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Masturbacion Masculina

Me gusta mucho Eduardo

Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
A principio de curso, en septiembre, me tocó en una clase en la que no conocía a nadie. Recuerdo que los primeros días iba muy nervioso, porque a mí no se me da muy bien eso de hacer amigos. Me fijé en Eduardo, tiene el pelo negro oscuro, unos ojos azules muy claros y un cuerpo bastante atractivo. Yo soy delgado, con la piel bastante clara y el pelo marrón. Los dos tenemos 15 años.

Todas las mañanas, Eduardo me saludaba al llegar a la clase, pero yo sólo le respondía un simple "hola" porque no me atrevía hablar con él. Me gustaba tanto que me daba miedo decir o hacer algo que le molestara y pensase mal de mí. Estaba lleno de dudas, porque me preguntaba si era normal que me gustara tanto una persona de la que no conocía más que su físico.

Siempre pensaba que debía quitarme todo aquello de la cabeza, que no eran más que bobadas, que estaba claro que a Eduardo no le gustaban los chicos. Aunque de esto último a veces dudaba, ya que a veces escuchaba comentarios del grupo de amigos de Eduardo que sugerían que era así, y él siempre agachaba la cabeza cuando lo decían.

Otra cosa es uno de los primeros días del curso mientras el profesor no había llegado yo estaba de pie, y Eduardo vino y me abrazó por detrás. En ese momento me morí de vergüenza, no sabía qué hacer. Así que le dije que por favor me soltara antes de que entrara el profesor.

Otro día en clase de gimnasia estábamos haciendo volteretas en colchonetas. Yo fui a cojer mi colchoneta, que pesaba mucho y me la cargué sobre la cabeza. Pero me tropecé y me caí al suelo con la colchoneta encima. Fue una estupidez, no me hice daño, pero Eduardo vino, me quitó la colchoneta de encima y me abrazó desde atrás para levantarme. No sé si fueron cosas mías pero me pareció que me abrazaba con mucha fuerza.

Todo esto me llenaba de dudas. Con el tiempo empecé a acercarme a su grupo de amigos y pasar tiempo con ellos. Todo era normal. Inevitablemente empecé a entablar amistad con Eduardo, llegando al punto de que había tardes que las pasaba enteras hablando por chat con él sobre un montón de cosas y a veces yo iba a su casa a jugar a la play o él a la mía.

Una de esas tardes me dijo que iban a estrenar la película de Lincoln en el cine y me dijo que le gustaría ir a verla. Pero que los otros amigos no iban a ir ese fin de semana y no quería ir a verla solo. Le pedí permiso a mis padres para que me dejaran ir y me dijeron que sí.

La semana siguiente fuimos los dos al cine del centro comercial a las 3 de la tarde y entramos en la sala para ver la película. No había mucha gente a esa hora, creo que éramos menos de 10 personas en la sala y estábamos muy separados unos de otros. 

Eduardo y yo estábamos arriba a la derecha viendo la peli, más o menos a la mitad de la peli fue cuando puso la mano en mi muslo. Le pregunté que qué estaba haciendo y me dijo: 

E: Sabes me entraron ganas de tocarme.

Ahí me puse nervioso enseguida, le dije que esperara a que llegara a su casa a lo que el me dijo: 

–Es que tengo muchas ganas.
-Pero no puedes hacerlo aquí.
–Qué mas da, nadie lo va a ver.
-Pero yo sí y quiero ver la peli.

Luego estuvo en silencio unos minutos y me dijo que si alguna vez me había tocado al lado de otra persona. Yo le dije que no. Me dijo:

–¿Y si lo hacemos los dos ahora?
-Claro que no.
-Venga, nadie se va a dar cuenta.

Yo no paraba de decirle que no, estaba nervioso y sentía un montón de vergüenza. Pero en el fondo tanto hablar sobre eso había terminado calentándome. Eduardo puso la mano en la cremallera de mi pantalón y me dijo:

-¿Ves? Si tú quieres hacerlo, no mientas.

Ahí me bloqueé, no supe qué hacer o decir. Me quedé quieto y el me desabrochó el pantalón y empezó a manosearme la ropa interior. Yo miraba a todos lados para comprobar que nadie nos veía. Quería decirle que dejara dejara de hacerlo pero no me atrevía. En el fondo me estaba excitando mucho.

