El masaje
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por nomasda.
El masaje
Llevo un par de días más cachondo de lo habitual, empiezo a necesitar un desfogue especial…
Esta tarde iré a una masajista que conozco, cerca de mi casa.
Es una chica menudita, con el pelo muy cortito y siempre muy pintadita y arreglada, me recibe muy pulcra ella, enfundada en una bata blanca, que no es espcialmente corta y además bien abotonada.
Con mucha educación y muy suave me hace pasar un saloncito con poco mobiliario, una camilla blanca, una silla y un perchero.
Como en otras ocasiones, cierra la puerta tras de sí y se coloja justo delante de mi y otra vez más he vuelto a ser incapaz de adivinar cuando se ha desabrochado los dos botones superiores de la inmaculada bata blanca.
Y da comienzo su ritual, todos sus movimientos son suaves, delicados…
Me quita la cazadora, y la cuelga en el perchero, luego la camisa, desabrochando los botones uno a uno y muy despacio, la abre y para ello me roza el pecho con sus dedos, con habilidad me la quita de encima y a vuelta al perchero.
Se sienta en la silla conmigo enfrente y desata los cordones de mis zapatos, se yergue un tanto y comienza con el cinturón de mi pantalón, levantando la vista de vez en cuando para mirarme a los ojos…, comienza a bajar la cremallera con una cadencia entre desesperante y excitante. Baja mis pantalones hasta los tobillos, yo con un rápido movimiento me descalzo y saco mis pantalones de mis piernas.
Me vuelve a mirar e introduce los dedos en los laterales de mi boxer y comienza a bajarlos sin apartar la mirada de mis ojos, poco a poco bajandolos, a estas alturas mi polla ya está en esa textura que sin estar empalmada ya tiene su prestancia. Justo en el momento de bajar el boxer y destapar mi rabo ella baja la mirada para verla, apenas descubro una sonrisa. Lleva mi boxer hasta los tobillos, con la mejilla ha rozado mi glande.
Se levanta y me conduce a la camilla, boca abajo, cierro los ojos; se va directa a mis tobillos y quita mis calcetines. Escucho ruido de frascos y frotar de manos, estoy semiempalmado y en la gloria, me dejo hacer.
Y comienza un masaje por mis espalda, mis hombros, mi cuello; bastantes minutos con la parte superior de mi cuerpo. Pasa a mis gluteos y los amasa, los frota, los separa y los junta, noto la fuerza de sus dedos y pienso si luego me podré sentar…, sonrio.
Pasa a mis piernas, me las separa y comienza un masaje energico en ellas, a veces noto el roce de la punta de sus dedos por mis huevos, sube hacia arriba, se acerca a mi ano…, pero me lo respeta, vuelvo a sonreir…
Me pide que me de la vuelta y mientras lo hago, ella vuelve a sus potingues.
Empieza con mi cuello y pronto se centra en mi pecho, noto como sus dedos se enredan entre el vello y gracias a los unguentos rápidamente se deslizan entre ellos.
Abro los ojos, la miro y ella está concentrada en su trabajo, ahora no me mira…, yo a ella sí, miro su bata y la abertura de sus botones, veo claramente un sujetador negro de esos que apenas tapan el pezón, sus tetas colgando dentro de él, siento que empiezo a empalmarme.
Está en mi vientre y acercando su mano al vello púbico, creo que ya estoy casi empalmado, no puedo apartar la vista de su escotada bata, ese sujetador me tiene hipnotizado. Siento que me coge la polla con la mano y ahora si puedo apartar la vista y llevarla a sus ojos…, me está mirando y sonrie levemente con dulzura.
Vuelvo a su escote y ella sin soltar mi rabo con la otra mano acaricia mis huevos, ya estoy empalmado del todo, puedo sentirlo y también como ella va combinado su mirada a mi y a mi polla, atenta a mis gestos, a mis gemidos, a mis contracciones de placer.
Su ritmo se va acelerando progresivamente, me aprieta los huevos casi hasta llevarme al dolor, suelta y uno de sus dedos se desliza hacia abajo, encuentra mi agujero, detiene su dedo y comienza a acariciarlo por fuera, sin introducirlo, solo sobando la puerta…, sabe que me tiene apunto.
Aparto la mirada de su escote y miro mi polla, siento que ella me mira…, apreta fuerte mi nabo y me bombea con fuerza, levanto un pelo el culo de la camilla en un impulso y me corro con avaricia, disfruto viendo como mi leche resbala entre sus dedos, ella ya no aparta la mirada de mis ojos ni yo de su mano y mi polla.
El bombeo baja a minimos pero no la presión de su mano sobre mi polla, sobre todo cuando sube al glande, muy poco a poco va cediendo la presión y sigue sin apartar los ojos de mi, los siento a pesar de que los mios hace rato que los tengo cerrados.
Me relajo y vuelvo a abrirlos, ella me mira y sonrie con esa sonrisa suya que me llena de agradecimiento, miro como deja mi polla con suavidad y se vuelve hacia las toallas, sin prisa, se limpia las manos y con unas toallitas comienza a limpiarme a mi, quitandome los restos de leche, me descapulla y pasa la toallita haciendo una limpieza total del glande, luego el tronco de la polla y finalmente la que ha caido entre el vello de mi pubis y los huevos.
Me mira y me dice -listo para comerte el mundo.
Sale de la habitación y me visto, lentamente, sin prisa, la corrida ha sido bestial, estaba muy salido. Le dejo 20 € encima de las toallas.
Salgo de la habitación y está esperandome en el recibidor, me da un beso en la mejilla y me dice con su sonrisa -no tardes tanto a volver.
Hasta pronto.
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