«Préstame un boli, por favor.»
Una amiga le presta un bolígrafo a otra, ¿Que es lo que podría salir mal?.
Disclamer:
Esto es solo un relato de fantasía.
•
•
•
– Hey, Carmín..
Carmín al escuchar su nombre se dió la vuelta en su silla para ver a su compañera de clases, Bridgette.
– ¿Si?
– Préstame un boli, por favor.
Carmín miró en su mesa su estuche rosa y grande de lápices, realmente estaba lleno de sobra con todo lo necesario; marcatextos de distintos colores, lápices, borradores, bolígrafos.
– Aqui está, toma.- le dijo Carmín, entregándole un bolígrafo de tinta azul con una amable sonrisa.
– Gracias Car. te quiero.
– Y yo a ti.
La clase de biología transcurrió con normalidad. Durante aproximadamente 30 minutos más no se había realizado otra interacción entre Carmín y Bridgette.
– Car.- La antes mencionada sentía como su compañera le tocaba el hombro con delicadeza.
– ¿Ah?
– ¿Me prestas otro boli? Pero uno de tinta roja, lo necesitaré igual que el azul que me diste antes.
– Oh, claro.-
Carmín no sospechaba de que Bridgette le pudiera robar los útiles ni nada, confiaba en ella ya que eran amigas hace años. Y en el caso de que Bridgette o «Bri» (como solía apodarla de cariño) le robara un simple bolígrafo no le importaba.
– Toma.
– Gracias, te los daré en la clase después del receso.
– No hay de qué.-
Carmín le dedicó otra sonrisa a su amiga y volvió a lo suyo.
El timbre del receso sonó y la clase se esparció en el patio escolar. Bridgette salió rápido del salón de clases, cosa que no solía hacer sin antes ir a la mesa de Carmín e irse del salón junto a ella. No había hablado con ella desde lo del bolígrafo y decidió ir a ver a qué se debía esto buscando a Bridgette por la escuela.
Bajó las escaleras y divisó rápidamente a Bridgette en el patio, que estaba dirigiendose al baño de mujeres.
Sin hacer notar su presencia entró al baño al que ella había entrado segundos antes.
El baño era grande, largo. De puertas y paredes de color blanco y cerámicas color marfil. y sorpresivamente se encontraba vacío si no fuera por ellas dos.
Bridgette había entrado a un cubículo de los vários que habían ahí.
Justamente en el cubículo del fondo, Carmín vió como ella había entrado justo en el último.
El que solía estar rallado del plumón permanente en las paredes y que raramente alguien usaba.
Ella respetaba mucho la privacidad y a su amiga. Pero hoy la curiosidad le había ganado ya que Bridgette estaba tardando más de lo normal dentro del baño.
El receso duraba 20 minutos. Quedaban 13 minutos más de receso según el reloj en su muñeca.
Solo por amabilidad y preocupación quería tocar la puerta y preguntarle a su amiga «¿ocurre algo?» «¿En qué te puedo ayudar?»
Ya que lo que ella pensaba era que algo le había caído mal o que le había llegado la regla.
En el momento en el que ella se había acercado unos centímetros a la puerta del pequeño cubículo blanco escuchó un leve, rápido y quejumbroso jadeo que cambió el ambiente del jugar.
Carmín detuvo a sus pies en seco y de manera rápida. «¿Que fué eso?» Pensó mientras miraba la puerta, y luego debajo de ella.
Se veían los zapatos de ella, bastante separados y a cada extremo de la puerta del cubículo.
12 minutos.
Carmín escuchó otro jadeo, esta vez más suave, y parecía más un gemido de placer.
Sin tratar de hacer tanto escándalo se metió al cubículo de al lado. Bajó la tapa del WC y puso los pies en ella. Subió su cuerpo y decidió mirar que ocurría con su amiga por arriba.
Se veía su pelo rubio desordenado de primer plano, su cabeza y espalda tapaban casi todo desde esa perspectiva y vió que sus piernas estaban bastante separadas.
