Algunos menonitas también saben como divertirse
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por capicapicapicapi.
Eran casi las 17:00 horas cuando tocaron a la puerta de mi casa, ya habíamos tenido una llamada y los esperaba.
Me asomé por la ventanilla y abrí la puerta
–Buena noche Capi– me dijo Cornelius –Venimos a traerle los chalecos–
–Buenas noches ¿Qué tal el viaje? ¿Tus papás han venido?– le cuestioné
–Ya vienen están dejando las camionetas en el estacionamiento, no nos permitieron meterlas hasta acá–
–Si gustas pásate en lo que esperamos–
–Prefiero quedarme aquí afuera – me contestó muy reservado.
Ahí estaba Cornelius, el hijo de Peter, un chico blanco, casi lampiño, cabello castaño oscuro, aproximadamente 1.
80 metros, 19 años, ojos color verdes, vestía unos levi’s, botas, camisa a cuadros y cachucha.
A sus papás los había conocido hace un par de años en la capital del estado.
Ellos habían salido del campo, cerca de Ciudad Cuauhtémoc, y se mudaron a Ciudad Delicias a un rancho que compraron.
Hacía ya casi 10 días que los había visto en Delicias.
Elisa, la esposa de Peter, había quedado de hacerme unos chalecos para la mina en la que trabajo.
En unos cuantos minutos más llegó la gran familia, cabe mencionar que ellos están retirados de la comunidad menonita y se dedican a vender sus productos naturales en diferentes partes del estado, yendo de un lugar a otro y trabajando por temporadas.
No son totalmente conservadores como la mayoría ya que visten un poco “más normal”.
–Buena noche Capi– me dijo Peter
–Buena noche Peter, pasen– les dije mientras saludaba de uno en uno a los demás
Mientras, dentro de casa, ellos se acomodaban en la sala observando de lado a lado y el perro emocionado de ver tantos humanos se les arrimaba para que lo acariciaran.
–Vamos de prisa, andamos buscando un hotel accesible y con estacionamiento–
–¿Un hotel para qué?– le pregunté a Peter
–Dos de mis hijos se quedan unos días en la ciudad para vender nuestros productos, los demás seguiremos al sur, otros de mis hijos se quedaron en el rancho ¿Conoce algún hotel que nos pueda recomendar? Es sólo para estos dos muchachitos– dijo Peter mientras los señalaba
–Puedo buscar algunos en internet–
–Tampoco queremos dar molestias pero sí llevamos un poco de prisa–
–¿Cuántos días estarán?–
–Quizá 4, o menos si terminan pronto–
–Si gustan pueden quedarse en casa, no tengo problema alguno ni es molestia–
Se me hizo mucho más fácil, debido a la amistad que tenemos, ofrecerles la casa que buscarles un hotel.
Peter le dijo unas cuantas frases, sino me equivoco en alemán, a su esposa.
–Ha sido usted muy amable conmigo y mi familia, pero éste muchacho ha sido algo travieso y aceptamos, pero con la condición que nos informe lo que hace, ha sido un poco rebelde y nos sentiríamos mejor dejándolo aquí.
Es bueno para los negocios pero malo para seguir las reglas–
Teníamos poco tiempo ya que ellos se dirigían a Durango y no querían llegar muy tarde.
Así que dejaron a Cornelius y a su hermano menor Juan, yo calculo que tenía algunos 12 años.
Trajimos la camioneta a casa, se fueron y el chico guardó unas cosas en el refrigerador que hay en el garaje.
Peter me regaló unos quesos, muy buenos por cierto.
Les dije en que cuarto podía dormir cada uno pero decidieron que querían dormir juntos.
Tenía comida china en casa y adelantamos la cena.
El pequeño casi no hablaba y Cornelius de vez en cuando me hacía preguntas.
