Masturbación en el probador
Juan un hombre de 35 años heterosexual, se ve involucrado constantemente en situaciones sexuales con otros hombres..
Juan, hombre de 35 años, de 1.78 de estatura, delgado, moreno claro, con un cuerpo sin ser exageradamente musculoso pero un tanto marcado. Él es profesor en un bachillerato, es soltero y heterosexual, desde muy joven a disfrutado los placeres del sexo con varias hembras, sin embargo, de un tiempo para acá, ha experimentado y tenido encuentros sexuales con otros hombres, todos estos encuentros han sido esporádicos, y siempre muy placenteros. Su primer encuentro fue el siguiente.
Juan trabaja en una pequeña ciudad, allí, él renta un cuarto en donde se queda de lunes jueves, los días en que tiene que ir a trabajar al bachillerato donde da clases, ya que él es originario de otra ciudad y los fines de semana viaja para pasar de viernes a domingo en su departamento. Aquel día en que tuvo su primer encuentro, Juan salió del trabajo, a las 2 de la tarde terminan las clases y él se dirigió a su cuarto a descansar un poco. Cerca de las 4 de la tarde Juan salió de su cuarto rumbo a otra ciudad que está a una hora de camino de donde él trabaja para ir a comer, ya que en dicha ciudad hay un pequeño centro comercial con varios locales de comida y él tenia antojo de una buena hamburguesa. Juan subió a su coche y manejo hasta llegar después de una hora a la dicha ciudad y se dirigió al centro comercial.
Estaciono su coche y entro al centro comercial dirigiéndose al área de alimentos, pidió su hamburguesa y se sentó en una de las muchas mesas que hay para que las personas degusten sus alimentos. Mientras comía, se deleitaba la pupila mirando a las diferentes mujeres que paseaban por el centro comercial, de todas las edades, algunas muy hermosas.
Al terminar sus alimentos, Juan se quedó un rato sentado en la mesa mirando su celular, después se levantó y dejo la bandeja de su comida en el lugar designado para ello, entonces comenzó a caminar por los pasillos del centro comercial mirando los aparadores de las tiendas mientras seguía mirando mujeres. Al llegar a una tienda departamental grande, entro y comenzó a ver cosas en varios departamentos, electrónica, deportes, etc. En el área de la ropa para hombres se detuvo y comenzó a darle un vistazo a la ropa, entonces encontró un pantalón que le gusto, lo tomo y se dirigió al probador, allí lo recibió un empleado muy amable, era un hombre de 42 años, moreno, un poco robusto y ligeramente más bajo que Juan, con un poco de panza.
- Hola caballero, en que puedo ayudarlo
- Hola, buena tarde, quiero probarme este pantalón
- Claro, permítame…
El empleado tomo el pantalón y le dijo a Juan que entrara al área de probadores, había varios, así que el empleado le dijo a Juan que eligiera uno, el, entro al tercer probador en el pasillo, el empleado se paró en la puerta y sonriendo le dijo a Juan:
- Pruébese el pantalón, y si no le queda me avisa para que le traiga otra talla.
- Muchas gracias.
Juan cerró la puerta y comenzó a probarse el pantalón, se zafo el que llevaba puesto quedando en su bóxer negro pegadito y ajustado por el que se le abultaba su verga, un ejemplar de unos 18 centímetros en completa erección pero que aún tranquilo se miraba grande. Cuando se puso el pantalón que quería noto que estaba un poco grande, así que se loquito quedándose únicamente con su bóxer puesto y por supuesto la ropa que llevaba encima, una playera polo color blanca. Abrió un poco la puerta:
- ¡Disculpe!
El empleado se había quedado afuera un poco cerca y al escuchar a Juan se acercó al probador donde este estaba.
- Si dígame caballero
- Me queda un poco grande podría traerme una talla menos
- En seguida
Juan le paso el pantalón por el espacio de la abertura que había hecho en la puerta, el empleado lo tomo y fue a traer la talla que le había pedido. Al regresar al probador toco a la puerta.
- Caballero aquí está su pantalón, cualquier cosa sigo pendiente.
