La Chica perfecta (II: En el medico)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Antes de empezar, quiero decir que este relato y el anterior solo tienen en comun a su protagonista, la bella Iria.
Esto me acaba de ocurrir hace apenas un mes. Soy medico, tengo 24 años y trabajo en una ciudad gallega (la cual, por cuestiones obvias, no voy a nombrar). El suceso fue el siguiente:
"Habia sido un dia muy duro, no paraba de llegarme gente. Sin embargo, por fin era de noche: solo me quedaba una hora para salir. Pasado un rato, y al no tener pacientes, le dije a mi enfermera que se podia marchar, lo cual acepto de buen grado.
Diez minutos despues, aparecio una nueva paciente: una chica de 17 años, segun comprobe en su tarjeta. Se llamaba Iria, y me llamo la atencion muchisimo: era la adolescente mas bella que habia visto nunca. Su cabellera rubia me entusiasmaba; los pechos se le marcaban estupendamente en su top de color blanco; y el pantalon que llevaba me dejo ver su espectacular culo. Por inercia, la polla se me empezo a levantar, sobre todo cuando me dio la espalda para cerrar la puerta, permitiendome observar su grandioso trasero.
Al parecer tenia sintomas de bronquitis, asi que le dije que la iba a auscultar. Al quitarse el top, me extasie contemplando sus formados senos, ocultos bajo un sosten blanco casi transparente. Tanto, que hasta podia vislumbrar sus pezones a traves de la fina tela. Me extraño que se pusiera una lenceria tan tremendamente erotica para venir al medico, pero no le di mayor importancia.
Le mande sentarse en la camilla, y la empece a auscultar. Todo iba bien, no encontraba ningun sintoma de bronquitis. Le dije que respirase mas fuerte, y lo que ocurrio a continuacion me puso cachondisimo…
Iria comenzo a suspirar y yo, como si no pasase nada, segui auscultandola. A veces soltaba pequeños gemidos, y yo ya no podia disimular mi tremendo empalme.
De repente, tosio un poco y, al llevarse la mano a la boca, me rozo con disimulo el paquete. Di un pequeño saltito y pare de auscultarla, pensando. Ella me miro con sus preciosos ojos de chiquilla y me dijo:
— ¡Oh, lo siento mucho! ¡A lo mejor es que le molesta el sujetador! – se llevo las manos atras – Casi mejor que me lo desabroche, ¿no cree?
Asenti con un si balbuceante y se quito el cierre, juntando levemente los brazos para que no se le cayese su bonito sosten. Al tener la espalda completamente desnuda, segui auscultandola, pero seguia sin encontrarle nada. Se lo comunique y le dije que podia irse.
Se vistio lentamente, haciendome sufrir, y me hablo otra vez:
— ¡Muchas gracias, doctor! ¡He pasado un rato muy agradable! – sonrei como pude – ¿No me regala un palito de esos para la boca?
Se lo di sin ninguna objecion, y se lo coloco entre sus humedos labios. Lo empezo a chupar y, sonriendome con su linda cara de adolescente, me susurro:
— Hasta pronto, doctor…
Dicho esto, abrio la puerta y se fue. Yo me desplome en mi silla, acalorado. "¡Menuda zorrita, que caliente me ha puesto!" Segui pensando: "¡Y que cachonda esta!"
Pensando en la angelical jovencita, me abri el cierre del pantalon y me la saque. Estaba dura como nunca, y me habia manchado los slips con el liquido preseminal. Furioso, me la agarre y me empece a masturbar con todas mis fuerzas. Al pensar en sus hermosos pechos con el sujetador tan sexy que llevaba, me corri irremediablemente. Disfrute muchisimo y, sin duda, habia sido unas de las mejores pajas de toda mi vida. El abundante esperma que solte lo confirmaba. Al llegar a casa, me dormi pensando en ella.
Una semana despues, la rubita adolescente volvio a presentarse a la misma hora que la semana anterior. Me empalme subitamente, pues el conjunto que llevaba era sobrecogedor: su ceñido top color rosa dejaba entrever unos pechos perfectos; ademas, esta vez no llevaba sujetador: se le notaban clarisimamente los pezones, como si no llevase nada puesto. Realmente, desee con todas mis fuerzas que siguiera teniendo sintomas de bronquitis…
Pero no, esta vez me dijo que le dolia la parte de atras del muslo izquierdo asi que, con una amplia sonrisa, le dije que me dejase mirar. Se bajo sus ceñidos pantalones blancos, y la verdad es que me quede flipado: las blancas y diminutas braguitas que llevaba puestas eran de un sexy insultante. Sobre todo porque las llevaba ella, que aun me parecia que estaba mas buena que la semana anterior.