Salí a fumar después de comer, el pequeño se quedó en la sala mirando tv y Cornelius me pidió un cigarrillo
–Supongo que tienes permiso de tu padre– le dije mientras le daba un cigarro
–Sí, no hay problema en eso–
–¿Cuántos idiomas sabes?–
–4 con el español–
–Que bien–
–¿Le gustan los idiomas?–
–Realmente no, sólo era curiosidad–
–Si gusta puede preguntarme lo que sea, ya me he acostumbrado a que sientan curiosidad por nuestra cultura y me hagan muchas preguntas, más cuando me escuchan hablando en otro idioma con Juan–
–¿Siempre llevas a Juan contigo?–
–Sí, son de las pocas órdenes que da mi madre–
–Hay que obedecerla para que no se enoje ¿podemos usar la regadera para bañarnos?–
–Sí claro, adelante.
–
Con la pura mirada le dijo a Juan que lo siguiera y se fue al piso de arriba.
Escuché un par de risas, yo iba a salir y me acerqué al cuarto, se me hizo curioso que no cerraran la puerta, tenían su pequeña maleta arriba de la cama, salía vapor del baño y de igual manera la puerta del baño estaba abierta
–¿Cornelius?–
–Diga Capi ¿Qué pasa?–
–Voy a salir un momento pero se quedan en su casa ¿hay algo que necesiten?– les dije desde la puerta sin meterme a interrumpir la privacidad, él asomó la cabeza y parte del torso
–Estamos bien, muchas gracias–
–Regreso más tarde– le dije y bajé las escaleras
Cuando ya había llegado al piso de abajo escuché que gritó
–¿Vas a algún bar?–
Voltee hacia arriba y lo miré en el barandal, estaba mojado y envuelto en una toalla, su cuerpo era delgado pero marcado, quizá por el ejercicio del campo, sus pies eran muy peludos a diferencia de sus brazos casi lampiños y una pequeña línea de vellos que bajaba del ombligo y se perdía en la toalla.
–No, sólo saldré un momento–
–¿A visitar a una amiga?¿Una novia?–
–Eso y más– le dije con tremenda sonrisa.
Sintiéndome aliviado de que él ya no estuviera tan serio, aunque realmente iba a recoger unos documentos que necesitaba.
Antes de regresar a casa pasé a la licorería por un par de botellas de vino tinto.
Cuando llegué a casa ellos estaban sentados en la sala, sólo ahí, sin encender la luz ni la tv, apenas una lámpara.
–Voy a sacar a pasear al perro ¿Quieren ir?–
–Yo prefiero esperar aquí–
–¿Juan quieres ir?–
Cornelius le dijo una frase en otro idioma y aceptó ir, salimos un rato y el niño no dejaba de observar las casas, el cielo, los árboles.
Me comentó que le gustaban los gatos.
Fue poco lo que hablaba, me dijo que tenía 10 años y de igual manera hablaba los mismos idiomas que su hermano.
Era un niño también delgado, con jeans y camiseta cuadrada, su cabello demasiado rubio de esos que se ven casi blancos y pues tan alto que ni parecía de 10.
Cuando llegamos a casa Cornelius tardó unos minutos en bajar las escaleras y me dijo que se irían ya a acostar.
Yo me quedé en el piso de abajo, saqué un queso de los que me regalaron y destapé una botella de vino tinto, la verdad es que me encantan los quesos y en ocasiones los muerdo así directo sin partirlos en pedazos.
Me senté en la barra y me puse a ver un video porno en el celular, como siempre me sentía caliente.
–¿Te gusta?–
Escuché a mis espaldas, como decimos en México “la sangre se me fue hasta los talones”, rápidamente bloquee el celular y me cubrí la verga.
Me la había sacado para masturbarme pensando en que ellos ya estaban dormidos.
Pasé a duras penas el trozo de queso
–Está muy bueno– le respondí –Le das enormes gracias a tu padre por habérmelo regalado–
–¿Qué estás bebiendo?–
–Es vino tinto, me gusta tomarlo y comer quesos–
–¿Puedo probarlo?– me dijo mientras se sentaba en un banco a mi lado.
