Confesiones del Padre Arturo: Katy parte 1
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Padrearturo3.
Hola todos. Para los que recién leen mis relatos: Pyeden ver en mi perfil en la parte de Web preferida encontraran una lista de los enlaces de todos ordenados cronológicamente.
Llegamos a mi tercer año de carrera en la universidad y ya manejaba otras opciones para mi futuro, el poder emigrar a otro país para continuar mis estudios me seducía, no lo voy a negar, pero las comodidades adquiridas aquí retenían mi decisión. No voy a negar que siempre he sido aplicado para los estudios, pero debido al trabajo quizás habría visto mermar un poco mi rendimiento, fue una suerte que algunos profesores conocedores de mi condición y otros pensando equivocadamente que era un sacerdote lograban apoyarme con algunas consideraciones que no especificare más por no ser importantes para este relato. En resumen al encontrarme frente a estas cuestiones reflexionaba sobre cuál sería mi futuro pensando que pronto debería tomar una decisión.
Lo que os relatare sucedió posterior a lo pasado con Nayhelli y Romina, aún tenía encuentros frecuentes con Anita, sin embargo aún deseaba poder experimentar junto a otras niñas y lo que os voy a contar forma parte de otra de esas experiencias.
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Con motivos del aniversario del colegio parroquial hubo una presentación de todos los niños en cada uno de los grados. Algunos salones iban a cantar, otros presentar teatros y diversos números preparados para dicha festividad. Esta era una actividad ya programada con anticipación y requirió de mucho apoyo por parte de todos en el colegio. Lo recuerdo muy bien ya que participe de los preparativos.
Fue el momento en el cual me encontraba en los asientos ya no como auxiliar, sino como invitado junto a los padres, algunos de los cuales me reconocían y gustaban de mi presencia. Ya conocen a los típicos fieles aduladores.
A pesar de que algunos se disputaban el querer que los acompañara mi decisión ya la tenía anticipada desde hace mucho, así que procedí a sentarme junto a un grupo de padres de familia que se alegraron al poder disfrutar de mi compañía.
El espectáculo fue muy ameno en los cuales obviamente cada padre de familia aplaudía a sus hijos, algunos se contagiaban de la algarabía y también participaban de ello.
Llegó el momento en cuál era el turno de los alumnos de primer grado quienes salieron al estrado para cantar junto a sus maestras. Escuchamos todos con atención y algunos padres y madres quedaron embelesados debido a la ternura que siempre se expresa al ver a los más pequeños participar.
Al finalizar el acto todos aplaudimos con mucho entusiasmo para recompensar el enorme esfuerzo hecho por los niños quienes nos deleitaron con una gran melodía. Especialmente tres de ellos quienes no solo habían cantado el coro como la mayoría.
-¡Muy bueno!, realmente muy bueno.- felicite aplaudiendo. Me dirijo a los padres que se encontraban a mi costado.- Realmente Katy lo ha hecho muy bien. Claramente lo ha sacado de usted hermana que canta muy bien en la misa.- expreso.
Mi plan era ganarme poco a poco la confianza de estos padres que antes de que comenzara la actuación habíamos conversado un poco y me habían contado que venían por su hija Katy, se veían orgullosos al ver que los reconocía de entre tantos feligreses aunque a decir verdad el único interés que tenía en ellos era su niña. Había otros niños que lo habían hecho muy bien pero mi decisión estaba tomada desde que había visto a Katy el primer día de clases cuando se formó junto a sus compañeritos de primer grado.
Katy era una niña de contextura normal para sus 6 añitos, ni muy bajita ni muy alta, cabello castaño recogido en una cola con una bella sonrisa angelical e inocente. Pero lo que más me atrajo fue quizás como resaltaban sus nalguitas en esa cinturita de avispa que poseía. Como saben me encantan ese tipo de niñas nalgoncitas. En realidad veía tantas características de Anita en Katy que francamente me sentí enormemente atraído por ella desde que la vi.
– Justamente el Padre Eugenio me pedía que haya más niños en el coro de la iglesia y Katy es perfecta a pesar de ser tan joven. ¿No les parece?- les comento entusiasmado.
La mama de Katy recibió esta noticia muy contenta pero su papa no estaba muy seguro ya que no disponía de tiempo para llevarla cuando le dije cuáles eran los días de ensayo ya que su mujer muy entusiasta me pidió los horarios. Pregunte cuál era su residencia luego de pensar un momento como podríamos solucionar el problema.
