El pajero
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
El título no va por mis pajas, sino por las que hice. Estaba en 8º curso (13-14 años) y mis amigos tenían la “manía” de hacerse pajas en clase (en público). En las últimas filas, se tapaban con un libro, se sacaban la polla tiesa, y empezaban a menearla. Solía ser en clases aburridas, donde el profesor no se levantaba de su mesa y estábamos haciendo deberes y tareas de clase (en teoría). De vez en cuando, el profesor levantaba la vista o se levantaba y daba un paseo por la pizarra… ¡Seguro que veía a los chicos del fondo con-el-brazo-en-movimiento!. Jejeje. El caso es que, yo que estaba cerca y los veía de perfil, pues sí que veía como se sacaban la polla y se pajeaban, cosa que me impresionaba al principio por la osadía de hacerlo en público (jajaja, no tenían nada de pudor). (Ese “al principio” fue cuando los vi la primera vez pajearse en clase, un par de años antes de ese octavo curso)
Y, como era evidente el escaso pudor, en sitios más libres de profesores, la paja era casi obligada en chicos tan salidos: por ejemplo, en los vestuarios o en el cine del colegio (una vez que apagaban la luz principal). Yo era y soy más pudoroso, y mis pajas me las hago en solitario, pero estos amigos no tenían vergüenza. El caso es que, una vez en el vestuario, estando en ropa interior (yo me solía desvestir y desnudarme para la ducha solo en la misma ducha. No me solía pasear desnudo), yo tenía un problema con unas tareas que no las tenía hechas y me iban a costar mucho tiempo. Estos amigos, en vez de echarme una mano solidariamente sin contrapartidas, me dijeron que me ayudaban, pero tenía que pajearles después. Lo dijeron en plan cachondeo y así yo me reí…, pero necesitaba esa ayuda y me ayudaron. Pasados unos días, y otra vez tras la clase de gimnasia, me dijeron que tenía que pagar lo prometido. Otra vez nos reímos.
Estaba por negarme… y no creo que se hubieran enfadado…, pero, se me puso al lado uno de ellos, me dijo que su “polla estaba esperando”… Miré su paquete, y…, sí, tenía un bulto considerable. Se bajó de golpe la ropa interior y me dio unos pollazos en el brazo (con su polla tiesa, claro). “Vale, vale, vale”, les dije…, pero allí no. En secreto, le dije a este chico que lo haría, pero en una ducha discreta. Pues, ok, que allá fueron los 3 amigos y yo. Fuera de la vista del resto de la clase, entonces ya sí que agarré la polla a este amigo y empecé a sacudirla, mientras él estaba quieto y con la sonrisa en los labios como si no se lo creyera. Los otros dos amigos, también querían su parte, y me fui turnando de pene en pene durante un buen rato. No teníamos más de 10 minutos así que, estos chicos tendrían que darse prisa si querían vaciar sus huevos de leche… y así hicieron en un rato. Yo no les había visto eyacular en clase. Ahí se aguantaban… o lo echaban en el suelo dejándolo pringoso. En las duchas, no se aguantaban y se deslechaban a gusto. A mi me ducharon de leche el cuerpo y tenía la mano encharcada de semen. Me limpié un poco y nos vestimos. Les avisé que esto quedaba en secreto, y que nada de pregonarlo.
Pero…, una vez que les pajeo, ya les iba a pajear siempre. Cuando íbamos al salón de actos del cole (ya sea a ver una película, o representación de teatro, o diapositivas o algunas charlas), ya me decían que fuera con ellos a su fila. Ya me di cuenta la primera vez que, cuando empezaban las charlas (o cine o diapositivas o lo que sea), se sacaban la polla y empezaban a pajearse.
Y yo estaba allí para masajearlos. Pues eso…, que yo tampoco me enteraba de qué eran las charlas, porque estaba dándole a la “manivela” hasta dejar el respaldo de la silla delantera pringosa de leche (me imagino que pensaría la señora de la limpieza si viera unos “manchones resecos”, jajaja). También, individualmente, a esos tres chicos les hacía pajas en otro sitios cuando me lo pedían (yo procuraba que no se pasaran en pedir mucho)… y el último mes de curso (estábamos en 8º de la antigua EGB, y el año siguiente estaríamos cada uno en un colegio distinto) me animé a hacerles una felación cuando estaba con cada uno a solas. Eso me lo agradecieron mucho porque no me lo habían pedido, jeje. Antes, yo había probado mi propio semen para ver cómo sabía… y así se lo hice a ellos.
En el cuarto de baño con uno, mientras le pajeaba y él ponía cara de estar en trance, le di un lametón al glande de su polla… y luego un chupetón y luego a tragarla. Fue coser y cantar, porque en menos de un minuto, ya se estaba corriendo en mi boca como un manantial. Con los otros dos hice igual… y entonces toda paja acababa con chupetones en la polla. Se acabó ese mes de junio, y sea acabaron las masturbaciones y felaciones. Me gusta recordarlas.
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