Era obvio que mi verga se marcaba debajo de la camisa, le dije de donde podría agarrar una copa y cuando se levantó aproveché para ponerme de pie y meterme la verga, estaba tan nervioso que por la prisa tiré el banco y el sonido hizo que él volteara, ya no pude abrocharme el pantalón pero al menos mi verga dura estaba dentro de mi trusa.
–¿Será que ya has bebido mucho?–
–No, nada de eso Cornelius.
Creo que me puse un poco nervioso, nada más–
–Perdone, no quise asustarlo–
–Es que no me esperaba nada, ni siquiera escuché tus pasos–
–Me he quitado las botas–
Voltee al piso y sus pies estaban desnudos, tan blancos que casi podía brillar y las uñas un poco largas.
Le serví un poco de vino y él de un trago se lo echó todo
–Sabe demasiado amargo–
–Tranquilo Cornelius que el mundo no está por acabarse, esto se bebe con calma y se disfruta–
–Pensé que era como un tequila–
Me reí y le serví un poquito más, advirtiéndole que lo beba lento, por tragos breves.
Estuvimos un rato ahí, me contaba de los problemas que tenía con su padre, de lo difícil que se le había ser de los hijos de en medio, de su manera de trabajar… cosas así y me comentó que siempre quiso ir a una escuela pública pero que después de salir de la comunidad menonita su padre los educaba en casa, y vaya que señor tan sabio puesto que le había enseñado bastantes materias e idiomas.
Le dije que si seguía bebiendo lo hiciera de a poco y que ya me iba a bañar, también le dije que cuando se acostara cerrara la puerta de su cuarto.
Cuando entre a mi recámara note algunas cosas movidas, no quise pensar mal pero quizá Cornelius había entrado a mi cuarto mientras no estuve.
Cerré la puerta de la recamara y me desnudé para meterme a bañar, dejando la ropa tirada en el piso.
De pronto escuché que me hablaban, y era él que se había metido a mi cuarto
–¿Capi? ¿Puedo encender un momento la TV? No tengo sueño aún–
–Sí, con confianza pero no te duermas tan tarde porque mañana irás a trabajar–
–Es usted muy amable Capi, deseo que pase buena noche–
–Ya acordamos de hablarnos de TÚ y no de USTED, recuérdalo–
–¿Puedo tomar una sola cerveza de las que tienes en la nevera?– me dijo metiendo la cabeza en la puerta del baño, yo ya estaba envuelto en una toalla y cerca de salir
–Sólo una chamaco, recuerda lo que dijo tu padre–
Se acercó y sin importarle que estuviera yo mojado me dio un abrazo y se fue contento, lo escuche bajar y subir las escaleras, cerré la puerta y me iba a dormir.
Sin nada de volumen puse una porno en la TV y me puse a masturbarme, busqué una porno.
Cuando terminé de masturbarme 2 veces seguidas salí a dejar la toalla húmeda a la terraza, al pasar por el cuarto de visitas miré que la puerta seguía abierta, ahí estaba Cornelius semidesnudo mirando una película del Golden, me imagino que quería ver algo porno pero no descubría aún los canales, pasé disimuladamente y al regresar ni siquiera lo miré.
Me dormí un rato y cerca de las 3 de la mañana desperté, iba a bajar a tomar agua cuando escuché unos gemidos, me asomé por el barandal y abajo estaba Cornelius, tenía un short y su enorme verga de fuera, estaba mirando porno, no podía ver la escena pero sí la escuchaba un poco, me imagino que creyó estaba muy dormido, la verdad me calentó bastante.
Su verga, a pesar de la distancia, se le veía larga y delgada y él se daba masaje lentamente con su mano, lo observé yo creo unos 12 minutos, no aceleraba su ritmo y se veía que lo disfrutaba, sin hacer ruido fui a asomarme a la habitación donde dormían y ahí seguía la puerta abierta y Juan dormido.
Regresé al barandal y vi como muy sabroso Cornelius seguía masturbando suavemente su verga, me saqué la mía y me puse a masturbarme desde el piso de arriba, era muy placentero verlo masturbarse, cuando él se vació lo hizo en su mano, yo como si me hubiera sincronizado con él me vine y los dejé caer en el suelo.
