sexo (y mucho menos a nuestras madres). Yo nací en el seno de una familia clase media. Mi mamá súper presente ama de casa y mi Papá trabajando en su negocio 12 horas. Infancia feliz con amigas en la cuadra y juegos en las calles. Yo tenía dos hermanos. Un Varón, en ése entonces de 17 años, una Hermana de 14 y yo de 11 añitos. Mi hermana era mi ídola. Trataba de copiarla en todo. Era mi referente y mi guía. Cuando no estaba me probaba su ropa, y hasta sus zapatos. Escuchaba sus conversaciones y estaba pendiente a lo que se contaban entre sus amigas. Sabía a quién le gustaba quién, y quién se había besado con quién. Y estaba siempre dispuesta a hacerle algún mandado. Aunque yo tenía mi personalidad bién marcada y definida. Tenía mis propios gustos que a veces eran muy diferentes a los de ella. Siempre tuve mis «Necesidades». Hoy a la distancia me doy cuenta que siempre fui muy Sexual. Desde muy chica tuve deseos. Mis primeras masturbaciones fueron en el jardín de infantes. Es decir que tendría 4 ó 5 años. No tengo recuerdos de ésas veces, pero recuerdo vagamente a mi madre diciéndome que no estaba mal que lo haga. Pero que eran actos Privados, y no podía ejercerlos delante de la gente. Ésa charla recuerdo haberla oído más de una vez, por lo que calculo que era de hacerlo seguido. En aquel entonces Yo dormía en la misma habitación de mi hermana. Pegada a la de mis padres. Mi hermano dormía en la planta alta. La Rutina era siempre igual durante la semana. Cenábamos mirando tele y luego a acostarnos. No más tarde de las 23. Nos acostaba mi madre y nos apagaba la luz. Mi hermana solía dormirse primero. Solíamos charlar con la luz apagada, sobre todo los días en que yo necesitaba Tocarme. Lo hacía como prueba de que ella estuviese dormida. Cuando no respondía a mis preguntas, me tapaba toda, me acurrucaba, y comenzaba la faena. Siempre por encima de mi bombachita. Ahora recuerdo que la cama de ella también algunas noches rechinaba y se movía. Pero yo nunca asociaba ésos ruidos a sus masturbaciones. Una vez, pensando que ella estaba teniendo una pesadilla, recuerdo haberme levantado, y puesto a su lado tocándola y casi causándole un Infarto. Ella de muy mal talante se puso de pié, me levantó de un brazo y enfáticamente, pero casi en silencio, me reprimió y me hizo jurarle que nunca más osaría molestar «Su Sueño». Pues bién, los Viernes era el día que siempre usábamos para trasnochar. Mirábamos tele hasta más tarde. Hasta que no quedase ningún un canal Transmitiendo. Era Invierno y estábamos ambas en el Sillón tapadas con una manta. Habíamos visto una película Muy romántica. Yo me sentía excitada. Había llevado mi mano a la entrepierna y recogido mis rodillas. Terminó la Peli, acomodamos el living, y ella me dice: «Quieres acostarte conmigo?». Me sorprendió la pregunta.
Ok, Le dije. Hace frío. Nunca me había pedido tal cosa. Ni siquiera en tiempos de tormenta donde yo me ponía temerosa. Ella se apresuró a entrar en su cama y me abrió las sábanas para que yo entrase, como invitándome. Fue todo muy raro. Inmediatamente me abrazó. Quedando ambas pecho contra pecho. Yo pude sentir sus redondeces apretarse contra mi pecho. Su boca quedo en mi frente. Corrió mi cabello y me besó. ¿Era mi hermana? ¿La misma que me regañaba a cada rato por espiarla y copiarla? ¿Qué estaba sucediendo? No Importaba. Se sentía muy cómodo aquéllo. Su boca bajó por mi nariz, y sin decirme nada, me besó los labios. Una electricidad recorrió mi espalda, sobada por su mano que ya se encontraba debajo de mi remerita. Me volvió a apretar contra ella, y me volvió a besar, ésta vez, más detenidamente. Mi boca estaba cerrada. Casi apretada. Mi respiración era anárquica. Mi corazón era un sólo latido. Con su labio inferior, separó los míos. Y sin darme cuenta, sentí algo caliente entrar a mi boca. Era su lengua. Quise tirar la cabeza hacia atrás, en señal de rechazo. Pero ella se recostó contra mí y me hundió en la almohada. Comenzaba a gustarme. Abrí más mi boca y saqué mi lengua también. Se la introduje sin permiso, ella suspiró. Estaba agitada también. Puso mi muslo en su conchita y comenzó a frotarse. Lentamente en vaivén. Levantó mi pijama y mi camisetita y comenzó a acariciar mi pecho naciente. Del que sólo daban indicios mis pezones rosaditos y duros. Me miraba fijo y embestía su beso. Yo me dejaba hacer. Sabía que todo aquéllo no estaba del todo bién, pero..¿A quién le importaba? Llevó su boca a mi pecho y comenzó a darme besos. Enloquecí. Abrí las piernas sintiendo un fuego en mi interior. De pronto sentí su mano bajar por mi ombligo. Se metió por debajo de mi bombachita. Di un salto al costado. Yo jamás había osado tocarme ésas pieles. Ella me tranquilizó con un «SHHHHH….» «Tranquila». Y Volvió a mi Fuente. Comenzó a separarme los labios con la misma habilidad conque lo había hecho con mi boca. Para depositar el dardo de su dedo medio en el centro de mi placer. Hundió levemente la yema en mi virginidad y siguió haciendo círculos como Huracanes. Tomó mi cabeza y la llevó a su pecho. Levantó su ropa y comencé a mojarlo. Mis besos eran de boca abierta. Iba de un lado al otro sin desperdiciar placer. Chupé como supe sus pezones, mientras ella tiraba su cabeza hacia atrás, y metía su mano dentro de su sexo. Su cintura se agitaba en danza. Aumentó su ritmo, y dió un pellizco en mi muslo. Cayó baleada. Yo pedía más. Puse mi mano en mi vagina desplazando la suya, y también frenéticamante tuve una explosión. Antes de que me acomodase, ella se fue al baño. Cuando volvió, yo intuitivamente ya estaba en mi cama. ¿Estás bién? Me preguntó. Sí. Le dije ya con verguenza. Bueno. A dormir en silencio, dijo. Me di vuelta en mi cama, me acurruqué y me dormí. Hace muy poco volví a recordar ésto y dudé si era cierto o una fantasía mia. Y hasta el día de hoy, Jamás pudimos hablar de aquéllo que nos había pasado. Qué fue lo que la llevó a éso? Ambas tenemos nuestras familias, y somos felices. Pero ésa noche fue tan fuerte que la olvidé por 30 años. .
Si te la hubiera chupado hubiera sido más rico. de igual manera excelente relato