El ayudande del profesor
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por SoyKev.
Esto sucedió en mi primer semestre de la universidad.
Ocurrió durante una sesión de laboratorio con el ayudante.
En mi facultad los profesores tienen ayudantes (me parece que en otras facultades se le conoce como adjuntos) regularmente jóvenes para que seamos más abiertos y no exista la barrera alumno-profesor.
Estábamos en sesión con Kike, que estaba por terminar la carrera.
Él era alto, de piel color canela, ojos grandes y aunque estaba delgada se notaba que se ejercitaba.
Era atractivo, incluso sabía que algunas chicas se referían a él como “el modelo”, cosa que a mí me tenía sin cuidado.
Ese día no sé por qué tenía una gran calentura.
El salón estaba a oscuras porque Kike estaba exponiendo una presentación de PowerPoint.
Como me sentaba hasta atrás en un rincón me estaba planteando seriamente jalármela ahí porque seguramente nadie me vería.
Me comencé a frotar encima del pantalón y se me empezó a parar.
Era tan excitante ese momento, pero sentía muchos nervios de ser descubierto.
Nadie reparaba en mí, volteé a ver a mis compañeros y todos estaban atentos a lo que Kike explicaba.
Por si las dudas aun así puse mi mochila en mis piernas para que no me vieran mientras seguía frotándome.
Wow, era increíble la adrenalina.
Lentamente deslicé el cierre del pantalón y metí mi mano por esa abertura.
Me bajé el bóxer por dentro y seguí masturbándome por debajo del pantalón.
Si en ese momento alguien me veía no habría manera de inventar alguna excusa.
Estaba sumamente mojado y me estaba viniendo la duda de qué haría cuando me venga, cómo me iba a limpiar y otras más cuando de pronto Kike encendió las luces.
Comentó que esa vez el tema era breve, por lo que la clase fue breve.
Mientras mis compañeros recogían sus cosas, yo como pude me subí el cierre lo más discretamente posible.
Me cercioré de no haberme manchado con líquido preseminal, guardé todo en mi mochila y seguí a mis compañeros hacia la puerta, pero Kike me llamó desde el escritorio:
– ¿Puedes venir un momento, Kevin? Cierra la puerta antes.
Obedecí y en mi mente traté de buscar alguna explicación por la que me hubiera llamado, la cuestión es que nunca antes se había dirigido a mi para hablar personalmente, así que ya veía venir lo que seguía.
-No quiero que vuelvas a hacer eso durante mi clase.
– ¿Qué cosa? -Traté de aparentar la mayor naturalidad posible.
-No te hagas.
Sé que te la estabas jalando.
Me incomoda que hagas eso.
No lo vuelvas a hacer, por fa.
-De acuerdo, lo siento.
No volverá a suceder.
Di media vuelta y me dirigí a la puerta, pero me percaté de algo.
Su tono no fue de regaño, mas bien estaba nervioso y dolido.
Kike me caía bien y no quería que se llevara una mala impresión mía.
-Kike, en verdad lo siento.
Te juro que esta ha sido la única vez.
No pienses mal de mí, tenía demasiada calentura.
No te pongas así, como si tú no te la jalaras de vez en cuando.
En mi cabeza esas palabras aliviaban la tensión, nos relajaríamos y el asunto quedaba olvidad, sin embargo, tuvieron el efecto contrario y el silencio entre nosotros se volvió más incómodo todavía.
Ni si quiera me volteaba a ver a los ojos.
Creí que ya había arruinado demasiado mi imagen por un día y me dispuse a marcharme.
– ¿Lo hiciste por mí?
– ¿Qué?
– ¿Me la estabas dedicando?
– ¿Cómo? -Me estaba confundiendo.
– Sé que soy atractivo.
Incluso algunas alumnas se me han insinuado pero el asunto jamás ha llegado a tanto.
Solo dime que no te la estabas haciendo por mí.
– Claro que no.
-No me pude aguantar la risa.
-Sé que eres guapo, pero no eres un adonis como para que medio mundo te ande dedicando una.
-Seguí riéndome.
– Lo siento.
-Comenzó a reírse también.
-Creo que me dejé llevar por mi imaginación.
– ¿Entonces me has imaginado jalándomela a tu nombre?
– No, jajaja.
Vaya, lo siento.
Mejor ya vete.
Kike tenía una linda sonrisa, creo que no había notado que tenía hoyuelos en las mejillas.
Ya me iba a ir, pero mi intuición me dijo algo.
– Kike, ¿eres gay?
– No.
-Se le borró la sonrisa.
– Bueno, tal vez no gay, pero ¿no ha dado curiosidad estar con otro hombre?
– No.