Esperé unos cuantos minutos y bajé las escaleras a tomar agua.
Cornelius me miró al pasar y se cubría su verga aún erecta
–¿Aún sigues sin sueño?– le pregunté
–Ya me iré a dormir– me dijo y se fue a prisa a el piso de arriba.
Después de tomar agua miré hacia arriba para asegurarme que no estuviera ahí observando y cuando miré que todo era seguro miré el piso a ver si había algunas gotas de mecos pero todo estaba limpio.
Al siguiente día me levanté temprano para traer desayuno para los tres, cuando regresé ellos ya habían bajado bañados y estaban subiendo unas cosas a su camioneta.
–Vengan a desayunar antes de irse–
Desayunaron y dijeron que regresarían después de la hora de comer quizá a las 4 de la tarde, le di una llave para que pudieran entrar y avisé en la caseta de vigilancia para que les permitieran pasar al regreso.
No sé por qué pero yo deseaba que regresaran pronto, me apresuré para hacer todo lo que necesitaba del trabajo y estar en casa temprano.
Pero ellos llegaron casi a las 7 de la noche.
–¿Quieren comer?– les pregunté
–Muchas gracias pero no, ya hemos comido antes de venir a aquí–
–Bueno yo también ya comí, voy a salir entonces un rato–
–¿A dónde irá?– me preguntó Juan, que raras veces hablaba.
Su voz era muy suave, casi femenina
–Simplemente iré a pasear un rato ¿Quieres venir?–
Volteo a ver a Cornelius y el con la mirada le dijo que sí, él decidió quedarse en casa.
Lleve a Juan a pasear un rato y regresamos casi después de hora y media con unas pizzas.
–Ya llegamos Cornelius–
él bajó en short nada más y se veía tan sexy, comimos pizza mientras veíamos TV en la sala y platicamos de cómo nos fue en el trabajo, afortunadamente bien.
No podía dejar de verlo, y al parecer ni él a mí, le enseñé a Juan a jugar Xbox y se emocionó mucho.
Cornelius fue al garaje y me dijo que tenía una sorpresa, que no me moviera de ahí.
Pero siendo mi casa ¿A dónde podría irme? Al regresar trajo unas cervezas y me dijo que era otro regalo que me tenía, nos fuimos a la barra de la cocina y ahí tomamos un poco, era obvio que ambos sentíamos tremenda tensión sexual.
–Se me acaba de ocurrir algo Capi–
–¿Qué se te ha ocurrido?–
–Tal vez tú también seas menona, eres güero también–
Nos quedamos viendo uno al otro y soltamos la carcajada, Cornelius ya no se veía tan serio, era como cualquier otra persona, me intrigaba saber por qué su papá había dicho que er tan rebelde y problemático, tal vez con las cervezas lo descubriría.
Juan pidió un poco de leche porque ya se quería ir a dormir, después de beberla se fue a la habitación de huéspedes.
Unos minutos más subió Cornelio, me dijo que regresaba pronto y así fue, no tardó mucho.