– Oh de eso no hay problema entonces.- respondo al escucharlo.- Justo yo regreso de una diligencia esos días hacia la parroquia. Podría llevarla y luego regresarla. No tengo problemas.
Entonces así quedo concertado, ahora si ambos no pusieron trabas a esto y me agradecieron el favor.
– Que va no es ninguna molestia si de todas formas debo hacer el recorrido por encargos del Padre Eugenio. Es una obligación de buen samaritano ayudar a Katy si puedo hacerlo.- digo restándole importancia. Realmente dentro de mí me sentía victorioso y deseoso de ese primer ensayo.
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Y así quedando concertado todo, unos días atrás, hoy me disponía a cumplir con lo acordado.
Salí en mi auto con dirección a la casa de Katy, hace poco lo había adquirido usando el dinero que había juntado, uno de segunda mano ya que deseaba tener un medio de transporte sin necesidad de pedir prestado su auto al Padre Eugenio. Realmente no era un gran auto pero los beneficios que traía eran suficientes para justificar su uso; ya lo notaran durante el relato.
Decidí dar un desvío antes de llegar a la casa de Katy donde fui a una tienda muy cerca a su casa para comprar algunas cosas y poder esperar la hora pactada.
Ya al llegar a su casa me esperaba Katy y su mama en la puerta. El lugar tenia buen aspecto, algo humilde pero muy bien conservado. Katy estaba preciosa con una blusita blanca y una faldita que me hipnotizaron desde que la vi.
Esa zona al estar un poco alejada del pueblo era algo más rural y los espacios entre casas eran algo separadas de las otras.
La despidió pidiéndole que se portara bien y no me causara problemas no sin antes agradecerme el favor que le hacía de poder llevarla.
-Pierda cuidado hermana.-le respondí.- Créame que no hay ningún problema.
-Gracias. Padre.- responde esbozando una sonrisa.
Katy sube al auto y mientras me coloco en el asiento del piloto por la ventana aún se despide de su mama. Enciendo el auto y parto con rumbo hacia la parroquia. El viaje como saben no dura mucho tiempo, pero me esforzaba por hacerlo lento de esa forma poder conversar con Katy y entrar más en confianza con ella. A pesar de que les había dado a entender a sus padres que el coro duraba exactamente 3 horas la verdad es que los ensayos no pasaban de las 2 horas.
Katy al comienzo algo tímida no respondía a mis preguntas pero poco a poco fue soltándose más luego de que le mostré un juego de una caja de trucos para niños que había comprado recientemente lo cual le intereso. Entre risas y chistes trate de ir ganándome su confianza poco a poco.
-…Ya veo.- contesto luego de que me contara lo que había preparado su mama el día de hoy y como ella había ayudado en las tareas de la casa. No tardamos en llegar a la parroquia por lo cual estaciono enfrente del lugar.-Ya hemos llegado Katy.
Katy se queda observando un momento a los demás niños que entran a la parroquia algunos acompañados de sus padres.
-Siiiii.-celebra de repente al observar desde la ventana.-
-¿Que sucede?- pregunto.
-Vino mi amiga Sol.- responde feliz mientras la ayudo a retirarse el cinturón.
-Oh, ya veo. Me alegro. Entonces debes esforzarte mucho durante el ensayo.-contesto.
-Si.- responde feliz Katy ansiosa por comenzar.
-Que linda. Me alegra tu entusiasmo. Sabes… Si lo haces bien tengo una sorpresa esperando por ti.- le dije en voz baja acercándome a su oído.
-¿Una sorpresa? ¿Qué es? Padre.- pregunta curiosa.
-Ah, Eso lo sabrás cuando acabe el ensayo. Ahora nada, que te están esperando.- le ordeno abriendo la puerta del auto.
Katy baja y se dirige donde se encontraba su amiga que era un año mayor que ella para juntas entrar a la parroquia. Su amiga se encontraba junto a su mama por lo cual decidí no acercarme más de lo necesario. No deseaba que mi imagen fuera más allá de la que aparentaba: el ser un buen samaritano al poder llevar a Katy a su ensayo del coro de la iglesia.
Asumiendo este papel decidí entrar a la parroquia y contemplar el ensayo desde una parte alejada en la que aproveche para conversar con uno de los encargados de la parroquia. También conforme paso el tiempo me encontré con un Padre recientemente llegado a la parroquia el Padre Marco con quien tuvimos algunas palabras.