-Hacemos una cosa, yo te lo hago a ti y tú me lo haces a mí.

Se sacó la verga de su pantalón, casi no se veía en la oscuridad, solo la silueta. Yo ya estaba super excitado y sentía ganas de hacer lo que él me pedía. Y lo hice. Sentí su verga en mi mano. Estaba caliente y era suave. La palpaba con mi mano y parecía tener un buen tamaño, aunque no sabría decir cuánto medía. Estaba bastante dura y me dijo que no me quedara quieto. Así que empecé a masturbarle.

Yo no me creía lo que estaba haciendo. Pero Eduardo dejó de manosearme y me sacó mi verga y empezó a masturbarme. Me sentía extraño. Nunca antes había hecho algo parecido y se sentía muy bien. Lo hacía despacito y suave.  Traté de hacer lo mismo que hacía él y poco a poco el lo hacía más rápido y yo también.

Podía escuchar la respiración de Eduardo, yo me puse la mano en la cara para que no se escuchara. Estaba nervioso y sudando, pero se sentía más rico que cuando lo hacía yo solo. Él me puso su otra mano debajo de la camiseta, acariciándome y me calentaba un montón. Su verga se empezaba a poner húmeda y mi mano se deslizaba mejor. 

La peli seguía pero ya no me importaba nada, solo me preocupaba de lo que estaba haciendo y de que las pocas perdonas que habían al otro lado de la sala no se dieran cuenta. 

Bajé hasta sus bolas y empecé a tocarlas. Creo que le gustó, porque empezó a respirar más fuerte. La velocidad de la paja iba aumentando. No sabía cuanto tiempo había pasado. Llego un momento en que no pude más y me vine. Eso fue genial. Sentía calambres en la espalda, respiraba fuerte y botaba mi semen en la mano de Eduardo. Nunca había sentido algo tan rico. 

Un poco más tarde la vega de Eduardo se empezó a poner más dura y noté como latía y se me empezaba a mojar la mano de su semen caliente. Pude oír cómo se le escapo un pequeño gemido. 

Después aparté la mano y él la suya. Ya se había acabado el placer y los dos estuvimos en silencio el resto de la película. Olía a semen. Fue una eternidad hasta que acabó la peli y se encendieron las luces. 

Aún tenía la mano llena de semen y me di cuenta de que el sillón de delante y mi camiseta estaban salpicados. Nos quedamos los últimos para limpiar todo el desastre con las servilletas antes de salir. Me limpié la mano, el sillón y la ropa y me abroché la chaqueta para que no se vieran las manchas en la camiseta. Él también se limpió y salimos rápido para que nadie se diera cuenta.

Luego compramos algo de comer y seguimos hablando y dando una vuelta por el centro comercial. El actuaba como si nada hubiera pasado, pero yo seguía dándole vueltas y me sentía culpable por lo que habíamos hecho. Luego cogimos el bus y volvimos cada uno a nuestras casas.

Las semanas siguientes Eduardo era mucho más amable conmigo. Y un día en el instituto cuando estábamos solos me dio las gracias por haberle acompañado al cine. Sonrió y por sorpresa me besó. Creo que me puse bastante rojo porque me ardía la cada. Me besaba con los ojos cerrados y yo tenía miedo de hacerlo mal, porque esa fue mi primer beso. Me gustó la sensación de tener su boca junto a la mía, él lo hacía de forma suave.

Ese beso fue la semana pasada. El otro día estuvimos hablando y me dijo que sentía cosas por mí. Me dijo que le gustaba mi forma de ser y que era un amigo muy especial. Yo también le dije todo lo que ya he contado al principio del relato, que me gustaba pero tenía miedo de decírselo.

Y es que en verdad él me gusta mucho. Ya no me gusta solo su físico como en septiembre. Me encanta la forma que se comporta conmigo y me lo paso muy bien con él. Pero a veces pienso que si a lo mejor nos estamos equivocando. Me asusta volver a hacer algo como lo del cine otra vez, o peor, pasar a algo más. No hemos vuelto a hacerlo y hemos hablado poco de ello. Me gustó hacerlo pero a veces me siento culpable y me austa lo que piensen los demás si enteran. Y la verdad es que tengo muchísimas dudas.

Gracias por leer el relato.

1780 Lecturas/1 octubre, 2018/0 Comentarios/por sexosintabues
Etiquetas: amigo, amigos, bus, semen, verga
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