–Hoy vendí casi la mitad de los productos, yo creo que nos iremos mucho antes–
–Me voy a quedar triste, esta casa se verá muy sola sin ti y sin Juan–
–Bueno entonces si quieres mañana vendo menos y regreso más pronto a casa así ya no te sientes solo–
Me quedé callado y no dije nada, en parte lo decía en broma pero creo el pensó que de verdad me ponía triste aunque era divertido su compañía
–¿Es muy fea?–
–¿Quién? ¿Mi exesposa?–
–¿Eres divorciado?– preguntaba Cornelius muy entusiasmado –qué interesante–
–No, sólo bromeaba–
–Bueno yo me refería a la soledad–
–No es fea si sabes disfrutarla, lo peligroso es para las personas que no saben vivir solas–
–Yo siempre he querido vivir sólo, a veces quisiera una mujer pero sólo para el sexo y que cocine; no me gustaría tenerla todo el tiempo a mi lado–
–Tal vez pronto tendrás tu propia familia, uno nunca sabe–
–Es cansado convivir con tantas personas, aunque Juan es mi salvación–
–¿Por qué Juan? Parece como si fuera tu hijo–
–No me hagas caso, pero sí, es lo más importante para mí y lo quiero mucho–
–De eso me di cuenta–
–¿Por qué lo dices? ¿Has visto algo extraño?–
–Nada de eso, me refiero a que lo cuidas mucho y pareces su padre, eso es bueno–
–Hablemos ahora de ti–
–No hay mucho que decir, vivo sólo, trabajo mucho…–
–Mi padre me dijo que trabajas en una mina–
–Sí–
–¿No ves mujeres guapas ahí? Me imagino, vivimos en la misma cárcel “hermano”– me decía Cornelius con tremenda sonrisa
–De vez en cuando veo algunas, aunque a decir verdad tengo más compañeros que compañeras, es un trabajo de hombres–
–Cuando salgo a la calle me siento muy libre, veo muchas mujeres guapas, es imposible no pensar cosas con ellas–
–¿Qué piensas al verlas?–
–En todo lo que les haría, en lo bonito que deben oler, me gusta esa independencia que tienen, su manera tan provocativa de vestir, esos cabellos negros y largos, son tan hermosas–
–A mí también me gustan las mujeres de cabello negro, me atraen más que las rubias–
Cuando le dije eso pude ver que Cornelius tenía ya casi una erección.
–¿Tienes novia?– le pregunté
–No, pero tengo una amiga con la que muy seguido hago cosas–
–Eso es bueno Cornelius, debes disfrutar tu juventud–
Después de quedarnos callados me dijo que si podíamos ir a la sala y ver algo en la TV, fuimos y puso el canal de el Golden
–Ayer descubrí éste canal, por eso ni me quería dormir–
–¿Te gusta la pornografía?- le pregunté
–Casi no he visto, es muy complicado, pero a veces en la calle he visto–
–¿En la calle?–
–Una vez mientras vendía quesos se me acercó un señor a preguntarme que si vendía miel, le dije que no tenía en ese momento, poco a poco me fue haciendo plática y me preguntó sino me aburría, luego me invitó a tomar una soda y cuando estábamos cerca de su auto me dijo que el veía pornos en su teléfono y con eso no se aburría y así pude ver varios videos–
–Ahhhh, muy bien, eso es normal.
A todos nos gusta ver–
–¿De cuales tienes en tu teléfono?–
me quedé callado y no sabía que decir
–¿Puedo ver uno? Te prometo que no diré nada, pero prométeme que tampoco le dirás a mi padre que te doy estas molestia–
Sin decir palabra alguna saqué mi cel, puse una porno y se lo pasé, el veía las pornos y se calentaba mucho, se sobaba su verga por encima del short sin pena alguna
–Estoy muy caliente capi ¿tú no?–
–Comienzo a calentarme, esa chica es sexy–
–¿Es malo masturbarse Capi?–
–No lo creo, siempre y cuando puedas vivir y realizar tus actividades, sin que las pajas te interrumpan tu ritmo de vida–
–Eso mismo pienso yo, es muy relajante, aunque a veces me hago muchas–
–Es normal, estás en la edad–
–A mi edad ¿hacías mucho esto?–
–Y hasta la fecha no lo he dejado de ver–
Se acercó a mi oído y me dijo
–Ayer lo hice aquí mientras dormías, era en al repetición de la película pero lo que me excitaba tanto era sentirme sólo, en una casa, un sillón tan comodo…–
–Que bueno que lo disfrutaste, ni cuenta me di, me he quedado totalmente dormido–
–¿Tú como lo haces Capi?–
–Pues así normal, con una mano y si me canso cambio a la otra–
–¿Pero siempre así?–
-¿A qué te refieres? Bueno pongo una porno que encuentre atractiva–
–¿Sin ningún aparato?–
–¿Aparato? No entiendo–
–Bueno ese señor que me enseñó el video tenía algunos donde tenía unas muñecas de plásticos o algún trasero y vagina como de goma o algo así, por eso preguntaba–
Me quedé callado y recordé que yo tenía un juguete sexual guardado en el closet, de esos que se ven y se sienten casi real, que es de la cintura para abajo, en forma de una mujer acostada boca abajo, tremendo culo suave con ano y vagina, ya casi ni lo uso.