-Se estaba poniendo nervioso.
– No me malentiendas.
Me refiero a algo en plan de amigos, como masturbarse mutuamente.
– Ya vete.
– Mira, te voy a enseñar que no tiene nada de malo.
Me bajé el pantalón y mi pene erecto quedó al descubierto.
Él ya no dijo nada y yo me comencé a masturbar.
Tenía la punta mojada.
Kike estaba sentado sobre el escritorio.
Noté que no me quitaba la mirada de encima.
Le gustaba lo que veía, pero tenía miedo.
– Kevin, por favor.
No sigas.
– ¿Por qué no? Si a ti te está gustando.
Puedo verlo.
-Señalé hacia su evidente erección.
Me acerqué y le empecé a apretar el muslo con mi mano, luego subí hacia su bulto que denotaba un buen tamaño.
Él no me dijo nada, así que lo tomé como permiso para continuar.
Le bajé el cierre, rebusqué en el interior y con algo de dificultad saqué su pene.
Tenía unos 18 cm y era gruesa.
Lo comencé a sobar.
-Lo tienes de buen tamaño.
A mi me mide 15, así que te calculo unos 18.
-Espera.
-Me detuvo agarrándome de la muñeca.
-Cada quien, con la suya, ¿va?
-Como quieras.
Me hizo espacio en el escritorio para que me sentara a su lado.
Me senté y estábamos codo con codo masturbándonos.
Era muy excitante.
Jamás habría imaginado semejante escena con algún profesor.
Él estaba con un sube y baja demasiado rápido y de vez en cuando volteaba para ver cómo yo me daba placer.
-Tranquilo.
Si sigues así te la vas a arrancar.
-Volvió a sonreír-.
¿No quieres jugar con la mía?
-No sé.
– ¡Ándale! Yo ya te la agarré un rato.
– Bueno…
Dejó de jalársela y con su mano tomó el tronco de mi pene.
Con su pulgar comenzó a jugar con mi glande que estaba sumamente mojado.
-Espera, así no, que tengo el glande muy sensible.
Mejor solo sube y baja.
Me hizo caso y comenzó a subir y bajar.
Yo extendí mi brazo y se la agarré.
No estábamos masturbando mutuamente.
Era muy excitante la experiencia.
Notaba el placer en su cara, aunque tuviera los ojos cerrados.
De vez en cuando le soltaba el tronco para jugar con sus pelotas que estaban grandes, tal vez tenían exceso de leche.
Su respiración se estaba acelerando.
No tardaría mucho en venirse.
Abrió los ojos repentinamente y me volvió a sujetar de la muñeca.
-Hay que ir al bote de basura para acabar ahí y no mancharnos.
Se bajó del escritorio y lo seguí.
Mientras caminaba detrás de él noté que tenía unas nalgas paraditas, así que le tomé una con mi mano.
-Eres el ayudante que mejores cosas me ha enseñado.
Comencé a arrimarle mi pene entre sus nalgas.
Me lo estaba fajando.
Le tomé el suyo y se lo jalaba mientras le respiraba en el cuello.
Él estaba en éxtasis.
Su respiración volvió a acelerarse y de pronto soltó un chorro de leche.
Dio unos leves gemidos y soltó dos chorros más.
Lo solté y me la empecé a jalar rápido, tenía la calentura a todo lo que daba.
De pronto sentí cómo se me acercó por detrás para fajarme.
Apartó mis manos y él agarró mi pene.
Me estaba haciendo justo lo que le hice, incluso me estaba respirando en el cuello.
Quería que acelerara para ya venirme, pero también quería que lo hiciera más lento para que durara más este placer.
Sentía su miembro flácido detrás de mí.
Yo le agarré las nalgas por detrás para que se me arrimara más.
No pude más y comencé a eyacular.
El orgasmo que tuve fue de los más prolongados y placenteros que había tenido hasta el momento.
Cuando mi respiración se calmó, me soltó y frotó su mano en mi cuerpo para limpiarse mi semen.
Se subió los pantalones.
-Espero que esto no sea excusa para que no entregues la práctica de la siguiente semana.
-No estoy seguro.
Tal vez necesite alguna sesión extra para que entienda mejor el tema.
-Me gusta cómo se te ve flácida, aunque la prefiero dura.
Me gusta su cabeza rosa y grande.
-Dijo esto mientras la agarraba entre sus manos.
Lo aparté y me subí los pantalones
-Se me hace tarde para la próxima clase.
Nos vemos, Kike.
-Le agarré el paquete encima del pantalón.
Volvía a estar erecto.
-Vaya, creo que la siguiente tendrás que hacértela solo.
Nos sonreímos y después salí del laboratorio.
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