- Gracias
Juan volvió a abrir un poco la puerta para tomar el pantalón, seguía con su bóxer. Se probó el pantalón, pero resulto que esta nueva talla le quedaba muy apretada, se lo puso con esfuerzo y no le cerro bien, entonces al querer quitárselo empezó a forcejear, le estaba costando trabajo, entonces se le ocurrió pedirle ayuda al empleado, él pensó que no habría problemas con eso, después de todo los dos son hombres y él le podía ayudar, sin embargo, no se imaginaba que aquello cambiaría su vida.
Juan abrió completamente la puerta del probador y se asomó, al voltear a la izquierda vio al empleado parado mirando su celular.
- Disculpe, podría ayudarme con algo
El empleado volteo y miro a Juan asomado por la puerta del probador
- Claro
Se dirigió al probador y se paró en la entrada.
- Jaja tengo un pequeño problema, me queda ajustado y me lo puse a la fuerza y ahora no me lo puedo quitar, será que usted me pueda ayudar.
- Por supuesto
Entonces el empleado entro al probador, que era amplio, espacioso. Dejo la puerta abierta y se acercó a Juan, entonces entre los dos comenzaron a tratar de bajar el pantalón, pero les costaba trabajo.
- Qué barbaridad sí que esta apretado, dijo el empleado.
- Jaja si no sé cómo es que me lo pude poner, pero ahora no quiere bajar
En ese forcejeo que los dos hombres hacían, sus cuerpos quedaron muy juntos, el empleado dijo entonces:
- A ver si así sale…
Y se arrodillo frente a Juan y comenzó a tirar del pantalón jalándolo por la cintura, finalmente con un poco de esfuerzo el pantalón cedió y bajo un poco, pero aún estaba ajustado por la entre pierna, pero ya en ese momento se podía ver que gran paquete de Juan por debajo de su bóxer, cosa que de inmediato llamo la atención del empleado quien clavo su mirada en él. Juan noto que el empleado comenzó a verle el paquete con cierta lujuria, cosa que se le hizo un poco rara, más aún cuando el empleado con el pretexto de aflojar más el pantalón para que terminara de bajar comenzó a rozar con sus manos su verga por encima del bóxer, sin embargo, aquello comenzó a resultar morboso y excitante para Juan quien comenzaba a sentirse un poco raro por la situación.
El empleado que no dejaba de mirar y rozar la verga de Juan no pudo resistirse a comentar:
- Con todo respeto caballero pero que bien se le mira
Era obvio que se refería a la verga de Juan quien en ese momento no supo bien que decir y titubeando un poco y con una ligera sonrisa mirando hacia abajo al empleado arrodillado frente a él dijo:
- Jaja pues gracias
El empleado le sonrió y entonces fue un poco más atrevido
- Sé que la tiene bien grande como a mí me gustan jaja
Juan se sonrojo, incrédulo ante lo que escuchaba se puso un poco nervioso, pero al mismo tiempo se empezaba a sentir más excitado.
- ¿Ah sí?
Dijo Juan con una nerviosa sonrisa
- Si, dijo el empleado sonriéndole pícaramente
Y entonces sin más, el empleado jugo sus cartas arriesgándose a todo, dejo se intentar bajar el ajustado pantalón de comenzó a acariciar la verga de Juan sobre el bóxer, este con una mirada de absoluta incredulidad no sabía cómo reaccionar, estaba paralizado, razón por la cual dejo que el empleado continuara sobando el paquete sobre el bóxer. Juan comenzó a sentir una tremenda excitación, no podía creer que otro hombre estuviera manoseando su verga pero le comenzaba a resultar placentero.
El empleado al ver que Juan no reaccionaba de manera negativa comenzó a sentir confianza y continúo frotando esa grande verga sobre el bóxer, de hecho, comenzó a sentir y a ver como comenzaba a pararse. Incrédulo pero excitado Juan comenzó a dejar que el empleado le acariciara la verga a placer hasta el punto en que se le puso completamente erecta, dura, alcanzando sus 18 centímetros.