–Tengo un masturbador, casi no lo uso–
–¿Qué es un masturbador?–
Le expliqué y como no entendía busqué una imagen en google
–¡Wow! ¿Tienes uno de esos? ¿Cómo se siente? ¿Cuánto mide?–
–Lo tengo en mi cuarto, vamos–
Subimos las escaleras, entramos al cuarto y él cerró la puerta.
Abrí el closet y la caja no estaba un poco abierta, lo saqué, lo puse en la cama y le dije que lo tocara, lo primero que hizo fue levantarlo para calcular el peso, luego se lo puso cerca de su verga que ya estaba erecta y el short no podía disimular, la puso en la cama, la olió un poco y le abrió la vagina
–Métele el dedo si te da curiosidad, tócala toda–
De pronto Cornelius se sacó su verga, bajándose un poco el short e intentó penetrar el masturbador por la vagina, gemía y gritaba, yo comencé a reír
–Está muy cerrada ¿tiene un botón para que apriete menos?– me preguntaba
–Necesitas lubricarla, de lo contrario en seco no podrás hacer mucho, es como una mujer–
–¿Y cómo la lubrico?–
Saqué un lubricante que tenía en el buró y le puse dentro de el hueco de la vagina
–Ahora sí será fácil penetrarla–
Él me tomó de la mano y trato de juntar todo el resto del lubricante que tenía en mis dedos, luego frotó su mano sobre su verga, escupió en ella y la fue penetrando
–Wow pero esta cosa se siente como de verdad– decía con gran goce
Le expliqué que el masturbador tenía unos vibradores dentro y que podía calentarse un poco para que se sintiera mucho más real y diera placer
–¿Capi puedo quitarme la ropa?–
–Sí, no hay problema–
Se puso de pie y a toda prisa se quitó el short, no llevaba ropa interior, su verga libre estaba palpitante y tenía muchos pelos alrededor y en sus bolas, muy largos y de un castaño más claro.
Empezó a penetrarla con una delicadeza como si fuera una mujer virgen a la que tenía en la cama, poco a poco su verga delgada se iba perdiendo dentro de ese masturbador
–¡Qué maravilla! ¡Que delicia! Se siente como una mujer de verdad pero más apretada–
–Disfrútala amigo–
–¿A dónde vas?– me decía Cornelius –Ven a la cama, la vamos a disfrutar los dos–
Me acerqué a la cama y me senté en la orilla
–¿Puedo darle más duro Capi?–
–Puedes hacerle lo que más te guste amigo, para eso es–
Cornelius se acostó sobre el masturbador y comenzó a darle duro, decía frases en alemán que yo no entendía pero me calentaba verlo desenfrenarse, me recosté en la cama con las manos sobre la nuca y de vez en cuando lo observaba, él se puso justo al lado de mí
–Mira Capi que bien lo hago, es como si fuera un experto, como si trabajara en una de esas películas que vimos, si ella pudiera hablar gemiría demasiado, la haría gozar–
–¿Quieres que ponga una porno con algo de volumen?–
–Eso me encantaría–
Cuando prendí la Tv se sorprendió al ver la porno ya lista
–¿Cómo has hecho eso?–
–Ayer descubriste un canal pero no exploraste los más ricos, hay varios camales pornos, donde puedes ver bien todo, sin censura, totalmente diferentes a los que veías ayer–
–¿Crees que lo hago bien Capi?–
–Sí definitivamente lo haces bien–
–¿Puedo ver como lo haces tú?–
–Sí claro, puedes ver si lo quieres–
Sacó su larga verga y me pasó el masturbador, lo dejé en la cama y me quité toda la ropa para que ambos estuviéramos a la par, cuando miró mi verga lo primero que dijo es que era muy gruesa, le pedí me pasara el lubricante, me lo pasó y le puse bastante a mi verga, le humecte el hueco de la vagina y el ano, me senté en un sillón que tengo en la habitación y fui sentándome ese penetrador en mi verga, lento como el lo había hecho, Cornelius se acercó y se sentó frente a mí, en el suelo
