Me enamoré de una prosti (parte 4)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por evloguer.
Me enamoré de una prosti (parte 4)
Para variar, estaba en la casa del placer que se había transformado en mis vacaciones, ya no me interesaba salir a caminar por la campiña.
Aunque estaba trabajando: le estaba enseñando computación a la hija mayor de la dueña de casa.
Aunque eso no era un trabajo, hasta hubiese pagado para que me permitiesen estar aquí con Ángeles sentadita en mis piernas tecleando.
Yo apoyaba la nariz sobre su cabecita inhalando el aroma de su pelo, mi angelito practicaba y mientras comía de las papas que le traje.
Le miraba la manito agarrando la bolsa imaginando que le estaba besando la mano.
Las estrellas conspiraron para poder realizar mi sueño, al verla teclear con los dedos grasientos le recriminé que estaba ensuciando el teclado procediendo a meterme cada dedito sucio a la boca para chuparlo con deleite dejándolo reluciente.
Al ratito la traviesa siguió comiendo pero estiró la mano para que se la limpiase, parece que le gustó el jueguito.
Mientras le miraba la carita besando su mano, sus labiecitos parecían querer decir algo pero no se animaba, parece que halló la solución al morder una papa que tenía exceso de sal.
Poniendo carita de asco la estaba por escupir pero dejando la papita asomar entre sus labios me la pasó boca a boca, yo estaba temblando por la emoción al volver a sentir esos tiernos labiecitos, ya estaba resignado no poder volver a robarle besitos de sus labios.
La situación hizo despertarse al gusano agrandándose debajo de la cola de mi angelito debiendo pedirle permiso para ir urgente al baño.
Estaba haciéndome justicia por mano propia al abrir la puerta MeiLi y ambos quedamos congelados, ella con la boca abierta por la sorpresa y yo oliendo desesperado la prendita blanca de Ángeles mientras con la otra mano me pajeaba frenéticamente:
— ¿Qué estás haciendo en el baño con la pija en la mano ?–
– Es que estaba dando clases a mi cielito mientras estaba sentada en mis piernas y se me paró el pito-
— ¿ Y ? Por qué te estas pajeando ?–
– ¡ Como porque !, se me puso dura debajo de su colita y me horroriza pensar que podría percibir mi erección-
— Tal vez le gustaría sentir tu pene duro bajo el culo, ¿le preguntaste ?–
– ¿ Estás loca ? Es mi tesorito adorado, no puedo ofenderla con temas sexuales ni excitarme con ella-
— Bueno… ¿ necesitas ayuda ? te la puedo chupar mientras hueles esa asquerosa bombacha usada–
– Porfa, necesito acabar rápido para volver a la clase-
— ¿ Quieres que te cuente lo que pasó a la mañana ?–
– Tá bien, ahhhh esta prendita huele divino, son efluvios celestiales pero sigue chupándome porfa-
— Bueno, esta mañana bañé a las hermanitas y les ponía mucho shampoo en la cabeza para que cerrasen los ojos sin verme que les estaba lavando la colita, les pasaba la mano enjabonada entre las nalguitas y… —
– Haaagghhh estoy acabando, dale, tomate todo mi semen y no dejes que se ensucie la ropa-
— ¿ Te diste cuenta que acabaste como caballo sin tocarte el pito siquiera ? fueron mis palabras que te hicieron eyacular al mencionar a tu estúpido amorcito–
– ¡ Cierto !, ¿es verdad que la acariciabas de modo indecente ? te parto la cabeza si le haces daño a mi tesorito-
— Naaa, solamente quería ver si te afectaba mi relato jiji–
Volví temblando a sentarme ante la computadora con mi angelito encima para estudiar, ahora estaba seguro que no la ofendería con sensaciones extrañas debajo.
Oliendo su pelo y atisbando por su escote para verle las tetitas debía corregirla a cada rato tomando el mouse sobre su manita, me daba escalofríos sentir su tibia piel bajo mi mano y aprovechaba cada movimiento para rozarle los brazos por descuido.
Por desgracia pasó la hora y la felicité por su rapidez en el aprendizaje dándole un besito en cada mejilla, el primero normal pero el segundo ella giró la cabeza hasta chocar sus labiecitos en mi boca.
Se puso colorada de vergüenza al prometerme que luego vestiría una pollerita para obsequiarme la vista con su prenda íntima, yo también estaba nervioso al decirle que traería papitas pero todas con demasiada sal; terminamos riendo fuerte y espiando disimuladamente a ambos lados nos dimos un besito que ya era compartido, no robado.