Para ese punto el empleado ya estaba seguro que Juan lo disfrutaba, así que se animó a dar el siguiente paso, tomando el resorte del bóxer de Juan, lo jalo hacia abajo y enseguida esa dura verga salto. Juan solo miraba hacia abajo dejándose llevar y el empleado tomo entre sus manos la dura verga y comenzó a jalarla suavemente cosa que resulto en un inmediato placer para Juan.
- Otro hombre me está tocando la verga y se siente muy rico, pensó juan mientras seguía mirando al empleado jalarle la verga.
El empleado comenzó a sobar también los huevos de Juan haciendo que este empezara a gemir muy despacito mientras entre cerraba los ojos disfrutando de aquello. Poco a poco el empleado comenzó a jalar con más fuerza la verga de Juan, comenzó a masturbarlo provocándole un delicioso placer a Juan quien gemía un poco más.
- Oh sí que rico
- ¿Le gusta?
- Si no pares
- Mm claro que no, le voy a sacar toda su lechita, pero que verga más hermosa tiene…
El empleado masturbaba a dos manos a Juan arrodillado frente a él, después de un rato el empleado se puso de pie frente a Juan y de inmediato se bajó el pantalón hasta las rodillas, también se bajó su bóxer y quedo con la verga de fuera, era morena y cabezona de unos 16 centímetros y entonces comenzó a darle espadazos a Juan quien no daba crédito a lo que le ocurría, pero sin duda lo disfrutaba mucho pues sus gemidos lo decían todo.
El empleado frotaba su verga contra la de Juan, frotaba las dos cabezas y el precum que brotaba de ellas se embarraba en sus manos. Azotaba una verga contra la otra, frotaba las cabezas en los huevos de ambos, los dos hombres gemían muy rico.
- Oh sí que delicia
- Si no pares que ricoooo
Después de unos momentos y ya completamente excitado y envuelto en el morbo y la lujuria del momento, Juan comenzó a tomar entre sus manos también la verga del empleado, la jalaba, la masturbaba la frotaba contra la suya, se daban unos tremendos espadazos muy placenteros, siguieron así por un buen rato hasta que el empleado no pudo más y descargo su leche sobre la verga de Juan quien al sentir ese tibio liquido bañándole todo el tronco de la verga y escurriéndose por sus huevos gimió muy rico, el empleado siguió jalándose su verga, exprimiendo para que brotara hasta la última gota de su leche, empezó entonces a masturbar con más fuerza la verga de Juan quien gemía y gemía, hasta que sintió su cuerpo estremecerse y un gran chorro de su leche salió expulsada bañando la verga del empleado que aún seguía un poco dura. Juan miro como las dos vergas estaba empapadas en semen, y sintió muy rico como se espesaba mientras seguían jalándoselas, sentido delicioso su mano también bañada en la leche de los dos, siguieron jalándoselas mientras se iban tranquilizando.
Finalmente, ya con sus vergas tranquilas, el empleado miro a Juan sonriendo y le pregunto si había hecho algo así antes, Juan respondió que no, pero que fue muy rico. Entonces el empleado le dijo que se había estado perdiendo de algo muy rico, y los dos se rieron. Por fin, ahora si el empleado termino de bajar el ajustado pantalón de Juan. Este le dio las gracias por la ayuda y le dijo que finalmente no compraría el pantalón pero que el servicio había sido de primera. El empleado quedo a las órdenes de Juan y con un tomo pícaro le dijo.
- Cuando guste caballero aquí estoy para darle un buen servicio…
Juan salió de la tienda departamental y se dirigió a su auto y comenzó a manejar de regreso a la pequeña ciudad donde renta, todo el camino pensaba en lo que había ocurrido, nunca se imaginó que ese día le sucedería algo así, pero le resultaba excitante, llevaba la verga dura de pensar en lo que había pasado con el empleado, al llegar a su cuarto de inmediato se hizo una buena jalada pensado en aquello terminado en un delicioso orgasmo. Juan sentía deseos de repetirlo y no se imaginaba que a partir de ese día viviría muchas experiencias más así, ese día descubrió el placer entre hombres y lo disfrutaría por el resto de su vida, claro, sin dejar de disfrutar también de una buena hembra.
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