Masturbación en el autobús
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Un día de lluvia tomé ,un tanto tarde,el autobús hacia mi casa en las afueras de Cordoba.
Ya estaba obscuro y las luces del interior del vehículo apenas alumbraban el pasillo . El conductor, que escuchaba música con unos audífonos , llevaba detrás de su espalda una especie de cortina sujeta en un travesaño que estaba situado sobre su asiento. unos centímetros arriba de su cabeza.
Pagué el importe del boleto y avancé por el pasillo hacia el interior del autobús.
Había solo dos pasajeros.
Uno de ellos era un anciano que dormitaba y cabeceaba.
El otro, era una adolescente que venía de sus clases y que vestía su uniforme escolar ,y llevaba una mochila con sus enseres y cuadernos.
La nena,de unos doce o trece años era muy dulce y su carita tenía algunas pecas.Su pelo estaba tomado con dos preciosas trencitas que terminaban en dos lacitos de cinta de color azul.
Ella estaba sentada en el penúltimo de los asientos,al lado derecho y el anciano en el asiento que estaba delante de ella.
Dudé donde sentarme y al querer hacerlo miré a la nenita. Al cruzar mi mirada con la de ella,ella sonrió tímidamente.
Decidí sentarme en la fila opuesta del pasillo en la misma línea que la fila de ella.
El trayecto duraba cerca de una hora por lo cual me saqué un abrigo que llevaba y también una bufanda.
Me acomodé en el asiento y me percaté, sorprendido, de que había comenzado a tener una erección.
Miré nuevamente a la nena y su mirada se cruzó nuevamante con la mía.
Me sucedió algo extraño.Su presencia me excitaba de sobremanera.
Comencé a mirarla de reojo y noté que podía observar sus piernas que sobresalían de su faldita y dejaban ver sus calcetas ya que estaba sentada con sus rodillas ligeramente levantadas.
No aguanté más y de a poco bajé mi bragueta sacando mi pija afuera procurando disimuladamente que ella la pudiese ver.
Al mirarla nuevamente de reojo me percaté que ella también lo estaba haciendo y eso me excitó aún más.
Comencé delicadamente a masturbarme ,siempre procurando que ella me observara.
Al mirarla nuevamente de reojo me fijé que también lo hacía,esta vez con los ojos bien abiertos y con su boquita semi abierta.
La locura para mí era total así que comencé a masturbarme desenfadadamente y con más fuerza procurando que ella pudiese ver toda mi verga.
Sentía como ella suspiraba y su respiración se le entrecortaba.
De pronto me di cuenta que ella apretaba rítmicamente sus piernecitas.
¡Ella también se estaba masturbando!
Ahí exploté y el chorro de semen fué tan potente que rebotó en el respaldar del asiento delantero,manchando mi ropa.
Mientra tenía mi orgasmo la miré fijamente.Y ella hizo lo mismo regalándome la visión de su orgasmo plasmado en su preciosa carita.
Justo cuando ambos terminamos,subieron dos pasajeros que no se percataron de la preciosa aventura que experimentamos juntos.
Uno minutos después ella se bajó del autobús
Una vez abajo me dirigió una última mirada casi como agradeciendo haberla hecho partícipe de esa excitante aventura en que ninguno tocó al otro.
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