Tumbandose boca abajo en la camilla, contemple su hermoso culo, oculto por esas braguitas que tan bien le sentaban. Empece a masajearle el muslo, soltando Iria pequeños gemidos. Yo estaba excitadisimo, sobre todo porque no paraba de susurrarme:
— Un poco mas arriba, doctor. Un poco mas…
Preso del nerviosismo, ya estaba muy cerca de su sensual culo. De repente, Iria estiro las manos hacia atras y cogio las mias. Me asuste pero, con delicadeza, me las puso sobre sus suaves nalgas. La adolescente retiro sus manos, pero yo segui con las mias en su trasero. La polla casi me explota cuando me dijo:
— Lo siento, doctor, pero es que hoy he estado sentada mucho tiempo. ¿No le importaria darme un masajito, por favor?
"¡Esta zorrita me pone a mil!", pense. Y, como no, accedi a sus peticiones. Empece a magrearle el culo sensualmente, metiendo los pulgares debajo de sus delicadas braguitas. Yo ya estaba todo palote, pero lo que me dijo a continuacion fue demasiado:
— Perdona que interrumpa su experto masaje, doctor – me puso una carita de niña buena que me calento aun mas -. Tal vez mis braguitas le esten molestando…
Crei que no se atreveria, pero me equivoque: se comenzo a bajar delicadamente sus preciosas braguitas y las puso a un lado. Con el camino libre, pose mis manos sobre su culo desnudo y empece a sobarlo. Iria suspiraba intensamente, incluso se le escapo algun que otro jadeo. Yo estaba extasiado, tocandole el culo a una jovencita que estaba buenisima.
De repente, la bella adolescente empezo a abrir paulatinamente las piernas. Al rato, contemple que a pocos centimetros de mi mano se hallaba su estrecho agujerito. No lo dude ni un instante: ensalive un dedo y se lo meti poco a poco por el ano. Iria dio un saltito; seguramente no pensaria que llegaria tan lejos.
— ¡Umn, doctor, que atrevido! – cerro los ojos y se recosto – ¡Desde luego, sabe hacer disfrutar a una chica!
Empece a hacer movimientos circulares con mi dedo, e Iria abria las piernas y se arqueaba de placer. Sus repetidos gemidos eran muy sensuales, asi que pense en intentar llegar mas lejos. Pero, subitamente, Iria se levanto y se puso los pantalones. Yo me quede flipado, con el dedo aun estirado.
— ¡Mil gracias, doctor! ¡Nunca habia sentido tanto placer!
Dicho esto, la sensual adolescente cogio la puerta y se fue. Yo me sente en la camilla y saque mi erecta polla. Me recline y me empece a masturbar lentamente. Pero…
Gire la cabeza y vi las braguitas de Iria: seguro que se las habia dejado a proposito. Al tocarlas, comprobe lo humedas que estaban; realmente, esa putita estaba muy caliente. Las oli y me quede embriagado con su olor. Ademas, en el lugar donde habia estado su, sin duda, tierno conejito tambien estaba mojado. Acto seguido, me recline de nuevo y me puse sus sexys braguitas sobre la polla. Pense en correrme encima de ellas, pero tenia el presentimiento de que no debia pajearme. Tal vez la proxima semana seria muy movidita.
Como habia previsto, la jovencita volvio a la misma hora que siempre. Le pregunte que le pasaba, y me dijo que le dolia todo el cuerpo y que si podia examinarla. Como no, asenti complacido. Iria se quito su cazadora vaquera y la apoyo en la silla. Se quito su ceñido top blanco y contemple su erotico suje: era semitransparente, como la primera vez, solo que en esta ocasion era mas oscuro. Sin embargo, con este se le seguian notando clarisimamente los pezones. Se bajo las pantalones y la polla casi se me sale del pantalon: debajo llevaba un diminuto tanga negro que no escondia casi nada.
"¡Esta zorrita va hacer que me corra con solo mirarla! ¡Como puede venir en tanga!"