El ensayo transcurrió con normalidad durante el cual hubo mucha participación de los niños y llego a su fin luego de pasadas las 2 horas. Conforme lo prometí, dando una vuelta por la parroquia antes fingiendo haber estado realizando otras actividades, salgo y espero en mi auto a que saliera Katy.
Ya cuando Katy llega al auto la recibo felicitándole por haberse portado bien y durante el ensayo haberlo hecho perfecto.
– Muy bien, como lo prometí te tengo una sorpresa.- le digo con una sonrisa en el rostro.
-¿En serio?- pregunta ella contenta.
En el camino a casa logre pasarme por una tienda y compré helados para ambos, luego la lleve un rato a la feria del pueblo que se encontraba muy cerca de nuestro camino. En resumen fueron unos gratos momentos con el fin de ganar la confianza de esa niña así que no lo consideraba un gasto sino una inversión. Además hace poco había recibido el pago por otro de los videos de Nayhelli que le había vendido a Oscar, de forma que por el momento tenía una solvencia económica importante.
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[ – Wow. Esto es de lo mejor, no sabía que tenías de estos videos, cabrón.- exclama entusiasmado Oscar mientras observaba otro de los videos que tenía sobre Nayhelli que ante mis recientes gastos estaba dispuesto a venderle con el fin de obtener dinero.
– Es el último que me queda de Noelia.- le digo al mismo tiempo que expulso el DVD del reproductor. Mientras lo guardo en el estuche observo como Oscar se apresura a sacar un sobre y luego su billetera, inmediatamente comienza a agregar más dinero al sobre entregándomelo luego.
-Esto es…- digo revisando la cantidad que había dentro.-…el doble de lo usual.- afirmo sorprendido.
-Es lo que vale. Esos videos son los mejores y no hay muchos. No sabía que tuvieras de esos, si logras conseguir más puedo pagarte el doble.- responde tomando su saco.
A lo que nos referíamos era a un video BDSM que hice junto a Nayhelli en el cual coloque una correa en su cuello y la obligué a follar como una verdadera perrita. Ya con todos mis fetiches saciados con esa niña había decidió probar este último y no me equivoque fue de los mejores y por ello se lo había dejado al final aunque no tenía idea de que realmente valiera tanto.
-Ah, por cierto, me olvidaba.- se interrumpe y de su abrigo saco un DVD en su estuche.- Aquí está, espero te sirva.- me lo entrega.
-Ya lo creo.- contesto esbozando una sonrisa. ]
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Al llegar a su casa me agradeció con un beso en la mejilla que le pedí por todo. Ingreso a su casa con su mama y decidí retirarme por ese día.
Fui día a día ganándome su confianza llevándola a sus ensayos con puntualidad y siempre cumpliendo cada una de mis promesas con ella. En algunas ocasiones sus padres me pedían que entrara para cenar o a almorzar los fines de semana. A pesar de mis ganas por avanzar con Katy deseaba no correr riesgos y esperaba que se presentara la ocasión perfecta.
En cierta vez que me encontraba saliendo de la parroquia con destino a su casa Katy iba contando lo referido durante el ensayo con una inocencia que me conmovía.
Hace poco había tenido un problema con Romina (algo para lo cual necesitare un relato aparte para contarles) y no disponía de esa niña para satisfacerme esto sumado a que a Anita solo la podía ver una vez a la semana como mucho debido al incremento en mi carga horaria tanto estudios y trabajo.
Todo esto terminaba por elevar mi excitación sumado a que en esta ocasión Katy se veía muy linda con su sedoso cabello castaño recogido en una pequeña cola de caballo que caía sobre un vestidito de una pieza color rojo. Como lo he dicho tantas veces me encantan las niñas nalgoncitas, es por eso que había seleccionado a Katy de entre todas las niñas que había visto en el colegio parroquial este nuevo año, además era muy linda y devota lo cual termino por atraerme, esto último se puede notar en los niños que han sido bien criados por padres muy creyentes y fieles a la Iglesia.
Sumaba el hecho de que su vestidito le quedara corto y por lo tanto pegadito a su pequeño cuerpo de niña de 6 años, cuando se inclinó a tomar un pequeño libro de figuras que le había prestado y se encontraba cerca de la luna delantera hizo un esfuerzo, ya que se encontraba con el cinturón puesto y el auto en marcha, y me dejo ver su culito respingón que por un momento me entretuvo del camino (era una suerte que la carretera no fuera tan transitada) y me dejo con ganas de manosearla.
