Con 11 años tuve sexo con mi entrenador
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por ezeloro.
Hola, les cuento que soy blanco, tengo pelo castaño claro, ojos marrones y cuando tenía 10 años mi estatura era normal. En mi familia tanto mi papá como mi mamá son personas con mucho cuerpo, bien formados y atléticos, pero con mucha masa en el cuerpo. Lo que me dio a mí una genética que desde chico me dio un cuerpo sexy, con piernas carnosas y cola redondita y paradita. Con hombros y tórax bastante anchos, por lo que a ésa edad tenía curvas similar a las de una mujer, pero masculinas, o mejor dicho, infantiles.
Todo comenzó cuando estaba por cumplir 11 años y jugaba en un club de rugby. Ya hacía 2 años que asistía al club y me encantaba jugar partidos con otros equipos, todos los sábados. Sólo teníamos un entrenamiento a la semana que eran los miércoles a las 6 de la tarde.
Como todos los años, comenzamos en el mes de marzo con los entrenamientos. Siempre había compañeros nuevos por conocer y entrenadores con sus colaboradores que nos enseñaban cosas nuevas.
Pero ése año en particular, me llamó la atención uno de los colaboradores. Grandote como de 1,85 de altura y musculoso, con algo de pansa pero que no le quedaba mal. Es que en el rugby, para el que conoce del tema, para ser buen jugador no hace falta ser un adonis. Basta sólo con estar bien preparado físicamente y con saber cómo jugar con la pelota ovalada en las manos.
Como les contaba, el colaborador nuevo era blanco, con pelo rubio y ojos marrones. Luego nos dijo, a todo el equipo, que se llama Federico, pero que le dicen Fede, y que tiene 17 años. y que juega en las juveniles del club.
Nada fuera de lo normal, 2 entrenadores y dos ayudantes de entrenadores. Era lógico. Pero lo raro era que Fede siempre nos estaba mirando los shorts blancos que traíamos puestos tanto para entrenar como para jugar los partidos. Esos shorts cortos pero abultados que usan la mayoría de los equipos de rugby,(busquen en google si no los conocen). Los cuales resaltan tanto la cola como las piernas de quién los use, sin importar edad ni sexo. A veces me distraía durante un partido por mirar a Federico mirando los movimientos de mis compañeros con la vista fija en sus colas. Varias veces lo vi mirándome mientras jugaba.
Claro que lo que menos me iba a imaginar en esos momentos es que Fede tenía morbo con nosotros. Pasaron las semanas, 2 meses aproximadamente, y comencé a notar que, cuando todos mis compañeros y yo, (el equipo en la categoría de 11 años, era de 29 chicos en total), se sentaban en el césped de la cancha, para escuchar las cosas que nos decían los entrenadores, noté que Fede miraba las piernas de todos, algunos se sentaban con las piernas estiradas, otros las cruzaban, y otros dejaban las piernas como caían. Y me percaté de que todos los que dejábamos las piernas muy separadas dejábamos a la vista el calzoncillo, o en el caso de los que usábamos bóxers, se nos veían los penes y los huevos
Ése día, un miércoles, al llegar a mi casa cansado de tanto entrenar y de jugar con mis amigos, me bañé y me recosté un rato en mi habitación mientras veía la televisión.
De pronto, mientras casi me duermo, se me viene a la cabeza la imagen del ayudante de entrenador viéndonos los penes a todos mis amigos y a mí. Nunca antes me había pasado tan evidente como ése día, y es que mi pene se paró instantáneamente al rememorar la imagen de los penes de mis amigos y la vista libidinosa de Federico.
Nunca me había masturbado, solo a veces me tocaba cuando me bañaba o miraba solo en mi cuarto la televisión, pero esta tarde fue automático, mientras en mi cabeza pasaban imágenes de los penes de mis amigos y la mirada pervertida de Fede, me quité el pantalón que me había puesto después de bañarme, y comencé a masturbarme bruscamente, rápido y gemía del placer. Al cabo de unos pocos minutos todo mi cuerpo comenzó a transpirar, mi corazón latía como nunca, y mi pene, que era blanco y medía 12 o 13 cm en ese tiempo, estaba que explotaba. Mi mano no paraba de moverse y mi cabeza estaba a mil. De pronto sentí que explotaba, una sensación nunca antes vivida. Hasta que sentí que me orinaba, en mi pecho suave y lampiño, sentí cómo un líquido tibio recorría mi pecho y mi pansita como si fueran caricias.
En un momento a otro mi cuerpo y mi mente se relajaron, y por unos segundos quedé desparramado en mi cama sin poder moverme. Con el líquido tibio en mi cuerpo que comenzaba a tomar la temperatura del ambiente.
Después de unos, quizá, 3 minutos reaccioné y me puse de pié. En mi habitación siempre tuve un espejo en la puerta del ropero, así que lo aproveché para ver cómo quedé de mojado después de haberme masturbado. Ver el líquido blanco desparramado en mí, me excitó nuevamente, con un dedo agarré un poco del líquido y lo llevé a la boca. No era feo, pero tampoco era rico. Luego me fui a bañar nuevamente.
Toda esa noche, y las siguientes hasta el sábado, me masturbaba pensando siempre en las mismas cosas. En ese momento no me consideraba gay, simplemente me excitaba la situación.
Mis ganas de hacer algo más que masturbarme, me llevaron a tomar la decisión de sentir el contacto físico con lo más accesible que encontrase. Y, el sábado siguiente, decidí dar el primer paso con Fede, ya que fue el primero que se me vino a la mente…
Pero eso te lo cuento en el próximo capítulo, si te interesa que haya un próximo, comenta el relato.
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