La rubita adolescente se poso sensualmente sobre la camilla y cruzo la piernas. En ese momento se me olvido por completo que era mi paciente, asi que me quede de pie, contemplandola. Al ver que no reaccionaba, se deshizo la coleta y me susurro:
— Bueno, doctor. En esta ocasion es bastante evidente que no he venido para que me examine – empezo a trazar circulos con el dedo alrededor de su ombligo, calentandome aun mas – Le explicare: la primera vez que vine, hace un par de semanas, estaba destrozada… pero muy caliente tambien. Resulta que por fin me habia decidido a hacer el amor con mi novio. Todo fue muy bien, disfrute muchisimo, pero… despues de follar me dijo que queria cortar porque habia descubierto que era… gay. Como comprendera, me senti frustradisima, asi que vine aqui e intente calentarle todo lo que pude – me miro a la entrepierna y sonrio – Me he dado cuenta de que las tres veces que he venido se ha empalmado. Supongo que eso significara que le gusto, ¿no es asi?
Intente articular unas palabras, preso del nerviosismo ahora mas que nunca:
— Co… comprendo tus razones, Iria. Pero no puedes venir cada semana a provocarme continuas erecciones. — ¿Es que no te gusta? – se empezo a chupar un dedo –
Trague saliva y ya no dije nada mas. Iria se acerco a mi, se agacho lentamente y me cogio el cierre del pantalon. Bien sabe Dios que daria todo lo que tengo por follarme a esa pedazo de rubita, pero en esas circunstancias…
— Lo siento, Iria – me aparte de ella -. Sera mejor que te marches.
Se acerco mas a mi y volvio a coger el cierre del pantalon.
— Doctor, como no me deje hacer empiezo a gritar – me bajo la cremallera – ¿Que iba a pensar el guardia al ver a un fornido hombre y a una jovencita desnuda?
Me reprimi y suspire. Acto seguido, esboce una sonrisa y le susurre sensualmente:
— Eres una zorrita muy traviesa…
La chiquita me bajo los pantalones y me acaricio los muslos.
— ¿De que se queja, doctor? Le aseguro que le va a gustar mucho…
Iria me quito los pantalones y los zapatos, asi que me quede tan solo con una camisa y los slips. Estos ya no podian retener mi erecta polla, sobre todo cuando la adolescente poso una mano sobre mi paquete y me los bajo hasta los tobillos. Me miro con cara de viciosa y contemplo mi polla en todo su esplendor. Quitandome los slips, se acariciaba los senos.
— ¡Umn, doctor! ¡Que apetitosa!
Esta palabras hicieron se que se me pusiese mas dura aun. Iria me cogio la polla de la base y comenzo a sobar mis huevos. Despues, empezo un leve recorrido con su lengua por toda la extension de mi sexo. Comenzo a dar pequeñas chupaditas a mi glande y besitos por los laterales, mientras me acariciaba los huevos. La rubita jovencita logro arrancarme varios gemidos, que denotaban el fuerte placer que estaba sintiendo.
Lentamente, la jovencita se introdujo casi la mitad de mi pene en su boca. Cerro los ojos y comenzo a succionar con sus humedos labios. Al principio se limitaba a chuparmela lentamente, metiendose en su boquita todo lo que podia. La sensacion era indescriptible, sobre todo cuando empezo a acompañar la mamada con una leve masturbacion que me hizo suspirar profundamente.
La vision de una chica cachondisima haciendome una mamada, me hizo correrme irremediablemente. Una tremenda carga de semen entro en su boca, dando los dos ultimos chorros en su cara y parte de su pelo. Ella dejo escapar algo de leche por la comisura de sus labios y se trago el resto. Acto seguido, se relamio y me susurro:
— Sin duda le ha excitado mucho el correrse en la boca de una chica, ¿verdad?
Despues de decir esto, se volvio a tragar mi polla. Impresionantemente, se me levanto nada mas sentirla dentro de su boquita. "¡Me encanta esta putita!"
Al rato, se sento en la camilla y se empezo a sobar los senos.
— Venga, doctor. Me encantaria que me lamiese los pechos…
Dicho y hecho. Me quite la camisa y me aproxime a ella. Pose mis manos sobre sus formadas tetas y comence a magrearselas. Acto seguido, le desabroche el sosten y quedaron a mis vista unos senos grandiosos: de un tamaño perfecto, sugerentes y firmes.
Me lleve un pezon a la boca e Iria se acosto, disfrutando como una perrita. Note como se iba endureciendo en mi boca, pegandole mordisquitos. Lo chupaba con cierta intensidad, a la vez que le pellizcaba el otro. Al rato, les empece a pegar sensuales lengüetazos a sus duros pezones y a estrujarle las tetas todo lo que podia.
Suspirando y retorciendose de placer, empece a bajar mi lengua recorriendo su abdomen, volviendola loca de excitacion.
— ¡Si doctor, siga por ahi, por favor!