Me encontraba así de loco por esa niña tal que espere con ansias el final del ensayo del coro pensando en lo que pasaría cuando estuviéramos a solas otra vez. Lo había decidió, hoy daría un paso con esa niña. No sé si era porque realmente pensaba que podía darme ese riesgo o era por la excitación sumado al calor que hacía, lo único que había dentro de mi mente era el deseo impostergable de aprovecharme de esta niña.
Cuando ya nos encontrábamos en plena carretera por un momento decidí salirme del camino y estacionarme detrás de un árbol que estaba cerca de la carretera pero que lograba cubrir gran parte del auto.
-Tenemos un problema Katy.- fue lo que atine a responder cuando me pregunto porque nos detuvimos ahí si no habíamos llegado a la tienda de helados.- Voy a revisar, tu quédate aquí quietecita leyendo mientras veo cual es el problema.
Bajo del auto y me acerco hacia la parte delantera abriendo el capote. En realidad todo ello era parte de la actuación, fingía revisar el motor.
En el auto Katy esperaba tranquila revisando un libro para niños de la Biblia que le había prestado.
Cierro el capote y me acerco al auto, abro la puerta tomo unas llaves que se encontraban en una de las cajuelas y me dirijo a Katy.
– No te preocupes Katy, es un problema fácil de arreglar, pronto nos iremos a los helados, pero voy a necesitar tu ayuda. ¿Me ayudaras?
-Sí, Padre.- responde alegre y voluntariosa.
-Me alegro Katy. No lo podría hacer sin tu ayuda. – le digo con una sonrisa a la cual la niña corresponde.
-¿Qué debo hacer, Padre?- pregunta Katy.
– Veamos voy ajustar los pedales pero alguien debe tomar el timón del auto sino el auto se puede mover y se va a otro lado y no lo queremos ¿no? (todo esto basándome en su inocencia de niña), necesito que te sientas en mi asiento del conductor.- le digo señalando el asiento.
Katy obedece entusiasmada por ser de ayuda y se cambia de asiento hacia el del conductor con facilidad debido a que era pequeña mientras yo me doy la vuelta y abro la puerta del copiloto. Katy se sienta y toma el timón mientras yo ajusto su asiento y lo acerco de tal forma que le sea más fácil agarrarlo.
-Eso es Katy. Agárralo fuerte y mira que no se acerque nadie por aquí.- le advierto mirándola a los ojos con seriedad.- Si alguien se acerca debes avisarme.
-Sí, Padre.- contesta obediente confiada en mi palabra.
Dispongo a agacharme y acercarme con dificultad a los pedales del auto aunque la verdad es que todo ello era una excusa tenía una razón de ser.
-Abre bien tus piernitas.- digo tocándolas y moviéndolas un poco para poder acercar mi cabeza y mirar los pedales.- Si no podré entrar y arreglar los pedales.
-Si. Padre.- responde Katy.
Katy obedece y se mantiene observando afuera del auto con sus manitas sujetando el timón y con sus piernitas abiertas lo cual junto a un vestidito corto terminaba por descubrir poco a poco sus piernitas ya que este vestidito iba subiendo mostrando el tesoro que ocultaba.
Ya bajo el asiento de Katy levante la vista y así pude observar sus braguitas color rosa con bolitas blancas lo cual termino por endurecer mi verga al máximo.
Mientras fingía arreglar los pedales no dejaba de observar esas braguitas solo pensaba en cómo ir más allá sin que se asustara, en cómo aprovecharme de su inocencia. Pero la experiencia obtenida no es en vano, te permite decidir de todas las opciones las óptimas dependiendo de la niña.
Había colocado las llaves en la abertura de sus piernitas ya que era el lugar más cercano y por momentos fingía necesitar una llave y al momento de tomarla estiraba mis dedos un poco más rozando de esa forma sus braguitas. Estuve así unos minutos sin que ella se diera cuenta de mis intenciones e interpretaba esos roces como accidentes propios del trabajo que hacía en los pedales.
Llegué a un momento en el cual no me contentaba con ese simple roce y deseaba algo más por lo cual decidí dar un paso más. No quería irme sin sentir esas nalguitas paraditas que poseía Katy a sus tiernos 6 años.
