Pet Love: El emprendimiento de tres almas aventureras
Tres niñas deciden emprender un pequeño negocio cuidando perros, el servicio incluía cuidados especiales.
Pet Love: El emprendimiento de tres almas aventureras
En un pueblo de México vivían tres amigas tan unidas como los colores del arcoíris: Aitana (11 años), líder audaz de ideas relampagueantes; Katy (10 años), meticulosa; y Sophia (9 años), aunque era la menor de las tres, también era la mas caliente. Juntas formaban un trío indomable, siempre en busca de nuevas aventuras.
Todo comenzó una tarde de abril, mientras recorrían el parque. Algo había cambiado: los columpios ya no resonaban con risas infantiles, las nuevas parejas que podrían ser sus clientes de niñería ahora paseaban… ¡perros! «¡Es una epidemia de mascotas!», bromeó Sophia, señalando a una docena de canes que desfilaban con sus dueños. Aitana, con esa chispa que iluminaba sus ojos verdes, dio un salto: «¿Y si nos convertimos en cuidadoras caninas? ¡Podemos pasearlos, consentirlos y hasta crear un hotel aquí mismo!».
La idea prendió como fuego. Tras una lluvia de planes en el jardín de Aitana –donde Katy tomó notas en su cuaderno y Sophia dibujó logos con huesitos y huellas– nació Pet Love. Con ayuda de sus familias, transformaron el garaje de los López en un refugio mágico: estanterías con juguetes de colores, una bañera portátil decorada con pegatinas de huesos, y un mural donde cada cliente peludo dejaría su «pawtografía». El cartel en la entrada era imposible de ignorar: «¡Aquí los perros reinan!».
El primer cliente, el Sr. Roberto, un adinerado empresario, llegó con Sam, un labrador dorado que movía la cola como héroe de película. «Es solo por tres días», dijo el hombre, mientras Sam lamía entusiasmado la cara de Sophia. Pronto descubrieron su talento: el perro atrapaba frisbees en el aire como imán, pero sobretodo la pequeña zorra comprobó el talento especial de Sam, su olfato sabía detectar una panocha caliente, y pronto la nariz de Sam buscaba una y otra vez la entre pierna de Sophia. Al caer la tarde, Sam ya estaba acostumbrado a las tres pequeñas y se echaba a los pies de las niñas mientras planeaban mejoras para el negocio. El éxito llegó corriendo (en cuatro patas). Aquella tarde, mientras Sam guiaba su «ruta mágica» por las intimidad de las niñas –siempre deteniéndose para dar un lengüetazo que las hacía estremecer, Sophia vio su oportunidad y condujo a Sam a su recamara mientras sus amigas se entretenían en otras cosas. Sophia no se veía tímida en lo que respecta a sus hábitos sexuales caninos. Le hablaba dulcemente a su amante peludo y se puso juguetona. Se le veía que estaba muy enamorada de su compañero de juegos canino; y Sam definitivamente se daba cuenta de su entusiasmo, ya que respondía de una manera igualmente juguetona, moviendo la cola y con una mirada muy feliz en su rostro. Había electricidad en el aire desde el primer momento, había una verdadera química entre nuestros dos amantes. Sophia estaba de verdad emocionada: vestida solo con sus calcetas blancas y su pantaleta blanca, ya que se despojó de todo lo demás, Sophia estaba envuelta para regalo para su perro amante. Sam saltaba a su alrededor con una energía ansiosa, inspeccionando su territorio, respiraba su excitación y anticipando los eventos que vendrían. Sophia se hacía la difícil, rechazando las atenciones más ardientes de Sam hasta que él estuvo listo para explotar de pasión. Hay un momento para hacerse la difícil y otro para amar. Después de todo, ser la «perra del día» de Sam es la misión de Sophia, la razón por la que la pequeña puta estaba presente. Ella tiene algo que Sam anhela, y la ninfa se asegurará de que lo consiga. La magia estaba a punto de suceder. Sophia se quita las pantaletas para revelar una