Mi hija de 10 años

Descubrí a mi pequeña hija «jugando» en su cuarto. .
Mi hija de 10 años. por nataliaorosco22

Esta historia es completamente real, y no hay nada de fantasía.

Hola, como sabrán me llamo Sandra, me inicie muy pequeña a los nueve años, y actualmente estoy casada y tengo dos hijas, Ariadna de 6 años y Renne de 10 años. Esta historia que le voy a contar, por cierto verídica, sucedió hace unos meses y tiene de protagonista a mi hija más grande. Una tarde mi marido y mi hija más chica fueron a visitar a mis suegros, así que nos quedamos en casa mi hija y yo. Bien después de comer y lavar los platos, mi hija me dice que se iba a hacer siesta., yo que no tenía sueño me recosté en la cama a ver una película. Como aproximadamente a las 3 de la tarde me levanto a buscar un vaso de vino a la cocina, salí de mi dormitorio y al pasar por el pasillo escuchó un pequeño gemido entrecortado que salía del cuarto de mis hijas, (les cuento que las camas de mis hija está frente a una ventana que da al patio). Llena de curiosidad apoyo mi cabeza en la puerta pudiendo sentir un poco más nítidamente el sonido que salía del cuarto. Pero como la intriga me ganaba, en silencio y sin hacer ruido me dirigí a ver por el patio. Me acerque sigilosamente a la ventana que por suerte estaba abierta solo tapada con las cortinas y dispuesta a ver qué era corrí un poco las cortinas, y llevándome la sorpresa del siglo; vi como mi hija de diez años completamente desnuda de revés a la ventana, con la almohada entre sus piernas se movía como si estuviera cabalgando, frotando su pequeño y lampiño sexo con la suave superficie del cojín. La miré, su cabello trigueño despeinado caía por sus hombros hasta casi la mitad de su espalda. Sus caderas se movían pesadamente de atrás hacia adelante, lanzando pequeños gemidos de placer. Seguía mirando, comencé a excitarme, NO PUEDE SER, pensé me estaba calentado con la escena de mi hija masturbándose. De repente mi hija se detuvo, y sacando un fibrón de su mochila, se recostó en la cama, de frente a la ventana, con sus piernas abiertas, comenzó a frotarlo sobre sus blancos labios vaginales. Gemía, al tiempo que movía sus caderas rítmicamente, mientras se chupaba uno de sus dedos de la mano izquierda. Los flujos de mi vagina comenzaron a mojar mi ropa interior, me subí el vestido y quitando mi bombacha deje al descubierto mi depilado sexo, y levantando mi pierna comencé a acariciarme. AY NO QUE ESTOY HACIENDO, pensé, y bajando mi pierna me dispuse a irme para dejarla sola. Su respiración se agitó, su cuerpo pequeño pálido temblaba como una hoja. Mi hija, llevó el fibron a su boca y después de dos o tres chupadas, volvió a posarlo entre sus labios vaginales. ME VOY, ME VOY, pensé pero no pude, con ojos fijos vi como mi hija, mi pequeña, se introducía el duro marcador en su diminuta cuevita. Al tiempo que un gemido casi agónico entre cortado salía de su boca. Para luego comenzar a sacarlo y a meterlo lentamente hasta casi desaparecer dentro suyo. Seguí mirando, como mi hija disfrutaba, al tiempo que con su dedo índice de su mano izquierda comenzaba a acariciarse el clítoris, dejando escapar gemidos un poco más fuerte. Yo que a esa altura estaba más que caliente ya había comenzado a masturbarme introduciendo dos dedos en mi conejo. Mi hija después de un tiempo quito su dedo de su clítoris, dejándome ver su pequeño, rosado y tierno botoncito casi como erecto. Mi pequeña aceleró sus movimientos provocando que su juguete, hiciera que su cuerpo pequeño, blanco temblaba como una hoja, la miraba y comprendí estaba a punto de llegar al clímax, sus pies frotaba frenéticamente su rosado cubrecama, gimió y levantando sus caderas dejó escapar un fluido del interior de su infantil vagina al tiempo que respiraba más entrecortadamente. La pequeña se detuvo y exhalando un profundo suspiro, se sentó de repente en la cama mirando hacia la ventana, para luego exclamar con ojos sorprendidos Mama que haces ahí?. NADA, SOLO ARREGLABA LAS PLANTAS, atine a decir, para luego agregar ¿SABES? TENEMOS QUE HABLAR.