-Listo.- digo levantándome limpiando un poco el sudor de mi rostro.- Ya casi hemos acabado Katy. Ahora solo debo ajustar el timón.
Katy se retira otra vez al asiento del copiloto mientras yo regreso al asiento principal. Me siento en él y coloco la llave en la ranura listo para encender el auto.
-Esto es lo último Katy. Vas a sostener el timón mientras yo lo ajusto por aquí dentro.- digo señalando una abertura del origen del timón.
-¿Cómo, Padre?- pregunta Katy sin entender.
-Te vas a sentar en mis piernas y mientras yo ajusto el timón por dentro tú lo sostendrás por fuera. ¿Entendiste?- respondo.
– Si.- responde Katy afirmativamente.
-Muy bien. Ven aquí.- digo ayudándola a sentarse encima de mis piernas de tal manera que mi verga totalmente tiesa debajo del pantalón se ajustara a la abertura de su culito para de esa forma sentir sus tiernas posaderas.- Eso…es- digo excitado al sentir por fin las nalguitas de esa niña.
-Solo debo sostenerlo. ¿No Padre?- pregunta Katy.
-Así es mi amor.- le respondo aun excitado y aguardando lo que estaba por venir.- Sostenlo fuerte porque cuando yo encienda el auto el asiento va a empezar a vibrar y no me va a dejar arreglarlo. Debes sostenerlo fuerte hasta que acabe. ¿Entendiste?
-Si.-contesta Katy. Entonces con el corazón en la mano decido comenzar con lo que venía esperando desde hace buen rato.
-Aquí, vamos.- digo mientras giro la llave y se enciende el motor lo que genera que el auto se sacuda obviamente, pero los sacudones que yo daba eran exagerados.- Ohh… así. Sostenlo fuerte… Katy. No dejes que el timón se mueva.
Ahí se encontraba Katy, inocentemente ayudándome con el auto sin imaginarse que la estaba utilizando para saciar mis bajos instintos. Me sacudía de forma descarada empujando mi verga que destacaba en mi pantalón en esas nalguitas paraditas que recibían mis embates.
-Eso es…-le digo al oído a Katy.- Eso es… Vamos muy bien… Oh sí.
Katy sonreía y por momentos soltaba una risita mientras sostenía el timón lo cual terminaba por excitarme aún más, aparentemente le agradaba la sensación de vibración del asiento y le parecía divertido los movimientos que hacíamos.
-Jijiji.- soltó una risita Katy, divertida por la situación.
-Se siente gracioso, ¿no?- pregunto esperanzado en que quizás aquello terminaba por agradarle.
-Algo, Padre.- responde divertida.
-Muy bien. – es lo único que atine a responder. Yo seguía en mi mundo mientras continuaba de aquella forma con esa niña.
Estuvimos así durante varios minutos cuando luego por sentido común decidí dar por terminado mi maniobra de arreglar el timón. La verdad es que ganas de continuar no me faltaban pero no deseaba que sospechara.
Saque el auto fuera hacia la carretera y solo pedí un momento a Katy que me esperara mientras terminaba de hacerme una paja pensando en ella. Recordaba esas nalguitas con anhelo y me la imaginaba penetrándola en un futuro cercano que esperaba cumplir.
Ya algo más aliviado fui de regreso al auto y maneje con dirección a la tienda de helados donde le compre como premio uno grande que a ella le gustaba.
-Lo has hecho muy bien Katy.- le felicitaba mientras ella comía su helado.- Realmente me has ayudado mucho hoy.
Cuando llegamos a su casa le explique a su mama que nos demoramos un poco debido a un problema con el auto a lo cual Katy le confirmo. Luego de despedirme procedí a retirarme deseando con ganas que llegara el siguiente ensayo.
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La siguiente reunión del coro cayo un día sábado, sin embargo por ser sábado comenzaba un poco más temprano. Al llegar al lugar y al ser un día algo caluroso acepte gustoso una bebida antes de partir junto a Katy a su ensayo.
Al terminar y conforme a lo planeado me dispuse a contarle que para la misa del día domingo el Padre Eugenio había pedido que fueran los niños los que hicieran las peticiones y había seleccionado a Katy junto a otros niños para ello. La señora recibió encantada la noticia al igual que Katy. Era raro que el Padre Eugenio hiciera esto ya que aparentemente no le importaba pero en si esto era parte de mi plan mediante el cual le había sugerido al Padre Eugenio que los niños participaran. Les comunique a ambas que Katy debía quedarse un rato más después del ensayo del coro porque debía participar del ensayo de misa a lo cual ella acepto.