panocha perfecta; con tonos de moca, con el interior rosa más dulce. Cálido, apretado y muy listo para ser de una mascota. Sam le extendió sus respetos a la niña, en formato de lengua. Su lengua baila un tango ardiente sobre el sexo humedecido de Sophia. Sam no es tonto. Sabe que un poco de hábil trabajo con la lengua es justo lo que necesita una dama para mojarla y hacerla desear. Un poco de baba de perro hace que una dulce vagina infantil quede aún más resbaladiza. Sam, que percibe que es el momento adecuado y que su amante emite todas las señales y sustancias químicas adecuadas, monta a Sophia. Desliza las patas alrededor de la cintura de la niña y sus cuartos traseros se mueven hacia el suave y liso trasero de la pequeña; Sophía parece nerviosa, sabe lo que le espera, tiene miedo, pero está muy caliente para querer cambiar su destino. Sam hace ver su magia y se desliza entre los labios vaginales y luego se hunde profundamente en el sexo de su amante infantil. La pareja está en pleno coito y lo disfrutan. Sophia lanza un grito y luego comienza a gemir como una experta. La cola de Sam desciende y se introduce profundamente en el dulce y cálido abrazo de la deliciosa vagina de Sophia. La boca de Sophia se abre en un estado de shock dichoso y gime soñadoramente mientras la ola de sensaciones sexuales caninas inunda su cuerpo. Ser apareada por un perro fue una experiencia intensa, una para la que Sophia estaba perfectamente preparada desde hace tiempo, estaba deseosa de verga y estaba feliz de estrenarse con este amante de cuatro patas. Los gemidos súper sexys que emitía la niña durante la fecundación no dejarán ninguna duda, aquella niña estaba siendo montada y lo disfrutaba de verdad. Lo decían los gemidos encantadores y sinceros; Siempre como buen amante, montador de mujeres, Sam no tarda mucho en abotonar a Sophia. Sophia no tarda mucho en ser atada por Sam. Su verga de perro es el acompañamiento perfecto para las profundidades femeninas de Sophia. Su miembro se hincha hambriento dentro de aquella ninfeta, ansioso por continuar con la deliciosa tarea de bombearla hasta llenarla de su esperma de perro. Un coño apretado es una gran combinación para una estaca de perro: el nudo de Sam permanecía enterrado, mientras se veían espasmos tras espasmos, y cuerda tras cuerda de espeso esperma de perro blanco explotan en el sexo de Sophia. La grata experiencia también es para la pequeña dama, no lo olviden. Sophia se masturbaba tocando su clítoris, era muy agradable ver a aquella Pet Girl dándose placer mientras estaba abotonada, tanto porque es excitante como porque sabemos que, al estimularse, Sophia estaba enviando ondas de placer a través de su vagina. Estas ondas estimulaban el pene de Sam y lo animaban a eyacular aún más fuerte.
Lo que entra finalmente sale de la Dama. Por mucho que le gustaría, Sam no puede permanecer enterrado en Sophia para siempre. Su gran polla de perro y su gordo nudo emergen lentamente del sexo de nuestra peueña estrella, y se pudo ver un chorro de esperma espectacular. El esperma del perro explotó desde la vagina de Sophia en un arco salvaje, después de lo cual la semilla fresca de Sam burbujea y gotea entre los labios oscuros de la intimidad de Sophia. El resultado de un buen y largo abotonado, entre un perro de primera clase y una niña deseosa de verga, sexual, caliente y deseosa de compartir la experiencia con sus amigas. Niñas calientes y perros, combinación poderosa y sexy, y que claramente dará resultados. El sexo de Sophia sin duda sacó mucho semen de perro de las entrañas de Sam; y Sam le deja a su sensual niña el regalo de su semilla. En una verdadera historia de amor, y muy romántica, esperamos que estemos de acuerdo.
Continuara…
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