–Es enorme lo que le metes Capi, la mía es larga pero no gruesa–
Yo seguía callado y le daba más y más, luego la penetré por el culo, en verdad se siente más apretado por ahí, mientras yo le daba por el culo Cornelius se acercó más y masajeaba la vagina del masturbador, como si fuera una mujer de verdad
–Tus huevos también son peludos como los míos, y grandes–
–Sí amigo–
–Se ve muy rico como lo haces–
–¿Quieres intentarlo de nuevo?–
–Pero esta vez lo haré por su culito, ella sentirá todo mi poder–
Acostó el masturbador en la cama y le daba tan duro como podía, le gustaba sentirse dominante y decía todas esas frases en alemán de nuevo, que seguía sin entender.
Su cuerpo comenzó a sudar
–Ven con nosotros Capi, vamos a divertirnos–
Así estábamos los dos en la cama cogiendo ese masturbador por turnos, se la metíamos en la vagina, luego en el culo y así nos divertíamos más.
Viendo porno y masturbándonos sin usar las manos
-Capi siento que mi leche ya se va a salir– dijo Cornelius y sacó su verga que brincaba mucho
–Métela de nuevo, no hay problema que te vengas adentro–
–¿Puedes acercarte más? Por favor
Me puse a su lado, él estaba hincado detrás del masturbador y le daba tan duro como podía, puso una mano en la nalga del masturbador, mientras yo me masturbaba con la mano y viendo lo rico que él se movía, de pronto puso su mano en mi pierna, supuse que ya casi se iba a venir, cuando él sintió que ya se le iba a salir su leche me tomó de la mano, la apretó y decía mas frases que seguía sin entender y soltó sus chorros, sus ojos se le pusieron blancos, su cabello estaba húmedo al igual que sus axilas, su pecho todo su cuerpo sudaba y gemía, su mano apretaba con tal fuerza la mía que parecía que estuviera en un precipicio aferrándose para no caer, cuando hizo menos presión en mi mano la fue sacando su verga de la vagina del masturbador y seguía muy dura, chorreo bastante leche y brotaba leche de la vagina
–Ahora es mi turno cabrón–
Me acosté boca arriba y me ensarté el masturbador en mi verga que estaba muy dura, no necesité lubricante pues con todo el semen de ese joven menona de 19 años bastó, escuchábamos ese sonido peculiar, Cornelius se acercó a mí, agarró el masturbador y lo hacía moverse, yo puse mis manos en la nuca mientras el hacia que ese masturbador me cabalgara como una mujer, como si tuviera vida propia
–¿Quieres así o más lento Capi–
–Mas duro, ya no aguanto más, quiero sacar mi leche–
Entonces Cornelius sentaba muy duro ese masturbador en mi verga, le pedí tuviera cuidado con mis huevos pues los estaba golpeando, cuando sentí que me iba a vaciar me senté en la cama, tomé el masturbador con ambas manos y yo dirigía el movimiento, Cornelius me tomó de la mano y ahora con una mano sola agarré el masturbador como abrazando a esa mujer mientras que con la otra tenía tomado a Cornelius y de igual manera no lo solté hasta vaciarme, cuando retiré la verga de esa puchita dejó salir los chorros de leche de los dos, ambos estábamos tan calientes que aventamos mucha leche adentro de ahí, nos acostamos un rato y seguíamos viendo pornos, estábamos aún tan calientes que nos la jalamos 4 veces seguidas, esa noche (la segunda que él pasaba en mi casa) dormimos juntos.
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