Volví casi tambaleando al cuarto de la gordita que estaba con MeiLi:
— ¿ Estás descompuesto ? caminas como borracho–
– Naaa, siento el piso de algodón, estoy caminando sobre las nubes-
— Juaaaaa estás enamorado hasta la bolas de mi primita —
— Jorobate por ser tan estúpido y caer ante un niña — (agrega MeiLi)
— ¿ Sabías que un clavo saca otro clavo ? ahora deberías cojernos a nosotras para olvidarla–
— Si quieres con ambas a la vez jiji —
– Naaa en serio, será un amor imposible pero cada día la adoro más a Ángeles-
— Deja de hablar tonterías y deja que masajee el pito para que se ponga duro–
— Mientras te muerdo el cuello y te chupo las orejas, ¿ te gusta ?—
– Claro que me gusta, se me está parando la pija ya-
— Dejame que me siente encima tuyo, me encanta sentir tu pito entrándome así–
– Ahhhh, estás pesada y embarazadísima, siento tu concha apretándome el pene, ¿ me dejas metértela un poco en el culo ?-
— Sabes que tengo miedo que me la metan por el ano, confórmate cojiéndome así–
— Yo te entrego el culo si deseas, ya sabes que aprendí bien, jiji—
– Siii, estoy por acabar y quiero hacerlo dentro de tu culito-
— Arghhh, ya me estaba gustando cabrón, espera que me levanto, estoy gorda para moverme–
— Ayyyy, así no bruto, poneme crema en el culo antes, me enseñaste que debo lubricarme bien el ano—
– Perdón, estoy demasiado caliente y entusiamado por tenerlas ambas a la vez-
— Asiii, siento como me abres el culo y me está entrando tu barra de carne—
– Tienes un culito hermoso ¿ te gusta que te coja el anito así ?-
— Claro me gusta tontito, siii ahhh, despacito, no me la metas toda de golpe en el culo—
– Ya estoy por acabar, te llenaré la tripa de esperma-
— Esperame, quiero hacerme un dedito mientras y que lleguemos juntos—
– Agghhhggg te estoy llenando el culito de leche aghhhh-
— Sí papitooo, siento tu lechita caliente entrarme por el ano, aghhhghg llegamos a la vez, gracias—
— Todo muy lindo pero a mí me dejaron caliente ¿ no les gusta mi panzota ?–
— Claro que nos gusta, espera que me limpie el culo y enseguida te chupo la concha hasta hacerte gritar—
– Hermoso espectáculo, se me está poniendo morcillona de nuevo, apúrense o me las cojo nuevamente-
— Naaaa, ya no se te para más, eres un viejito gastado, ¿ Contame, ya te olvidaste de mi primita ?–
– No la nombres, ya se me puso de piedra cuando la mencionaste-
— Sos un tarado, calentarte por una niña estúpida–
– ¡ No le digas estúpida a mi tesorito adorado !, cada minuto la amo más y no estoy caliente con ella –
— ¿ Entonces porqué la tienes tan dura ? te la quieres cojer degenerado—
– Te equivocas MeiLi, no quiero sexo con ella, solamente adorarla en silencio y cada tanto tocarle la mano o robarle un besito-
Por suerte entró la hermanita de Ángeles pidiendo que la llevasen a tomar un helado.
Para olvidar un poco los dramas actuales me ofrecí a llevarla pero en la puerta nos paró la madre: para salir de la casa deberían ir ambas hermanas.
Me sorprendió mi angelito al aparecer bien vestida para salir, con una elegante pollerita que le quedaba algo corta más las medias y zapatos de la escuela.
Caminaba por el camino de tierra con una chica de cada mano mientras mi corazón estallaba de felicidad y un poco más sufría un infarto allí mismo.
Los deditos de la mayor presionaban mi mano como pasando mensajes, sin querer me estaba trasmitiendo sus pensamientos de modo dactilar, una pena que no la comprendiese pero la tibieza de sus deditos alcanzaban para llenar años de triste soledad.
Tuve que reconocer que toda mi vida me había privado de hallar un amor verdadero, el actual sería imposible pero no importaba, pensar en mi angelito era hacer salir el sol entibiando el universo.
Nos sentamos en una plazoleta con sendos helados, la más chica se devoraba eso sin compasión pero la hermana mayor tomaba el suyo con mucho decoro.
Tuve que pasar mi pañuelo por sus bocas para limpiarlas pero al llegar a la mayor lo hice empleando mis labios, igual estábamos en total soledad y nadie vería que casi estaba besándola a Ángeles mientras la limpiaba delicadamente.
