Con Ramiro, un vecinito
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por JackSmith.
Ramiro tenía en su habitación una alfombra mullida y sobre ella una mesa ratona con hojas y lápices, en una pared tenía una biblioteca donde también tenía juegos de mesa y algunos juguetes.
Al rededor tenía almohadones que servían para sentarse y dos canastos con juguetes que siempre terminábamos desparramando sobre la alfombra.
Ese día Ramiro quiso que jugáramos el Juego de la Vida y nos sentamos en la alfombra y con el tablero en la mesa nos pusimos a jugar.
Empezamos a avanzar y en un momento yo tomé la delantera y me dijo:
-Oh! Chupala! – era muy competitivo.
Entonces yo lo patee suavemente por debajo de la mesa y luego el me devolvió y luego me seguía pateando insistentemente cada vez que me salía un número alto.
-Ya deja de patearme! – le dije.
Entonces agarre sus pies y los puse entre mis piernas para evitar que me siguiera pateando los sujete con piernas y manos y lo tuve un rato así.
Me volvió a salir un número grande y al no poder golpearme estiro la punta de los pies y aplastó mi pene y testículos y yo largue un quejido, él se burlaba de mi.
Me dolió pero también me causaba gracias.
Una de mis piernas estaba entre medio de las suyas, mi pie muy cerca de su entrepierna.
Y cuando saco un número alto agarró mi pie e hizo movimiento copulatorios asentando sus partes en la planta de mi pie.
-Qué haces? Jaja – le pregunté.
-Es mi forma de celebrar je
Entonces tire y saque un número alto y agarre su pie e hice lo mismo.
-Yo también celebraré así entonces.
Seguimos jugando, yo tenia mi pie muy cerca de su entrepierna porque sentía la tela de su pantalón en la planta.
Y cuando se movía para jugar o mover una ficha se acercaba y sentía el blando de sus testículos.
Me gustó ese juego y empecé a acercarme a su pie con mi entrepierna disimuladamente, yo ya tenía una erección y el empezó a mover su pie tocándome mis partes.
Nos reíamos nerviosamente.
Entonces yo lo acaricie de la misma forma a él con mi pie y no decía nada.
Y así seguimos jugando, cuando quería le apoyaba mi pene en su pie y el reía.
También sentí su pene duro.
– Se le paró.
se le paró- dije cantando.
– A vos también.
– respondió de la misma manera.
Nos matábamos de la risa.
En ese momento la mamá de Ramiro lo llamó y salió de la habitación acomodándose su entrepierna.
Antes de que vuelva me quedé pensando es eso que estábamos haciendo y me dio ganas de hacerme una paja pero pensé que sería bueno hacerlo con Ramiro aunque no sabía si aceptaría.
Nunca habíamos tenido ese tipo de juegos antes.
Así que pensé en continuar el juego y luego en casa con todos esos pensamientos masturbarme tranquilo mientras me bañaba.
Cuando él volvió le dije de empezar el juego de nuevo y accedió.
El metió sus pies bajo la mesa con una sonrisa y yo abrí bien mis piernas y me pegue bien a la mesa para que llegara bien con sus pies.
La mesa era del tamaño de nuestras piernas.
El estiro sus pies y yo asenté automáticamente mis partes sobre sus plantas y el empezó a mover sus pies y nos reíamos nerviosamente.
Jugábamos al juego de mesa, pero estábamos atentos a lo que pasaba por debajo.
Yo ya la tenia dura de nuevo y el simplemente movía sus pies jugando con mi pene erecto.
Se volvía complicado sentir algo con el pantalón y el bóxer.
Y tenía muchas ganas de hacerme la paja en ese momento.
Pero no me sentía seguro.
Ramiro estaba con medias y de repente saco sus pies y yo me quedé mirándolo pensé que se había aburrido o algo pero lo que procedió a hacer fue sacarse las media:
-me hace calor los pies – dijo
Volvió a poner sus pies sobre mi entrepierna y con su pulgar y dedos intentaba sujetar mi pene, era muy excitante.
Deseaba sacarme toda la ropa.
Como yo tenía pantalones cortos empezó a intentar meter su pie por los lados.
– Si pudiera me sacaría el pantalón – dije mientras suspiraba – je, era un chiste.
– Y si viene mi mamá? – preguntó.
Entonces yo opte por sacar mi pene por el costado del calzoncillo y él me lo acariciaba con su pie.
Jugamos un rato así hasta que tuve que volver a casa.
Cuando salíamos de casa de Ramiro quedamos en volver a repetir la aventura.
Y salí con el pene duro caminando.
Solo sabía que quería llegar a casa para masturbarme.
Era incómodo caminar con una erección.
Por suerte la perdí al llegar a casa.
Decidí entrar a bañarme, así podría disfrutar de mi cuerpo sin problemas.
Busque mi ropa y toalla y entre al baño con una erección.
Me desnude rápidamente y me metí a la bañadera.
Dejé que el agua cayera sobre mi pijita y casi sin manoteos acabé fuertemente, me apoye en la pared respirando agitadamente.
Fue rápido pero energico.
Me empecé a enjabonar y de nuevo volví a recordar a Ramiro y eso reanimó mis ganas y nuevamente luego de un rato más largo expulsé mi lechita apenas blanca.
Esa noche dormí pensando en mí amigo, soñé con él y en el sueño hacíamos muchas más cosas.
Solo quería volver a su casa y tocarle el pene.
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