Por fin libre
Durante 19 años he tenido una vida sin privacidad donde mi familia está presente cada minuto del día, 19 años en los que no he podido experimentar mi sexualidad y solo he acumulado calentura….
Mi nombre es Getsemaní, actualmente tengo 19 años y finalmente soy libre.
Para comenzar, daré un poco de contexto. Soy originaría de oaxaca, vivía con mis padres, hermanos y hermanas en una casa no lo suficiente grande, por lo que siempre tuve que compartir cuarto con alguna hermana. Esto limitaba muchísimo lo que podía hacer, ya que siempre había alguien cerca. Como imaginarán, mi adolescencia consistió en interminables días reprimiéndome y teniendo que recurrir a los pocos lugares donde tuviera privacidad para poder masturbarme (de lo que con gusto podría contarles en algún futuro relato). Todo esto terminó cuando logré entrar a una universidad en la ciudad, lo que me llevo a mudarme a una zona cerca de allá y bastante lejos de mis padres, donde finalmente podría dar rienda suelta a toda la calentura que he acumulado.
Como es costumbre en los relatos, me describiré para que tengan una imagen más o menos de mí. Soy morena, mido 1.65, soy delgada y mis senos son pequeños, 32B. Se podría decir que soy normalita y según sé no soy fea, pero tampoco resalto entre otras chicas. Lo único bueno que podría decir que tengo es mi trasero (o culo, usando el término más apropiado para este sitio), ya que constantemente he notado a hombres mirándolo.
Esta historia trata de mi primer aventura, por así decirlo, estando en mi nueva ciudad y sin vigilancia familiar. Como les comenté, por motivos de universidad tuve que mudarme, así que por primera vez gozo de privacidad. No quiero extenderme demasiado en contextos, pero la idea de aplicar para una universidad lejana fue medio en plan estudiar una buena carrera y medio en plan de vivir sola, siento que me lo merezco luego de aguantar tanto tiempo.
En mis primeros días acoplandome a la ciudad, el transporte, la gente y el metro, me puse a visitar alguno que otro sitio llamativo, así fue como llegue hasta un evento realizado en el WTC, que resultó bastante aburrido. Decidí mejor dar un paseo por los alrededores y encontré un lugar tranquilo para descansar junto al museo del mural (no recuerdo el nombre del artista). Estaba descansando cuando de la nada empecé a sentir algo de calentura. En el camino donde estaba no iba pasando nadie y llevaba puesta una falda, así que deslicé mi mano por debajo de ella y comencé a frotar ligeramente, vigilando que no hubiera nadie cerca. Mi ropa interior (un pantie estilo cachetero) se sentía húmeda y entonces tuve otra idea. Me fijé alrededor y al notar que no había peligro, deslicé mi pantie por mis piernas hasta que cayó sobre mis pies. Lo levanté del suelo y estaba tibio y algo mojado, tenía un olor muy fuerte, lo que me excito aún más.
En ese momento un chico alto, de unos veintitantos años, dio vuelta y venía en mi dirección, apenas tuve un par de segundos para reaccionar, por lo que sin pensarlo caminé hacia él. Al verme se detuvo y me preguntó si necesitaba algo, yo le extendí la mano y le ofrecí mi prenda, él la tomó y al mirar de qué se trataba volvió a mirarme esta vez con una sonrisa. Dijo algo, pero no alcancé a oír porque me alejé rápidamente.
Estaba tan caliente que no creía poder aguantar hasta llegar a casa, caminé tan rápido buscando algún baño público o algo así. Afortunadamente llegué hasta un restaurante que tenía un letrero grande donde indicaba el precio del baño. Entré rápido y le dije a una empleada que necesitaba pasar al servicio, mientras torpemente revisaba dentro de mi bolsa, buscando cambio para pagarle. Ella me dijo que podía pagar al salir y me indicó la dirección. Le agradecí y caminé rápidamente hasta ahí.
Entré al último cúbiculo, me senté y comencé a frotarme de forma ansiosa hasta alcanzar un fuerte orgasmo en tan solo unos segundos. Contuve lo más que pude emitir ruidos, pero inevitablemente luego de tan fuerte experiencia mi respiración estaba pesada y agitada. Me di un par de minutos para calmarme y limpiarme. Al salir, una mujer se lavaba las manos y me miró de forma extraña a través del espejo, supuse que se dio cuenta de lo que hice, pero no me importaba. Me arreglé un poco y salí del baño, no vi a la chica que me había dejado pasar, asi que me fui sin pagar, de todas formas no usé el baño, solo necesitaba el lugar.
Es una experiencia absurda y muy infantil según me han dicho, pero fue una revelación entender que era libre de hacer cualquier cosa que yo quisiera, y vaya que iba a sacarle provecho.
Espero les haya gustado, procuraré continuar contando otras experiencias conforme vaya teniendo tiempo. No duden en dejar sus comentarios por cualquier cosa.
Me encanto tu relato esta lleno de mucha energia, y lo que siente cuando no tienes la presión de nadie, y hay libertad
Muchas gracias, la verdad es una sensación única sentirse así
Hola, q buen relato, muy exitante, imaginar tu prenda y como olía, q rico
Gracias, me alegra que te haya gustado
Excitante tu relato.
Lo mejor es la privacidad y hacer lo que venga en gana