Al encontrarme con su tanga, pose una mano sobre el y note lo mojado que estaba. Empece a juguetear con los dedos por encima de su tanguita, y la tierna adolescente se empezo a sobar los pechos y a pellizcarse los pezones con angelical sensualidad.
Torturandola, le baje las diminutas braguitas lentamente. De repente, se les saque de un tiron, contemplando su tierno chochito de adolescente: la rajita de esta jovencita prometia ser muy sabrosa.
Al sentirse completamente desnuda, Iria empezo a gemir como una gatita en celo.
— ¡Venga, doctor, a que espera! ¡Comame el coño, por favor! – se acaricio el estomago – ¡Beseme el conejito, please!
Estaba claro que no iba a rechazar tal suculenta oferta. Le abri un poco mas las piernas y empece a besarle las ingles tiernamente mientras le metia un dedito en su apetecible sexo, acto seguido, y le daba lametones a su ya duro clitoris. En aquel punto Iria lanzo un leve gemido de placer, a lo que respondi empezando a mover circularmente mi dedo.
Cuando note que estaba a punto de correrse, retire mi dedo y volvi a besarle las ingles; queria hacerla sufrir como ella habia hecho conmigo. Con cara de niña buena, Iria respondio a mis acciones:
— ¡Por Dios, doctor, no me deje asi!
Como no le hacia caso, la excitada adolescente me cogio del pelo y acerco mi cara a su humedo coñito.
— ¡Chupemelo, doctor!
Deseaba seguir torturandola, pero su chochito era demasiado atrayente. Enterre mi lengua en el y juguetee con su clitoris. Note como se corria de gusto, inundandose de flujos su coñete.
— ¡Me corro, doctor, me corro!
Segui comiendome su chorreante rajita, estimulandole el clitoris. Al rato, Iria tenia un nuevo orgasmo.
Me separe y me agarre la polla; la jovencita aprovecho para relajarse y hacerse un dedo lentamente. Pero yo no le di tregua, asi que le aparte el dedo y le introduje el glande. Iria se dio cuenta de que iba a ser penetrada, asi que abrio mas las piernas; sin embargo, yo seguia metiendole solo la punta, torturandola otra vez.
— ¡Metamela hasta el fondo, doctor! – se paso la mano por su duro clitoris – ¡Hagame suya!
Sin mas miramientos, le meti la verga hasta el fondo, como me habia pedido. Una y otra vez sacaba y metia mi polla en su rajita, una y otra vez, y otra mas… me la estaba follando a base de bien.
Tras continuos jadeos de gusto, Iria se solto de mi, se dio la vuelta y abrio a tope las piernas.
— ¡Folleme como a una perrita, doctor!
No me demore en demasia y se la meti como si fuera un animal, por detras. Con una mano le masajeaba el clitoris y con la otra le frotaba el coño.
— ¡Dios, doctor, esto es un vicio!
Note como se venia por tercera vez, inundandome la polla con sus calientes flujos. Yo pare de embestirla, cansado, pero ella se volvio a separar de mi y se levanto.
— Tumbese, doctor – palpo la camilla – Ponte debajo de mi, yo te cabalgare ahora.
Me tumbe boca arriba, y ella se sento a horcajadas en mi vientre. Se puso en posicion y empezo a frotarme el pene con su chorreante coño. Yo no aguantaba mas, gimiendo de placer.
— Baja ya, por favor…
Acto seguido, se empalo en mi polla. Cuando me senti de nuevo dentro de ella, me recorrio un escalofrio de gusto por todo el cuerpo. Ella empezo a contonearse: arriba, bajo, izquierda, derecha… Yo mientras le estrujaba los senos y le pellizcaba sus rosados pezones.
— ¡Uf, Iria, me estas volviendo loco de placer!
Ella sonrio y aumento la velocidad, arrancandome un nuevo gemido. No pude aguantar mas; le pellizque los pezones con todas mis fuerzas y me corri dentro de ella. Iria se contoneo y callo rendida sobre mi pecho, presa de placer por su cuarto orgasmo. Me miro y me dijo: "Besame". Por una vez, me habia tuteado. Enroscamos nuestras lenguas y nos quedamos un rato asi, unidos por nuestros sexos.
— No se preocupe, doctor: tomo la pildora.
Dicho esto, se levanto, se vistio y… se fue"
Y esto fue lo que sucedio. A la semana siguiente, no volvio… Sin embargo, la siguiente me visito para que le desvirgara el culito. Pero eso es otra historia…
Autor: Fisha (blackflash17@hotmail.com)
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!