Una noche a solas
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Kikimitchell.
Desde que tengo pareja, ha ido mejorando mi vida sexual, pero digamos que esta noche no pude evitar sentirme a mí misma a solas.
Era una noche como cualquier otra, hacia buen clima y estaba acostada en mi cama, con poca ropa como de costumbre.
Normalmente ando revisando redes sociales entre otras cosas pero esta noche andaba particularmente entrada en ganas y solo me deje llevar por mis pensamientos.
Tenía puesta una blusa pequeña y escotada, y un pantalón corto; debo resaltar que estaba sin ropa interior, así que se notaba por encima de la ropa mis pezones duros y juguetones.
Mi novio se había quedado dormido y yo solo tenía ganas de sexo.
Busque una página porno y empecé a calentarme y prenderme más.
Mi piel se ponía mas sensible, mis pezones más duros.
y sentí como se humedecía mi adentro.
Poco a poco deje mi teléfono móvil a un lado, y empecé a prestarle atención a mi cuerpo que estaba ansioso y deseoso de ser tocado.
Empecé a acariciar y suavemente los apretaba y retorcía, y empezó a cambiar mi respiración.
Se notaba que yo estaba muy caliente, y estaba ahí acostada en la cama.
Me quite la blusa dejando salir mis grandes senos, tocando ambos pezones con ambas manos suavemente, pero cada vez más rápido y más rico.
Ya a ese punto estaba gimiendo mucho, bien bajito, pero muy rico.
Decidí que era momento de seguir lo que hacía y me quite mi pantalón dejando mi cuerpo desnudo y sensible.
Cuando puse mis dedos cerca de mi clítoris, estaba muy húmeda y con solo tocarlo me retorcí y gemí ahogando un grito.
Empecé a tocar mi clítoris con dos de mis dedos, de manera circular, luego adelante y atrás, pero de manera suave.
Gemía de placer y puro gusto.
Moría por sentir más.
metí un dedo dentro de mí y gemí rico y fuerte, y lo sacaba y metía de manera suave.
La verdad es que me estaba gustando mucho pero mi adicción a esa sensación se estaba saliendo de control y cuando menos me di cuenta, estaba con dos dedos dentro de mí, moviéndolos muy rápido y mi otra mano tocaba mis pezones, todo muy rápido y duro.
Gemía de placer como loca, dejándome llevar, tocándome muy rápido y duro, a la vez incrementaba el ritmo y cada vez sentía mas placer, la sensación era tan deliciosa que ya no controlaba lo que hacía, solo me dejaba llevar por ese placer que sentía y llenaba mi cuerpo.
Cuando ya no pude más, salió de mi un chorro de flujos mojando mi cama, que luego tuve que cambiar las sabanas y limpiar ese rico desastre causado.
Y mientras me venía, estaba prácticamente gritando de placer, retorciéndome en la cama de piernas abiertas y totalmente entregada al placer.
Fue tan rico que justo después de acabar de limpiar, caí dormida y a la mañana siguiente lo volví a hacer.
Eso fue lo que paso, y bueno justo ahora, voy a cambiar las sabanas.
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