Inmediatamente Katy y yo partimos con rumbo a la parroquia para su ensayo del coro.
-… entonces cuando el Padre haya dicho eso tú y los demás niños pasarán al frente…- le explicaba mientras manejaba en el auto.
– ¿Y leeré las peticiones en frente de todos?- pregunta entusiasmada Katy.
– Así es. Estoy seguro que podrás hacerlo muy bien. Te he escuchado leer en tu clase y eres muy buena.- respondo con una sonrisa. Katy sonríe orgullosa por el halago.- Aunque… Katy estuve revisando tus certificados.- continúo pero poniéndome serio.- Hace cuanto te bautizaron?
-El año pasado.-contesta Katy inocentemente.
-Ya veo…- respondo algo pensativo.- Hace muy poco.
-¿Ocurre algo malo?- pregunta Katy preocupada.
– Fue hace muy poco… supongo que tus padres antes no iban a la iglesia… así que… normalmente no deberías participar de la misa aun… sería muy pronto…- digo. Hasta ese momento Katy se veía preocupada por lo que decía.- Aunque… hay una forma.
-¿Cuál? Padre.- pregunta impaciente.
– Existe una pequeña ceremonia secreta que puede purificarte.- le digo bajando un poco la voz ya que me encontraba frente a un semáforo y al costado había otro auto (ya nos encontrábamos en las calles de la ciudad).- Es una ceremonia que se le da a las niñas como tú que hace poco se han bautizado. De esa forma podrán participar en la misa.
– ¿Si lo hago podré participar de la misa? – pregunta Katy.
– Así es. Pero es una ceremonia secreta. No debes decirle a nadie ya que Diosito podría molestarse y tú no quieres molestar a Dios, ¿no?- pregunto.
– No, Padre.- contesta Katy.
– Pues bien. Sin embargo, la ceremonia demora mucho tiempo así que voy a pedir que por esta vez puedas salir temprano de esa forma estar lista para la purificación que vamos a hacer. – le digo ya casi llegado a la parroquia.- ¿Entendiste?
– Si.- contesta la niña algo más aliviada.
La ceremonia transcurrió de manera rápida para Katy ya que a pedido mío salió temprano bajo la excusa de que necesitábamos llegar a un ensayo de la misa en otro capilla, algo que acepto la monja que dirigía el coro.
Una vez Katy se acercó llamada por la monja le señale que me siguiera a lo cual ella acepto. Sor Celeste le entrego el nuevo cancionero justo antes de que se fuera para que ensayara lo que debía cantar el día de mañana durante la misa.
-¿A dónde vamos, Padre?- pregunta curiosa Katy mientras nos acercábamos a mi auto.
– Necesitamos una capilla para realizar la purificación pero aquí no podemos porque se darían cuenta y Diosito no quiere eso.- le respondo abriendo las puertas del auto y entrando mientras Katy hacia lo mismo.
Emprendí la marcha con Katy a mi lado llevándola a un lugar que se había convertido junto a Anita en nuestro refugio, pero ahora llevaba a Katy casi con las mismas intenciones. Un día antes había pedido al guardia las llaves con el fin de poder ingresar durante la tarde. Al llegar logro estacionar muy cerca y entro junto a Katy hacia el colegio parroquial.
– Padre, ¿porque vinimos al colegio?- pregunta Katy algo extrañada dejándose llevar por mi mano que la sujetaba y con prisa la jalaba adentro.
– Necesitamos una capilla para la ceremonia y esta es la única disponible.- me apresuraba a contestar mientras ya dentro la conducía hacia el lugar.
Logre abrir la puerta de la pequeña capilla e ingresamos, estaba obviamente vacía pero había un recipiente ancho cerca del púlpito (desde donde se leen las lecturas y evangelios).
-Pasa y acércate delante de la mesa.- le señalo a lo cual Katy obedece. Me acerco también a la mesa pero asumo la posición del sacerdote en frente de le mesa- Vamos a comenzar con la ceremonia.- le digo persignándome a lo cual Katy repite.- Bien. Necesito que te coloques dentro.- digo señalando el recipiente.
