La primera vez fue con Bruno (2a Parte)

La primera vez que bruno me penetro, no sabía si el sabría que hacer, me sorprendió la facilidad con que lo hizo..
Prácticamente yo solo guíe a Bruno para que se colocara detrás de mí y sostuve sus patitas un poco, pero el me centro perfecto para poder meterme todo su miembro.

Pasaron un par de semanas después del primer encuentro con bruno, yo estaba por salir de vacaciones de verano así que estaba algo ocupado con exámenes finales y tareas que nos dejaban en la escuela. No había tenido tiempo de volver a intentarlo con Bruno.

El venía a visitarnos casi diario, como conté, es un perro muy tranquilo y andaba por ahí en el patio, me buscaba para que lo acariciara. A mi hermano le gustaba molestarlo bastante, le jalaba su cola, sus orejas, no como para lastimarlo, pero supongo que era molesto para Bruno, sin embargo, él nunca le llego a hacer nada, solo a veces le gruñía un poco, sobre todo cuando le jalaba la cola, pero nada más.

Yo por fin salí de vacaciones y como todo adolescente de 13 años, me la pasaba en la calle con los amigos, jugando futbol, baloncesto, maquinitas, lo que se pudiera para estar lo menos posible en casa. Había veces que me metía de jugar hasta después de las 10 de la noche, cuando a todos mis amigos y a mí, nos hablaban nuestros padres.

Un día, a los dos amigos con los que más jugaba, los metieron más temprano, uno se fue como a las 7 de la noche a misa de una tía que había muerto un año antes. Al otro su mama lo llamo a cenar a eso de las 9 porque al otro día saldrían fuera de la ciudad y se tenían que levantar temprano. Así que me quede solo en la calle.

Afuera de mi casa había unos escalones donde solíamos sentarnos a platicar y a ver pasar la gente y a las chicas, ya estábamos en edad en que las mujeres nos llaman mucho la atención. Cabe mencionar que a mí me gustan mucho las mujeres, pero disfruto también de otros placeres, si me entienden.

Pues estaba sentado solo viendo pasar la poca gente, ya que a esa hora circulaban pocos por mi calle. Los autos no podían pasar en ese tiempo, porque era una calle con una inclinación bastante pronunciada, ya que vivimos en una loma, además que el pavimento solo llegaba a la mitad y lo demás era terracería, así que estaba por entrar a mi casa cuando en eso llego bruno por detrás y me agarro desprevenido, acercándose por mi espalda y dado que el escalón donde estaba sentado me hacía quedar bastante bajo respecto al que seguía hacia arriba, bruno puso sus patas en mi espalda casi en mis hombros y paradito en sus patas traseras lamio mi oreja. Así de pronto me asuste, pero cuando vi que era el, me alegre y comencé a hacerle cariños.

El movía su colita de un lado a otro y en su cara parecía que se le formaba una sonrisa de oreja a oreja. Entre las caricias y cosquillas que le estaba haciendo vi cómo se le asomaba la punta de su pene fuera de su funda. En seguida pensé ¿acaso Bruno recordara lo que hicimos la última vez?Como era temprano para que me llamaran decidí jugar un rato con él y entre más jugábamos más se le asomaba su miembro.

De pronto tuve una idea – ¿Y si me llevo a bruno al terreno baldío de mi papa? – Era un terreno que estaba justo al lado de mi casa, como al hacer mi casa mis padres rebajaron el cerro para que quedara plano para poder edificar, el nivel del piso del terreno estaba a la altura del primer piso de mi casa, de ese lado no tenía ventanas, solo las tenía hacia la calle y hacia el patio de atrás. Además, en la parte de arriba de ese terreno había otro terreno baldío, que era de una hermana de mi papa que tampoco se usaba. Ambos estaban cercados con alambres de púas y algunas láminas de fierro y mucha vegetación. La vegetación subía por todo el frente del terreno, lo cual evitaba que se metiera gente indeseable, además que no se veía nada hacia adentro, por la hierba alta. Pero como ese solía ser uno de los lugares de juegos con mis amigos, abrimos un pequeño agujero entre la maleza por debajo de uno de los alambres de púas para poder tener acceso desde la calle, como era muy pequeño, no cabían los adultos.

En seguida me cole por debajo de la cerca y detrás de mi entro Bruno. Adentro había mucha hierba alta, nadie la llegaba a cortar y hasta pasando el verano comenzaba a secarse por sí sola. Habíamos hecho un refugio entre la hierba con cartones y maleza seca que encontramos por ahí, no cabíamos totalmente de pie dentro, pero si era amplia por dentro. Miré la hora en mi reloj y vi que eran las 9:14 pm. Tenía mucho tiempo para divertirme con Bruno.

Desde que íbamos entrando al refugio, al entrar en 4 patas, Bruno se me subía y hacia esos movimientos que hacen los perros cuando se aparean. Yo me sorprendí de nuevo porque creía que solo yo sabía lo que haríamos ahí, pero al parecer Bruno también lo sabía y estaba ansioso. Ya instalado dentro, Bruno me lamia la cara y los brazos como queriendo apresurarme. Me baje mi pantalón deportivo junto con mis bóxers hasta que se detuvieron con mis tenis, así que me los quite y quede totalmente desnudo de mi cintura para abajo. Le di la espalda y quedé en 4 patas frente a él. Lo primero que hizo fue lamerme el culo, cosa que me tomo por sorpresa pero que sentí tan rico que no me quite, solo puje un poco. El lamio por un minuto entre mis nalgas, pasando su lengua por todos lados. Cuando se quedaba en mi ano, era una sensación maravillosa. Yo ya estaba muy caliente después del trabajo oral de bruno y lo incitaba a que se subiera en mí. Pegue un par de palmaditas en mi pompa derecha y Bruno de un salto coloco sus patas delanteras en mi espalda baja.