Estábamos sentados en el pasto mientras ella se acomodaba de modo que pudiese espiar bajo su vestidito notando que hoy usaba una bombachita celeste, susurándole -gracias, te amo-
Al rato me dolía la espalda sentándome contra un árbol e inmediatamente Ángeles se acomodó usándome como respaldo mientras no sabía que hacer con mis manos.
Lo más decente era abrazarla por la cintura pero quería acariciarle el cabello mientras aspiraba su cabecita.
Su hermanita fue a jugar hasta un columpio cercano quedando solitos enfrascados en nuestros pensamientos mientras enredeba los dedos en su pelo, ninguno se animaba a hablar.
Para romper el incómodo silencio ella me tomó la mano para ver mi reloj de cerca, decía que tal vez le regalasen uno para su cumpleaños mientras acercaba mi mano a su pecho, sin querer le estaba tocando las pezoncitos y al soltarme dejé la mano apoyada allí.
No podía moverla por parecer que le estaba sobando los pechitos cuando ella misma se acomodó para que me animase a tocarle las tetitas, esta vez abrí bien la mano para acariciarle los pechos mientras se giraba para que la bese.
Yo temblaba por la emoción y el temor, sin saber si para ella era un juego o realmente deseaba sentir este contacto íntimo.
Sus labiecitos separarse al besarnos me disipó las dudas, parecía que ambos habíamos caído en las redes del otro.
Habrán sido minutos pero me parecían siglos de tener tan cerquita abrazada a mi angelito, nos cortó Celeste burlándose de la hermana "tiene novio, tiene novio".
Tuve que sentarla al lado nuestro para explicarle que lo nuestro no era convencional y debería guardar el secreto de habernos visto besándonos, respondió que no habría problema si le compraba otro helado.
Volvimos a la heladería de la mano y esta vez su manita tomaba la mía con mucha más confianza, ya nos sentíamos novios aunque no pudiésemos ocultar la diferencia de edades.
Esta vez compré bastante helado para llevar devuelta a la casa y nos sentamos todos en la cama de Martita para degustar la golosina.
Ángeles apoyaba todo su cuerpito en mí mientras la abrazaba, parecía estar comunicando nuestro secreto a sus amigas mientras nuevamente me ponía rojo de vergüenza pero las chicas grandes solamente sonreían en complicidad de este amor tan dispar.
Al salir su hermanita directamente me ofreció sus labios enchastrados con helado para que la limpiase con mi boca, creo que este beso selló las puertas del infierno y ya no existían cosas malas en este mundo, el paraíso se abría junto con sus labiecitos dulces mientras le comía la boquita por tiempo indefinido.
Solamente el carraspeo de MeiLi al volver la hermanita nos logró separar.
La chiquita anunciaba que estaba preparada la mesa para comer y todos salimos hacia el comedor, mi angelito decía que ya iba pero necesitaba atarse bien las agujetas de sus tenis, entendí que buscaba un instante de privacidad tomándola de la cinturita mientras le decía que la amaba con locura y todo este tiempo moría por robarle un besito o rozar su manos.
Esta vez pude besar toda su carita hasta llegar a sus labiecitos besándola con todo el cariño acumulado en mi vida, le estaba entregando el alma a mi angelito divino.
Sonriendo pícaramente me preguntó si deseaba besarle las tetitas pero decidimos ir a comer, sería sospechoso demorar tanto.
Por suerte nos tocaron sillas juntas y podíamos aprovechar cada gesto para rozarnos los brazos y manos hasta que una mirada seria de Marta nos indicó que moderemos los juegos para no ser descubiertos.
Ya me quedaba en la casa como si fuese de la familia, conversando con la señora me contaba que el marido estaba en prisión por una pelea con heridas graves estando borracho.
Se lamentaba que el esposo malgastó todas las ganancias del local en juegos de azar y bebida debiendo hacer malabares para cubrir todos los gastos.
Cuando dijo alegrarse que ahora había un hombre en la casa me alarmé, yo solamente había venido para cojer con algunas de las putitas de aquí y no sabía nada de mantener un burdel.
Algo atemorizado que fuese una estafa, le dije que disponía de algunos ahorros y podría ayudarle a restaurar la casa.
Emocionada me abrazó agregando que a sus hijas les faltaba una figura paterna, los únicos hombres que veían eran los clientes que solamente buscaban revolcarse un rato.
Mencionó que la combi que llevaba y traía a sus hijas del colegio era costosa y sería una gran ayuda si lo hacía con mi automóvil, además de ir a buscar la mercadería para comer diariamente.
Ya me habían agarrado para sirviente pero podría ver diariamente a mi angelito, que más podría pedir en esta vida.