-¿Adentro?- pregunta la niña sin entender.
-Así es. Vamos a comenzar con la ceremonia necesitamos purificarte en cuerpo y alma por lo cual voy a darte un bautizo especial.- contesto. Me acerco y tomo la Biblia mientras Katy algo desconfiada se acerca.- Oh, debes colocarte adentro pero antes debes quedar como Dios te trajo al mundo Katy por lo cual debes quitarte tu ropita.
Fue en este punto que Katy se quedó inmóvil sin saber qué hacer.
-Sucede algo?- pregunto fingiendo extrañeza.
-….- Katy me mira sin decir nada pero con aparente temor.
-Oh, no debes tener vergüenza. Esto es una ceremonia sagrada y secreta, nadie sabrá de ella.- le repito con una sonrisa en el rostro aunque muy cerca tenía una cámara que había comenzado a grabar todo desde que la encendí con un mando cuando entramos. Aun Katy se veía algo tímida, espere unos momentos y decidí tomar la iniciativa a fin de no seguir perdiendo más tiempo.
-Bueno. Si no quieres tendré que decirle a tu mami que su hija no está lista para participar en la misa. Es una pena, ella estaba tan emocionada por ti, quizás se ponga muy triste…- asevero.
Fue en este momento que note algo de reacción por parte de Katy ante esta amenaza.
-No, Padre, no le diga.- pide Katy.
– Pero tú no quieres participar de la ceremonia…- digo fingiendo guardar la Biblia y dispuesto a tomar las cosas para guardarlas dentro del sagrario.- Me estas obligando a decirle.
-Participare.- afirma Katy.- Participare, así que por favor Padre no le diga a mi mami.
Me interrumpo un momento y volteo a mirarla. Permanezco en silencio un momento.
-Muy bien, Pues ya sabes que hacer.- digo mientras me acerco de nuevo con la Biblia.
Katy resignada se acerca y comienza a desvestirse poco a poco ante mi embelesada mirada sobre esa niña. Con la mayor inocencia y timidez del mundo empieza a desvestirse dejando a un lado sus prendas quedándose en braguitas. Ahí estaba Katy con sus 6 añitos desnudándose para un adulto que la admiraba lejos de toda buena intención. A medida que iba despojándose poco a poco de sus prendas iba despertando la bestia que albergan mis pantalones animado por esa niña.
– Padre…-empieza Katy con algo de esperanza que hasta ahí llegara todo.
– Ya te falta poco. No olvides que dije toda tu ropita.- respondo firmemente ante su resignación.
Katy se despoja de sus braguitas por fin revelando su cuerpito para mi inmenso deleite. Ahí estaba una niña de apenas 6 añitos mostrándose tal como Dios la trajo al mundo creyendo que se trataba de un acto sagrado cuando en realidad solo lo hacía para satisfacer mis bajos instintos.
Ya en esos instantes sentía mi verga por debajo de mi pantalón reventar de la excitación, deseaba poder tocar su cuerpecito desnudo que se me presentaba tan cerca pero debía seguir con el acto.
-Oh señor hoy venimos a este acto de purificación…-empiezo con el ritual de manera solemne tratando de convencer a esa niña que lo que hacíamos era un acto normal y puro.
Katy prosiguió y rezo los Padre Nuestros y Ave Marías que les ordene las veces que fue necesario. Por mi parte agradecía las cámaras e instrumentos de alta calidad que Oscar me había prestado y que estaban captando todo desde muy cerca sin que Katy pudiera darse cuenta.
– Muy bien.- digo tomando una jarra que se encontraba en la mesa.- Esta es agua bendita, Katy. Voy a lavarte como es debido para que de esa forma estés lista. Coloca las manos como si fueras a rezar.- le ordeno a lo cual Katy obedece y espera lo que estaba por ocurrir.
Acto seguido empiezo a derramar sobre ella el contenido de la jarra que no era otra cosa que agua común y corriente. Esto no era más que un simple baño a esa niña pero con enormes ventajas. Una vez derramado todo el contenido de la jarra sobre ella volví y tome la otra terminando por bañarla en dos ocasiones más. Finalmente tomando la toalla me acerco a ella.
– Muy bien. Ahora voy a secarte como es debido.- le digo mientras comienzo a secar su cuerpo.- Te acuerdas que Jesús lavo los pies de los apóstoles.