Comenzó a hacer sus movimientos, pero no alcanzaba a atinarme, así que con una de mis manos lo jale de una de sus patitas para acercarlo más. Enseguida intento alcanzarme con su punta en mi colita, dio varios empujones antes de atinarle. En cuanto sintió su punta dentro de mí, me apretó con sus patas de mi cintura y me comenzó a coger muy rápido. Fue tan rápido que cuando me di cuenta su bulbo, aun pequeño, ya entraba y salía de mí. Esta vez me logro penetrar muy muy rápido, porque su bola comenzó a crecer casi de inmediato. Me habría mi ano tanto que sentí que me iba a partir en dos.

Entonces, como la vez pasada, de pronto ya no salió, ya era tan grande que se atoro por completo adentro. De inmediato me inundo con su semen todo dentro de mí con su pene palpitante. Era la sensación que más me gustaba, quedarme pegado a él y sentir como se venía dentro. Cuando paro de empujar intento bajarse, pero de nuevo lo agarre. Lo acomode como la otra vez hasta quedar culo contra cola ye comencé a masturbar mientras movía mi culito adelante y atrás para sentir su bulbo como me jalaba. Era muy placentero. Yo gemía y gemía como perrita mientras Bruno solo sacaba su lengua y respiraba agitado, sintiendo como me dejaba preñar. Después de unos 10 minutos de estar pegados yo llegue al clímax, gimiendo y retorciendo mi cuerpo de tal manera que realmente parecía un animal salvaje.

Pasados 15 minutos, bruno seguía aventando líquido dentro de mí y su bola no disminuía. De nuevo me comencé a preocupar, aunque sabía que tarde o temprano cedería. Entonces paso lo que me temía, mi mama salió a buscarme a la puerta de la calle. Grito dos veces mi nombre y dijo, ven rápido a cenar que se hace tarde. A la tercera vez que me grito, le tuve que contestar porque de lo contrario saldría a ver dónde estaba. Le grite desde el refugio, mama acá estoy en el baldío jugando con Bruno, bajo en seguida. Mi voz temblaba y me faltaba el aliento, pero logre hacer que me escuchara. De acuerdo, apúrate y te lavas bien las manos antes de entrar por favor. Gracias a eso mi mama volvió dentro de la casa, pero aún tenía el problema de estar pegado a Bruno.

Le empecé a acariciar su espalda como pude tratando de tranquilizarlo, creyendo que de esa manera se le bajaría más pronto, pasaron otros 5 minutos hasta que de un jalón bruno se salió completamente de mí, haciendo un sonido muy extraño. De inmediato comenzaron a salir los chorros de semen de mi culito, así que me puse de cuclillas para facilitar su evacuación, mientras bruno se lamia su enorme pene. Una vez que me sentí vacío, me puse mis ropas, un poco salpicadas y me dispuse a salir de ahí.

Deje a bruno que terminara de lamer su miembro ahí solo y entre a mi casa, me lave las manos en la llave del patio y me sacudí la hierba de mi ropa lo más que pude. Entre a casa y mis padres ya estaba en el comedor tomando café y pan, mi hermano estaba en su silla junto a mi madre comiendo un pedazo de pechuga asada de pollo con verduras al vapor. Me senté y mi mama me pregunto si quería una pechuga como mi hermano o si solo quería cereal con leche. Opte por la segunda. Se levanto preparo el cereal y me lo puso en mi lugar. Al acercarse a mí, me hizo caras y me dijo, pues que hacías con Bruno que hueles a puro perro mojado. De entrada, me dio pánico, pero como pude le conteste que Bruno se metió a un charco de agua y tenía su pelo mojado y que como anduvimos jugando juntos, se me impregno en la ropa. Me vio con asco y me dijo, quiero que te vayas a bañar, échame esa ropa sucia al lavadero y metete a la regadera, no voy a dejar que este así en la mesa.

No me quedo de otra más que obedecerla. Me fui al baño y me quite la ropa, al verme al espejo note que en la parte de atrás de mis piernas tenía algunos arañazos, supongo que Bruno lo hizo con sus patas traseras al follarme.

Me terminé de bañar, me puse mi pijama, fui a dejar la ropa sucia al lavadero y volví al comedor. Mis padres ya no estaban, ya se habían subido a su recamara junto con mi hermano. Mi plato de cereal aún estaba ahí. Tuve que cenar solo y con el cereal ya todo aguado, pero la cogida tan rica que me dio Bruno nadie me la quita, pense.

Volví a ver a Bruno hasta el domingo, entró muy campante a la casa como siempre, yo estaba descansando en el patio con mis dos amigos cuando se me acerco y me brinco encima, como me agarro sentado en el suelo recargado en la pared, se me monto de lado, casi me rasguña la cara e intento montarme. Yo solo le grite, no Bruno, hazte para allá, pero no me obedeció. Eso les causo mucha risa a mis amigos, como pude me puse de pie y alejé a Bruno de mí. Mis amigos se burlaron de mí y comenzaron a decirme, ya deja que te folle, míralo pobrecito, seguro nunca ha tenido una perra. Me sonrojé mucho y para disimular le puse mi pierna y también me uní a la broma, pero no dejaba de pensar en lo bien que la pase con él la última vez. Sentía como mi culito se calentaba solo de recordarlo. Todos reíamos mientras bruno lo hacía con mi pierna mientras ideaba la forma de quedarme solo con él.