Aprendiendo de mi tío
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Cursaba el último grado de primaria, mi tío Francisco, el hermano menor de mi papá vivía con mis abuelos aún, tenía poco menos de 30 años.
Yo visitaba todo el tiempo a mis abuelos, a veces comía en mi casa, a veces con ellos, me quedaba a dormir, era una segunda casa para mí, ayudaba mucho que estaba a sólo 4 cuadras de mi hogar.
Yo era hijo único, mis abuelos y tíos eran muy cercanos conmigo, era su consentido.
Por aquellos días mi tío Francisco compró un bajo y libros de música para aprender a tocarlo, me empezó a enseñar y me dijo que cuando quisiera podía ir y practicar, como salía mucho, por trabajo o con sus amigos, a veces llegaba y entraba a su cuarto para practicar.
Yo justo en la pubertad, tres a cinco chaquetas por día, el pretexto era lo de menos, el chiste era sentir esa rica sensación y vaciar frenéticamente esas bolas rellenas de leche caliente.
Así que a veces iba al cuarto del tío, me la jalaba un par de veces y luego practicaba con el bajo.
Soy una persona muy curiosa y desde niño me gustaba jugar a investigar cosas, a husmear, a encontrar secretos, y un día estando en la alcoba de mi tío, se me ocurrió esculcar sus cajones, encontré cosas aburridas, nada que llamara mi atención.
Entonces busqué en su ropero, ¡y vaya descubrimiento! en uno de sus cajones estaba su ropa interior, cosa normal y en otro, hasta abajo, estaban unos tres calzones hechos bolita, los toqué y estaban como acartonados, así es, tenían una especie de mezcla de semen seco con vellos púbicos.
¡de mi tío!
Imaginármelo guapo barbón como era, alto, con los calzones esos puestos, sobre su peludo y atlético cuerpo, que digo cuerpo, sobre su verga palpitante que en sueños húmedos aventaba aquellos chorros de semen, no sé porque los guardaba ahí, lo que sí se es que yo no aprendí nunca a tocar el bajo, iba ya solo para oler sus calzones llenos de mecos, a veces mas secos, a veces más frescos, incluso me los ponía, me frotaba mi pene de puberto con ellos, dejándoles un poco de mi lubricante natural que se mezclaba con el de mi tío, fantasear qué soñaba él, hace cuantas noches los usó, el tamaño de su verga, tantas cosas y al final, venirme en cualquier rincón del cuarto, donde yo creía que no se iba a dar cuenta.
No pasó ni una semana de esto, de que "mis prácticas con el bajo" se intensificaron, cuando buscando a ver que hallaba de nuevo en su ropero encontré otra graaaan sorpresa, supe que era lo que motivaban esos sueños húmedos, esos chorros de semen en sus calzones, hallé un dvd porno.
De inmediato lo puse para ver de que trataba, hasta entonces yo nunca había visto una peli porno, sólo revistas con mis amigos y las cachondillas que pasaban en la noche en tv, pero no era lo mismo.
Esta peli, la de mi tío Francisco, era de dos tipos con unas pollas enormes que le ponían una cogida de locura a una tipa que también estaba buenísisma.
Así que rápido a frotarme la verga que prácticamente estaba dura desde que entraba al cuarto de mi tío, a eso iba pues, los calzones sucios de él a un lado, la peli porno a tope del otro, yo apretando mi pene duro como fierro, caliente como nunca, sus venas y el glande inflados a punto de explotar, hasta que de hecho, explota aquel chorro de placer.
Así mis primeros años de secundaria, hasta que mi tío se fue a vivir a otra ciudad y se llevó aquellos tesoros con él, la verdad creo que él sabía lo que yo hacía en su cuarto, me daba esas miradas pícaras de "yo sé en lo que andas cabrón", pero nunca me dijo nada y así se fue, afortunadamente ahora tenía amigos de mi edad que eran igual de calientes que yo, pero esa ya es otra historia.
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