-Sí, Padre.- contesta algo más tranquila, recordando la Biblia al parecer le dio más confianza en mí.
-Pues esta es una ceremonia parecida.- le digo sonriendo mientras pasaba mi mano y la toalla tocando cada parte de su pequeño cuerpo. Realmente era un placer poder tocar su cuerpito, su angelical rostro, sus pechitos, manosear sus pezones bajar por su espaldita y manosear por fin sus nalguitas. Por fin podía manosearla a mi gusto y no dejaba pasar la oportunidad de acariciar a esa culoncita con total depravación en mi rostro, aunque ella no lo notara.
-Eso es…-balbuceo.- Eres una buena niña, muy obediente y ejemplar.- le repetía mientras ella miraba sonriendo como la manoseaba con total descaro.
Una vez acabe de secarla me levante y me coloque a su espalda.
-Ahora Katy, debo darte la bendición final. Cierra los ojos y espéralo.- le digo al oído.
Katy obedece y asume la posición del rezo, esperando. Con la excitación haciendo latir mi pecho me bajo el cierre y por fin libero mi verga a espaldas de esa dulce niña. Una vez con mi miembro afuera comienzo a hacerme una paja frente a ella.
Imagino que la tengo ya dentro de esa niña, que pronto hare que se entregue a mí en cuerpo y alma y podre disfrutar de esa niña culoncita. No tardo en llegar al clímax producto de la excitación y el acelerar el ritmo de mi masturbación.
-Ya viene, Katy… ya viene tu bendición… Ohhh…-digo finalmente corriéndome y rociando en sus nalguitas. Katy reacciona y por un momento desea voltear.- ¡No abras los ojos! Esto es una cuestión de fe, Katy. Confía en el señor.
La niña obedece y me deja restregarle mi verga en su colita. Por fin siento esas posaderas de niña que tanto deseo les tengo. No faltaría mucho para que pueda gozarlas a plenitud.
Finalmente termino de limpiarme la verga en sus nalguitas, guardo mi verga y me subo el cierre.
-Ya te lancé la bendición Katy.- le digo en el mismo momento que ella abre los ojos.- Debes esparcirlo en tu cuerpo y aquí también.- digo señalando su panochita.
Katy toma un poco de mi corrida de sus nalguitas y observa con curiosidad.
-Eso es mucho más bendito que el agua. No a todas las niñas pueden bendecirla así. He pedido un poco de esto al Padre Eugenio solo porque tú eres una niña muy especial Katy.- le digo sonriendo.
– Ahhh.- exhala Katy impresionada al observar mi corrida y ante mi mirada embelesada comienza a esparcirlo en su panochita. Poco a poco termina de esparcirlo observando lo pegajoso que era.
-Muy bien.- le felicito a lo cual Katy sonríe.- Lo has hecho muy bien. Eres una niña muy obediente y servicial. Quizás puedas ayudarme con los trabajos de la Iglesia alguna vez.
Por un momento observo el reloj. Ya nos habíamos pasado la hora de su ensayo.
-Es hora de irnos Katy.- dije luego de que ambos hiciéramos la señal de la cruz.- Se hace tarde y tu mama debe estarnos esperando.
Después de que Katy se vistiera procedimos a salir del lugar tomando mis precauciones para que nadie nos observara salir juntos del lugar. Ya después de 20 minutos no encontrábamos entrando en la carretera con destino a su casa.
– No te hace feliz, ahora podrás participar de la misa y tu mami no se pondrá triste.- digo a Katy.
-Sí, Padre.- responde contenta.
-Recuérdalo, no debes decirle nada a nadie, es un asunto sagrado de Dios y nadie debe saber sobre tu purificación, ni tus padres o Dios podría molestarse.- le recuerdo a lo cual Katy asiente.-
Muy bien. Como dije antes, quizás pronto puedas ayudarme con los rituales de la Iglesia, tienes mucho talento.- digo ante su sonrisa orgullosa por mis halagos.
Después de excusarme con su mamá y recibir las gracias por llevarla procedo a dirigirme hacia mi departamento. Pensaba dentro de mí en solo la idea de cómo gozar de esa niña tan bella ya que no deseaba dejarlo ahí, desesperadamente deseaba poder llevarla a experimentar las delicias del sexo a su tierna edad, poco a poco iba planeando nuestro siguiente encuentro, pero eso… Eso será motivo de otro relato. Hasta entonces.
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