El brazo de Bridgette se estaba moviendo frenéticamente contra algo, lo notaba ya que se lograba ver su brazo.
«¿Acaso ella está..?» Carmín era bastante inocente e ingenua, pero desde que era amiga de Bridgette su perspectiva hacia ciertas cosas habían cambiado.
Seguía mirando hacia su compañera. En un segundo apoyó su espalda en el tanque del WC, por lo que pudo ver completamente lo que estaba haciendo.
Su falda estaba abajo, tenía los ojos cerrados y seguía jadeando, estaba sonrojada y con la boca levemente abierta.
Lo que más llamó la atención de Carmín y el hecho que la dejó petrificada fué que lo que estaba moviendo frenéticamente con su mano era el bolígrafo de tinta azul contra la entrada de su vagina.
– Ah…¡hm!…gh.- Era lo único que salia de la boca de Bridgette mientras metía con rudeza y hacia un movimiento de mete-saca con el bolígrafo de su amiga.
Carmín no podía dejar de mirar, de repente fijó la mirada en su reloj y quedaban 9 minutos.
«¿No le preocupa que alguien entre y la escuche?» Al parecer lo último que le preocupaba a la más ingenua de ahí era que su amiga se metiera un bolígrafo que le pertenecía.
Un detalle del que también se dió cuenta era de que el otro bolígrafo -el de tinta roja- estaba introducido en el ano de Bridgette. No sé movia, solo estaba ahí mientras jugaba con el azul.
Se veía que Bridgette estaba cerca del orgasmo, estaba totalmente roja y parecía hasta sudada. Su respiración era intensa y se podía escuchar bastante.
De repente, se escuchó un largo y gran gemido, mientras veía como Bridgette retorcía su cuerpo y arqueaba su espalda mirando hacia el techo con los ojos cerrados Carmín sentía en su estómago una extraña «calidez». Nunca antes había tenido el corazón tan acelerado y sentía que se le iba a salir del pecho en cualquier momento.
Bridgette había tenido su orgasmo y un potente squirt que salió disparado a chorros.
Después de unos segundos tratando de mantener su respiración con normalidad y volver a estar en su estado «normal» Bri abrió los ojos y miró a Carmín con una expresión seria de sorpresa.
Carmín rápidamente bajó de su «escondite» sintiendo que su corazón latía aún más rápido, la habían pillado.
Ella seguía en el cubículo, parada y agitada como si hubiera corrido una maratón.
El silencio del baño era torturoso, hasta que escuchó como Bridgette tiraba la cadena y salia del cubículo con toda normalidad, cerrando la puerta y dejando el gran charco de sus fluidos ahí. ¿De verdad no le importaba nada?
Miró su reloj de muñeca. 3 minutos para que sonara el timbre escolar y se acabara esta tortura medieval que ella misma creó al prestarle ese lápiz.
¿Cómo había pasado todo esto tan rápido? ¿Que será de su amistad?
Escuchaba como el lavamanos se abría para que Bridgette lavara sus manos y claro, los utensilios que utilizó para darse autoplacer.
El timbre sonó. «¡por fin!»
Carmín salió de su lugar cuando Bridgette ya había salido, como si nada.
Subió las escaleras junto a la multitud de estudiantes y miró cómo Bridgette estaba pendiente de su celular, ya no podía verla igual después de haber presenciado eso, y es más, que ella supiera que la estuvo mirando.
Había una tensión invisible con ella, pero aún se veían como auténticas mejores amigas.
– Car.-
La mencionada sintió como se le detuvo el corazón, pero rápidamente se volteó para mirar a Bridgette y le dió una sonrisa amable.
– ¿Si?
– Toma, aquí están los bolígrafos que me pasaste. Muchas gracias linda.-
Carmín extendió su mano para recibir los bolígrafos. Sintió que estaban húmedos al tacto ya que claro, ella los había lavado. ¿Verdad?…
– No hay de que.-
Bridgette le dió una sonrisa a Carmín, que más que una amable y casual sonrisa parecía que tenía un toque de complicidad.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!