En el fondo de la casa había una gran galería techada sugiriendo que podríamos aprovechar el techo agregando varias habitaciones, la señora asentía colgándose de mi brazo como si fuese su marido y de nuevo tuve temor de estar metiéndome en arenas movedizas pero había prometido ayudarla.
El costo total era elevado, pero comparable a lo que hubiese gastado de vacacionar en una isla caribeña, hicimos una lista de los materiales y obreros necesarios, muchos serían los mismos clientes logrando pagarles en especia.
En medio de la conversación apareció su hija mayor y la tomé de las manos para contarle las novedades, podría tener su propia habitación y más comodidades en la casa.
La niña me abrazó fuerte dándome besos en la mejilla mientras me derretía por dentro su efusivo cariño, la madre decía que desde el primer día la nena ya se me pegaba como si fuese el padre.
Si supiese que nuestros sentimientos no eran precisamente filiales…
En un papel grande dibujábamos las futuras paredes mientras la peleaba diciendo que la habitación de ella sería sin ventanas y con la puerta hacia el campo para que entrasen animales salvajes de noche.
Reíamos como una familia feliz y casi nos besamos en la boca mientras bromeábamos, Ángeles salvó la situación diciendo que algo le había entrado en el ojo pidiendo que le soplase allí mientras acercaba la carita.
Al final quedamos los dos solos sentados en la galería, estaba oscureciendo y refrescaba el clima a esta hora.
Se sentó en mi falda para que la abrace dándole calor y tomándole la mano le besaba cada dedito, adorando cada uñita mientras le decía que era hermosa y deseaba besarle cada trocito de piel.
La niña se estremecía de escalofríos tal vez pensando que eso implicaba besarle partes del cuerpo que estaban ocultas por la ropa.
Al final me abrazó y por vez primera iniciaba un dulce beso sin importarle que su madre pudiese vernos.
Luego de la cena estaba por retirarme pero me recordó que debería leerle un cuento antes de dormir, era mi obligación como papito postizo.
Me asombraba su modo de manejar las situaciones sin hablar de más delante de todo el mundo en la mesa.
Esta vez no vino la chinita y me senté esperando que se cambiase mientras fingiendo voz de bebita farfullaba que la desvistiese ya que ella no sabía hacerlo.
Me temblaban las manos como padeciendo Parkinson al desabrocharle la blusita viendo aparecer sus hermosas tetitas, eran pequeñas no necesitando soutien aún y le dí un casto besito a cada una.
No me animaba a quitarle la pollerita hasta que ella misma se la bajó, su imagen solamente vistiendo bombachita me tenía hipnotizado, solamente murmuraba que era hermosa mientras buscaba el camisolín para dormir.
Antes de ponérselo quise abrazarla así en pura piel, sintiendo sus bracitos que me aferraban el cuello pero no me animaba a acariciarle el cuerpito, solamente pude enredar mis dedos en su cabello mientras nos besábamos suavemente.
Ya sentado, estaba leyendo mientras le agarraba una mano, no lograba leer ni un renglón completo sin agacharme a besarle los deditos, cada tanto le miraba los pezoncitos erguidos bajo el transparente camisolín y temí cometer alguna barbaridad decidiendo irme luego de darle un apasionado beso de buenas noches.
Ya en el cuarto de Marta, ella estaba preparando un bolso con su ropa, algo triste informaba mudarse a una casa del centro donde tendría cerca todas las comodidades para el parto.
Nos abrazamos mientras trataba de alegrarla sugiriendo que podríamos despedirnos con una rápida cojidita por el culo, sus carcajadas la hicieron doblar mientras se quejaba de molestias en la panzota.
Me ofrecí a llevarla en mi automóvil pero el taxi ya la estaba esperando.
Como despedida me dijo que su amiga la reemplazaría en todo y podría cojérmela todas las veces que desease, esta vez las risas eran mías.
Quedando solos con la oriental mientras se aferraba a mi brazo diciendo temerosa que al otro día ya comenzaba a trabajar, traté de tranquilizarla recordándole que ella ya sabía las condiciones de este empleo pero sollozaba abrazándome y terminamos en un beso tremendo, ninguno quería apartar la boca del otro.
Se quejaba que habían clientes gordos o viejos y brutos, recomendándole no dejarse tocar mucho si no le agradaba la persona; no sabía cómo decirle que igualmente todos se la iban a cojer.
Le recordé que vigilase mucho la higiene y su salud, además que no permitiese relaciones anales de no sentirse muy cómoda con el hombre en cuestión.
Ya no sabía qué aconsejarle, a fin de cuentas era una puta más de este burdel y debería cojérmela mucho antes de estar muy usada pero compartíamos ciertos secretos que me hicieron encariñar con ella.
(Continuará ?)
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