Descubriendo el sexo con un amigo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Por aquel entonces mis abuelos eran propietarios de una finca en el campo, en Lérida, España. Fui a pasar unos días allí con mi mejor amigo, Ignasi.
Mis abuelos poseían una casa y varios terrenos en un pueblo apartado, de apenas cincuenta personas. Estaba rodeada de extensos campos de viña y olivos.
El caso es que uno de esos días mi amigo y yo fuimos de excursión por el campo con las bicis. Después de una hora llegamos sudados y extenuados a la cima de un pequeño monte, donde había una fuente. Dejamos las bicis y casi inmediatamente Ignasi se quitó la camiseta y fue a refrescarse en la fuente, yo hice lo mismo y fui a refrescarme junto a él. Entonces yo ya tenía pelo en las axilas y me fijé en que a Ignasi estaba empezando a manifestársele.
Nos sentamos a la sombra de un árbol y empezamos a hablar ¿De qué? Del verano, de la escuela y de las chicas de la escuela, cómo no. Lógicamente la conversación acabó fijándose exclusivamente en el sexo.
De repente Ignasi se giró y me dijo:
-¿Tú te masturbas?
-Claro, ¿y tú?-pregunté, algo sorprendido.
-Obvio-respondió.
Entre hablar de sexo y de masturbación los dos estábamos excitados y, al llevar ambos chándal, se notaba nuestra erección. Ignasi empezó a tocarse por debajo del pantalón y yo le imité, mientras continuábamos hablando de sexo.
Entonces Ignasi me dijo:
-¿Quieres probar algo nuevo?
Le miré con algo de suspicacia, pero respondí:
-De acuerdo.
Entonces Ignasi se quito los pantalones y los calzoncillos y se quedó completamente desnudo ante mí. Estaba erecto y parecía excitadísimo, al igual que yo, aunque nervioso. Me fijé en que tenia el pene de un tamaño similar al mío y, como yo empezaba a tener vello púbico.
-Desnúdate-me dijo.
Yo obedecí, estaba como extasiado y muy excitado, así que nos quedamos solos, completamente desnudos y erectos, uno frente al otro.
-¿Y ahora qué?-pregunté.
Él se arrodilló ante mí y empezó a masturbarme, primero con las manos y después con la boca, al mismo tiempo me iba apretando las nalgas. Yo, que no salía del éxtasis en el que me encontraba, no podía hacer más que dejarme hacer. El correrme en su boca fue algo increíble.
Cuando hubo acabado, Ignasi me dijo?
-Ahora tú.
Cambiamos posiciones y me arrodillé ante él. Empecé masturbándolo con las manos y después se lo empecé a lamer. Sentir su pene en mi boca fue inolvidable, la mezcla entre sudado y, cuando eyaculó, a semen persistieron largo tiempo en mi boca.
Una vez acabamos nos echamos bajo el árbol, aún desnudos, y permanecimos así un buen rato, hasta que se hizo tarde y tuvimos que regresar a la casa.
AS
Sin duda esta ha sido una de las mejores experiencias de mi vida, de la cual no me arrepiento en absoluto. Mas tarde repetimos experiencias similares, solos y con otros amigos, esas ya las contaré en otra ocasión.
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